La obra que el Sr. Orvañanos publica ahora con el nombre de "Ensayo de Geografía Médica y Climatología de la República Mexicana," es un trabajo de la mayor importancia; y cuya necesidad se hacia sentir desde hace muchos años. Es un estudio original, ora porque es el primero que se emprende en México sobre ese asunto, ora por la manera con que se han recogido los datos; es demostrativo por la forma con la cual se presenta; pone los cimientos de la Geografía Médica de la República; deja tras de sí los elementos para formar la de cada Estado y aun de cada Municipalidad, y permite abarcar en una sola ojeada cuanto se sabe, en nuestro país, sobre esta materia.

         Esta obra ha sido escrita por orden y bajo los auspicios del Ejecutivo Federal, á iniciativa de la Secretaría de Fomento, que es á cargo del Sr. General Cárlos Pacheco.

        El trabajo que en otros pueblos se lleva á cabo por la paciente labor de muchas generaciones, y durante larga serie de años, lo ha hecho efectuar nuestro Gobierno por la generación actual, y en un breve plazo. Pregunta á las autoridades políticas y á las municipales, á las corporaciones científicas, á los médicos y á las personas de instrucción y de buena voluntad, de todos los lugares del país, lo que saben de la configuración del suelo en que viven, de los ríos que lo cruzan, de los mares que lo bañan, de las plantas que allí vegetan; les interroga sobre las lluvias, las heladas y el estancamiento de las aguas. Forma cuestionarios sobre la procedencia de las aguas que beben los habitantes, los alimentos que consumen, las enfermedades que les afligen, la mortandad que éstas causan; cuáles son endemicas, en cuáles son epidémicas; si algunas provienen de los animales y cuáles son éstas y aquéllas. Con especial empeño pregunta por ciertas enfermedades que en la grande extensión de nuestro suelo atacan ó invaden comarcas enteras, como el Mal de San Lázaro, el Pinto, la Fiebre amarilla, inquiriendo todas las circunstancias que puedan influir para que se observan en esas localidades y no en otras. Pregunta, por último, á qué razas pertenecen los diversos pobladores de la República; qué idiomas hablan, á qué industria, profesión ú oficio se dedican, etc. El Gobierno envía estos cuestionarios á las 2,863 Municipalidades que ocupan nuestro territorio; contestan en los dos primeros años 1,625, y los documentos que envían se compilan, se ordenan y se publican muchos de ellos; pero los datos siguen llegando, el material es muy abundante, casi no se le puede consultar, y en todo caso no se puede sacar ningún provecho de él, y el señor Secretario de Fomento comisiona al Dr. Orvañanos para que de forma gráfica á esos datos y los haga manejables y útiles.

        Encuentra este señor que el material es abundantísimo, pero incompleto; que algunas preguntas de los cuestionarios no pueden ser, no han podido ser contestadas categóricamente; que esta circunstancia quitará precisión á los datos, se prestara á deducciones inexactas, obligara á omisiones lamentables; pero como las contestaciones positivas son numerosas, como más de la mitad de las Municipalidades han contestado, emprende llenar con ellas grandes cuadros en donde consigna en una serie de columnas paralelas, todos los datos relativos a una Municipalidad.

