Temperatura

      El principal carácter distintivo de un clima depende de la temperatura. Indicamos en el capítulo I que generalmente se considera á la República dividida en tres zonas, la de la tierra caliente, la templada y la fría. Hemos visto después cómo la presión atmosférica y la humedad disminuyen con la altura, y vamos ahora a darnos cuenta de la disminución proporcional que se observa en la temperatura, teniendo además en consideración el movimiento del aire. Al hablar en otra memoria sobre este asunto, decíamos: " Si se toma un recipiente lleno de aire y se comprime éste por medio de un émbolo, al darle salida se dilatará, y colocando un termómetro en la abertura por donde se verifica la salida de ese aire, se observara una depresión marcada en la columna termométrica. Al ascender el aire de los niveles inferiores á nuestra Mesa Central, sufriendo la dilatación consiguiente, tiene que abatir su temperatura, y esta es la causa principal de la frialdad de las alturas. Ahora bien, ¿qué lo sucede al vapor acuoso mezclado al aire con este enfriamiento que viene efectuándose antes de llegar hasta nosotros? Que alcanzará su punto de saturación, y tendrá que precipitarse. Si se hace el vacío en una campana de cristal, se observará que á los primeros golpes del émbolo se enturbia la trasparencia del aire enrarecido, formándose una verdadera nube, la cual desaparece inmediatamente si se deja entrar el aire para volver á formarse cada vez que se repite de nuevo la experiencia. Esto indica que al llegar las corrientes atmosféricas á las alturas, han perdido por su enfriamiento, cada vez mayor á proporción que ascendían, cantidades enormes de vapor que se ha ido precipitando en los escalones de nuestra cordillera, bajo la forma de neblinas, de rocío ó de lluvia. Así es que al enfriamiento del aire por su dilatación, hay que agregar la pérdida de calórico que sufre por las condensaciones del vapor acuoso. Ahora comprenderemos cómo la menor presión de nuestra atmósfera, que es la causa de la dilatación del aire, de su enfriamiento y en mucha parte de su sequedad, es el elemento meteorológico principal de donde proceden todos los fenómenos de nuestra termometría.

      Aun sin tener en cuenta la presión, una diferencia en la humedad ó el movimiento del aire, influyen notablemente en la temperatura. Por ejemplo, la costa del Golfo de México, que es más húmeda que la del Pacífico, que se halla á la misma latitud, es también menos caliente, y en Zacatecas, donde el viento sopla con mucha mayor intensidad que en Toluca, la temperatura media es un grado más baja.

      Hablemos ahora un poco más detalladamente de la temperatura de cada una de las zonas de la República. A juzgar por los datos que se tienen de las pocas localidades donde hay Observatorios meteorológicos, puede decirse que la temperatura media anual en la tierra caliente, varía, según los lugares, de 23° á 25°; en la tierra templada de 17° á19°, y en la tierra fría de 13° á 17°.

      La diferencia entre la temperatura media del mes más caliente y del más frío, es mayor en la tierra caliente, menor en la tierra templada y muy corta en la fría. En la primera, esta diferencia es de 8° á 10°; en la segunda, de 6° á 10°, y en la tercera de 5° á 8°. La media de las temperaturas más altas que se observan en el curso del año (máxima absoluta), así como de las temperaturas más bajas (mínima absoluta), es la siguiente: en la tierra caliente la primera es de 28° á 30°, y la segunda de 16° á 22°; en la templada, la primera es de 23° á 33°, y la segunda de 0°,5 á 12°, y en la fría, la primera es de 19° á 33° y la segunda de 0°,5 á 9°.

      La diferencia entre las máximas y las mínimas absolutas, es menor en la tierra caliente, aumenta en la templada, sigue aumentando, aunque poco en la fría, y disminuye notablemente en las localidades situadas arriba de 2,300 metros.

