Enfermedades telúricas.
FIEBRES INTERMITENTES.

      Sinonimia. - Fríos, calenturas (español). Fievre, intermittente (francés). Paludal or Malarial Fevers (inglés).

      Geografía.- Las fiebres intermitentes son comunes en todos los Estados de la República exceptuando el de Aguascalientes. Comparando las cartas números 23 y 24 se puede ver que las fiebres intermitentes reinan casi lo mismo en el verano y en el invierno, siendo sin embargo un poco más frecuentes en el verano. Generalmente tienen su máximum al principio y al fin de la época de las lluvias, es decir, en los meses de Marzo, Abril ó Mayo, y mediados ó fines de Octubre.

      Las fiebres intermitentes son más abundantes en las costas y Distritos inmediatos á ellas, y en general en la tierra caliente un poco menos en la tierra templada, y menos todavía en la fría. Atacan tanto á la raza mezclada como á la indígena, y son algo frecuentes en donde las lluvias son moderadas que en donde son abundantes, habiendo sin embargo algunas excepciones. Son también más comunes en los Distritos en que no hiela, ó hiela poco, que en los que hay fuértes heladas. Los Distritos pantanosos son en lo general los más favorecidos; notándose, sin embargo, que en la tierra fría, más frecuentemente que en las otras zonas, se observan Distritos pantanosos en los que no hay fiebres intermitentes en el invierno, aunque sí las hay en el verano, tales son muchos Distritos de los Estados de México, Hidalgo y Puebla.

      Etiología.- Todos los autores están de acuerdo en que la fiebre intermitente es debida á la penetración en la sangre de un microbio especial. Según Klebs, Crudelli y Tommasi, el agente sería el bacillus malariæ, que consiste en esporos ovoideos, que se trasforman en largos filamentos que se segmentan después en esporos. Los han encontrado siempre, tanto en la atmósfera de los terrenos pantanosos como en el sudor, la sangre y el bazo de los febricitantes. Inyectándolos en perros han determinado accesos de fiebre, hinchamiento del bazo y melanemia.

      Para Laveran y Richard, la enfermedad se debe a un parásito que llaman Oscillaria malaria.1 Este parásito se presenta bajo tres formas, que constituyen tres fases diferentes del mismo individuo: 1° bajo forma de filamentos alargados, adelgazados en sus extremidades, frecuentemente encorvados en figura de media luna, que contienen en un punto, granulaciones negras ó de un rojo oscuro; 2° bajo forma de pequeñas esferas trasparentes que contienen una corona de granos de pigmento, arredondados y erizados de filamentos móviles; 3° bajo forma de esferas inmóviles y sin filamentos.

      Las inyecciones practicadas con los cultivos de este microbio, se dice que han reproducido, más ó menos, una fiebre intermitente.

      Pero como los cultivos obtenidos tanto por Klebs como por Tommasi, no han sido enteramente puros, cabe la duda de si la enfermedad que se produce se debe de atribuir al tipo de microbio que describen, ó algunos otros que no han podido separar.

      Sea lo que fuere, decimos del microbio que produce la fiebre intermitente, lo mismo que decíamos del que origina la fiebre amarilla; es decir, que aun cuando no se conozca bien el agente que produce la enfermedad, sí tenemos algunas nociones respecto de las circunstancias principales que influyen en el desarrollo del mismo agente.

      Estas condiciones son tres: la temperatura elevada, la humedad del suelo y las materias orgánicas en descomposición. Hemos visto que por lo que respecta á la República, las fiebres intermitentes son tanto más comunes cuanto más elevada es la temperatura, y que, no tenemos regiones que en todo tiempo se puedan ver libres de las calenturas. Hemos señalado solamente, que en la parte más alta del país desaparecen durante el invierno.

      La humedad del suelo, que es mayor en la tierra caliente y con particularidad en las costas, favorece en esas regiones el desarrollo de las calenturas. Hay en algunas partes del país, y sobre todo en la Mesa Central, algunos terrenos al parecer secos, y que sin embargo, dadas ciertas circunstancias especiales, producen las fiebres intermitentes. Hemos visto varias ocasiones en las ciudades de México y de Puebla, que la apertura de algunas calles, la. construcción de los caminos de fierro, la colocación de las cañerías del agua ó del gas del alumbrado, y en suma, todos aquellos trabajos que remueven de alguna manera los terrenos, pueden hacer que se presente la enfermedad que nos ocupa. Pasa en estos lugares un fenómeno curioso, y es el siguiente: la excesiva evaporación del suelo y la calefacción producida por los rayos solares, producen el desecamiento completo de la capa más superficial del terreno. Quitada esta capa superficial, queda descubierto el subsuelo húmedo ó impregnado de sustancias orgánicas en descomposición, la cual se aumenta con el acceso del aire y la mayor intensidad del calor que reciben las materias. Ha sido muy común en la ciudad de México, el que las calenturas intermitentes vayan siguiendo el mismo camino que llevan las obras de los ferrocarriles, el desazolve de las atarjeas y otros trabajos semejantes.

      Pero cualquiera que sea la temperatura y la humedad del suelo, está probado que se desarrollan miasmas febrígenos, si no tiene sustancias orgánicas en descomposición; por esto es que se observa particularmente la enfermedad en los lugares en que la vegetación es más abundante, como pasa en nuestra Tierra Caliente.

      Además de las circunstancias principales que señalan los autores como más a propósito en los terrenos pantanosos para la producción de las calenturas, hemos observado un hecho muy interesante, que prueba, a nuestro juicio, que no solamente la atmósfera puede originar la enfermedad, sino también el uso de ciertas aguas cargadas de materias orgánicas.

      A fines de Abril del año de 1888 se emprendieron las obras necesarias en el acueducto de San Ángel (Distrito Federal) para colocar unos tubos de barro en unos puntos, ahondar ó cambiar de dirección el mismo acueducto en otros, en los momentos en que comenzó la estación de las lluvias. El agua comenzó á llegar cada día más turbia y con un olor cada vez más pronunciado á moho, apareciendo desde luego multitud de casos de fiebres que al principio no sabíamos cómo calificar los médicos que nos hallábamos en la población. La benignidad de estas fiebres, su larga duración (de más de treinta días generalmente), su no contagiosidad y su aspecto francamente remitente, nos hicieron comprender que se trataba de un padecimiento de origen paludiano; pero eran tan numerosos los casos y tan diseminados en toda la población y aun en lugares situados en colinas, cuyos terrenos estaban enteramente secos, que no sabíamos de pronto á que causa atribuir el desarrollo de esa epidemia. Aconsejamos á las familias, en unos casos su venida á México ó á Mixcoac, y en otros el uso de agua de México ó de otro lugar que no fuera la de la cañería de San Angel y la epidemia desapareció desde luego. Creemos, por lo tanto, como antes indicábamos que el origen de la fiebre intermitente no se halla siempre en el mal aire, como generalmente se ha creído, sino que algunas veces puede estar en el agua de mala calidad.

      Profilaxia. - Las medidas de higiene privada que se deben poner en práctica para no contraer las calenturas intermitentes, son bien conocidas y además no creemos que se deban señalar en este lugar, recordando solamente que en las personas predispuestas y que ya han tenido otros ataques de implaludismo, la única medida preventiva es la emigración de aquellos lugares que producen la enfermedad.

      En lo tocante á la higiene pública podemos tener acción en dos de las condiciones que favorecen el desarrollo de la fiebre intermitente, y son: la humedad de los terrenos y la descomposición de las materias orgánicas. Para lo primero, es decir, para producir el desecamiento de los pantanos se deberá de usar, según los casos, de los canales que conduzcan el agua del pantano á algún arroyo ó cualquiera otro curso de agua natural, á las máquinas que eleven el agua si el terreno está muy bajo y le den salida por canales convenientes, ó bien, á la canalización (drenaje) que podrá bastar en el mayor número de casos. Si estos recursos no se pudieren emplear, la ingeniería dispone de otros varios que podrán aplicarse según convenga. Pero sea cual fuere el procedimiento que se haya usado para la desecación, debe de perfeccionarse la obra, procurando el saneamiento del suelo, para lo cual, lo que se usa en nuestros climas, con muy buen resultado, son las plantaciones del eucalyptus.

 

CÓLERA ASIÁTICO.

       Sinonimia. - Cólera asiático, Cólera morbus (español), Chólera (francés), Asiatic cholera (inglés).

      Geografía. - En la carta número 25 tenemos los Distritos en que ha habido epidemias de cólera. Se puede ver en esta carta que la enfermedad se ha observado de Norte á Sur y de Oriente á Poniente en toda la extensión de la República, notándose sin embargo, uno que otro espacio en blanco que indican que nunca ha dado allí el cólera. Mas como hemos dicho en la introducción, necesitamos rectificar este punto y no queremos por ahora sacar ninguna consecuencia que podría tal vez resultar inexacta. En la República se han observado dos grandes epidemias de cólera: una el año de 1833 y otra el de 1850.

      Veamos cuál fué el camino que siguió la enfermedad para llegar hasta nosotros. El año de 1830, después de haber invadido el cólera la Persia, la Asiria y la Arabia, se extendió por los bordes del mar Caspio; de Astrakán pasó rápidamente á Moscow y á gran parte de la Rusia, invadiendo la Polonia en 1831; de allí se extendió por toda la Alemania, llegando á la Gran Bretaña en 1832; de la Gran Bretaña pasó á Francia por Calais en Marzo de 1832; de allí á España y Portugal y en seguida á la América del Norte. De los Estados Unidos pasó a la República Mexicana en la primavera del año de 1833, extendiéndose en todo el territorio, excepto en los Estados de Campeche, Chihuahua, Sonora y Tamaulipas, de cuyos Estados los datos recibidos no expresan que haya dado el cólera en ellos en el año de que se trata.

      La marcha de la epidemia de 1850 fué igual enteramente á la de 1833: estalló el cólera en la India en los años de 1841 y 1842; se extendió al Este y al Oeste, invadió, la Persia, los bordes del mar Caspio y se introdujo á Europa por Astrakán; de allí pasó á Moscow y luego á San Petersburgo en 1848. Ese mismo año invadió Alemania, Austria, Holanda, pasando á Inglaterra y de aquí á Francia y España en 1849. De Europa se dirigió á la República Mexicana en la primavera de 1850, pareciendo notarse que á la vez que penetraba por el Norte, de donde llegó á la Capital, había penetrado también por el Este, dirigiéndose del puerto de Veracruz hacia el Occidente, confundiéndose con la epidemia importada por la parte Norte. El. primer caso que se dió en la Capital tuvo lugar el 17 de Mayo del año citado. Esta epidemia se extendió a casi todos los Estados, apareciendo de los datos que no se observó en este año en Coahuila, Nuevo León, México, Tabasco, Campeche y Yucatán.

      Después de 1850, la más notable fué la de 1854, pues fué común á la mayor parte de la República, menos en los Estados de Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas, Zacatecas, Territorio de Tepic, Colima y Tlaxcala, de los cuales no hacen mención los datos recibidos. En la Capital apareció, la enfermedad a fines del mes de Mayo y se prolongó hasta fines de Agosto del mismo año, habiendo la coincidencia de que la aparición de la epidemia tuvo su principio cuando se hizo la remoción del ex-cementerio de San Dieguito, que había sido lugar destinado para el enterramiento de coléricos, observándose que los primeros casos alarmantes se dieron en los habitantes de ese rumbo, especialmente en los obreros que trabajaban en la salitrería situada en el ex-cementerio mencionado.

      El Consejo de Salubridad2 duda que esa haya sido la causa, pues principios de Octubre del año de 1853 apareció esta enfermedad en la Capital, y según la opinión de personas de buen criterio y recto juicio, el cólera de 1854 fué la continuación del anterior que presentó una remisión marcada durante el invierno para exaservarse en la primavera.

      Además de estas epidemias casi generales á toda la República se han notado algunas limitadas á cortas extensiones del Territorio así, los datos del Estado de Chiapas expresan que hubo epidemia de cólera en 1837, 1857 y 1871. De estas epidemias nada dicen los datos de los otros Estados, sólo en los correspondientes a Oaxaca aparece que hubo allí cólera en 1870. En los Estados de Coahuila, Durango, Nuevo León, Zacatecas y Oaxaca parece que hubo una epidemia en 1849. En algunos Estados, como son los de Sinaloa, Guanajuato, Hidalgo y Guerrero se hace mención de una epidemia del año de 1851. En Sinaloa, Michoacán, México, Oaxaca y Veracruz, parece que se observó también en 1852.

      En estos mismos Estados, menos en el de Sinaloa, se observó también en 1853, lo mismo que en el Distrito Federal. En Oaxaca y en Veracruz hubo epidemias en 1855 y 1856 y en Nuevo León en 1865 y 1866.