        Este primer trabajo es fructuosísimo: es una especie de índice de las municipalidades, en donde en tablas separadas, están contenidas las respuestas á los dos cuestionarios que constan en la introducción de esta obra. Con ellas se puede formar la Geografía médica de las Municipalidades que han respondido á las excitativas de la Secretaría de Fomento; con ellas se podrían formar las cartas de los Estados, pero por las razones que el autor indica se decidió formar el estudio por Distritos, para desprenderse hasta cierto punto de los límites políticos de los Estados, formar zonas geográficas y poder llegar a formular consideraciones generales; pero los cuadros quedan allí como germen de muchos estudios útiles que servirán, no lo dudamos, á investigadores pacientes, como el Dr. Orvañanos, para hacernos conocer la climatología y la geografía médica de todas y de cada una de las localidades de nuestro territorio; ó para formar cuadros que representen comarcas de límites naturales é independientes de nuestra división política. Pero la utilidad principal de esos cuadros es la de poder rectificar aisladamente los datos de cada Municipalidad, sin perjudicar al conjunto. Nos atrevemos á expresar el deseo de que la Secretaría de Fomento nombrara una Comisión permanente que reforme los cuestionarios y recoja los datos; que rectifique los que sean inciertos, que aclare los dudosos, que se dirija simultánea ó sucesivamente á las autoridades, á los médicos o á los particulares iustruidos para adquirir o completar sus noticias, y en pocos años habrá dado cima al colosal trabajo que se ha propuesto. Pero volvamos al del Dr. Orvañanos.

        Ha dado orden á aquel inmenso e cúmulo de noticias; pero allí están reunidas las de los Observatorios con la precisión con que esos Establecimientos las consignan, las de médicos inteligentes é instruidos que han residido desde hace mucho tiempo en una localidad, y cuyas informaciones merecen toda fe, al lado de otras enviadas por personas poco instruidas, que tal vez no conocen el alcance de las noticias que dan, ó que al contestar preguntas como la 10 y 11 del primer cuestionario no tienen en mira más que la enfermedad de que acaban de oír hablar, la que atacó á un miembro de su familia ó á otra persona querida, y no á las que habitualmente reinan en la localidad. Al lado de noticias inexactas por este motivo hay otras que lo son por falta de buena observación, y algunas quizá por sostener antiguas preocupaciones. El Sr. Orvañanos hace pasar este cúmulo de datos por el tamiz de su buen juicio: somete á la crítica las opiniones de los sabios y las tradiciones del vulgo; compara los hechos observados en otros países con los que aquí se presentan, y forma su opinión propia. Con estos elementos ha compuesto su obra que consta de dos partes distintas: las cartas y el texto.

        Las Cartas, en número de 43, están dibujadas sobre Cartas geográficas de la República, en las cuales están marcados con líneas llenas los límites de los Estados, y con líneas de puntos los de las diferentes Distritos, Departamentos ó* Cantones en que aquellos se dividen. En los márgenes hay una explicación con los nombres de cada Estado, marcados con números romanos, y con números arábigos cada uno de los Partidos, Distritos, Departamentos ó Cantones de que aquellos se componen. Cifras análogas los señalan en la Carta. En la parte superior de esta está el título de cada una, y á la derecha la explicación del significado de los colores. (Consulta -Cartas Geogáficas)

        Este sistema es el más propio que se ha podido imaginar para la demostración, para la consulta y aun para ayudar á la memoria. Una sola ojeada basta para descubrir en la Carta número 1 la manera con que el suelo se eleva desde las orillas de nuestros mares hasta la altiplanicie del Anáhuac: un color marca los Distritos que se levantan desde 0 metros hasta 1,000, otro los que se elevan entre 1,000 y 2,000, y un tercero los que se hallan situados á una altura mayor de 2,000 metros. La consulta es muy fácil: se desea saber, por ejemplo, cuál es la altitud del Distrito de Toluca, se busca en la Carta el número IX, que corresponde al Estado de México; el Distrito de Toluca está marcado con el número 1, y el color azul nos indica que tiene una altitud mayor de 2,000 metros sobre el nivel del mar. La memoria conserva más fácilmente las representaciones gráficas que las listas de nombres de todos los Distritos que se hallan comprendidos entre los 1,000 y 2,000 metros de altura, y que en la Carta están señalados con el color amarillo pálido.