      De lo dicho anteriormente podemos concluir: que el clima de la República se puede clasificar como un clima igual, y más igual en proporción con la altura, siendo al mismo tiempo tanto mas variable á medida que se asciende, disminuyendo esta variabilidad en las localidades situadas arriba de la altura media, de la Mesa Central.

      A primera vista parece haber contradicción entre la igualdad del clima, por una parte, y su variabilidad por otra, pero reflexionando un poco se ve que esa contradicción no es sino aparente, supuesto que la igualdad depende de la poca diferencia de la temperatura media de un mes a otro, y la variabilidad de la notable diferencia de las temperaturas máximas y mínimas observadas de un día á otro; mas como esa diferencia notable de un día á otro se repite todos los meses y con bastante regularidad, la temperatura media de un mes difiere poco de la del siguiente, y de allí la igualdad del clima.

      La rapidez y la extensión de los cambios horarios de temperatura, son muy notables en la Mesa Central. En la ciudad de México la oscilación diurna á la sombra suele ser de 21°,2 en el mes de Marzo y de 50°,7 á la intemperie en el mes de Diciembre. Todos los climas se dividen por la temperatura media entre la media anual de - 18° a los 80° de latitud y la media anual de 32°; así es que entre estas dos temperaturas extremas hay una escala de 50°. Pues nosotros recorremos en un día esa escala, y algo más como se acaba de ver, y podemos decir con justicia que en ese mismo día sentimos todos los climas, y parece que somos trasladados desde las heladas regiones de los polos hasta las mas abrasadoras del Africa.

      Esta diferencia de temperatura de una hora á otra, constituye uno de los rasgos característicos del clima de la Mesa Central, y esto me hará decir dos palabras sobre la materia.

      Se sabe por la física que los cuerpos se enfrían de dos maneras, por la comunicación del calórico á otros cuerpos, ó por la difusión en el espacio, ó Io que es lo mismo, la irradiación. Cuando se apaga un fierro rojo en el agua fría, pierde su calórico por trasmitirlo al agua donde se sumerge; si se deja enfriar al aire libre dispersa su calórico, lo irradia en todos sentidos, y va enfriándose gradualmente sin calentar de un modo sensible la atmósfera que lo rodea. Mientras más calor absorbe un cuerpo, es también mayor su irradiación, supuesto que el que nada recibe tampoco puede dar cosa alguna.

      Después de traer á la memoria estos principios de física, sigamos adelante.
       El profesor Tyndall ha hecho hace pocos años en Inglaterra, una multitud de experiencias que prueban suficientemente que el aire desprovisto del todo de vapor acuoso, deja pasar los rayos caloríficos del sol con la misma facilidad que el éter del firmamento. A proporción que en las experiencias indicadas era mayor la cantidad de vapor de agua mezclado al aire, era también mayor el calor interceptado.

      En la Mesa Central, con la atmósfera tan seca, se reciben los rayos del sol con una fuerza calorífica extraordinaria. Cuando el sol se pone comienza la irradiación del suelo hacia los espacios celestes; el aire, que no puede impedir por su sequedad la llegada de tanto calor, tampoco puede impedir la partida, la cual se efectúa por eso mismo con una fuerza extraordinaria.

      Dos cuerpos diferentes en calor tienden á ponerse en equilibrio de temperatura con una fuerza y una prontitud tanto mayores, cuanto mayor sea esa diferencia.

      En la Mesa Central tenemos por una parte la tierra que se abrasa, y por otra no tan sólo los espacios celestes, sino la misma atmósfera que a muy corta distancia se halla en un frío perpetuo.

      De los 50° á los 60° de latitud Norte, las nieves perpetuas están á cosa de dos kilómetros de altura sobre el nivel del mar, en nuestras regiones se hallan á poco más de cuatro kilómetros, como puede verse por el Popocatopetl y el Ixtacihuatl y la Mesa Central que, como hemos dicho, está á una altura de 1,800 á 2,000 y tantos metros sobre el nivel del mar, dista solamente cosa de dos kilómetros de los hielos eternos.