      La última epidemia de cólera que ha habido en la República se limitó á los Estados de Oaxaca, Tabasco y Chiapas y tuvo lugar el año de 1882. Como tenemos datos enteramente exactos de esta última epidemia, creemos que será de utilidad dejarlos consignados en este lugar.

 

CÓLERA DE 1882.

      La epidemia de cólera que se desarrolló en la parte S. de la República Mexicana el año de 1882, tuvo su origen en la hacienda del Rosario, finca inmediata al pueblo de San Bartolomé de los Llanos, perteneciente al Departamento de La Libertad, del Estado de Chiapas. Este lugar está á gran distancia de la costa y por lo mismo fuera de la posibilidad de haber sido infestado por los pasajeros ó mercancías que hubiera podido conducir algún buque procedente de la India o de las Islas Filipinas donde reinaba en esa misma época el terrible azote del cólera, y sobre todo cuando según los datos oficiales no llegó en ese tiempo a nuestros puertos ningún buque procedente de aquellos lugares.

      Aun cuando se conoce bien el primer punto donde apareció la enfermedad, se ignora la causa que la produjo. Según lo que acabamos de decir es inadmisible que hubiera venido de la India, cuna de este mal, ó de las Islas Filipinas donde causó grandes estragos en la misma época; siendo de presumir por lo tanto que haya sido originada por la remoción de terrenos en que se conservara el germen de la enfermedad al estado latente. Alguno de los médicos comisionados para estudiar el mal, indicó en uno de sus informes oficiales que se le había dicho que el primer caso que se observó en la hacienda del Rosario, coincidió con la exhumación del cadáver de un individuo que murió del cólera el año de 1857; pero este dato no tuvo comprobación según las indagaciones que hizo el mismo médico para ratificarlo.

      Esto no obstante, la única teoría aceptable para explicar la aparición de la epidemia es la que acabamos de indicar; ya sea que, como se dijo por algunas personas, se hubiera hecho la exhumación del cadáver de un colérico, ó bien que al hacer las excavaciones que se practicaban para enterrar la langosta que mataban todos los días, se removieron terrenos en que habían sido inhumadas las víctimas de alguna de las epidemias de cólera que en épocas anteriores desolaron al país. Puede muy bien, en efecto, haberse conservado allí el germen, el cual puesto á descubierto por las excavaciones encontró un buen medio para desarrollarse en las condiciones desfavorables de aquellos sitios en que habían escaseado notablemente las lluvias, que tenían una temperatura elevadísima y que estaban agobiados por la langosta (Acridium peregrinum Oliv.), de cuyo saltón quedaban grandes masas de cadáveres que entraban rápidamente en descomposición, causando la impureza de la atmósfera que se respiraba.

      La naturaleza de esta afección fué considerada de tres maneras diferentes por las distintas Comisiones encargadas de su estudio. Para unos era intermitente perniciosa, de forma, colérica; para otros se trataba de cólera esporádico y los últimos la consideraron como cólera epidémico, opinión que aceptó el Consejo Superior de Salubridad a cuya Corporación se pasaron á estudio para que emitiera su parecer los informes de aquellas Comisiones. Se funda el Consejo en diversas consideraciones que constan en el informe siguiente que rindió en su oportunidad.3

      "La Comisión de Epidemiología a la que se encomendó el estudio de los informes rendidos á la Secretaría de Gobernación por las diversas Comisiones médicas que han observado la enfermedad epidémica que de Julio del año próximo pasado á la fecha ha reinado en los Estados de Chiapas y Tabasco y algunas poblaciones del de Oaxaca, para que en vista de los datos hasta ahora recogidos formulase su opinión sobre la naturaleza de esa enfermedad, que sirviera de base á las deliberaciones de este Consejo, tiene el honor de someter a la aprobación de los miembros que la escuchan, el presente dictamen.

      "Tres son las opiniones emitidas acerca de esa afección que ha causado numerosas víctimas entre los habitantes de los Estados antes mencionados: la primera, que la considera como una intermitente perniciosa de forma colérica; la segunda, que la califica de cólera esporádico, y la tercera que la juzga como cólera asiático. Los argumentos que en los informes respectivos se aducen en favor de cada una, son muy dignos de tenerse en especial consideración; pero sin embargo, cualquiera que sea el valor que deba acordarse á los que sirven de base á las dos primeras, a nuestro juicio, no son bastantes para producir una íntima convicción, y creemos, en consecuencia, que sólo la tercera de esas opiniones es la que se encuentra fundada y que debe considerarse como la verdadera.

      En efecto, el dato principal en que se funda el C. Próspero Alvarez, á quien pertenece la primera opinión, es que la quinina, según su práctica, obra de una manera notable en la curación de la enfermedad. No cabe duda de que en muchos casos, como decía Hipócrates naturam morborum curationes ostendum, y que en tal virtud al ver que un estado morboso cede bajo la influencia de determinado tratamiento, especialmente si éste es específico, estamos autorizados por sólo este dato para sospechar el padecimiento de que se ha tratado. Pero además de que esto no siempre es bastante para clasificar una enfermedad, en el presente caso este dato pierde toda importancia si se atiende á que la medicación seguida por el C. Próspero Alvarez ha sido complexa y á que otros médicos, sin seguir la misma, han obtenido iguales éxitos los alcanzados por él. Además, siendo constante que las intermitentes perniciosas sólo ceden á fuértes dosis de quinina y administradas por varios días para evitar las recaídas, sería en verdad sorprendente que en los casos tratados por él hubieran sido suficientes 40 ó 50 centígramos de bromídrato de quinina para alcanzar la curación. Creemos pues, que más que esta sal, fuéron el opio en fuértes dósis y los excitantes empleados á su debido tiempo, agentes empleados también por los otros médicos, los que influyeron en sus buenos éxitos, y que su opinión sería por sólo este hecho insostenible. Pero aún hay otras consideraciones poderosas y que hemos señalado ya en otra ocasión, á saber: 1ªLa intermitente perniciosa coleriforme se presenta siempre por accesos; y conforme á la descripción de la enfermedad, aun la hecha por el C. Alvarez, nada semejante ha habido, y la afección en todos los casos La sido continua. 2ª Cuando en un lugar dado se presentan intermitentes perniciosas, se observan bajo diversas formas y son muy comunes los casos de intermitentes simples más ó menos graves, lo cual tampoco se ha observado. Por último, jamás se ha visto que las intermitentes se trasmitan de una localidad á otras, como ha sucedido en esta vez. Así pues, consideramos inadmisible la opinión que nos ocupa.

      '"El cólera nostras, europeo ó miserere, es como se sabe, una afección que generalmente se presenta de una manera esporádica, pero que algunas veces se le ha visto revestir una forma epidémica, como ha sucedido en Varsovia, en Londres y en otros lugares. Su sintomatología es en algunas ocasiones de tal manera semejante á la del cólera asiático ó epidémico, que es verdaderamente imposible distinguir uno de otro por sólo los caracteres clínicos, aun cuando esta semejanza sólo se encuentra en algunos casos, pues en la generalidad el conjunto de los caracteres se hace notar por su mayor gravedad en el asiático. El cólera esporádico se desarrolla, entre otras causas por la ingestión de ciertos alimentos, como los mariscos, especialmente si están descompuestos, ó bien aún, según Grissolle, por la aspiración de miasmas pútridos. No sería pues, de llamar mucho la atención el que en medio de las circunstancias porque han atravesado varias de las poblaciones de los Estados de Chiapas y Tabasco, se hubiera desarrollado esa enfermedad y aun revistiendo un carácter epidémico. La mayoría de los médicos que la han observado lo han creído así, y aseguran por tanto, que se trata de cólera nostras. Pero entre éste y el asiático hay una diferencia capital, y es que, mientras el primero no es trasmisible, el segundo sí lo es, por lo cual reviste siempre el carácter invasor y se extiende rápidamente de una á otra población.

      "En los informes que la Comisión ha estudiado, con excepción del rendido por el C. Eduardo Esparza, en todos se asienta que la enfermedad es trasmisible y que de esa manera se ha propagado en las poblaciones que ha invadido. Así los CC. Chanona y Martínez Baca dicen: "En vista del carácter que ha presentado la enfermedad que nos inva- "de no la creemos contagiosa en el sentido riguroso de la palabra; pero "admitimos que puede adquirirse por la absorción de los productos "miasmáticos exhalados por las deyecciones de los enfermos, creyendo "que ésto sólo puede verificarse dadas ciertas condiciones individuales "y atmosféricas capaces de desarrollarla."

      "El C. Próspero Alvarez nos dice: "La enfermedad empezó por có- "lera esporádico, bien desde su principio ó después, tomó formas gra? "ves hasta el grado de tener los efectos del cólera confirmado siendo "contagioso ó infeccioso y produciendo la paresia cardiaca, el espesa- "miento de la sangre y las formas asfíctica ó paralítica. "

      "En la junta que en 23 de Octubre del año próximo pasado se verificó en San Juan Bautista de Tabasco entre los médicos de la población y la Comisión nombrada por la Secretaría de Gobernación, las personas que a ella concurrieron aprobaron por unanimidad que la afección era trasmisible, y en la discusión el Dr. Formento decía que por regla general se trasmite no de persona á persona, sino de la sala al patio, de este otro lugar de la misma casa, y de ésta a otra casa, y el Dr. Soler, que se trasmite peregrinando de casa en casa.

      "Por último, los CC. Macías, Escobar y Torres, se fundan en los siguientes hechos para creer que la enfermedad en cuestión se ha propagado por infección y contagio:

      " Según los datos suministrados á la Comisión por el Ministerio "de Gobernación, los primeros casos de la enfermedad tuvieron lugar "en San Bartolomé de los Llanos, el mes de Julio; la enfermedad se "formalizó en cuatro o cinco pueblos del Estado de Chiapas en Agosto "y no invadió el Estado de Tabasco sino hasta Septiembre.

      "La enfermedad se trasmitió mas fácilmente entre los pueblos comunicados por vías fluviales que entre los que sóIo tenían comunica- "ciones terrestres; ejemplo: Tuxtla y San Juan Bautista, Tuxtla y San "Cristóbal.

      " La invasión de los pueblos ó ranchos se hizo siempre con una fa "cilidad y rapidez proporcional á la actividad en las comunicaciones. "Así, por ejemplo, las poblaciones, haciendas y rancherías situadas en "las riberas del Grijalva, fuéron sucesivamente atacados con muy pocos "días de intervalo, en tanto que de las que se encuentran en las orillas "del Usumacinta, sólo había sido invadida Jonuta y una de las últimas "(13 de Octubre), en tanto que Balancán, Temosique y Monte Cristo go- "zaban de inmunidad hasta el 19 de Noviembre, tanto por hallarse muy "distantes, como por haberse aislado á un grado tal, que hubo vez que "hicieron fuégo sobre el vapor Sofía, que pretendía pasar el cordón sa- "nitario.

      " En los pequeños centros de población pudo verse que el desarrollo de la epidemia precedía generalmente de la llegada de fuera, de "uno ó varios individuos enfermos. Al hablar con la primera autoridad "de San Francisco el Real, nos decía: que á su casa habían venido en- "fermos del rancho de Caoba, un indígena y dos hijos suyos; y que el "primer caso de la epidemia que tuvo lugar en el pueblo, fué una cria- "da de la misma casa. Es una cosa admitida por todos los habitantes "del puerto de Frontera, que la enfermedad nació ahí á los dos ó tres " días de llegados diez ó más indios enfermos que venían huyendo de la "epidemia que había en San Francisco el Real.

      " Era excepcional el que un miembro de la familia se enfermara sin que no le siguieran dos ó más, bien con las formas ligeras ó bien con una gravedad tal, que el hogar quedaba casi desierto.

      " En las cercanías de los lugares ocupados por un gran número de individuos infestados, los casos fuéron más numerosos.

      " Según Fonssagrives, un carácter de las enfermedades epidémicas "es la contagiosidad hasta el grado de poder decirse que sólo las enfer- "medades contagiosas son epidémicas, pudiendo considerarse la epide- "micidad como el grado supremo de la contagiosidad."

      "Se ve por tanto que son muy poderosas las razones que hay para considerar como trasmisible del individuo enfermo al sano la enfermedad á que hacemos referencia, y que su marcha como epidemia es la que siempre ha seguido el cólera asiático ó epidémico en todas sus excursiones. Si á lo que llevamos dicho se agrega el dato importantísimo de su mortalidad, la que si bien es cierto que en algunos puntos fué solo de un 20 á 25 por ciento de los atacados en otros ha alcanzado hasta la enorme cifra de un 75 por ciento, es preciso convenir en que todos los razonamientos fundados en los datos recogidos, hacen creer que no se trata del cólera esporádico, sino del epidémico ó asiático.