        Las cartas representan además la distribución de las razas, las lluvias que caen en cada uno de los Distritos; aquellos en que hay heladas, en donde se encuentran pantanos. A la procedencia del agua de que hacen uso los habitantes de la República hay destinadas 5 Cartas. Otra dá á conocer los alimentos que se consumen de preferencia en cada Distrito. Una representa los Distritos en donde se observa el mal de San Lázaro, otra aquellos en que es endémico el Mal del Pinto, una diferente para el Bosio, otra señala los Distritos en donde se encuentra mayor numero de tartamudos, sordo?mudos é idiotas. Una destinada especialmente á señalar las comarcas en donde es endémica la fiebre amarilla, y otra representa los Distritos en donde se ha desarrollado como epidemia. Las demás Cartas demuestran ó la frecuencia de determinadas enfermedades en el verano ó en el invierno, ó aquellas que han reinado epidémicamente. Una, por último, está destinada á dar á conocer las enfermedades que causan mayor mortalidad en cada Distrito.

        La sola vista de estas Cartas enseña más que cuanto pudiéramos decir: lo mismo dan idea de la distribución en grandes comarcas de los datos de la Climatología ó de la Geografía médica, que hacen conocer los que se refieren á un Estado ó á un Distrito determinado. Como están formadas sobre Cartas de la República en igual escala; como los mismos números romanos ó arábigos marcan los Estados y los Distritos en las diferentes Cartas; como es tan fácil encontrar el dato que se busca por el contraste entre los matices, en un momento se pueden referir a un Departamento todas las noticias esparcidas en las Cartas. Un ejemplo nos va á servir para la demostración. Tomamos el Departamento de Guanajuato en el Estado del mismo nombre. La Carta número 1 nos dice que está á una altura entre 1,000 y 2,000 metros sobre el nivel del mar; la número 2, que domina la raza mestiza; la número 3, que las lluvias son moderadas; la número 4, que en más de la mitad de las Municipalidades hay heladas; la número 5, dice que en menos de la mitad de las municipalidades hay pantanos. Las Cartas números 6, 7, 8, 9 y 10 nos demuestran que en el solo Departamento de Guanajuato se hace uso de agua de manantial, de río, de presas y aljibes, de pozo y salada. En la Carta número 11 se puede ver que los habitantes consumen principalmente cereales, leguminosas, carne y chile. La número 12 nos enseña que hay numerosos lazarinos en todas las Municipalidades. La 13 que el Mal del Pinto es desconocido allí. La 14 y la 15 que no hay bosio, ni hay tartamudos, sordo-mudos ó idiotas. La16 y 17 que no son frecuentes los reumatismos. La 18 y 19 que el vómito prieto no reina ni. endémica, ni epidémicamente. Las 20, 21 y 22, que el tifo aparece en todas estaciones, en menos de la mitad de las municipalidades; y que ha habido epidemias de tifo. En las Cartas 23 y 24 se ve que las intermitentes son más comunes en el invierno que en el verano. La 25 que el cólera epidémico ha invadido el Departamento. Las 26 y 27 que la viruela sólo aparece en el verano, y la 28 que esta enfermedad ha tomado también la forma epidémica. Las 29 y 30 que hay sarampión en todas estaciones, pero que es más frecuente en invierno; y la 31, que ha reinado epidémicamente. Las dos siguientes, que ha habido escarlatina en el verano, y que también se ha presentado como epidémica. Las 34, 35 y 36, que no hay la tos ferina en el Departamento. Las Cartas números 37 y 38, nos dicen que en ninguna estación son frecuentes los catarros nasales y de los bronquios. Las 39 y 40 revelan que las neumonías se observan en menos de la mitad de los Municipios en el verano y no en el invierno. Los números 41 y 42, que hay mayor número de municipalidades en las que se observan las afecciones intestinales en el verano que en el invierno; y la 43 que la neumonía es la enfermedad que causa mayor mortalidad en el Departamento. (Consulta -Cartas Geogáficas)

        Esta exposición, escrita, larga de hacerse, cansada para seguirla, y difícil de retener, salta á la vista á la simple inspección de los cuadros gráficos y forma el mejor elogio que de ellos pudiera hacerse.

