Fiebres eruptivas.
VIRUELA

       Sinonimia. - Viruela (español), Variole (francés), Small?pox (inglés).

      La viruela no se conocía en el Anahuac antes de la conquista, pues la historia dice que, por el mes de Agosto de 1520, un negro que venía en la expedición de Pánfilo de Narvaez, introdujo una epidemia que parece fué de viruela. Esta invadió á la Capital ocasionando la muerte de Cuitlahuatzin, hermano de Moctezuma y sucesor del trono.

      Geografía.- En la República Mexicana es más común la viruela en la primavera y el principio del verano que en el invierno (26 y 27). Este hecho está en oposición con las doctrinas generalmente admitidas de que en todos los países la influencia del invierno es más notable.

      En la tierra templada y en la fría es más frecuente la viruela que en la tierra caliente, lo cual se puede explicar ó por la poca comunicación que, tienen los Distritos de la zona caliente con el resto de la República, vistos los caminos tan difíciles y peligrosos, ó también porque es bien sabido que en un aire húmedo y caliente el virus vacuno se descompone pronto que en el aire seco y frío y es muy probable que lo mismo pueda pasar con el virus variólico. Del primer hecho tenemos numerosas pruebas en el Consejo de Salubridad, a donde con frecuencia vienen pedidos de tubos con linfa vacunal, pues generalmente cuesta trabajo que prenda la vacuna en esos lugares, lo que no pasa en las otras zonas de la República.

      Se puede decir que la viruela es general á toda la República, pues aún cuando en las cartas números 26 y 27 se ven Estados como los de Sinaloa, Coahuila, Territorio de la Baja California, Colima, Querétaro, Morelos y Campeche en los que no está señalada esta enfermedad, no creemos que sea en ellos desconocida, sino que en las contestaciones respectivas á los cuestionarios se omitió decirlo. Es esto tanto más probable cuanto que en la oficina del Consejo de Salubridad tenemos noticia de numerosos pedidos de tubos de vacuna para todos esos Estados.

      Puede decirse que la viruela es mas frecuente en la zona de la República comprendida por una parte entre los 16° y 24° de latitud, y por otra entre los 6° longitud 0. y los 4° longitud E. del Meridiano de México.

      De esta zona deben exceptuarse los Estados de Colima, Querétaro y Morelos; el Partido de Juchipila, en Zacatecas; el de Aguascalientes, en Aguascalientes; el Departamento de León, en Guanajuato; el 7° Distrito de Nuevo León, el Distrito del Sur y el 4° Distrito, en Tamaulipas; los Cantones de Ciudad Guzmán y Mascota, en Jalisco; el Partido de Santiago Ixcuintla, en el Territorio de Tepic; los Distritos de Tacámbaro, Apatzingán, Coalcomán y Jiquilpan, en Michoacán; los Distritos de Ixmiquilpan, Metztitlán y Zimapán, en Hidalgo; todos los partidos de San Luis Potosí, excepto los de Tancanhuitz, Mineral de Catorce y Guadalcázar; los Distritos de Puebla , Alatriste, Atlixco, San Juan de los Llanos, Matamoros, Zacapoaxtla, Zacatlán y Chiautla, en Puebla; los Cantones de Huatusco, Misantla, Chicontepec, Jalapa, Ozuluama, Túxtla, Papantla y Tantoyuca, en Veracruz; los Distritos de Abasolo, Alarcón, Bravos, Galeana, Guerrero, Hidalgo, La Unión, Mina y Tabasco, en Guerrero; el Distrito del Centro, los de Choapan, Jamiltepec, Juquila, Pochutla, Teotitlán, Tehuantepec, Tuxtepec, Tlaxiaco y Yautepec, en Oaxaca.

      Los Estados en que se nota más la viruela , son aquellos que están en la Mesa Central, como son Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, México, Puebla, Tlaxcala y Distrito Federal.

      Varias han sido las epidemias de viruela que han asolado el territorio mexicano. Se puede ver en la carta número 28 que la enfermedad se ha presentado epídemicamente en todos los Estados de la República.

      De las epidemias que tuvieron lugar en la época colonial tenemos muy pocos datos. Ya hemos dicho de la que tuvo lugar al principio de la conquista; después de esa ocurrió en Nueva España otra epidemia memorable de viruela en 1762 que duró seis meses é hizo perecer á 10,000 personas. En 1779 hubo otra epidemia que ocasión ó gran número de víctimas, por lo que el Arzobispo D. Alonso Núñez de Haro y Peralta abrió un hospital en el Colegio de San Andrés, y el cual dotó mas tarde, permaneciendo hasta la fecha con el nombre de Hospital de San Andrés. Otra epidemia tuvo lugar en 1794, la cual parece que ocasionó menos víctimas que la de 1779.