      "Siendo esto así, aun cuando es posible que la enfermedad se detenga en su marcha invasora, no por eso deja de ser indudable que toda la República se halla amenazada de ser invadida por la epidemia, y que en tal virtud, es preciso disponerse para evitar hasta donde sea posible los fuértes estragos que pudiera producir.

      "En vista, pues, de las consideraciones que anteceden, sometemos la aprobación del Consejo las siguientes proposiciones:

      "Por los datos contenidos en los informes de las Comisiones nombradas para estudiar la enfermedad que ha reinado en Julio del año próximo pasado, á la fecha, en los Estados de Chiapas y Tabasco, y en algunas poblaciones del de Oaxaca, es de creer que dicha enfermedad sea el cólera asiático ó epidémico.

      "Es conveniente que en la capital comiencen á ponerse en práctica las medidas propuestas por este Consejo en Octubre del año anterior.

      "Si la enfermedad tomase más extensión de la que tiene en la actualidad, será conveniente se comunique á los Gobernadores de los Estados su existencia en la República, á fin de que dicten en sus respectivas comprensiones las medidas que estimen convenientes para evitar la propagación.

      "Si el número de poblaciones invadidas ahora es reducido, y es posible establecer alrededor de ellas cordones sanitarios, deben ponerse, pero siempre que se tenga seguridad de que éstos serán bastante rigurosos para que puedan dar resultados satisfactorios, pues de lo contrario sólo se alcanzaría poner trabas al comercio y libre tráfico, sin ventaja positiva alguna.

      " Como se dice al principio, los primeros casos de esta epidemia se observaron en la Hacienda del Rosario, de allí se extendió á la Municipalidad de San Bartolomé de los Llanos, pasó en seguida á Tuxtla Gutiérrez, Chiapa, Tonalá, San Cristóbal las Casas, los valles de Juchipila y Ziutalapa, y a casi todos los pueblos y rancherías del Estado de. Chiapas. Se propagó al Estado de Tabasco á fines del mes de Septiembre, donde recorrió casi toda su extensión, y después á Salina Cruz y á los Distritos de Tehuantepec y Juchitán, del Estado de Oaxaca. Para la propagación de esta epidemia se observó que siguió el trayecto de las vías públicas y el sentido de las corrientes de los ríos. El Distrito de Juchitán fué el invadido al último y donde se logró extinguir la enfermedad á mediados del año de 1883, por medio de una incomunicación rigurosa de este Distrito.

      En lo general revistió siempre formas graves el mal de que nos ocupamos; pero lo fué más en algunos lugares que en otros. En Tonalá y San Bartolomé, la mortalidad fué próximamente de un 75 por ciento de los atacados; en Chiapa y Tuxtla de un 50 por ciento, y en algunas otras poblaciones, como San Juan Bautista de Tabasco, sólo llegó á un 25 por ciento.

      Etiología. - Hasta hace poco se creía que el cólera no tenía por causa ninguna entidad definida, sino que su desarrollo se debía a ciertas condiciones telúricas y atmosféricas. Por lo mismo, los casos de la enfermedad no tenían ninguna relación causal entre sí, sino que se consideraban dependientes de una causa común debida á ese estado particular del suelo y de la atmósfera. Esta teoría no consideraba al cólera en la clase de enfermedades infecciosas, lo cual esta en abierta oposición con los hechos observados durante las epidemias de todos los países. Si hay algunos que admitan todavía esta teoría, deben de ser muy pocos.

      Otros autores, teniendo presente que en la historia de todas las epidemias de cólera, tanto de Europa, como de Asia y de América, hay un hecho perfectamente observado, cual es la intervención humana; que cada epidemia ha tenido su origen en la importación de uno ó varios casos de cólera que provenían de un país donde se había presentado previamente la enfermedad, la cual, una vez importada, se extiende en espacios más y más grandes, y que por el contrario queda limitada si se aíslan los primeros casos y se toman las precauciones sanitarias convenientes, colocaron al cólera entre las afecciones comunicables, y por lo mismo en la clase de las enfermedades infecciosas. Los que admiten esta teoría se han dividido en los dos grupos siguientes:

       Los que admiten que el cólera es una enfermedad contagiosa y directamente comunicable de persona á persona; y

       Los que no admiten el contagio directo, sino que creen que las sustancias arrojadas en los vómitos y evacuaciones de los enfermos, son inocentes mientras están frescas, como que no contienen todavía el virus, el cual no se desarrolla sino cuando las sustancias han sufrido ciertos cambios en el medio al cual pasan las materias, no siendo todo medio á propósito para hacerlas sufrir esos cambios, los cuales una vez efectuados, esas sustancias contienen ya el virus colérico, y teniendo acceso al cuerpo humano, ya sea por medio del aire, los alimentos ó el agua, pueden producir la enfermedad. A los del primer grupo se les conoce con el nombre de contagionistas, y a los del segundo con el de localistas.

      Se puede considerar todavía un tercer grupo, á la cabeza del cual se halla Pettenkofer, que aunque localistas, no admiten que las evacuaciones de un paciente de cólera contengan el virus en el estado fresco, ni que lo puedan producir, considerando ese virus como el producto de un organismo enteramente extraño al cuerpo del paciente, y que se produciría solamente dadas ciertas condiciones favorables de localidad y temperatura.

      Vamos á examinar muy brevemente algunos de los hechos en que se apoyan estas teorías.

       Hechos que confirman la opinión de los contagionistas. -Admitiendo, como dice Jaccoud, que el contagio de una enfermedad consiste en que esta sea producida en una persona por las moléculas emanadas de otra persona enferma, se pueden citar muchos hechos que atestiguan el contagio, como dice el mismo autor en el párrafo siguiente: 4

      "Influyen sobre ellas, hablando de la marcha general de las epidemias, la frecuencia y la rapidez de la comunicación entre los hombres; las condiciones y las corrientes atmosféricas no las modifican; no obedecen á dirección cardinal determinada, pero siguen á las caravanas, las vías de comercio, las vías militares y los barcos; en las islas estallan siempre por los puertos, nunca por el interior; llegan después de algún viajero que venga de país infestado; avanzan con una rapidez exactamente proporcional á la de los medios de comunicación; si en el espacio que media entre dos epidemias no ha cambiado la naturaleza de las comunicaciones entre dos localidades, el mal emplea en propagarse el mismo tiempo la segunda vez que la primera, y si por el contrario se han modificado las condiciones de trasporte, la rapidez de la importación morbosa se modifica también en igual sentido, la enfermedad no salta ni los desiertos ni las montañas inaccesibles." Habla después de la eficacia del aislamiento, ya sea que se aíslen los enfermos o las localidades, y más adelante de la mortalidad excepcional del personal que se halla en contacto con los enfermos. Esto último se ha observado en muchas epidemias, y con particularidad en la que invadió á Europa el año de 1866. Los cadáveres también parecen trasmitir la enfermedad, como se prueba por la mortalidad excepcional de los individuos que trabajan en contacto con ellos, como son los mozos de anfiteatro, los empleados de los carros fúnebres y los sepultureros. Las ropas también han servido varias veces de medio de trasmisión, y recordamos, entre otros, un hecho muy notable que fué observado en New?York en 1833, por el Dr. Brown. Una anciana murió atacada del cólera en el mes de Agosto de 1832. Diez meses después, en la Pascua de Pentecostés, dos sobrinas de esta mujer estuvieron á visitar á su tío; éste abrió por la primera vez después de la muerte de su esposa, un cajón que contenía, entre otros objetos que regaló á sus sobrinas, el gorro de dormir que llevaba aquella en los momentos de espirar. Este hombre fue atacado del cólera en la misma noche, y murió al día siguiente.

      Respecto del agua como medio de trasmisión del cólera, hay algunos autores que opinan por la afirmativa, y otros por la negativa. Aunque estas diversas opiniones se sostienen en todos los países, se puede decir que de un modo general en Inglaterra se admite la posibilidad de esa trasmisión, y que en Alemania, aunque es sostenida por Koch y sus discípulos, otros muchos autores la niegan.

      No se puede negar que hay algunos hechos perfectamente averiguados de la trasmisibilidad del cólera por medio del agua. El Dr. Snow, tuvo el mérito de haber sido el primero que en Inglaterra, el año de 1849, llamara la atención sobre este particular y citara varios hechos que había observado en diversos lugares donde había epidemia de cólera. Al principio no parecía haber, una evidencia completa; pero más adelante se fueron reuniendo otros hechos semejantes por diversos médicos, hasta que en 1851 tuvo lugar ese hecho memorable de la bomba de Broad Street en la ciudad de Lóndres. El agua de esta bomba había sido contaminada por evacuaciones de coléricos, y la parte de la ciudad abastecida por ella fue afectada notablemente. Nombrada una comisión por el Gobierno inglés, John Marshall de University College, redactó el informe correspondiente, en el cual con numerosas y convincentes razones demostró hasta la evidencia que el veneno colérico había penetrado al cuerpo humano en el agua que provenía de la bomba referida.

      El Dr. N. C. Farnell, comisionado Sanitario de Madrás, señala la inmunidad de esa ciudad para el cólera desde que se ha abastecido de otra agua de muy buena calidad; esta misma inmunidad se ha extendido á los distritos que usan de esa agua, mientras que otros lugares que no la usan sufren todavía con el cólera. Se ha observado en muchos lugares de Inglaterra, que distritos abastecidos con agua impura por las Compañías, han sido atacados de una manera notable, mientras que otros abastecidos con agua pura han sufrido muy poco.

      En Berlín el año de 1866, en las casas abastecidas con agua pura, el numero de casas en las cuales ocurrieron casos de cólera, fué de 36.6 por ciento, y en las casas abastecidas con agua de mala calidad de 52.3 por ciento. Se citan multitud de ejemplos, tanto por los autores ingleses como alemanes, en los que, ciudades que no han tenido el agua potable contaminada por las materias fecales han escapado de la epidemia, y otros ejemplos que manifiestan que ciudades que habían sufrido anteriormente la epidemia de cólera han escapado después, no habiendo mas diferencia en la localidad que el mejoramiento en la calidad y distribución del agua.

      La doctrina de la trasmisión por el agua, ha tenido de poco tiempo a esta parte, algunos más adeptos, debido á las investigaciones de Koch, que vamos á indicar ahora brevemente.

      El Dr. Koch fué enviado el año de 1883 por el Gobierno alemán, para estudiar en Egipto y en Calenta las causas de la epidemia del cólera. No habiendo podido encontrar la causa de la enfermedad en la sangre ni en los tejidos de los cadáveres de coléricos, dirigió sus investigaciones al canal alimenticio, que como se sabe presenta en el cólera las más graves alteraciones. Además de encontrar en la membrana mucosa los cambios notables ya señalados por diversos autores, descubrió en la misma membrana y en el contenido intestinal una bacteria de la forma de una coma, y a la que llamó acilo vírgula ó comabacilo. En las secciones practicadas en la parte enrojecida de la membrana mucosa, pudo ver que los microbios habían penetrado de la superficie libre á la cavidad de las glándulas de Lieberkühn y al interior de los espacios producidos por la caía del epitelio.

      En los casos agudos y típicos de cólera, las evacuaciones riciformes contenían el comabacilo, en tanto mayor número cuanto más recientes eran dichas evacuaciones, y pareciéndole esta circunstancia característica en el cólera por haberla observado, tanto en Calcuta, como en Egipto y después en Toulon, y no encontrando el comabacilo en ninguna otra enfermedad sino era el cólera, concluyó de sus observaciones que debía de considerarse á ese microbio como la causa de la enfermedad.

      Para explicar la manera según a cual estos comabacilos producen el padecimiento, supone que un fermento químico elaborado por los microrganismos, análogo al fermento producido por las bacterias de la putrefacción, a. la vez que produce la mortificación y caía del epitelio es absorbido por el sistema vascular, originando después todos los síntomas que constituyen el cólera.

      Estas investigaciones de Koch parecen confirmar, en un alto grado, la teoría de los contagionistas, supuesto que el cuerpo del delito, el contagio vivo está representado en los comabacilos derivados directamente de las evacuaciones de los coléricos. Las partículas de estas evacuaciones desprendidas, bien sea de los escusados, de la ropa ó de los efectos pertenecientes á los enfermos, lo mismo que el agua y los alimentos contaminados con el comabacilo, pueden, según esta teoría, ser otros, tantos medios de trasmisión de la enfermedad.

      La doctrina de Koch, aunque ha tenido numerosos prosélitos en el mundo médico, no puede explicar, como ahora veremos, muchos de los casos de cólera asiático, y mucho menos, destruir las justas objeciones que se desprenden de una crítica enteramente imparcial y desapasionada

      2° Hechos que confirman la opinión de los localistas.- Los autores que no admiten el contagio citan varios ejemplos de personas que viviendo en la misma pieza del enfermo y manejando su ropa y sus evacuaciones no han tenido el mal más ligero, siendo así que si el comabacilo y las evacuaciones fuesen realmente la materia contagiosa, no es posible explicarse cómo es que el contagio no es una cosa muy común.