      Es decir, que situada la Mesa en los trópicos, y con un sol tan ardiente como el de las regiones del Africa, tiene una atmósfera helada en todos tiempos y en todas estaciones, á la misma distancia que la tienen los habitantes de Rusia y del Norte de América. De aquí depende, pues, que como decíamos antes, la irradiación de nuestro suelo sea de una fuerza extraordinaria.

      Al enfriarse éste, y por lo mismo los vegetales que lo cubren, puede llegar un momento en que el vapor de agua del aire libre y el que circula en los mismos vegetales, se precipite y se congele en estas superficies frías, produciendo una helada.

      Las heladas son frecuentes en la Mesa Central por la misma sequedad de su atmósfera, cuya sequedad, como se ha dicho, favorece la irradiación. La calma del aire y la falta de nubes son poderosos auxiliares, pero probablemente la escasez del vapor de agua es el factor principal. En comprobación de esto véase lo que pasa en nuestra tierra caliente, donde las heladas casi no se conocen. Allí también la irradiación es poderosa; mas la excesiva cantidad de vapor de agua mezclado al aire limita esta irradiación, sirviendo primero á la tierra de abrigo, y después restituyendo á la misma el calor perdido por la precipitación de ese vapor bajo la forma de abundante rocío.

      En los lugares elevados de la República, cuando, ha helado, se observa un fenómeno muy curioso, quiero hablar de la diferencia de temperatura tan grande que se nota entre dos puntos situados á muy corta distancia, uno bajo los rayos del sol y otro en la sombra. En el primero sentimos que nos quemamos, porque la diatermancia del aire deja pasar los rayos del sol con toda su fuerza; en el segundo sentimos que nos helamos, porque esa misma diatermancia hace que nuestro cuerpo se convierta en irradiador poderoso del calórico que ha recibido. El hielo que está fundiéndose, absorbe cantidades prodigiosas de calórico que contribuimos á suministrar; y si con el ejercicio producimos calor, con el menor reposo nos lo roba la atmósfera. De aquí proviene que muchas ocasiones en México se sienta más frío que el que podría sentirse en Nueva York con media vara de nieve.

      En la carta número 4 se pueden ver los lugares de la República en que son desconocidas las heladas, los Distritos que tienen del 4 al 50 por ciento de Municipalidades en las que hay heladas, y aquellos en los que se observan éstas en todas sus Municipalidades. Se puede ver en dicha carta que las heladas son desconocidas en los Estados de Tabasco, Campeche y Yucatán, muy moderadas en la parte Oriental del Estado de Veracruz y en los Estados del Sur, así como en lo general en las costas tanto del Golfo como del Pacífico, donde son casi desconocidas, fuertes en el resto de la República, y muy especialmente en la Mesa Central.

      Para concluir lo relativo á temperatura, diremos algo respecto á las estaciones. El clima de la República, como hemos dicho anteriormente, se puede clasificar como igual, supuesto que en las tres zonas, caliente, fría y templada, hay muy poca diferencia entre la temperatura media de un mes y la del mes siguiente. Según las observaciones del Padre Capelletti,1 la marcha de la temperatura en la tierra templada y la fría, durante el año, es la siguiente: desde Enero que llega á su mínimum va subiendo gradualmente y con alguna rapidez en cada mes, hasta la mitad del mes de Abril; desde la mitad de Abril hasta la mitad de Junio la temperatura se conserva más ó menos en su máximum; de Junio á Julio baja rápidamente, se conserva en seguida en los meses de Agosto y Septiembre en un estado sensiblemente constante, tendiendo sin embargo á disminuir, hasta que de Octubre para adelante sigue bajando por grados, hasta llegar en Diciembre al nivel del mínimum de Enero. De manera que á tomar como punto de partida la temperatura para determinar las estaciones termométricas, tendríamos el resultado siguiente.

ESTACIONES TERMOMÉTRICAS.

Meses de mayor calor: Abril, Mayo y Junio.
Id. de temperatura media: Julio, Agosto, Septiembre, Octubre, Noviembre y Marzo.
Id. de mayor frío: Diciembre, Enero y Febrero.