      De la Independencia a la fecha, según los datos que hemos recibido, se registran las epidemias que siguen:

      En 1828 y 1829 en el Estado de Oaxaca.
      En 1833 en el Estado de Colima.
      En 1841 en el Estado de Guerrero.
      En 1845 y 1849 en el Estado de Oaxaca.
      En 1850 en los Estados de Chiapas, México y Veracruz.
      En 1851 en el Estado de Colima.
      En 1852 en el Estado de México.
      En 1853 y 1854 en los Estados de Chiapas, Oaxaca y Yucatán.
      En 1855 en los Estados de Guerrero, Hidalgo, Yucatán y Zacatecas.
      En 1857 en los Estados de Hidalgo y Oaxaca.
      En 1858 en los Estados de Chiapas, Guerrero, México y San Luis Potosí.
      En 1860 en los Estados de Chiapas, Colima, Hidalgo y México.
      En 1862 en el Estado de México. En 1863 en el Estado de Guanajuato.
      En 1864 en los Estados de Guerrero, México y Oaxaca.
      En 1865 en los Estados de Guerrero, Hidalgo México y Oaxaca.
      En 1866 en los Estados de México y Oaxaca.
      En 1867 en el Estado de Oaxaca.
      En 1868 en los Estados de México y Oaxaca.
      En 1869 en el Estado de Oaxaca.
      En 1870 en los Estados de Guerrero é Hidalgo.
      En 1871 en los Estados de Hidalgo, México y Sinaloa.
      En 1872 en los Estados de Chiapas, Hidalgo, México, Oaxaca, Veracruz y Zacatecas.
      En 1873 en los Estados de Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
      En 1874 en los Estados de Colima, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca,
           Sinaloa y lo que ahora es Territorio de Tepic.
      En 1875 en los Estados de Durango, Guerrero, Oaxaca y Yucatán.
      En 1876 en los Estados de Hidalgo y Oaxaca.
      En 1877 en los Estados de Jalisco, México y Oaxaca.
      En 1878 en los Estados de México, Oaxaca, Puebla, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
      En 1879 en los Estados de Colima, Guanajuato, México, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
      En 1880 en los Estados de Chiapas, Durango, Guerrero, Hidalgo, México,
           Oaxaca, Puebla y Veracruz.
      En 1881 en los Estados de Guerrero, México, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora,
           Veracruz y Zacatecas.
      En 1882 en los Estados de Chiapas, Durango, Guerrero, Hidalgo, México,
           Oaxaca y San Luis Potosí.
      En 1883 en los Estados de Chiapas, Hidalgo y Oaxaca.
      En 1884 en los Estados de Chiapas, Durango, Oaxaca Veracruz y Yucatán.
      En 1886 en el Estado de Sinaloa.
      En 1887 en el Estado de Puebla.
      En 1889 en el Distrito Federal, y muy particularmente en la capital.

      Etiología.- Es bien sabido que la enfermedad de la viruela se engendra por la trasmisión del hombre enfermo al hombre sano. La materia contagiosa se halla contenida en el líquido de las pústulas, el cual, según las experiencias que se han verificado, tiene su máximum de actividad cuando comienza a enturbiarse. Al venir la desecación de las pústulas las costras conservan á un alto grado el poder contagioso, como lo atestiguan multitud de individuos que han debido el desarrollo de la enfermedad al contacto mediato ó inmediato con esas partículas secas desprendidas de los variolosos.

     La naturaleza del veneno es todavía dudosa, aunque investigaciones recientes parecen demostrar que está constituido por organismos inferiores, pues en las pústulas variólicas se han encontrado micrococos, según varios autores y en particular Klebs quien dice: que estos parásitos se agrupan siempre por series de cuatro [mícrococus titragenus]. Vareggi ha notado la presencia de estos microorganismos en gran cantidad en las pústulas que tienen de 3 á 7 días y ha notado que persisten durante muchos años en las costras desecadas.

      Este autor ha demostrado que estos micrococos son los agentes patógenos de la viruela, porque inoculando la quinta generación de su cultivo á dos enfermos de los cuales uno tenía cirrosis del hígado y el otro una enteritis, á los dos se les ha hecho contraer la viruela.1

      Como el veneno se halla contenido, como hemos dicho, en las pústulas variolosas y en las costras producidas por ellas, se comprenderá que el contagio se puede verificar, tanto por la inoculación como por intermedio del aire, los vestidos y las localidades.

      Los ejemplos de transmisibilidad por inoculación son tan antiguos como indudables y no nos ocuparemos de ellos por lo mismo. Vamos á tratar, pues, brevemente de la transmisión por medio del aire, los vestidos y las localidades.

      La transmisión de la viruela por medio del aire es la más común y la mas antiguamente reconocida. Nadie duda en la actualidad que haya habido muchos casos de contagio por la permanencia de una persona, aunque sea un breve rato, en la atmósfera confinada de la pieza donde se halla un enfermo de viruela; pero también. está probado que al contrario de lo que pasa con el tifo y el cólera, el virus variólico puede ser transportado por el aire á distancia de muchos metros.

      En comprobación de ésto, y véase lo que dice Poincaret: 2

      "Un viajero atacado de un principio de erupción variólica, llegó á Nancy en donde no había habido ningún caso de viruela desde hacía mucho tiempo. El hostelero le hizo transportar a un cuarto amueblado fuera de su establecimiento. Por ser tiempo de estío se dejo la ventana de esta pieza constantemente abierta; del otro lado de la calle y enfrente vivía una señora que por causa del calor dejaba también abierta su ventana. Por motivos particulares no salía nunca. No había tenido absolutamente ninguna relación, ni aun indirecta con las personas de la casa del enfermo, y sin embargo, al cabo de quince días sucumbió de viruela."