        El texto de la obra. Si la colección casi simultanea de los datos que sirvieron para la formación de las Cartas se debe principalmente al vasto y grandioso plan ideado por el Señor Secretario de Fomento, General D. Cárlos Pacheco, la concentración de ellos se debe á los Sres. Orvañanos y á su modesto auxiliar el Sr. D. Andrés Alva, oficial de la Secretaría en el Consejo de Salubridad, y al primero de estos dos señores la formación y publicación de los interesantes cuadros de que pronto haré mérito.

        El Sr. Orvañanos divide su interesante parte expositiva en otras tres: es la primera un pequeño bosquejo geográfico de la República Mexicana; la segunda la denomina "Algunos datos de climatología;"y la tercera:"Principales enfermedades que se observan en la República." Quisiera poder seguir al autor paso a paso analizando la obra en cada uno de sus capítulos para llamar la atención sobre los datos que encierra; pero sobre que este estudio es superior á mis fuerzas, sale completamente del plan que me he formado; más no puedo dejar de llamar la atención hacia los datos que más me han impresionado. En la primera parte es notable tina noticia de 228 lugares de la República cuya posición geográfica ha sido fijada con exactitud y para 50 de ellos señalada con precisión su altura sobre el nivel del mar. Este trabajo ha sido publicado por el Sr. Ingeniero D. Leandro Fernández. No me parece que merezca el mismo calificativo la noticia que estima la población de la República en 11.250,000 habitantes, supuesto que no se ha hecho el censo de nuestro país y que es bien sabida la dificultad de fijar esas cifras por cualquier otro medio. Yo creo que la población actual es mayor que la indicada porel Sr. D. Alberto Correa en la "Geografía de México 1889," obra de la cual tomó el Sr. Orvañanos el dato á que me refiero.

        La segunda parte, la que trata de la climatología, es muy interesante por la competencia del autor sobre este asunto del que ha hecho un estudio especial. Las noticias las ha tomado de las 16 estaciones meteoro1ógicas que existen en la República; de trabajos especiales hechos en el país, y de algunos publicados en el extranjero, pero por médicos que han residido entre nosotros y principalmente de las mismas cartas á que antes me he referido.

        Debo llamar la atención sobre los cuadros que indican la presión barométrica media en las 16 estaciones mencionadas; el de la lluvia anual en varias poblaciones de la República, que comprende 42 y señala la altura sobre el nivel del mar, de cada una de ellas, y el número de años que ha durado la observación; el que se llama "Resumen general de las observaciones meteorológicas" de las localidades allí expresadas; y el de la dirección dominante del viento en 9 ciudades diferentes.

        El Sr. Orvañanos presenta las observaciones, discute las opiniones, las presenta á la luz de la física, de la química y de la meteorología, como en lo que se refiere á la presión atmosférica y á sus consecuencias sobre el organismo vivo; emite ingeniosas explicaciones á propósito de las heladas; da el mayor interés á su narración y presenta algunas conclusiones dignas de la más grande atención y que podrán ser confirmadas cuando se posean datos más precisos. En suma, la parte consagrada á la meteorología es original, amena ó instructiva por el gran número de datos que contiene.

        El Sr. Orvañanos consagra la. tercera parte de su obra al estudio de las principales enfermedades que se observan en la República. Quisiera poder hacer un juicio crítico de los interesantes capítulos que la forman, mas como no es esta la tarea que me han encomendado, me limito á recomendar especialmente la lectura de los que se refieren al Mal de San Lázaro y al Mal del Pinto. La distribución de los atacados de estas entidades se ve claramente en las cartas números 12 y 13, pero el texto estudia la historia de la primera de estas enfermedades, discute y comenta todas las opiniones relativas á la etiología é indica la conveniencia de hacer, un censo minucioso de los lazarinos que hay en la República, investigando con cuidado la parte que hayan podido tener en el desarrollo de la enfermedad la herencia y el contagio, para proponer las medidas profilácticas adecuadas. Respecto de la segunda estudia la historia, la bibliografía nacional, el crecimiento que ha tenido la enfermedad y la etiología. Como á propósito de la causa de la enfermedad se han emitido opiniones muy diferentes no sólo por las personas vulgares sino por los médicos que han escrito sobre este asunto y por los que han residido largo tiempo en los lugares invadidos, el Sr. Orvañanos las pasa en revista, discute su importancia y forma su opinión propia. Como medios profilácticos propone, primero, dictar el precepto de que toda persona afectada del Mal del Pinto se halle en la obligación de someterse al tratamiento conveniente, y segundo establecer las disposiciones necesarias para impedir, en cuanto sea posible, la comunicación de los individuos enfermos con los que no lo están.

