Referencia iconográfica

Carlos María de Bustamante
(1774-1848)

Pocos días antes de aparecer la Convocatoria, los conspiradores monárquicos comenzaron a editar un periódico, El Tiempo, que sería protegido por el gobierno. Los monarquistas necesitaban un órgano para difundir sus ideas. El Presidente Paredes deseaba medir la opinión pública sobre el particular, para no hacer una declaración arriesgada en favor de la monarquía.

El Tiempo comenzó a editarse el 24 de enero, y hasta el 12 de febrero hizo una declaración explícita de sus ideas monarquistas. En ese lapso, los redactores fueron preparando el terreno y debatiendo sobre las instituciones adecuadas para México. Los argumentos eran los que más adelante Alamán sintetizaría en el tomo V, al final de su Historia: el plan de Iturbide había quedado inconcluso; la Colonia fue una época de auge interrumpido por la independencia y las innovaciones introducidas después; hemos copiado instituciones ajenas a nuestras costumbres y forma de ser; México es un país rico, que sin embargo está al borde de la disolución; todo lo privado progresa, lo público decae; la conclusión es obvia: si hay elementos de riqueza y estamos a punto de extinción, lo que hay que cambiar radicalmente son las instituciones políticas, la forma de arreglar el poder público.15

El 12 de febrero, El Tiempo no dejó lugar a dudas: "Queremos la Monarquía Representativa; queremos la unidad de la Nación; queremos el orden junto con la libertad política y civil; queremos la integridad del territorio mexicano; queremos, en fin, todas las promesas y garantías del plan de Iguala, para asegurar en cimientos estables nuestra gloriosa independencia"16.

El Tiempo levantó una tempestad desde su aparición, pero sobre todo desde que definió su fe política el 12 de febrero. La prensa liberal entró al debate: El Memorial Histórico, La Reforma, El Monitor, Don Simplicio, entre otros. Carlos María de Bustamante, autor prolijo y virulento, salió en defensa de la república y escribió un folleto: México no quiere rey y menos a un extranjero. En su apasionado estilo, después de hacer un farragoso recuento histórico de los vicios de la monarquía, decía: "¿Los autores de tal proyecto (el de la monarquía) suponen tan estúpidos a los mexicanos, que sería la cosa más fácil del mundo poner un rey desconocido como se hace con una piara de cerdos mudándoles de porquerizo para que éste los arree con un látigo?"17.

La situación política se le complicó a Mariano Paredes y Arrillaga. El debate sobre la forma de gobierno fue motivo para que la oposición dijera que el gobierno era proclive a la monarquía. El principal argumento de la oposición fue que el gobierno era muy tolerante con El Tiempo y con las ideas que siempre habían sido consideradas como subversivas al orden público. El gobierno encontró la forma de salir del problema prohibiendo que se debatiera sobre la forma de gobierno, en la prensa, el 12 de marzo de 1846.

Un mes exacto duró el debate entre monarquistas y republicanos. El resultado final fue negativo para la sociedad y el gobierno: este último quedó desprestigiado por su posición tibia ante los monarquistas; los ánimos partidistas se exaltaron con estas discusiones y se incrementó la división entre los partidos; en lugar de fomentar la unión, se promovía la división de intereses. Mariano Paredes obtuvo algo positivo, el conocimiento de que la monarquía era un proyecto muy difícil de llevar a cabo y que lo apoyaban sectores muy reducidos de las élites políticas y de la sociedad. La división cundía en el centro del país, cuando las tropas americanas comenzaban a moverse sobre la margen izquierda del río Bravo.

15. El Tiempo, México, 24, 25, 26, 28 y 31 de enero y 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9 y 10 de febrero de 1846.
16. Ibidem, 12 de febrero de 1846.
17. México no quiere rey y menos a un extranjero, en BUSTAMANTE, Carlos María de, Op. cit., p. 144.

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