       Los autores citan también varios casos de contagio en personas que han asistido a los funerales de los variolosos, lo mismo que en los sepultureros que han practicado las exhumaciones de los cadáveres, y ésto aun después de muchos años de verificada la inhumación.

     La transmisión por los vestidos y objetos de lienzo que han estado en contacto con el enfermo ó cerca de él es también incontestable. Todo médico que tenga alguna práctica habrá podido observar varios casos de desarrollo de la enfermedad, tanto en las lavanderas como en sus familias, así como que alguna persona y á veces el médico mismo lleva en las ropas la materia del contagio. Las hilachas han transmitido también la enfermedad muchas veces y han sido causa del desarrollo de epidemias en varios puertos de mar y en las papelerías. Además de los hechos citados por el Dr. Lewis de New York y por los Dres. Oiotmann de Leipzik y el Dr. Soulier de Lyon, el Dr. Gibert ha demostrado que en el Hayre la mortalidad por causa de viruela en los diversos barrios de la ciudad está en razón directa del número de traperías.

      La permanencia en los locales que han estado habitados por enfermos de viruela puede ser también causa del desarrollo de la enfermedad. En el Consejo de Salubridad hemos tenido noticia de algunos pasajeros que se han enfermado por habitar una pieza que acababa de ser desocupada por un varioloso. Los carruajes, vagones y otros vehículos análogos de conducción han sido también causa de la transmisión de la enfermedad, como se puede ver sobre todo, en varios de los escritos de los médicos americanos.

      Profilaxia.- Se sabe por la experiencia de muchos años, y nosotros desde 1804 en que Arboleya y Balmis introdujeron la vacuna en la Nueva España, que la viruela es una enfermedad que se puede prevenir y que el único preservativo eficaz es la vacuna. La viruela es una enfermedad que produce la muerte muy frecuentemente, que á veces origina la pérdida de la vista y que siempre produce cicatrices que desfiguran la fisonomía de las personas. Como los peligros del contagio de la viruela son numerosos é imposibles muchas veces de evitar, es de suma importancia para nosotros el recibir el beneficio de la vacuna. Las poblaciones deben estar también muy interesadas en la propagación del benéfico preservativo, pues los resultados que ha producido siempre en todos los países son verdaderamente notables. En Suecia el término medio de defunciones por un millón de habitantes era antes de la introducción de la vacuna (1774-1801) de 1,973; durante el período en que no era obligatoria la vacuna (1802-1816) de 479, y durante el período de la vacuna obligatoria (1817-1877) de 189.

      La vacuna fué introducida á Inglaterra al principio del presente siglo y desde 1853 se ha declarado obligatoria. En este país el número de muertos de viruela por millón de habitantes cada año ha sido el siguiente: Al fin del siglo pasado 3,000 de 1841 á 1853, 304 de 1854 á 1863, 171.

     Se ve por lo mismo, que las autoridades deben procurar la vacunación de todos los individuos, tanto por el beneficio que resulta á cada uno en particular como muy especialmente por el bien de la comunidad.

      Se comprende que á menos de un contagio inminente no es conveniente vacunar á los niños en los primeros días del nacimiento; lo mismo que á los enfermos y en general á las personas que no disfrutan por el momento de buena salud. Fuera de estos casos es conveniente practicar la vacuna lo más pronto posible.

      En la República se usa exclusivamente para la vacunación de la vacuna humanizada y era tiempo ya de que se usara de preferencia, como en muchos otros países, de la vacuna animal. En el Congreso Nacional dé Higiene reunido en la Capital en 1884 se aconsejó "se estableciera en la Escuela Nacional de Agricultura y á cargo del profesor de Clínica de aquella Escuela, un Conservatorio vacunal para el estudio, conservación y cultivo de la vacuna animal." Esta providencia es enteramente necesaria porque como dice el Consejo de Salubridad del Estado de Michigán.3 Las razones para preferir el virus bovino al virus humanizado se pueden resumir así:

       Con el virus bovino se obtiene un desarrollo más perfecto de las pústulas vacunales y es de inferirse por lo mismo que confiera una protección mayor contra la viruela.

       Con el virus bovino no hay peligro de comunicar la sífilis si se hace uso de una lanceta completamente limpia.

       El virus bovino surte mejor que el humanizado para la revacunación y es probable por lo mismo que si el primero surte y el segundo falla, quite aquél algún resto de predisposición que no pueda destruir siempre la vacuna humanizada.

       Cuando se necesitan grandes cantidades de virus vacuno como sucede en tiempo de epidemia se pueden obtener más fácilmente por medio de la vacuna animal.