        El artículo relativo á la fiebre amarilla contiene importantes noticias relativas a la inmunidad, á la trasmisión de la enfermedad por las personas, por el aire, por las mercancías y por los buques; todo esto con documentos nacionales. Contiene, además, las épocas en que se han desarrollado las epidemias á que se refiere la. carta número 19. Entre las medidas profilácticas señala el deber en que estamos de despachar nuestros buques al extranjero sin pasajeros, equipajes ó mercancías que puedan trasmitir la enfermedad.

        Es muy curiosa la historia del tifo mexicano y la relación de las epidemias que se van verificado desde los tiempos anteriores a la conquista hasta nuestros días.

        Otro artículo sumamente interesante es el que se refiere al cólera asiático, por el número de datos que encierra relativos á la invasión y desarrollo de esa enfermedad en nuestro país; entre estos se distinguen especialmente los que se refieren á la epidemia que reinó en Chiapas y Tabasco en los años de 1882 y 1883, porque aclaran y confirman muchas nociones relativas á la etiología y propagación de la enfermedad.

        El capítulo relativo á la viruela contiene interesantes noticias sobre el desarrollo de esta enfermedad en nuestro país, y una noticia curiosísima de las fechas y lugares en donde la enfermedad ha reinado epidémicamente desde el año de 1828 hasta el actual. Como medida profiláctica el autor aconseja, en primer lugar, la vacuna obligatoria y las medidas que el Consejo de Salubridad ha dictado para evitar la propagación.

        Todos los otros capítulos están llenos de noticias curiosas, muchas inéditas, la mayor parte desconocidas, relativamente al desarrollo y propagación de las otras enfermedades contagiosas; seguidas todas de las medidas profilácticas que se pueden aconsejar ya expresadas en forma preceptos generales de higiene pública, ya bajo la forma de prevenciones ó reglamentos que ha dictado en casos determinados el Consejo de Salubridad.

        Tiene la obra un apéndice del mayor interés porque se refiere al promedio por mil de las causas de defunción en la ciudad de México, con relación á la mortalidad general. Pasa en revista las principales enfermedades y computa el tanto por mil de las defunciones comparándolas con las cifras que representan las de otras ciudades. De esta comparación resulta que hay ciertas enfermedades cuya mortalidad es mayor en México que la que se observa en la mayor parte de las otras ciudades del mundo, tal es la causada por las enfermedades del aparato digestivo que llega á 193 mil. 30 que es superior á la que se observa en París, Burdeos, Bruselas, Lisboa, Roma, Turín, Londres, Edimburgo, Amsterdam y Copenhague y sólo inferior Í la ciudad de Málaga en España que tiene 222 milésimos.

        Como se ha podido ver, la obra del Dr. Orvañanos viene a llenar un vacío en nuestra literatura médica, y tiene de particular que siendo la primera en su género abarca un número de noticias qué ninguna otra hubiera podido contener sin que el Gobierno le hubiera dado el poderoso impulso de su autoridad.

        Felicitamos al Sr. Presidente de la República y al Sr. Secretario de Fomento por el servicio que han prestado a la Nación, con el valioso contingente que han puesto en la formación de este trabajo, que quedará allí como un monumento de la Administración actual.

        México, Agosto de 1889

E. LICÉAGA.