      Por otra parte, si las evacuaciones contienen el contagio ¿cómo se puede explicar la notoria inmunidad de que gozan muchas localidades como Versalles, Lyons, Birmingham y muchas otras? En varias epidemias que han invadido á París miles de personas se han ido á refugiar á Versalles, y algunas después de haber contraído el cólera; si el comabacilo contenido en las evacuaciones es la materia contagiosa ¿por qué no produce sus efectos en Versalles? Allí están las evacuaciones de coléricos, los lienzos y efectos contaminados por ellas, la misma agua y los mismos alimentos que se consumen en Paris, ¿Que circunstancia tiene Versalles que lo hace inmune para la epidemia? Según Pettenkofer introducida la materia colérica en una localidad, tiene que pasar por cierto cambio que tiene lugar en el suelo, y solamente después de haber sufrido ese cambio es cuando es susceptible de producir la enfermedad. Como no todos los terrenos reúnen las condiciones necesarias para el objeto, de aquí parece resultar la inmunidad de ciertos lugares. Pettenkofer distingue el germen y el virus colérico. El primero se encuentra en el enfermo y en sus deposiciones; es inofensivo, para trasformarse en virus y ser capaz de infectar á un individuo sano, tiene necesidad de cumplir una nueva faz de su existencia fuera del hombre, en un medio apropiado; el mejor medio es el suelo que contiene inmundicias, alguna humedad, y en el que tiene acceso el aire atmosférico. Según esta teoría, las ciudades edificadas sobre terreno duro y compacto en las capas superficiales, quedarían inmunes, dando Pettenkofer mayor importancia la constitución física de que acabamos de hablar que á la composición geológica. Las ciudades europeas citadas entre otras varias, en las que nunca se ha presentado epidemia, parecen, en efecto, tener las capas superficiales del suelo con las condiciones arriba señaladas.

      Por lo que toca á la República, aunque se nos ha informado de varias localidades que siempre se han hallado preservadas del azote, no tenemos hasta ahora datos enteramente fidedignos sino de dos poblaciones, que son: Pachuca, capital del Estado de Hidalgo, y Tetelpa, pueblo del Municipio de San Angel, del Distrito Federal; ambas localidades tienen un suelo seco, duro y compacto.

      La influencia de la humedad del terreno había sido señalada ya hace tiempo como á propósito para desarrollar los gérmenes coléricos, pero a Pettenkofer pertenece el merito de haber estudiado minuciosamente todas las circunstancias que se relacionan con esta causa. Dicho autor ha demostrado que el nivel del agua subterránea es un elemento no menos importante que la constitución física del terreno. Cuando el nivel del agua subterránea está muy elevado, las materias orgánicas quedan sumergidas, y el terreno no es á propósito para el desarrollo de los gérmenes, los cuales sufren su evolución después que disminuido el nivel del agua subterránea, las capas telúricas quedan humedecidas y el aire atmosférico tiene en ellas libre acceso.

      Además de los ejemplos que se citan en confirmación de la teoría que antecede, los partidarios de las doctrinas de Koch han sufrido un rudo golpe con las investigaciones que acerca del comabacilo y de su influencia en el desarrollo del cólera fueron practicadas el año de 1885 por los Dres. E. Klein y Heneage Gibbes. Comisionados estos Doctores por el Gobierno Inglés para hacer una investigación acerca de la etiología del cólera5 rindieron un dictamen lleno de ciencia, de lógica y de espíritu de observación, del cual, entre otras observaciones importantes, creemos que se pueden deducir las siguientes:

      1ª Que se encuentran los comabacilos en varias enfermedades que no tienen relación con el cólera

      Que los líquidos que contienen el bacilo del cólera en gran cantidad no tienen acción sobre los animales, sea que se les administren por la boca, ó que se les inyecten en la sangre.

      Que el agua que contiene comabacilos puede ser usada con toda impunidad por el hombre.

      Que el bacilo nunca existe en la sangre ó los tejidos de los enfermos de cólera, sino solamente en las evacuaciones.

      Que en el contenido del intestino, los comabacilos están acompañados por otros microorganismos, cuya presencia es característica de la descomposición séptica.

      En el dictámen referido llaman notablemenuo la atención las investigaciones relativas á la influencia que pueda tener en el desarrollo del cólera el agua contaminada con las deyecciones coléricas; se pueden ver en la página 36 varios ejemplos de rancherías, que haciendo uso de agua que contenía deyecciones coléricas, y en la cual el microscopio revelaba la existencia del comabacilo, y que sin embargo, no habían dado lugar al desarrollo de la enfermedad. En cambio, se cita otro ejemplo de un barrio de la ciudad de Calcuta, que contiene unas doscientas familias, en el cual había habido nueve casos de cólera repartidos en tres casas, en las cuales no hacían uso, por ser familias acomodadas, del agua del pozo del barrio, sino de agua de muy buena calidad, no habiéndose dado ningún caso en ningún otro de los habitantes del barrio, quienes hacían uso del agua del pozo referido, la cual estaba sumamente sucia y revelaba al microscopio los bacilos característicos.

      Además de estos hechos, hay otros muchos citados particularmente por Michel Peter, León Collin y Pettenkofer, que prueban que el agua contaminada con deyecciones coléricas no ha producido la enfermedad. El mismo Proust, que en su informe general de 1885 había escrito que "el agua había gozado un papel importante en la trasmisión," dictaminó después, á propósito del último cólera de Finisterre, que: "el agua ha gozado un papel evidente en la propagación de la enfermedad en Guilvinec. Esta acción, sin ser tan demostrada, parece probable en Quimper, y para un cuartel de Douarnenez. Esta acción ha sido nula en Audierne, y sobretodo, en Concarneau."

       Todos los hechos citados anteriormente, y que confirman la teoría de los localistas, no pueden destruir de ninguna manera los hechos referidos á propósito de la doctrina de los contagionistas, porque si bien es cierto que generalmente hablando trascurre un espacio de tiempo largo desde la importación del primer caso de cólera á una ciudad y la formación del primer foco epidémico, tampoco se puede negar que ha habido muchos casos perfectamente observados de una trasmisión rápida de la enfermedad. De aquí resulta que varios autores se hayan hecho en la actualidad contagionistas y localistas a la vez, y que otros, como el mismo Pettenkofer, hayan reformado la teoría localista en los términos que expondremos más adelante.

      Jaccoud es á la vez contagionista y localista, como se puede deducir del párrafo siguiente que resume sus ideas sobre la cuestión:

      "En resumen, la absorción del veneno colerígeno es la causa única de la enfermedad; la comunicación del veneno por medio del hombre enfermo (ó por los objetos contaminados) es la cansa única de la propagación del mal de una localidad á otra; pero la producción de las epidemias en una localidad infestada por importación, está subordinada á ciertas causas auxiliares, entre las que ocupan el primer lugar las condiciones telúricas fijas y variables."

      Respecto de Pettenkofer y sus discípulos de la Escuela de Munich, como no han podido negar en muchos casos la trasmisión del cólera de hombre á hombre, y sobre todo, por medio de las evacuaciones y del agua potable, y como no han podido contestar los argumentos de los que han manifestado la poca influencia, en varias ciudades, donde se han desarrollado epidemias de cólera, de aquella condición que parecía tan bien estudiada del nivel del agua subterránea, han tenido que modificar casi radicalmente su teoría.

      Como no se ha encontrado ningún microorganismo en el cuerpo de las personas afectadas de cólera que tenga relación con el proceso de la enfermedad, no es posible sostener que las evacuaciones de coléricos contengan el germen de la enfermedad, y que es muy probable que la causa directa del cólera no sea un ser organizado, sino una especie de fermento químico producido fuera del hombre y extraño enteramente al cuerpo del mismo enfermo.

      Este fermento podría ser una especie de tomaina producida por un microorganismo que se desarrolle fuera del animal y en terrenos que reúnan las condiciones á propósito. Ya no se habla tanto en esta teoría de las oscilaciones de la capa de agua subterránea, aunque sí de algún grado de humedad, de cierta temperatura y de algunas condiciones que hacen al suelo miasmático.

      Según esta nueva teoría, se pueden explicar con facilidad todos los hechos referidos, tanto por los contagionistas como por los localistas, pues es claro, que si el enfermo, las evacuaciones, las ropas y objetos de uso, lo mismo que el agua y el suelo contienen el fermento químico ó tomaina, serán susceptibles tanto de trasmitir la enfermedad de un individuo á otro, como de producir una verdadera epidemia.

      Esta última teoría de Pettenkofer, por ser tan reciente no ha podido ser aun objeto de la crítica, y respecto de nosotros, la impresión que nos causa es la misma que nos producía la antigua opinión sobre el cólera, según la cual esta enfermedad no dependía de ninguna entidad definida sino que era debida á ciertas condiciones especiales del suelo y de la atmósfera.

      Creemos de utilidad dar á conocer el estado actual de las opiniones del mundo médico en lo relativo á la etiología del cólera, y para esto nada nos parece mejor que trascribir las resoluciones de la Conferencia Internacional que tuvo lugar en Constantinopla en 1866.

 

CONFERENCIA SANITARIA DE CONSTANTINOPLA, DE 1886.
PRIMER GRUPO DE CUESTIONES

 

ORIGEN Y GÉNESIS DEL CÓLERA; ENDEMICIDAD Y EPIDEMICIDAD
DE ESTA ENFERMEDAD EN LA INDIA

CONCLUSIONES.

      El cólera asiático, el que varias veces ha recorrido el mundo, tiene su origen en la India donde ha nacido y donde existe permanentemente al estado endémico.- Aprobada por unanimidad.

      La Conferencia considera como demostrado que el cólera asiático invasor no se ha desarrollado nunca expontáneamente y no se ha observado jamás al estado de endemia (deben distinguirse los focos secundarios más ó menos tenaces) en ninguno de los países que acaban de ser enumerados (Europa, etc.) y que ha venido siempre del exterior. En cuanto á los países inmediatos á la India, admitiendo que no exista en ellos el cólera al estado endémico, la Conferencia no se cree autorizada para concluir formalmente sobre este particular.-Aprobada por 10 votos contra 2.

      La Conferencia, sin desechar la posibilidad de que el cólera venga á aclimatarse á nuestros países, considera el hecho como problemático.- Aprobada por unanimidad.

      El cólera asiático no parece tener foco original en el Hedjaz, á donde parece que hasta hoy ha sido siempre importado del exterior.- Aprobada por 19 votos contra 0- Se abstuvieron de votar los Sres. Dickson, Goodwe y Monlau.

      Relativamente á la endemicidad del cólera en la India, la Conferencia no puede menos que responder que hay en la India ciertas localidades, comprendidas principalmente en el valle del Ganges, donde el cólera es endémico, sin que sea posible precisarlos todos, ni afirmar que tengan el privilegio exclusivo de dar nacimiento á la enfermedad.- Aprobada por unanimidad.

      Relativamente á las causas de la endemia colérica, la Conferencia contesta que no conocemos las condiciones especiales bajo la influencia de las cuales nace el cólera en la India en la cual reina en ciertas localidades al estado endémico.?Aprobada por unanimidad.

      Relativamente á las circunstancias que concurren al desarrollo y á la propagación de las epidemias de cólera en la India, la Conferencia concluye que las peregrinaciones en la India es la más poderosa de todas las causas que concurren al desarrollo y á la propagación de las epidemias de cólera.?Aprobada por unanimidad.


 

SEGUNDO GRUPO DE CUESTIONES

TRANSMISIBILIDAD Y PROPAGACIÓN DEL CÓLERA

Pruebas de la transmisibilidad sacadas de la marcha de las epidemias de cólera consideradas en general.

CONCLUSIONES

      ¿No todos los hechos enunciados demuestran hasta la última evidencia que el cólera se propaga por el hombre y con una velocidad mayor cuando sus propias emigraciones se han activado y han llegado á ser más rápidas? La Conferencia no duda en responder afirmativamente.- Aprobada por unanimidad, no contando el voto del Sr. Monlau que se abstuvo de darlo.

       Pruebas sacadas de hechos que establecen la propagación del cólera por importación.

       Pruebas sacadas de la progresión de las epidemias de cólera en las localidades atacadas.

       Pruebas sacadas de la eficacia de ciertas medidas preventivas.

       El texto relativo á estas pruebas se aprobó por 21 votos contra 0, habiéndose abstenido de votar los Sres. Segovia, Monlau, Molkom, Sawas y Gómez.