      Es necesario que la operación de la vacuna se practique siempre por un médico competente que es el único que puede juzgar de la oportunidad de dicha operación y resolver todas las cuestiones que se refieren al asunto y muy particularmente si la vacuna es falsa ó legítima. Respecto de la manera de practicar la operación y de las ventajas que resultarán a las poblaciones con la propagación de la vacuna tenemos la circular del Ministerio de Gobernación, de 31 de Mayo de 1882, y que a la letra dice:

      -Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación.-México.-Sección 1ª.-Circular.-La Comisión de Epidemología del Consejo Superior de Salubridad, ha presentado el siguiente dictámen, que fué aprobado por dicha corporación:

      En la mayoría de los Estados de la Federación los servicios públicos de vacuna no están organizados debidamente, de tal manera que en muchas de las Municipalidades la práctica de esta pequeña, pero importante operación, tiene que encomendarse hasta ahora á personas absolutamente extrañas á la medicina. Esta mala organización, además de ser causa de que la vacuna no se practique en esas Municipalidades con la regularidad necesaria, originándose de ahí que gran parte de sus habitantes no estén vacunados, y que la viruela cause entre ellos numerosas víctimas, hace que en muchísimos casos de inoculación la vacuna no dé resultado alguno, atribuyéndose entonces esto á mala calidad de la linfa, siendo así que sólo debiera atribuirse á la poca ó ninguna práctica del vacunador, y da lugar también á que se tomen, y acaso con alguna frecuencia, como verdaderas, vacunas falsas, y que aun se propaguen éstas á otros individuos, dando de esta manera á todos una seguridad aparente que los expone á mayores peligros que si jamás hubiesen sido inoculados, porque confiados en la inmunidad de que se creerán gozar, no evitarán nunca las ocasiones de contagio. Son estos inconvenientes de suma trascendencia y que es importante remediar lo más pronto posible.

      La Comisión de Epidemiología se ha preocupado vivamente por tan interesante asunto, y ha creído de su deber, vista la gran mortalidad que causa la viruela entre los habitantes de los Estados, llamar la atención de este Consejo sobre el particular, para que si lo tiene á bien, proponga á la superioridad las medidas conducentes. Entre éstas, la única á su juicio, capital, es la organización de las oficinas de vacuna necesarias en cada uno de los Estados, de manera que se alcance que en todas sus poblaciones se administre el preservativo con regularidad, y que hasta donde más sea posible practique la operación algún médico, el que podrá examinar á los vacuníferos para ver si la vacuna es legitima ó no.

      Podría creerse á primera vista, que la indicación que hacemos es materialmente imposible de realizar; mas sin embargo, por fortuna no será así para la generalidad de las poblaciones, pues pocas serán, en efecto, las Prefecturas en las que no haya, aun cuando sea un solo médico, al que podrá confiarse la vacuna, quedando obligado á recorrer dos veces al año por lo menos, las diversas Municipalidades que le correspondan, para vacunar en cada una de ellas á todos los niños que antes no lo hayan sido. Arreglada así debidamente la administración de la vacuna en los Estados, podrán ya entonces, si lo juzgan conveniente, hacerla obligatoria, como este Consejo lo tiene iniciado para el Distrito Federal, y de este modo se logrará algún día quizás, impedir que la viruela, enfermedad que está en la mano del hombre hacer desaparecer, no canse ya más víctimas entre los habitantes de nuestra República.

      Los gastos de los Municipios ó de los Estados tendrán que ser mayores, pero tratándose de un asunto tan indispensable para su mejor higiene pública, cualquier aumento debe considerarse pequeño, puesto que con él se salvará de la muerte á millares de individuos, y se impedirá que otros tantos pierdan la vista ó queden para siempre deformes en su fisonomía.

      El Gobierno General, según entendemos, no podrá intervenir en este asunto de otra manera, que encareciendo á los Gobernadores respectivos la urgente necesidad de su más pronta realización. Una iniciativa de este género influirá poderosamente, y por tal motivo no vacilamos en proponerla. Pero teniendo entretanto que quedar la vacuna en el estado que ahora guarda, creemos muy conveniente se imprima la adjunta instrucción sobre vacuna, para que se reparta profusamente, á fin no sólo de que los prácticos á quienes se encomiende la vacuna tengan mayores datos para practicarla y distinguir la verdadera, sino también con el objeto de combatir algunas preocupaciones que reinan acerca de ella, y lograr así que las familias opongan menos obstáculos á la propagación y conservación de tan excelente preservativo, á la vez que ellas mismas, cuando no les fuese posible volver á presentar á los niños vacunados para que sean reconocidas sus pústulas, puedan juzgar de alguna manera acerca de su eficacia. La misma instrucción se acompañará á los tubos con linfa vacunal que se remiten á los Estados, lo que traerá la ventaja de que cualquiera persona, en caso necesario, pueda hacer uso de ellos sin gran dificultad.

      La Comisión, en vista de lo expuesto, propone, pues, á la aprobación de este Consejo, las dos proposiciones siguientes:

      I. Pídase á la Secretaría de Gobernación, que si lo tiene á bien, se sirva encarecer á los Gobernadores de los Estados la necesidad de que se organicen los servicios de vacuna, de manera que en las diversas poblaciones de éstos se administre esa operación con regularidad, y que hasta donde más sea posible quede encomendada á algún médico.

      II. Pídase igualmente á la citada Secretaría acuerde que se imprima la adjunta instrucción, para que se reparta entre los habitantes de la República, en particular entre los de aquellas poblaciones en que no haya médico.

