Del clima de la República en general.

      El clima de un país, como dice Motard, "es una masa de aire de tres dimensiones, calentada según las condiciones de latitud, longitud y altura." Siendo nuestro país tan extenso, varían notablemente esas condiciones, y por lo misino el clima de las diversas localidades; sin embargo, se puede considerar como templado en lo general. La longitud y la latitud no influyen en el clima de una manera tan marcada como la altura, así es que consideramos generalmente á la República dividida en tres zonas: la caliente, la templada y la fría. La primera está comprendida entre 0 y 17000 metros de altura; la segunda de 1,000 á 2,000 metros, y la tercera de 2,000 en adelante.

      Como por la topografía del país se hallan con frecuencia algunos lugares situados unos en las alturas y otros en partes bajas, es muy común observar una diferencia notable de clima entre dos lugares situados á pocos metros el uno del otro.

      Por lo que respecta á las estaciones, son muy poco marcadas en la región intertropical, distinguiéndose algo mas en la parte de la República situada fuera del trópico. En la región comprendida en la zona tórrida, la única distinción que se hace ordinariamente, es la de estación de las lluvias y estación de la seca. La primera comprende de Junio á Octubre, y la segunda de Noviembre á Mayo.

      Esto es lo que se puede decir en general del clima de la Republica mas como debemos de considerar el clima, no sólo geográficamente, sino también y muy en particular en lo que se refiere á la higiene, vamos á estudiar no solamente la temperatura del aire, sino todas las influencias solares consideradas en su mayor extensión, y refiriéndose al aire, al agua y al suelo. Con respecto al aire, estudiaremos la presión, la humedad, el movimiento, la temperatura y la composición. Pasaremos después al estudio del agua, y en seguida al de los principales alimentos que se usan en la República.

      Tenemos que omitir lo relativo á condiciones el eléctricas, intensidad de la luz y composición del suelo, por no tener los datos necesarios para poder deducir algunas consecuencias que fueran de utilidad.