 

CONCLUSIONES GENERALES DEL CAPÍTULO

      La Conferencia concluye que la transmisibilidad del cólera asiático es una verdad incontestable, probada por hechos que no admiten ninguna otra interpretación.- Aprobada por unanimidad.

       Sobre la posibilidad de la propagación del cólera por la atmósfera, la Conferencia responde que hasta hoy ningún hecho ha probado que el cólera pueda propagarse á lo lejos, por solo la atmósfera, en cualquiera condición que sea; y que, además de que esta es una ley sin excepción, nunca se ha propagado una epidemia de cólera de un punto á otro en un tiempo menor que el que dilata un hombre para transportarse. ?- Aprobada por unanimidad.

      ¿Cómo se efectúa la importación del cólera y cuales son los agentes de la transmisión? El hombre atacado de cólera es, por sí mismo, el principal agente propagador de esta enfermedad, y un solo colérico puede dar lugar al desarrollo de una epidemia.- Aprobada por unanimidad

       La Conferencia ha sido conducida á concluir que ciertos hechos tienden á probar que un solo individuo (varios con mayor razón) precedente de un lugar contaminado y padeciendo de diarrea, puede bastar para dar lugar al desarrollo de una epidemia colérica, ó en otros términos, que la diarrea llamada premonitoria puede trasmitir el cólera.?Aprobada por unanimidad, menos el voto del Sr. Millingen.

 

DURACIÓN DE LA INCUBACIÓN

      Conclusión: Casi en todos los casos el período de incubación, es decir, el tiempo que trascurre entre el momento en que un individuo ha podido contraer la intoxicación colérica y el principio de la diarrea premonitoria ó del cólera confirmado no pasa de algunos días. Todos los hechos citados de una incubación más larga, se refieren á casos que no son concluyentes, ó bien porque la diarrea premonitoria se ha comprendido en el período de incubación o porque el contagio ha podido tener lugar después de la salida del lugar infectado.- Aprobada por la mayoría de 20 votos, contra 1, el del Sr. Salem Bey. Se abstuvieron de votar los Sres. Millingen, Malcom-Khan y Sawas.

       Sobre la cuestión de saber si el cólera puede ser importado y transmitido por animales vivos, la Conferencia ha respondido: no hay ningún hecho conocido que establezca que el cólera haya sido importado por animales vivos; pero sin embargo, es racional considerarlos, en ciertos casos, como siendo objetos de los llamados susceptibles.?La primera parte de la conclusión se aprobó por unanimidad; la segunda por 16 votos contra 8. Se abstuvieron de votar tres personas.

      Sobre la cuestión de saber si el cólera puede ser importado y trasmitido por lienzos, vestidos, etc., la Conferencia ha respondido que el cólera puede ser trasmitido por los efectos de uso procedentes de un lugar infestado, y especialmente por aquellos que han servido á los coléricos; y que aun resulta de ciertos hechos que la enfermedad puede ser importada á lo lejos por estos mismos efectos encerrados al abrigo del contacto del aire libre.- Aprobada por 21 votos contra 2 (Sres. Dickson y Stenersen), y 2 de abstención (Sres. Keun y Lenz).

      Relativamente á las mercancías, la Conferencia, aceptando por unanimidad la ausencia de pruebas en apoyo de la transmisión del cólera por las mercancías, ha admitido (por mayoría de 16 votos contra 5 y 3 abstenciones), la posibilidad del hecho en ciertas condiciones.

      Reasumiendo lo que acaba de decirse en los artículos precedentes, la Conferencia, hasta que tenga más amplios informes, cree que será prudente considerar como sospechosa, á menos de condiciones particulares y determinadas, toda procedencia de un foco colérico.?Aprobada por 14 votos, 10 de abstención.

      En lo que concierne á los cadáveres de coléricos, la Conferencia ha respondido: Aun cuando no esté probado por hechos concluyentes que los cadáveres de coléricos puedan trasmitir el cólera, es prudente considerarlos como peligros.?Aprobada por 22 votos. Se abstuvo de votar el Sr. Sawas.

 

DE LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION

      La Conferencia es de parecer que las comunicaciones marítimas son, por su naturaleza, las más peligrosas; que éstas son las que más seguramente propagan á lo lejos el cólera, viniendo en seguida las de los caminos de fierro, que en un tiempo muy corto pueden llevar la enfermedad á gran distancia.- Aprobada por unanimidad.

      En cuanto á la influencia de los desiertos, la Conferencia, ateniéndose á los hechos establecidos por la experiencia, concluye que los grandes desiertos son una barrera muy eficaz contra la propagación del cólera, y reconoce que no hay ejemplo de que esta enfermedad haya sido importada á Egipto ó á Siria, á través del desierto por las caravanas que han salido de la Meca.- Aprobada por 22 votos. Se abstuvieron de votar los Sres. Solak, Monlau y Maccas.

 

DE LA INFLUENCIA DE LAS AGLOMERACIONES

      La Conferencia responde de una manera general, que toda aglomeración de hombres -entre la cual se introduce el cólera- es una condición favorable á la extensión rápida de la enfermedad, y- si esta aglomeración se encuentra en malas condiciones higiénicas - á la violencia de la epidemia entre ella.

      Que en tal caso la rapidez de la extensión es proporcional á la concentración de la masa aglomerada, mientras que la violencia de la epidemia es- en igualdad de circunstancias- tanto más pronunciada cuanto que los individuos que componen la aglomeración han sufrido menos la influencia colérica, ó no la han sufrido; es decir, en otros términos, que los individuos que han sufrido ya la influencia de un foco colérico, gozan de una especie de inmunidad relativa y temporal, que hace contrapeso á los efectos perjudiciales de la aglomeración.

      Por último, que en una masa aglomerada, mientras más rápida es la extensión de una epidemia, más violenta es su terminación, á menos que lleguen otros individuos sanos á, dar nuevo alimento á la enfermedad, sosteniéndola de este modo.- Aprobada por 20 votos. Se abstuvieron de votar los Sres. Segovia y Monlau.

      Por lo que toca á los barcos, la Conferencia concluye que la intensidad de las epidemias de cólera á bordo de los buques llenos de hombres es, en general, proporcionada á la aglomeración de éstos, y tanto más violenta, en igualdad de circunstancias, cuanto que esos hombres no salen de un foco colérico donde han permanecido; que sobre los barcos en que hay aglomeración, la marcha de las epidemias de cólera es de ordinario rápida; en fin, la Conferencia agrega que el peligro de importación por los buques y el de que den lugar á una epidemia grave, no están enteramente subordinados á la intensidad, ni aun á la existencia de los accidentes coléricos comprobados á bordo durante la travesía.-Aprobada por 19 votos. Se abstuvo de votar el Sr. Macías.

      Relativamente á los lazaretos, la Conferencia concluye que la aglomeración de individuos procedentes de un lugar donde reina el cólera, en un lazareto, no tiene por efecto producir entre los cuarentenarios una gran extensión de la enfermedad; pero que tal aglomeración no deja de ser muy peligrosa para los vecinos, porque es propia para favorecer la propagación del cólera.?Aprobada por 15 votos. Se abstuvo de votar el Sr. Monlau, Los otros miembros estaban ausentes.

      Con respecto á las grandes aglomeraciones de hombres, la Conferencia concluye que las grandes aglomeraciones de hombres (ejércitos, ferias, peregrinaciones) son uno de los medios más seguros de propagación del cólera; que constituyen grandes focos epidémicos, los cuales, ya sea que marchen, como un ejército, ya sea que se diseminen, como las ferias y las peregrinaciones, importan la enfermedad á los países que atraviesan; que estas aglomeraciones, después de haber sufrido de una manera, ordinariamente rápida, la influencia del cólera, llegan á ser mucho menos sensibles á ella, y que aun desaparece ésta muy pronto, á menos que nuevos arribos lleguen á sostener la enfermedad.?Aprobada por unanimidad de 22 votos.

      Relativamente á la influencia de la diseminación, la Conferencia concluye que la diseminación de una masa aglomerada, hecha en tiempo oportuno, puede hacer menos violenta una epidemia de cólera que acabe de aparecer y aun detener la extensión; pero que esta diseminación haría nacer, al contrario, un gran peligro de propagación, si se efectuara en el seno de las localidades todavía indemnes. ?Aprobada por unanimidad de 22 votos. En cuanto al papel de la peregrinación de la Meca, la Conferencia concluye que el papel de la peregrinación de la Meca, como agente propagador del cólera con respecto á los países vecinos de Europa (los únicos acerca de los cuales tenemos datos positivos) ha sido la importación de esta enfermedad á Egipto, dos veces, con 34 años de intervalo, durante la estación del calor.?Aprobada por unanimidad de 22 votos.

 

DE LA INFLUENCIA DE LAS CONDICIONES HIGIÉNICAS

      En conclusión, la Conferencia reconoce que las condiciones higiénicas y otras que en general predisponen á una población á contraer el cólera, y que por consecuencia favorecen la intensidad de las epidemias, son: la miseria con todas sus consecuencias, la acumulación de individuos, el estado enfermiso de éstos, la estación de calor, la falta de aereación, las exhalaciones de un suelo poroso impregnado de materias orgánicas, sobre todo, si estas materias orgánicas provienen de deyecciones coléricas.

      Además, la Conferencia opina, que como parece demostrado por la experiencia que las deyecciones de los coléricos contienen el principio generador del cólera, es lícito admitir que las atarjeas, los comunes y las aguas contaminadas de una ciudad pueden llegar á ser agentes de propagación de la enfermedad.

      La Conferencia agrega, que parece resultar de ciertos hechos que el suelo de una localidad, una vez impregnado de detritus coléricos, ha podido conservar durante un tiempo bastante largo la propiedad de desprender el principio de la enfermedad y de sostener así una epidemia, ó aun regenerarla cuando se haya extinguido.?Aprobada por unanimidad de 19 votos.

 

DE LA INMUNIDAD CON RELACIÓN AL CÓLERA.

      En conclusión, la inmunidad de que gozan ciertas localidades, es decir, la resistencia permanente ó temporal, general ó parcial, opuesta por estas localidades al desarrollo del cólera en su circunscripción, es un hecho que no excluye la transmisibilidad, pero que indica que ciertas condiciones locales, no determinadas todas aún, son un obstáculo al desarrollo de la enfermedad.

      De la misma manera la inmunidad más ó menos completa, y más ó menos duradera de que gozan el mayor número de personas colocadas en medio de un foco colérico, inmunidad que atestigua la resistencia individual al principio tóxico, es una circunstancia que debe tenerse en cuenta.

      Bajo el punto de vista del desarrollo epidémico la inmunidad es el correctivo de la transmisibilidad, y con relación á la profilaxia encamina á los medios propios para limitar los perjuicios de la enfermedad.?Aprobada por mayoría de 21 votos, contra el del Sr. Sawas.- Se abstuvieron de votar los Sres, Monlau, Maceas y Sténersen.

 

DEDUCCIONES RELATIVAS A LOS ATRIBUTOS DEL PRINCIPIO GENERADOR DEL CÓLERA

      En resúmen, según la Conferencia, en el estado actual de la ciencia, no se pueden emitir sino hipótesis sobre la naturaleza del principio generador del cólera; sabemos sólo que es originario de ciertos lugares de la India, y que se mantiene allí de un modo permanente; que este principio se regenera en el hombre y lo acompaña en sus peregrinaciones; que puede ser así propagado á distancia de país á país, por regeneraciones sucesivas, sin que se reproduzca jamás espontáneamente fuera del hombre.- Aprobada por unanimidad de 25 votos, menos el del Sr. Goodeve que se abstuvo de votar.

      Relativamente á los vehículos del principio generador del cólera, la Conferencia concluye que el aire ambiente es el vehículo principal del agente generador del cólera; pero la trasmisión de la enfermedad por la atmósfera, queda en la inmensa mayoría de los casos limitada á una distancia muy próxima al foco de emisión. En cuanto á los hechos citados de trasporte por la atmósfera á una ó varias millas de distancia, no son suficientemente concluyentes.- Aprobada por mayoría de 24 votos contra 0. El Sr. Sawas se abstuvo de votar.- El Sr. Goodeve hizo una nueva reserva en cuanto á la distancia.

      Según la Conferencia, el agua y ciertos ingesta pueden también servir de vehículos á la introducción en el organismo del principio generador del cólera.

      Supuesto esto, se sigue de ahí, por decirlo así necesariamente, que las vías por las que penetra el agente tóxico á la economía son principalmente las vías respiratorias, y muy probablemente también las vías digestivas. En cuanto á la penetración por la piel, nada hay que tienda á establecerlo.- Aprobada por unanimidad de 26 votos.