      México, Mayo 18 de 1882.- Nicolás R. de Arellano.- José D. Morales.

      La instrucción de que se trata dice á la letra:

 

BREVE INSTRUCCIÓN SOBRE LA VACUNA

FORMULADA POR EL CONSEJO SUPERIOR DE SALUBRIDAD DEL DISTRITO FEDERAL

      La vacuna es el preservativo eficaz de la viruela; puede administrarse en cualquiera estación ó época del año, y no debe abrigarse temor alguno de que pueda perjudicar, aun cuando haya epidemia de viruela en la localidad en que se practique esa pequeña operación. Muy al contrario, es entonces indispensable vacunar á todos los niños, cualquiera que sea su edad, aun á los recién nacidos.

      Por regla general, conviene que los niños sean vacunados en los primeros meses de su existencia, para evitarles el peligro de contraer la viruela. La inoculación de la vacuna es una operación sencilla, muy poco dolorosa y que bien hecha no tiene peligro alguno, ni puede transmitir ninguna otra enfermedad. Se practica tomando el pus vacuno directamente de un grano ó del que se conserva en tubos: cuando se toma de un grano, haciendo la vacunación de brazo á brazo, debe elegirse un niño sano y robusto, y al cual se haya vacunado por primera vez, siete ú ocho días antes. Se pica el botón de vacuna con la punta de la lanceta ó la de una aguja en distintos puntos, teniendo cuidado de no sacar nada de sangre; se moja entonces la punta de la lanceta con el líquido que ha salido, y tomando con la mano izquierda el brazo del niño á quien se va á vacunar, de manera que se le restire un poco el cútis, se dan tres piquetes; el primero como á dos dedos abajo del hombro, y teniendo cuidado de que los demás queden como media pulgada distantes uno de otro. Los piquetes se hacen introduciendo en el cútis nada más la punta de la lanceta, de manera que no den escurrimiento de sangre, y al sacarla se tiene cuidado de voltear un poco la lámina y de levantarla de modo que se limpie la punta, dejando el pus en el lugar picado. Para cada brazo debe mojarse la lanceta en la linfa de la vacuna. Si se vacuna con el pus conservado en tubos, se rompen las dos extremidades del tubo, se sopla suavemente por una de ellas y se recibe la gotita que sale en la punta de la lanceta; la operación se practica en seguida como se acaba de decir para la vacuna de brazo á brazo.

      Hasta el tercer día de la vacunación nada notable se presenta; sólo después de este tiempo es cuando aparece un botoncito rojo en los puntos picados, el cual va creciendo, dando alguna comezón, y al sexto día se transforma en una especie de vejiguita, que es un poco aplastada y hundida en su centro y que crece hasta el octavo día, formándose un grano cuyos principales caracteres son los siguientes: su tamaño es como el de una lenteja; tiene un color blanquizco como plateado, y alrededor de él se nota el brazo rojo, hinchado y como endurecido; por último, si se pica en un solo lugar, se ve que sólo sale una gotita de un líquido claro y transparente y que no se vacía todo el botón de vacuna. El líquido que contiene, se convierte á los nueve días en verdadero pus; comienza entonces á secarse el grano y á los quince ó diez y ocho días se desprende la costra, dejando una cicatriz que jamás llega á desaparecer, de un color más claro que el resto de la piel y en la que se ven algunos puntitos oscuros. Sólo la vacuna que ha seguido esta marcha, y cuyo grano ofrece á los ocho días los caracteres antes dichos, debe considerarse como buena y verdadera y sólo de esta debe usarse para vacunar á otros niños. Basta que uno de los piquetes produzca un grano así, para considerarse legítimamente vacunado á un niño y preservado por consiguiente de la viruela.

      Es conveniente que los niños vacunados sean reconocidos á los ocho días por el médico, y que se les piquen los granos para sacar la linfa.

      Por último, si después de la vacuna sobreviniere alguna inflamación en el brazo, lo cual muy rara vez acontece, convendrá poner un poco de polvo de haba sobre los lugares inflamados y cubrirlos con algodón cardado.

      Y por acuerdo del Presidente tengo la honra de transcribirlo á vd para que se sirva tomar en consideración lo expuesto por el Consejo, y ordenar, si lo tiene á bien, se reimprima y circule en ese Estado, con la profusión que fuere posible, la instrucción arriba inserta.

      Libertad en la Constitución. México, Mayo 31 de 1882.-Por ausencia del Sr. Secretario, M. A. Mercado.

 

      Como generalmente hablando, los padres de los niños de la clase baja, ya por ignorancia ó bien por temores infundados, no llevan voluntariamente a vacunar á sus hijos, sería conveniente que en todas las municipalidades se pusiera en práctica lo que para la capital ha estado haciendo el Consejo de Salubridad hace mucho tiempo y con muy buen resultado y es, que agentes capaces y bien retribuidos recorren las diversas casas diariamente y por medio de la persuasión y a veces por la fuerza conducen á los individuos no vacunados á la oficina respectiva donde reciben el beneficio de la vacunación. Esta medida es indispensable mientras el Gobierno expide la ley de la vacuna obligatoria para toda la República, que tiene consultada hace tiempo el Consejo de Salubridad del Distrito Federal.