      Si pues las estaciones deben quedar constituidas por la temperatura, como en realidad debe ser, debemos concluir que en la República Mexicana, si se exceptúan las localidades á que dan el nombre de Tierra Caliente, el invierno permanece fijo, según el orden general, en los meses de Diciembre, Enero y Febrero, la Primavera está concentrada en el mes de Marzo, el Verano se halla constituido por los meses de Abril, Mayo y Junio, y el Otoño por Julio, Agosto, Septiembre, Octubre y Noviembre."

      Estamos de acuerdo con la opinión del Padre Capelletti, y sin embargo debemos buscar la razón del por qué se dividen las estaciones sólo en dos en la. República, Invierno y Verano, en lugar de las cuatro que se cuentan en otros países. Esto es tanto más importante cuanto que en los cuestionarios referentes á enfermedades que, formados por el Sr. Dr. Gustavo Ruiz Sandoval, se remitieron á todas las localidades de la República, se piden noticias de las enfermedades reinantes en verano y en invierno solamente, y no se habla de las otras estaciones. El considerar tan sólo estas dos estaciones, puede ser debido á que la temperatura media de las estaciones ordinarias ó astronómicas, no difiere sensiblemente en la República, si no es la del invierno comparada con las otras. Así es que tenemos de la temperatura media de la primavera á la del verano, apenas unos décimos de grado de diferencia, y del verano al otoño la diferencia no es mayor de 2° á 3°.El invierno difiere poco del otoño, pero sí se llega a marcar bien en los meses de Diciembre y Enero, observándose entonces alguna mayor diferencia con los meses de calor.

      Queda, pues, advertido el lector, de que cuando hablemos en la tercera parte de las enfermedades reinantes en el verano ó en el invierno, queremos dar á entender las que reinan respectivamente en los meses calientes y en los fríos.

      Ponemos á continuación el resumen de las observaciones meteorológicas que se han practicado en los Observatorios que abajo se expresan, durante una serie de 10 ó más años.

 

RESUMEN GENERAL
De las observaciones meteorológicas practicadas en las localidades de
la República Mexicana que se expresan enseguida.
 

Localidades

Latitud
Longitud
Altura
absoluta
metros
Presión
atmosférica
media á 0°
Media
Máxima
Minima
Humedad
media
Cantidad media
de nubes y
dirección
dominante
Velocidad media
del viento y
dirección dominante.
León (Guanajuato) 21°07´23´´ N. 2°35´50´´05
E de México
1798
618,70
19,0
33,6
1,7
65
4.9
S.W.
0.6
N.N.W.
México (Observatorio Central) 19°26´ N. 6°36´27´´W.
de Greenwih.
2282
586,46
15,5
29,6
0,2
60
4,9
S.W.
0,9
N.W.
Pabellón (Aguascalientes) 22°4´ N. 3°4´27´´
W. de México
1924
607,76
18,2
23,3
12,5
57
4,0
S.S.E.
1,2
W.S.W
Puebla (Colegio del Estado) 19°02´33´´ N. 0°03´37´´37
E de México
2172
593,49
15,7
28,6
-0,05
63
4.8
E.N.E.
y E.S.E
1,9
N.E
Puebla (Colegio Católico) 19°02´30´´ N. 0°36´10´´
W de México
2168
594,2  
15,8
33,0
-0,4
58
3,7
E y N.E.
1,4
S.
San Luis Potosí 22°9´13´´ N. 0°7´22´´
W de México
1890
613,41
17,4
32,0
0,6
60
4,4
W
1,34
E.
Zacatecas 22°48´ N. 3°26´33´´6
W de México
2496
573,45
18,2
21,8
6,1
48
3,2
S.E.
2,6
S.E

 


*1Boletin Mensual del Observatorio Meteorológico Magnético Central de México, Suplemento al núm. 5, correspondiente al mes de Mayo de 1888.