      En cuanto á los principales receptáculos del principio colérico, la Conferencia concluye que siendo incontestablemente la materia de las deyecciones coléricas el principal receptáculo del agente morbífico, se infiere que todo lo que está contaminado por estas deyecciones llega á ser un receptáculo de donde puede desprenderse el principio generador del cólera, bajo la influencia de condiciones favorables; se deduce asimismo que la genesis del germen colérico tiene lugar muy probablemente en las vías digestivas, tal vez con exclusión de cualquiera otro aparato del organismo.- Aprobada por unanimidad de 26 votos.

      Con respecto á la duración de la actividad morbífica del principio fuera del organismo, la Conferencia responde, que, resulta del estudio de los hechos, que al aire libre el principio generador del cólera pierde rápidamente su actividad morbífica, siendo esta la regla; pero que en ciertas condiciones particulares de confinamiento esta actividad puede conservarse durante un tiempo indeterminado- Aprobada por unanimidad de 25 votos.

      Relativamente á la duración de la diarrea colérica, la Conferencia declara que la observación enseña que la duración de la diarrea colérica, llamada premonitoria, - la cual no debe confundirse con todas las diarreas que existen en tiempo del cólera,- no pasa de algunos días.

      Los hechos citados como excepcionales no prueban que los casos de diarrea que se prolongan más allá pertenezcan al cólera y sean susceptibles de trasmitir la enfermedad, cuando el individuo atacado ha sido sustraído á toda causa de contaminación.?Aprobada por 15 votos contra 4, los de los Sres. Monlau, Millingen, Gómez y Mühlig.?Se abstuvieron de votar los Sres. Vermoni, Keun y Sawas.?Los Sres. Lalleman y Maccas hicieron una reserva sobre la segunda parte de la conclusión.

 

INFORME SOBRE LA MARCHA Y EL MODO DE PROPAGACION DEL CÓLERA EN 1865
CONCLUSIONES APROBADAS POR LA CONFERENCIA

      De los hechos observados en 1865, resulta: l° que la propagación del cólera se efectúa por el movimiento de los hombres, cualesquiera que sean los medios de locomoción de que se sirvan; 2° que es tanto más de temerse la propagación, cuanto que los medios de locomoción son más rápidos y más multiplicados; 3° que en igualdad de circunstancias, una masa infectada ó un sólo individuo enfermo pueden propagar el cólera á grandes distancias.

      Profilaxia.- En lo relativo á la profilaxia, lo que se halla vigente en nuestro país está contenido en la circular del Ministerio de Gobernación, de 18 de Julio de 1885, la cual copiamos íntegra.

      Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación.- México.- Sección lª- Circular. - Siendo uno de los más importantes deberes de la Administración velar por la salubridad general del país, y temiendo que el cólera asiático reinante hoy en España, pueda comunicarse á México, supuestas las constantes relaciones que mantiene con dicha Península, el Presidente de la República cree llegado el caso de dictar nuevas providencias para prevenir en lo posible ese grave mal, ó hacer siquiera menos desastrosos los efectos de la epidemia, si á pesar de todos los medios que se empleen para evitarlo, aparece por desgracia en nuestro territorio: Con el fin de que las medidas que debieran tomarse fuesen acertadas, y de acuerdo con los progresos é indicaciones de la ciencia, el mismo Primer Magistrado se sirvió disponer que el Consejo Superior de Salubridad propusiera las más oportunas según las circunstancias, consultando á la vez las instrucciones cuya observancia seria de recomendarse en su oportunidad, á los particulares.

      En cumplimiento de ese acuerdo la citada Corporación ha discutido y aprobado el siguiente dictámen:

      "Consejo Superior de Salubridad- México- La Comisión de Epidemología, cumpliendo con el acuerdo de este Consejo fecha 30 del mes próximo pasado, tiene la honra de someter á su deliberación el conjunto de medidas profilácticas que considera deben adoptarse, así por las autoridades como por los particulares; con el fin de prevenir se comunique la epidemia de cólera asiático á nuestro territorio, ó con el de hacer menos funestos sus estragos en el caso desgraciado de que llegue á invadir el país.

      Ya en otras ocasiones el Consejo se ha ocupado de las principales cuestiones relativas á tan interesante asunto, por cuyo motivo poco tendríamos que agregar en esta vez, y tanto menos cuanto que no obstante los últimos estudios muy interesantes acerca de esa enfermedad, casi nada se ha adelantado respecto de su profilaxia. Sin embargo, teniendo en cuenta que esos estudios confirman cada día más la idea que ya se tenía de que esa afección reconoce por causa el desarrollo en la economía, de un microbio, hemos juzgado muy interesante proponer de, una manera más extensa la desinfección de las deyecciones, de las habitaciones, ropas y cualquier objeto que pudiera estar contaminado y el aislamiento de los enfermos, con objeto de destruir el germen morboso ó de evitar su propagación á las personas sanas.

      Comprendiendo igualmente que las condiciones higiénicas de las poblaciones influyen de una manera notable en su mayor ó menor receptividad respecto de las enfermedades infecciosas, insistimos en la necesidad de procurar por todos los medios posibles el saneamiento de esas mismas poblaciones, recomendando como bases de éste la canalización del suelo (drainage), el plantío de numerosas arboledas, la desecación de los pantanos, el abastecimiento de los centros poblados, de agua en abundancia, y la adopción de un sistema adecuado de evacuación de las inmundicias. Aun cuando estas medidas son de costo muy grande y exigen muchos años para realizarse, las señalamos, sin embargo, porque no sólo servirán para el objeto con que ahora se proponen, sino que mejorarán de una manera notable la salubridad pública, disminuyendo las enfermedades infecciosas, la tuberculosis, el paludismo en sus diferentes formas, etc., dando á la vez mayor vigor á los habitantes y contribuyendo á aumentar su vida media. Importa, por tanto, que aun cuando sea de una manera lenta y á costa de grandes sacrificios, procuren las autoridades todas de la República plantearlas y darles cada día mayor extensión.

      No obstante que el Congreso nacional de higiene aprobó una serie de medidas para impedir la propagación de las enfermedades epidémicas de un punto de la República á otros, no las consultamos ahora, sin negar por eso su importancia inequívoca, porque para su realización sería necesaria una organización completa de los servicios sanitarios en toda la República y una legislación adecuada, de todo lo cual carecemos absolutamente, y lo que no creernos posible improvisar, llegado el caso de que el país se viera invadido por la epidemia colérica; bueno sería, sin embargo, pensar desde ahora en esto que es de la mayor utilidad en todo caso, y mucho más en el desgraciado á que nos referimos. Nos limitamos, por tanto, á consultar sólo la incomunicación absoluta en casos determinados con los lugares donde reine la epidemia.

      Respecto de la cartilla para instrucción popular que tenemos la honra de presentar, sólo dirémos que la hemos redactado conforme á los mejores preceptos sobre la materia y en vista de las que con el mismo objeto se han publicado en los principales países de Europa y en los Estados Unidos del Norte, y muy especialmente teniendo en cuenta la que en 1849 formó la Escuela de Medicina de México y que fué escrita por los distinguidos médicos Erazo, Jiménez y Lucio.

      En vista de lo expuesto, sometemos á la aprobación del Consejo las siguientes:

 

MEDIDAS PRESERVATIVAS DEL CÓLERA ASIÁTICO QUE DEBERÁN PONERSE
EN PRACTICA EN LA REPUBLICA MEXICANA

I

CUARENTENAS MARITIMAS

      Cualquier buque que llegue á alguno de nuestros puertos deberá ser visitado por la Junta de Sanidad respectiva, y no podrá ponerse en libre plática sin la autorización de esa misma Junta.

      La visita de los buques en los puertos de altura donde no haya Junta de Sanidad, se practicará por dos ó tres médicos nombrados al efecto.

       En su visita la Junta, antes de penetrar al buque, examinará la patente de sanidad y hará el interrogatorio conveniente al capitán del buque y á los pasajeros, para saber si éste ha tocado algún punto infestado por el cólera, si vienen enfermos de esa afección á bordo, y por último, si en la travesía se han presentado algunos casos ya sea de cólera confirmado ó de diarrea premonitoria.

       Cuando del examen practicado por la Junta de Sanidad resultare que el buque proviene de ó ha tocado algún punto donde exista el cólera, pero sin que en su travesía se haya presentado ningún accidente sospechoso, si ésta ha durado más de ocho días, se someterá el buque á una cuarentena de observación de siete días.

      Si la travesía ha sido de menor duración que la ántes indicada, se prolongará la cuarentena tantos días más cuantos fueren necesarios para que haya un intervalo de quince entre el día en que salió el buque del último punto donde existía el cólera y aquel en que debe cesar la observación.

       En el caso de que durante la travesía haya habido enfermos ó algún caso de defunción á consecuencia del cólera, pero sin que al llegar el buque se encuentre accidente alguno sospechoso, se someterá á los pasajeros á una cuarentena de diez días de duración.

       Si el buque llega trayendo á bordo enfermos de cólera ó con accidentes que hagan sospechar esta afección, sólo se permitirá su desembarque en los puertos donde haya lazaretos bien arreglados para tratar á los enfermos en riguroso aislamiento.

       En estos puertos se separará á los enfermos de cólera para su tratamiento y se impondrá á los demás pasajeros una cuarentena de diez días, contados desde el momento en que se haya hecho la separación de los enfermos.

       Cuando el buque provenga de un punto infestado ó haya tocado alguno que lo esté, o cuando vengan á bordo pasajeros ó tripulantes con accidentes que hagan sospechar el cólera, se hará la desinfección conveniente de las ropas de uso, equipajes, mercancías y correspondencia.

      10ª En el caso de que el buque llegue con enfermos de cólera ó los haya tenido durante la travesía, se hará además la desinfección del buque mismo.

      11ª La desinfección de las mercancías, ropas, etc., se hará, siempre que fuere posible, en el lazareto y en estufas cuya temperatura se eleve á 110 grados centígrados por lo menos o por medio del ácido sulfuroso, teniendo cuidado de humedecer el piso y las paredes de la cámara de desinfección y de quemar en ella el azufre en la proporción de 30 gramos por metro cúbico de capacidad.

      12ª Si durante la cuarentena á que sea sometido algún buque se desarrollan casos de cólera, se procederá respecto de él como si se tratara de alguno que acabase de llegar en esas condiciones.

      13ª Es de suma importancia que en los puertos de Veracruz, Tampico, Progreso y Matamoros para el Golfo mexicano y en los de Acapulco, Manzanillo, Mazatlán y Guaymas para el mar Pacífico, se proceda á la erección de lazaretos en sitios perfectamente aislados y con las condiciones convenientes para que se lleven á efecto las curentenas de rigor y de observación.

 

II

 

INSPECCIÓN SANITARIA Y DESINFECCIÓN EN LA FRONTERA DEL NORTE
É INCOMUNICACIÓN CON LA REPUBLICA DE GUATEMALA

      14ª Tan luego como se tenga noticia de haberse desarrollado el cólera en los Estados Unidos del Norte, no se permitirá el tránsito de pasajeros y mercancías de ese país al territorio de la República, sino por los puntos siguientes: Matamoros, Nuevo Laredo, Piedras Negras, Paso del Norte y Nogales.

      15ª En cada una de estas poblaciones se establecerá una estación sanitaria, en la que los pasajeros sean sometidos á un examen médico, con el fin de averiguar si están ó no enfermos del cólera ó de accidentes que pudieran hacer sospechar esta enfermedad, y en la que se practicará su desinfección y la de sus ropas y equipajes, así como la de las mercancías que provengan de lugares infestados por el cólera.

      16ª Las estaciones sanitarias se establecerán fuera de todo lugar poblado, y se compondrán de un lazareto para enfermos, aislado así como su personal, de las otras oficinas de la estación; de un departamento para el reconocimiento de los pasajeros, de habitaciones para el personal de la estación, y de la estufa y cámaras de desinfección necesarias.

      17ª Se expedirá á los pasajeros en quienes no se encontrare accidente sospechoso alguno, un certificado por el que conste que han sufrido el examen médico respectivo, con el cual podrá permitirse su entrada á las poblaciones.

      18ª A los que estuvieren enfermos del cólera se les conducirá desde luego al lazarato, donde permanecerán hasta su completa convalescencia.

      19ª A las personas que presentaren sólo accidentes sospechosos, se les permitirá regresar á territorio de los Estados Unidos, si así lo descaren, ó serán asistidos en tiendas situadas á una distancia del pabellón principal del lazareto, bastante para impedir el contagio.

      20ª Los cadáveres de los que sucumban en los lazaretos serán cremados, así como las ropas y colchones que hubieren servido para su asistencia.

      21ª En las poblaciones de la frontera se someterá á un examen médico á los pasajeros que se sospeche vengan de los Estados Unidos, y no presenten, sin embargo, el certificado de inspección de las estaciones sanitarias. En este caso se desinfectarán también sus equipajes y mercancías.