      Como á pesar del empeño de las autoridades para la propagación de la vacuna, la viruela puede presentarse alguna vez en las poblaciones, será necesario tomar en ese caso todas las medidas adecuadas para impedir la propagación de la enfermedad.

      Hemos indicado anteriormente los principales modos de transmisión de la viruela, y hemos visto que puede verificarse por el contacto inmediato ó mediato con los enfermos ó' los cadáveres de dicha enfermedad, por la comunicación con las personas que han estado cerca de los mismos enfermos y cadáveres, por la ropa y efectos de los mismos, y por las localidades que han ocupado; las medidas profilácticas deben tener, pues, por objeto, impedir todos estos diversos medios de propagación. El Consejo de Salubridad ha empleado las medidas siguientes:

       Los médicos están obligados á declarar inmediatamente al Consejo sobre todo caso de viruela que observen.

       El Consejo ordena el inmediato y completo aislamiento del enfermo durante los días que cree necesarios. En el caso de no poderse verificar el perfecto aislamiento se conduce al enfermo al hospital inmediatamente.

       Se procede á la vacunación ó al aislamiento según el caso de todas las personas que han estado cerca del enfermo.

       Se cuida de que asistan al enfermo el menor número de personas que sea posible, y de que estas personas estén vacunadas con éxito ó hayan sufrido la viruela.

       Si el enfermo muere no se permiten los funerales en las iglesias.

       Después de la terminación de la enfermedad, sea por la curación o por el fallecimiento, se procede á practicar la desinfección completa, de la manera que indicamos á propósito del tifo, de la pieza, ropa, y toda clase de objetos que han estado cerca del enfermo.

      Como medidas internacionales el Gobierno tiene acordadas las de la circular de 26 de Agosto de 1887 que á la letra dice:

      Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación.-México.-Sección 1ª.-?Circular. -Siendo muy frecuentes las comunicaciones entre nuestros puertos y otros de la misma República y del extranjero en que suele existir epidémicamente la viruela, esta Secretaría ha consultado en diversas ocasiones la opinión del Consejo Superior de Salubridad sobre las providencias qué debieran adoptarse para precaver el contagio, y siempre dicha Corporación, fundándose en las opiniones del Congreso Nacional de Higiene, en la práctica de varias naciones civilizadas, en diversas razones científicas, y en fin, en la circunstancia de que la viruela se presenta con frecuencia en distintos lugares de la República, pero que existe para combatirla el precioso preservativo de la vacuna, ha sido de parecer que no deben adoptarse las cuarentenas como medio preventivo contra la invasión, pues perjudican inútilmente al comercio; y ha propuesto otras medidas que, aceptadas por este Departamento en casos particulares, han dado los mejores resultados. Ultimamente, con motivo de haberse presentado casos de viruela en la Habana y venir anotas en ese sentido las patentes respectivas, las Juntas de Sanidad de algunos de nuestros puertos del Golfo han sometido á cuarentena á los buques que hacían escala en aquel punto, y habiéndose quejado de esta medida las Empresas interesadas, se consultó de nuevo el dictámen del Consejo que lo ha emitido confirmando plenamente sus opiniones anteriores y proponiendo en lugar de las cuarentenas, la adopción de las prevenciones siguientes:

       Siempre que llegue á puertos mexicanos un buque procedente de lugares donde reine la viruela, se averiguará por las autoridades respectivas, si trae enfermos de esa afección á bordo, ó si los ha tenido durante la travesía.

       Cuando no traiga enfermos ni los haya tenido en el viaje, se le admitirá á libre plática; no permitiéndose en ningún caso la introducción al país de los trapos viejos que conduzca, sino previa su desinfección conveniente.

       Si viene con enfermos ó los ha tenido, la descarga del buque se hará por personas que hayan padecido la viruela ó que estén vacunadas.

       Los enfermos que lleguen serán trasladados inmediatamente al lazareto para su asistencia, y cuando no exista ese establecimiento, á un edificio perfectamente aislado del resto de la población, donde serán atendidos por personas que estén en las condiciones señaladas en la prevención anterior.

       Las ropas y equipajes de los enfermos, así como todos los objetos que hubieran podido ser infestados en el buque mismo ó en el lugar de aislamiento, serán desinfectados, ya sea por el vapor de agua á 100 grados centígrados ó por medio del ácido sulfuroso que se obtenga quemando en una pieza bien cerrada, azufre flor en la proporción de 30 gramos por metro cúbico de capacidad, en cuya pieza se dejarán durante veinticuatro horas, sometidos á la acción del ácido sulfuroso, los objetos y ropas que se trate de desinfectar.

       Se desinfectarán también, por el mismo procedimiento, los departamentos del buque en que se haya asistido á los enfermos durante la travesía.

      Y habiendo parecido al Presidente de la República muy dignas de consideración las razones en que se apoyan las providencias consultadas por el Consejo, se ha servido aprobarlas, disponiendo que se comuniquen á quienes corresponda, para que sirvan de base á las Juntas de Sanidad y á las autoridades de los puertos mexicanos en todos los casos especificados, que ocurrieren en lo sucesivo, y bajo el concepto de que, siempre que proceda la desinfección, se hará por cuenta de los dueños de los objetos, y en su caso, de las Empresas de los buques que se desinfecten.

      En cumplimiento de lo acordado lo comunico á vd. para su inteligencia y fines consiguientes.

      Libertad y Constitución México, Agosto 26 de 1887.?Romero Rubio.

 

SARAMPIÓN

      Sínonimia.- Sarampión (español). Rougeole (francés). Measles (inglés).

      Geografía.- El sarampión es más abundante en el verano que en el invierno, según se puede ver en las cartas números 29 y 30. En el invierno es sumamente raro, pues sólo reina en varios Distritos del Estado de Oaxaca y en cortas porciones de los Estados de Nuevo León, Guanajuato, Puebla y Veracruz. En el verano, que es cuando la enfermedad predomina algo más, se observa principalmente en la zona comprendida entre los 16° y 21° 30' de latitud, sobre todo en la parte S.E. del Estado de Guerrero y en la mayor parte del de Oaxaca. De los Estados del Norte sólo se tiene noticia de que se ha manifestado en el de Nuevo León. En los Estados del Golfo reina en los cantones de Orizaba y Cosamaloápam, del Estado de Veracruz, y en el Partido de Comalcalco del Estado de Tabasco. En los Estados del Pacífico se observa en los Departamentos de San Cristóbal, Comitán y Cantón del Estado de Chiapas; en casi todos los Distritos del Estado de Oaxaca; en los Distritos de Allende, de Alvarez, de Morelos, de Tabares y de Zaragoza, del Estado de Guerrero; en los Distritos de Zítácuaro, Huetamo, Uruápam, Zamora y la Piedad, del Estado de Michoacán y en los Cantones de Guadalajara, Ameca, Autlán y Ciudad Guzmán, del Estado de Jalisco.

      La enfermedad se observa, como se ha podido notar, en porciones cortas del territorio, y tanto en la tierra caliente como en la templada y en la fría, aunque parece ser un poco más frecuente en la tierra caliente.

      Se han observado epidemias de sarampión (véase la carta núm. 31) en la mayor parte de los Estados de la República, con excepción del Territorio de la Baja California, de los Estados de Durango, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Tlaxcala, Morelos y Campeche.4

      En esta carta se puede ver también que los Estados más invadidos han sido los de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, y que en la zona fría de la República sólo han sido invadidas una que otra localidad.

      Las epidemias de que se tiene noticia son las siguientes:

      En 1836 en el Estado de Guerrero.
     En 1843, 1848, 1849 y 1858 en el Estado de Oaxaca.
     En 1861 en el Estado de Chiapas.
     En 1862 en los Estados de Guerrero y Oaxaca.
     En 1864 y 1865 en el Estado de Chiapas.
     En 1873 en los Estados de Oaxaca y lo que ahora es el Territorio de Tepic.
     En 1874 en el Estado de Oaxaca.
     En 1875 en los Estados de Yucatán y Zacatecas.
     En 1877 y 1878 en el Estado de Oaxaca.
     En 1879 en el Estado de Guerrero.
     En 1880, 1881 y 1883 en el Estado de Oaxaca.
     En 1884 en los Estados de México y Oaxaca.
     En 1885 en el Estado de Chiapas.

     En los. Estados de Coahuila, Campeche, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Veracruz, no expresan los datos en qué fechas han tenido lugar las epidemias de sarampión.

       Etiología.- Es bien sabido que la única causa del sarampión es el contagio. Como se han observado en toda la República numerosos casos de propagación, tanto directamente por la permanencia de una persona sana, aunque sea un corto rato, en la pieza de un enfermo, como por las ropas y efectos de toda clase pertenecientes al mismo, y también por intermedio de alguna persona que puede llevar el principio contagioso en las manos ó en los vestidos, no creemos necesario detenernos en señalar ejemplos que demuestren esas diversas maneras de transmisión. La extensión rápida de la enfermedad en una familia, una vez que ha hecho su aparición en uno de sus miembros, es consecuencia de su gran contagiosidad.

      El veneno morbiloso específico que, según varios autores es debido á una bacteria, no es bien conocido todavía, aunque sí se ha podido provocar la enfermedad inoculando a niños sanos con la sangre ú otros productos de secreción de los enfermos.

      Profilaxia. - Como el sarampión ataca de una manera tan benigna en la República, las familias nunca toman precauciones para evitar la propagación de la enfermedad. Es muy raro que en una que otra casa se aisle al enfermo, y esto generalmente de un modo más bien imaginario que real, pues todas las personas de la casa á quienes les ha dado sarampión, están comunicando todo el día con el enfermo y las personas sanas alternativamente. Algunos padres de familia, cuando se enferma un niño de sarampión, suelen reunir a los demás con el enfermo, con el propósito de que contraigan de una vez la enfermedad de un modo benigno, y evitarse el que se vayan enfermando uno tras otro y produzcan múltiples trastornos en el hogar. Esta medida no nos parece conveniente, pues aun cuando el caso primero de sarampión sea de forma benigna, propagándose a uno o varios de los otros niños, podrán estos estar en ciertas condiciones especiales de salud y de receptividad que les haga contraer una forma grave además, aunque los niños de pocos meses se contagian difícilmente, cuando esto pasa no es raro que les sobrevengan algunos accidentes, debidos sobre todo á la bronquitis, que con facilidad toma la forma capilar.