      22ª En cada estación habrá por lo menos tres médicos con título legal, de los cuales dos practicarán el interrogatorio y reconocimiento que estimen necesario, para averiguar si los pasajeros no padecen del cólera ó de accidentes que pudieran hacerlo sospechar, y el otro se encargará de la asistencia de los enfermos en el lazareto.

      23ª Los trenes de los Estados Unidos que provengan de lugares infestados ó que hayan atravesado por ellos, no podrán llegar á las poblaciones, sino que serán detenidos en las estaciones sanitarias, donde se trasbordarán los pasajeros y mercancías después de la inspección médica y la desinfección, debiendo volver inmediatamente á territorio de los Estados Unidos el tren que los haya conducido.

      24ª La desinfección de los pasajeros se hará por medio de baños; y la de las ropas, los equipajes y mercancías se hará por el calórico en estufas húmedas cuya temperatura se eleve de 110 á 120 grados centígrados ó por el ácido sulfuroso, quemando azufre en la cámara de desinfección, en la proporción de 30 gramos por metro cúbico de la capacidad de esta última.

      25ª Si el cólera se presentare en la República de Guatemala, se interrumpirá toda comunicación terrestre con ese país mientras dure la epidemia.

 

III

 

SANEAMIENTO DE LAS POBLACIONES

      26ª Se procurará alcanzar por todos los medios posibles el saneamiento radical de las poblaciones, fijándose con especialidad en los puntos siguientes:

       I. La canalización subterránea del suelo (drainage), en todos los lugares que fuere necesario.
      II. El plantío de arboledas, evitando á la vez la tala de los montes.
      III La desecación ó el saneamiento de los pantanos.
      IV El abastecimiento de agua potable en abundancia, de los centros poblados.
      V. El establecimiento de un buen sistema de evacuación de las inmundicias.

 

IV

 

MEDIDAS PARA EVITAR LA PROPAGACIÓN DEL CÓLERA DE UNA Á OTRA POBLACIÓN DE LA REPÚBLICA

      27ª Se incomunicarán con el resto de la República las primeras poblaciones invadidas por el cólera, en el caso de que por sus elementos propios de vida, sus pocas relaciones comerciales y su situación topográfica relativa puedan aislarse

      28ª En este caso se establecerá la incomunicación, impidiendo la salida de pasajeros y mercancías por un cordón sanitario que se establecerá á una legua, cuando menos, del lugar donde se haya desarrollado la epidemia. Sólo se permitirá el paso de la correspondencia, teniendo cuidado de desinfectarla de una manera conveniente tan luego como se reciba.

 

V

 

MEDIDAS DE POLICÍA PARA ALCANZAR QUE LA EPIDEMIA HAGA LOS MENORES ESTRAGOS POSIBLES
EN LAS POBLACIONES QUE SEAN INVADIDAS

      29ª Se hará la limpia de los caños, atarjeas y otros derrames de las poblaciones, cuidando en lo sucesivo de mantenerlos siempre con buena corriente.

      30ª Esta limpia deberá hacerse observando las prescripciones siguientes:

      I. No deberá depositarse el azolve á los lados de los caños y atarjeas sino que será trasportado inmediatamente después de extraído.

      II. Es también conveniente para la salubridad, que la limpia se haga exclusivamente por la noche, de las diez á las cinco, y que las atarjeas queden cubiertas al comenzar el día.

      III. Es una medida prudente que durante las horas en que se haga la limpia, se haga funcionar un hogar, con su tiro convenientemente dispuesto para quemar los miasmas y diseminar ampliamente los que escapen á la combustión.

       IV Es igualmente útil verter alguna sustancia desinfectante en las atarjeas y caños, antes de remover el azolve.

      31ª Se cuidará de quemar diariamente las basuras acumuladas en los muladares y de que éstos estén situados en un lugar conveniente.

      32ª Es importante que se tenga especial cuidado en el barrido de las calles, y que se evite que los vecinos arrojen basuras y materias excrementicias en sitios que no estén destinados á ese objeto.

      33ª Es muy interesante que se cuide de que constantemente estén en buen estado de conservación los acueductos y perfectamente limpias las fuentes públicas y demás depósitos de agua,

      34ª Las autoridades respectivas procurarán, por todos los medios posibles, que en los comunes y en todos los caños de las casas haya sess?pool ú otros obturadores hidráulicos que impidan el paso de los gases de las letrinas y atarjeas al interior de las habitaciones.

      35ª Las mismas autoridades, antes de que aparezca la epidemia, deberán no sólo aconsejar sino favorecer por todos los medios posibles la emigración de los habitantes, para disminuir así la aglomeración

      36ª Todas las poblaciones se proveerán con la debida oportunidad de los medicamentos más indispensables, así corno de los desinfectantes de que se hablará más adelante.

      37ª En los grandes centros de población, al menos, se organizarán con la anticipación debida un servicio de asistencia médica preventiva y las juntas de socorros que fueren necesarias para prestar toda clase de auxilios á las familias indigentes.

      38ª El servicio de asistencia médica preventiva, que será formado por médicos ó estudiantes de los últimos años de medicina, tendrán por objeto visitar diariamente á las familias de la última clase de la sociedad, que por su falta de ilustración y abandono en que viven no estén en aptitud de utilizar las prescripciones contenidas en la instrucción de profilaxia individual formulada por este Consejo.

      39ª Las Juntas de socorros tendrán las atribuciones principales que siguen:

      I. Colectar los fondos que para el socorro de los enfermos pobres destinen el Gobierno general, los Gobiernos de los Estados y los Ayuntamientos, así como las cantidades que los particulares cedan con el mismo fin.

      II. Establecer igualas con algunas boticas para el abastecimiento de medicinas á los enfermos pobres y hacer la compra de las ropas, alimentos y medicinas que fueren necesarias y distribuirlas equitativamente.

      III. Establecer, de acuerdo con las Juntas de Sanidad locales ó con los Ayuntamientos respectivos, los hospitales provisionales necesarios para el tratamiento de los coléricos.

      40ª Tan luego como se declare el cólera en alguna población comenzarán á funcionar las Juntas de caridad, así coi?no el servicio de asistencia médica preventiva, y se observarán las prevenciones siguientes:

      I. Cada médico ó estudiante encargado del servicio de asistencia médica preventiva, pasará á lo menos una vez al día á las casas que le hayan sido asignadas, limitándose á visitar á las familias que por su pobreza ó poca ilustración no puedan acudir á un medico, ni observar las instrucciones populares formuladas por el Consejo Superior de Salubridad. En esta visita interrogarán á los miembros de la familia para averiguar si alguno tiene cualquier síntoma que indique el principio del cólera, en cuyo caso formulará la prescripción conveniente para llenar las indicaciones, é instruirá á la familia de las precauciones qué debe tomar para evitar el contagió

      II. Todas las noches habrá en cada una de las Inspecciones de Policía ó en el lugar que se juzgue oportuno según las poblaciones, una guardia de médicos dedicados exclusivamente al servicio nocturno, para que á cualquiera hora los vecinos puedan disponer de los socorros facultativos. Estos empleados no podrán exigir retribución alguna de los enfermos pobres.

      III. Se evitarán hasta donde sea posible las grandes reuniones; se ordenará la desocupación de los cuarteles, dejando sólo en las poblaciones las tropas que fueren indispensables para el servicio; se disminuirá hasta donde se pueda la aglomeración de las cárceles, y se disminuirán las horas de asistencia á las escuelas públicas.

      IV. Agentes de policía visitarán diariamente las plazas de mercado y expendios de frutas y verduras, y separarán de la venta las que estén alteradas, así como las frutas verdes.

      V. Deberá prohibirse durante la epidemia la venta de frazadas, colchones, sábanas y la de cualquiera otra pieza de ropa blanca, cuando estos objetos estén ya usados.

      VI. Deben suspenderse los trabajos en las fábricas de almidón en que se siga el procedimiento de fermentación y en las otras industrias en que se emplean sustancias orgánicas que puedan entrar fácilmente en putrefacción. En las fábricas de cerveza se tendrá cuidado de que diariamente se extraigan los residuos de las sustancias usadas, y se vigilará que en las tocinerías se saponifiquen todos los días las grasas, sin que se deje nada de ellas en depósito en los llamados "barcos de pudrición".

      VII. De acuerdo con las Juntas de Sanidad locales ó con los Ayuntamientos respectivos, se elegirá en su oportunidad en cada población un terreno conveniente para que sirva de cementerio para los cadáveres de los pobres que sucumban del cólera.

      VIII. En los demás panteones se designará un sitio especial para el enterramiento de los coléricos, y en todos se dará á las fosas una profundidad de dos metros por lo menos.

     IX. En los cementerios donde se hagan inhumaciones de coléricos, habrá un médico para comprobar las defunciones

      X. No se permitirá que los cadáveres de coléricos permanezcan en las habitaciones más de veinticuatro horas.

      XI. Por ningún motivo se permitirán las misas de cuerpo presente, ni cualquiera otra ceremonia fúnebre en presencia de los cadáveres de las personas que hayan sucumbido al cólera.

      41ª Las personas que ejerzan la medicina, si se juzga conveniente, ó bien los jefes de familia, los directores de los colegios, los de las fábricas é industrias, los dueños ó encargados de los hoteles, mesones, casas de huéspedes, etc., estarán obligados á dar aviso á la autoridad dentro de las primeras veinticuatro horas, de cualquier caso de cólera que observen ó que se presente en su habitación ó en los establecimientos de su cargo.

      42ª Inmediatamente que la autoridad respectiva tenga conocimiento de algún caso de cólera, remitirá á la familia del enfermo un ejemplar de la cartilla de higiene individual formulada por este Consejo, y si el enfermo no estuviere asistido por algún médico, hará que lo visite alguno, ministrando además á la familia, cuando fuere pobre, los desinfectantes necesarios.

      43ª En las poblaciones donde se hayan podido organizar debidamente los servicios sanitarios la autoridad, además de lo antes dicho, hará que un médico visite en el acto la casa y resuelva si el enfermo podrá asistirse de una manera conveniente en ella.

       44ª Cuando así fuere, se cuidará de que tan luego como el enfermo sane ó sucumba, se desinfecte la pieza donde haya estado, ó igualmente los comunes y caños de la casa.

      45ª En el caso de que á juicio del médico fuere inconveniente el tratamiento del enfermo en su propia habitación, se procurará por todos los medios posibles alcanzar de la familia que sea conducido para su asistencia á un hospital ó casa de salud.

       46ª Los Comisarios de policía ó autoridades á quienes corresponda, darán diariamente al Consejo de Salubridad, á las Juntas locales de Sanidad ó á los Ayuntamientos respectivos, una noticia de los casos de la enfermedad epidémica de que tengan conocimiento, con indicación de las casas donde se hayan presentado y de las medidas practicadas.

      47ª Remitirán igualmente un parte de los enfermos pobres de que hubieren tenido conocimiento á las Juntas de Socorros, para que éstas los auxilien con los alimentos, ropas y medicinas que fuere posible.

      48ª Por ningún motivo se permitirá la asistencia de los enfermos de cólera en las escuelas, hoteles, mesones y otros establecimientos de aglomeración.

      49ª Con la debida oportunidad deberán repartirse con profusión las instrucciones populares del Consejo Superior de Salubridad, referentes á la profilaxia del cólera y cuidados que deben impartirse á los enfermos al principiar la afección, antes de que sean vistos por un médico.

 

INSTRUCCIÓN SOBRE LAS PRECAUCIONES QUE DEBEN TOMARSE
DURANTE UNA EPIDEMIA DE CÓLERA ASIÁTICÓ

 

EMIGRACIÓN

       1. Todas las personas para quienes el cambio de residencia sea posible, pasando del lugar infectado á otro que no lo esté, deberán hacerlo, desde el momento en que se tenga noticia de los primeros casos, y teniendo cuidado después de no recibir huéspedes, alimentos, bebidas, ropas ó cualquiera otro objeto procedente del lugar infestado.

      2. Para el cambio de residencia deberán elegirse principalmente las poblaciones de poco tránsito, de reducidas relaciones comerciales con los lugares infestados, distantes de los ríos y cuando menos dos leguas del lugar donde reine el cólera, y de suelo granítico ó por lo menos seco y poco poroso.

      3. Las personas que hubieren cambiado de residencia no deberán volver á las poblaciones donde se haya presentado el cólera, sino después de transcurridos dos meses contados desde la fecha en que se hayan dado los últimos casos, aun benignos de la enfermedad epidémica.

ALIMENTACIÓN

       4. En tiempo de cólera no debe modificarse el régimen alimenticio á que se esté acostumbrado respecto de las horas de las comidas, y de las cantidades de alimentos que se tomen en cada una de ellas.

      5. Todos los alimentos de que se haga uso deberán estar bien cocidos, evitando por tanto las ensaladas de lechuga ó de cualquiera otra verdura, que según costumbre se hacen en crudo.