      Si no creemos que en las epidemias vulgares de sarampión se deban tomar por la autoridad medidas especiales, sí las creemos convenientes en esas epidemias que toman cierto aspecto de gravedad, las cuales son extraordinariamente raras en la República. Estas medidas no son otras, sino las que hemos enumerado á propósito de la viruela.

      Como en las escuelas es donde muy frecuentemente contraen los niños el sarampión, más adelante indicaremos, al tratar de la tos ferina, las medidas que para evitar el contagio ha consultado el Congreso Higiénico Pedagógico, reunido el año de 1882 en la capital.

 

ESCARLATINA

      Sinonimia.- Escarlatina (español), Scarlatine (francés), Scarlet Fever (inglés).

      Geografía.- La escarlatina es muy rara en la República, confirmando este hecho la opinión de varios autores que creen, que la enfermedad se aviene poco con la raza latina y que tampoco prospera en los países calientes. Mientras en Londres mueren anualmente 6,000 individuos de escarlatina, en París apenas llega el número de defunciones á 100 por término medio y en la ciudad de México tenemos varios años de 8 á 10 defunciones, no excediendo el promedio de 30.

      La escarlatina casi es desconocida en la República durante el invierno; en el verano (véase la carta número 32) se presenta en algunos Distritos aunque pocos y de la parte central de la República muy especialmente. Los lugares que parece han sido más invadidos son el Partido de Zacatecas en el Estado del mismo nombre, los Distritos de Atotonilco y Tula en el Estado de Hidalgo y el Distrito de Huetamo en Michoacán.

      La enfermedad se ha presentado raras veces bajo la forma epidémica (carta número 33) abarcando porciones muy cortas y diseminadas en las tres zonas de temperatura. Las únicas epidemias cuyas fechas conocemos son las verificadas durante los años de 1822 y 1878 en el Estado de Puebla, el año de 1875 en el de Zacatecas, el de 1882 en Yucatán y el de 1883 en el Estado de México.

      Los datos recibidos no expresan en qué época han tenido lugar las epidemias en los Estados de Sinaloa, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Territorio de Tepic, Guanajuato, Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Morelos y Distrito Federal.

       Etiología.- Aunque la escarlatina es muy rara en nuestro país creemos conveniente estudiar sus principales maneras de transmisión porque sería muy posible que, dadas alguna vez en cualquiera localidad ciertas condiciones meteorológicas especiales, se propagara la enfermedad bajo la forma epidémica grave como le oímos decir al Sr. Lucio que había sucedido, una vez por el año de cuarenta y tantos en la ciudad de México. Además es bien sabido que aun la escarlatina más benigna, al parecer, puede traer consecuencias graves como son las endocarditis y sobre todo las nefritis.

      Se admite por todo el mundo que la escarlatina es una enfermedad eminentemente contagiosa. De la misma manera que con las otras fiebres eruptivas, el contagio se puede verificar tanto por el contacto inmediato con el enfermo ó los objetos que lo rodean como por intermedio de otra persona o del aire, el cual llevando en suspensión las partículas epidérmicas que se desprenden de los enfermos ha podido trasmitir la enfermedad á distancias mucho mayores que las que se trasmite el sarampión.

      En Inglaterra se ha creído, en diversas ocasiones, en la difusión posible del contagio por medio de la leche, y en los Estados Unidos se ha comenzado á sospechar que también el agua puede infectarse.

      La propiedad infectante de los escarlatinosos dura hasta la terminación del estado de descamación que algunas veces se prolonga hasta los setenta ú ochenta días. El virus puede permanecer también mucho tiempo en los objetos que han estado cerca del enfermo y en particular en la ropa: los médicos americanos han visto casos de contagio por, vestidos que habían estado guardados hacía varios años.

      No cabe duda, como antes hemos dicho, de que la predisposición a la escarlatina está mucho menos desarrollada en nuestro país que la predisposición al sarampión y sobre todo a la viruela. Observamos aquí también como en Europa que con los progresos de la edad disminuye la predisposición, la cual parece tener su máximum en los niños de dos á diez años.

      No se conoce todavía la naturaleza de la enfermedad, pues aunque se ha dicho varias veces que se había descubierto en la sangre y los tejidos de los escarlatinosos la presencia de bacterias, esta aserción necesita ser mas ampliamente confirmada. Se ha logrado en ocasiones provocar la enfermedad por la inoculación directa por medio de la sangre de los escarlatinosos.

      Profilaxia.- Las mismas medidas que hemos recomendado para el tifo son aplicables á la escarlatina.


 

*1 Traité élémentaire de pathologie générale par H. Hallopeau, página número 243. París, 1887.

* 2 Poincaret, loc. cit., pág. 112.

*3 Prevention and restriction of small?pox.?Lansing, 1889.

*4 De los Estados de Durango y San Luis Potosí, muchos Distritos no han contestado á la pregunta relativa del cuestionario, si ha habido ó no epidemia de sarampión.