      6. Deben desecharse en general los alimentos de difícil digestión, ó que suelten el estómago, especialmente las carnes y pescados salados, los mariscos, al menos en los lugares donde no son de un uso diario, las carnes picadas, los rellenos, los chorizones y longanizas, los huevos, excepto los pasados por agua ó tibios, y por último, los helados, la nieve y demás preparaciones congeladas.

      7. La leche podrán tomarla las personas acostumbradas á su uso, pero siempre hervida. Respecto de las frutas no hay inconveniente en comerlas en cantidad moderada, y con tal que estén bien maduras, teniendo cuidado, sin embargo, en todo caso, de pelarlas, ó comerlas mejor cocidas.

      8. Como respecto de la facilidad de digerir se encuentran diferencias notables en cada individuo, cada uno deberá consultar á su propia experiencia, y omitir el uso de aquellas sustancias que no digiere con facilidad, ó que le sueltan el vientre, aunque no suceda así á los demás.

BEBIDAS

       9. El agua que se emplee, tanto para bebida como para otros usos domésticos, debe ser perfectamente pura, prefiriéndose ?en las poblaciones donde sea posible, el agua de manantial ó la de pozos artesianos.

      10. Las aguas de cisternas, de jagüeyes, y en general, cualquiera otra de cuya pureza se dude, sólo deberán utilizarse para bebida ó para la preparación de los alimentos, después de haberlas hecho hervir durante diez minutos, y teniendo cuidado de aerearlas luego que se hayan enfriado, agitándolas un rato en la vasija que las contenga.

      11. Las bebidas fermentadas como el pulque, la cerveza, los vinos de mesa y otros semejantes, sólo deberán tomarlos las personas habituadas á ellas, pero nunca en exceso sino en cantidades bastante moderadas. Las personas que no estén acostumbradas á esas bebidas, deben mejor abstenerse completamente de ellas.

      12. Los aguardientes, el rhum, el cognac y los licores espirituosos, sólo deberán tomarlos, y con mucha moderación, las personas muy acostumbradas á ellos, y cuya digestión se entorpece sin su auxilio. Fuera de este caso nada más deberán emplearse para uso medicinal.

      13. Todas las bebidas, así como los alimentos, se conservarán de manera de evitar con especial cuidado que las moscas caigan ó se paren sobre ellos.

VESTIDOS

      14. Será muy conveniente el uso de vestidos aseados y secos; cuando los vestidos ó el calzado se mojen accidentalmente, deberán cambiarse por otros, sin demora.

     15. Los vestidos muy ligeros son malos, porque dejan percibir fácilmente el frío cuando baja la temperatura de una manera brusca, ó cuando se mojan con el sudor. Una faja de franela ligera en el vientre, es un buen medio contra los enfriamientos.

BAÑOS Y OTROS CUIDADOS PERSONALES

      16. Los baños tibios deberán tomarse sólo cuando sean indispensables para asear el cuerpo, y entonces deben ser de corta duración y de modo que se evite toda impresión de frío al entrar ó al salir de ellos. Los de regadera serán también muy cortos, y conviene que nada más los usen las personas que tengan el hábito de tomarlos cuotidianamente. Los rusos, creemos que deben reservarse para uso medicinal cuando sean prescritos por el médico.

      17. Es muy conveniente en tiempo de epidemia no evacuar en los lugares comunes, sino mejor en un servicio especial que se vaciará inmediatamente y se mantendrá en perfecto aseo. Esto no obstante, se cuidará, como se ha dicho, de la limpia de los comunes y caños.

      18. Deben evitarse los ejercicios fuertes o largo tiempo prolongados, los placeres venéreos frecuentes, las desveladas y todos los desórdenes en los hábitos ordinarios.

      19. Es muy importante evitar las pasiones tristes, y sobre todo el temor á la epidemia, no concurriendo á aquellos lugares, como los cementerios, hospitales, etc., donde se ven en conjunto los funestos resultados de la enfermedad, y absteniéndose de las lecturas y conversaciones en que se trate de los estragos de la misma.

HABITACIÓN

      20. Las habitaciones deben estar ventiladas, pero sin que se produzcan en ellas fuertes corrientes de aire, que hagan notar á los que las ocupan repentinas variaciones de temperatura.

       21. La hora más cómoda para renovar el aire en las piezas, es cuando ya han pasado tres ó cuatro horas de la salida del sol, y la niebla de la mañana se ha disipado.

      22. Por la misma razón la hora menos dañosa para salir de las casas, es cuando ya no se advierte diferencia en la temperatura ni vapores húmedos en la atmósfera.

      23. Debe cuidarse en las casas de que haya el mayor aseo, que no se deje mucho tiempo amontonado el estiércol, los desperdicios de las cocinas, ni ningunas otras inmundicias ni materias capaces de entrar en putrefacción.

      24. No debe fregarse el suelo de las habitaciones, o regarlas demasiado al tiempo de barrer, para evitar que el aire de las piezas se haga muy húmedo.

      25. Debe cuidarse de una manera especial de la limpieza de los caños y comunes de las casas, arrojando en ellos con frecuencia agua en cantidad bastante, para arrastrar hacia afuera las inmundicias que contengan. Conviene también desinfectarlos por medio de alguna de las soluciones desinfectantes indicadas al fin de esta cartilla.

      26. Debe evitarse el que vivan reunidas muchas personas en una habitación estrecha, y con más razón á la hora de dormir; pues se ha observado que la aglomeración de muchas gentes en habitaciones bajas, frías, húmedas ó de poca extensión, favorece eficazmente el desarrollo del cólera.

      27. Habiendo en muchos de los cuartos bajos de México una excesiva humedad y aun agua debajo de las vigas que forman el piso, deberán no ser habitados si no se les remedia este defecto.

PRIMEROS SOCORROS QUE SE TIENEN QUE DAR Á LOS ENFERMOS

      28. Tan luego como la enfermedad comience, y por ligeros que sean los síntomas primeros (deposiciones, vómitos, dolores de estómago ó calambres), entretanto llega el médico se pondrá al enfermo en cama, teniendo cuidado de poner un hule debajo de las sábanas, y se le cubrirá perfectamente; se suspenderá toda alimentación, se le dará una bebida muy caliente de té, yerbabuena ó manzanilla con una cucharada de cognac, rhum. ó aguardiente refino, y se le administrará una lavativa muy pequeña de agua simple con diez gotas de láudano, tratándose de una persona mayor de doce años de edad. Si las evacuaciones son muy repetidas, se dará el láudano á la misma dósis por la boca, y si los enfermos vomitan demasiado y arrojan la bebida dicha, se les dará pedacitos de hielo á que se fundan en la boca. La dósis de láudano podrá repetirse cada hora mientras no haya mejoría, y siempre que el enfermo esté bien despierto, debiendo suspenderse en caso contrario. Al mismo tiempo se harán fricciones en todo el cuerpo con un cepillo de ropa ó con un pedazo de franela mojado con linimento volátil, ó con esencias de trementina ó de mostaza.

AISLAMIENTO

      29. El enfermó se colocará en una pieza que se pueda ventilar bien, y lo más aislada posible de las otras de la misma casa.

      30. En dicha pieza no habrá alfombras ni cortinas, y se dejarán en ella sólo los muebles y objetos absolutamente indispensables.

      31. La asistencia de los enfermos se hará por el menor número posible de personas, evitando que entre á la pieza alguna otra que no sea necesaria.

      32. Si la habitación ln permite un aislamiento suficiente del enfermo, será preferible conducirlo al hospital ó á una casa de salud.

DESINFECCIÓN

      33. Es de la mayor importancia, y asi se logrará que la enfermedad no se extienda á otras personas, que los vómitos, evacuaciones y orinas de los enfermos se desinfecten inmediatamente después de su expulsión. Para lograr esto, se mezclarán desde luego con una cantidad igual á la suya de uno de los líquidos desinfectantes que señalamos en seguida.

      34. Las ropas y sábanas que hayan servido al enfermo, se sumergirán antes de sacarlas de la pieza donde se halle éste, en alguno de los líquidos desinfectantes, y antes de entregarlas á la lavandera será conveniente hervirlas.

      35. Si cayeren vómitos ó evacuaciones en el piso ó en las paredes, se lavarán luego, valiéndose de algunos de los licores desinfectantes.

      36. La pieza donde hubiere estado el enfermo se desinfectará desde luego que éste sane, sucumba ó sea llevado al hospital, quemando azufre flor en la proporción de 30 gramos por metro cúbico de capacidad. Esta operación se hará de la manera siguiente: se regará primero el piso con agua, y se quemará en seguida el azufre en charolas de hojalata sin soldadura, que fácilmente pueden improvisarse, las que se colocarán en varios anafes con lumbre; una vez que comience á arder el azufre, se cerrarán las puertas y se taparán las endeduras con tiras de papel pegadas con engrudo.

MEDIDAS QUE DEBEN OBSERVAR LAS PERSONAS QUE ASISTAN Á ALGÚN ENFERMO

      37. Las personas que estén asistiendo á algún enfermo, no deberán tomar ningún alimento ni bebida, en la pieza ocupada por él. 38. Siempre que les sea posible, tendrán, mientras estén en la pieza del enfermo, una bata que cubra todos sus otros vestidos, la que se quitarán cada vez que salgan de la pieza, con el fin de evitar así hasta donde es posible, llevar los gérmenes morbosos.

      39. Antes de comenzar á comer, se enjuagarán la boca y se lavarán las manos con una solución de bórax al dos por ciento.

      40. Todas las ropas que hubieren usado durante la enfermedad, serán desinfectadas de la misma manera que las de los enfermos.

 

SOLUCIONES DESINFECTANTES

          - Agua, un litro (dos cuartillos). Sulfato de cobre, 50 gramos (casi tres cucharadas).
          - Agua, un litro (dos cuartillos). Sulfato de zinc, 50 gramos (casi tres cucharadas).
          - Agua destilada, un litro (dos cuartillos). Cloruro de cal en polvo, 100 gramos (cinco cucharadas).
          - Agua destilada, un litro (dos cuartillos) Bicloruro de mercurio, 25 centígramos

 

                                                                             NICOLÁS R. DE ARELLANO.- D. ORVAÑANOS.

      Y habiendo sido aprobado por el Ejecutivo el dictamen que precede, tengo la honra de insertarlo á vd., recomendando á ese Gobierno, y por su digno conducto á las autoridades políticas, municipales, sanitarias, y en general, á todos los habitantes del Estado, la adopción inmediata ó sucesiva, según los casos y circunstancias, de las providencias consultadas; encargándole además se procure la reimpresión y circulación profusa de las medidas é instrucciones á que me he referido, sobre todo, si llega á aparecer el cólera en las naciones vecinas, y más aún, si por desgracia se presenta en la República.

      Con este motivo, el Presidente ha juzgado oportuno se recomiende también de un modo eficaz á los Ayuntamientos, la observancia de una práctica, útil aun en tiempos normales, seguida en algunas ciudades de Europa y América, cuyas autoridades gastan anualmente diversas sumas en la compra de desinfectantes, que comisionados especiales ó agentes de la policía se encargan de mezclar diariamente á todas las sustancias fermentescibles que se acumulan en los grandes centros de población. Estos desinfectantes se arrojan á los caños, albañales, inodoros públicos, etc., y aun se mezclan con las aguas de riego de las calles y plazas, todo por cuenta de los Municipios respectivos, á más de que por una disposición de policía, tienen que hacer otro tanto por cuenta propia en sus establecimientos, los dueños de Hoteles, Baños, etc., asi como los encargados de Hospitales, Asilos, Cuarteles, Escuelas, y en general, de todos los edificios en donde exista ó pueda haber acumulación de individuos. Siendo inconcusa la utilidad de estas medidas ó de otras análogas, siquiera en las grandes ciudades de la República, para impedir la invasión y desarrollo de epidemias, el Ejecutivo de la Unión confía en que el Gobierno del digno cargo de vd. tomará el mayor empeño porque desde luego se adopten por quien corresponda, en la comprensión de esa Entidad federativa.

      Protesto á vd. las seguridades de mi atenta consideración. Libertad y Constitución. México, Julio 16 de 1885.- Romero Rubio.

 


 

*1Poincaret. (Loc. cit.)

*2Informe relativo á las exhumaciones mandadas practicar en el panteón de Santa Paula por orden del Gobierno del Distrito. Boletín del Consejo Superior de Salubridad del Distrito Federal. Tomo 1, pág. 15.-México, 1881.

*3 Tratado de Patología Interna, por S. Jaccoud. 4ª edición. Tomo III, página 368. Madrid, 1885.

*4Hechos observados en la última epidemia de Tolón.

*5An inquiry into the Etiólogy of Asiafic Cholera.-Calcuta. 1885.