2.- Libros de texto y vida cotidiana en las escuelas elementales.
Durante
la época colonial, para enseñar a leer a un niño,
los maestros hacían que primero aprendiera las letras del alfabeto
por sus nombres, después las combinaciones de las letras para formar
sílabas con ayuda de las cartillas. Luego que los niños
dominaban las letras y las sílabas en las cartillas continuaban
el aprendizaje de la lectura en los silabarios donde leían sílabas
sueltas y palabras divididas en sílabas. Cuando los niños
conocían los silabarios, ejercitaban la lectura en las pequeñas
frases de los catones. El maestro seguía el mismo método
para enseñar a escribir: primero las letras, luego las sílabas
y por último escribían palabras. Lo que más se empleaba
en estos procesos era la memoria, ya fuera para aprender a leer, la doctrina
cristiana o las tablas. Memorización y repetición fue el
método que se usó aunque también se echó mano
del sistema de enseñanza mutua, donde se valieron de los alumnos
más avanzados. El libro de texto usado durante este largo período
fue el Catecismo del Padre Jerónimo Ripalda aunque también
se llevaba el del Padre Cayetano de San Juan Bautista, sacerdote de las
escuelas pías.
En Guadalajara, por ejemplo, los niños que iban a las escuelas
de primeras letras asistían a la escuela de lunes a sábado,
tres horas por la mañana y dos y media por la tarde. El horario
era de 8 a 11 de la mañana y de 2 a 4 y media de la tarde. Cada
maestro distribuía su tiempo, podía comenzar con un ejercicio
de escritura dando a los alumnos papel pautado ó con lecciones
de lectura para los más avanzados. A las 9 y media iniciaba los
ejercicios de aritmética y una hora después corregía
las planas, revisaba las cuentas y tomaba la lección. Terminadas
estas actividades, el maestro enseñaba en voz alta la doctrina
cristiana leyéndoles el Catecismo de Ripalda para que quienes no
tuvieran el texto lo aprendieran de memoria. Cuando regresaban a las 2
de la tarde, el maestro le distribuía a cada uno sus lecciones:
escribir otra plana, lección en libros ó ejercicios de aritmética.
A las 3 y media explicaba la doctrina cristiana que había leído
en la mañana. Después leía las tablas de contar,
recibía las lecciones, corregía planas y revisaba las cuentas.
Al final del día llamaba por lista a los niños que enseñaba
a leer y a escribir para saber el nombre de los ausentes. Los sábados
les tomaba la parte del catecismo que habían aprendido en la semana
y por la tarde les explicaba un ejemplo, rezaban el rosario y a las cuatro
salían para sus casas
.
Hacia 1841, los alumnos de la escuela de las Amigas aprendieron seis meses
de cartilla (estudiar el abecedario, deletrear y decorar), seis meses
de Catón Cristiano o de Libro Segundo, que a decir de Ignacio Manuel
Altamirano se trataba de un conjunto de lecturas fastidiosas e inútiles,
plenas de cuentos ridículos, de máximas y de doctrinas frailescas
y grotescas. Para él, la doctrina cristiana era el más temible,
el más odioso, el más inicuo tormento del niño. Los
alumnos aprendían la doctrina con tedio, con desesperación,
sufriendo horribles castigos "a cada página del repugnante
catecismo". Primero aprendían las oraciones, después
las declaraciones, que eran disertaciones, pequeñas y áridas,
en base a preguntas y respuestas y muy propias para hacer concebir un
horror profundo a los ejercicios de la memoria. Para terminar, Altamirano
consideraba que los sábados eran días espantosos porque
se les obligaba a hacer el repaso de lo que habían aprendido en
el Ripalda, lo cual era un suplicio, pues los maestros contaban los puntos
o faltas de memoria y castigaban cruelmente tan horrendo delito con palmetazos
o azotes
.
Este ritual no sufrió grandes cambios pues en las escuelas lancasterianas
se enseñaba la clase de lectura después de la de escritura.
Los niños estaban separados por grupos que formaban semicírculos,
en el centro de éstos se colocaban los instructores decuriones-
quienes con un puntero señalaban las sílabas, palabras u
oraciones según el grado de avance de cada grupo. Un cuarto de
hora diaria en la escuela se dedicaba a la enseñanza de la doctrina
cristiana con el uso del Catecismo del Padre Ripalda. Para este ejercicio,
los instructores de cada grupo leían en voz alta una parte dos
preguntas, dos respuestas o una página entera- y la hacían
repetir a los alumnos hasta que la aprendían de memoria obligándolos
a preguntarse y responderse mutuamente. Los más avanzados leían
el Libro Segundo de la Academia Española, Simón de Nantua,
El amigo de los niños y Las obligaciones del hombre, que servían
también para la enseñanza de la urbanidad y moralidad. Como
hemos señalado, la doctrina cristiana se enseñaba memorizando
primero el Catecismo de Ripalda y después el Catecismo del Abate
Fleury, para ahondar en la explicación. Los niños debían
leer dos o tres veces una pregunta sola del catecismo y luego repetirla
cada niño empezando por la derecha, cuyas equivocaciones corregiría
el siguiente y si no lo supiere, el siguiente. Luego de que el mayor número
repitiera la pregunta sin equivocación se pasaba a la respuesta,
dividiéndola si fuera larga. Le seguía la clase de aritmética
donde se usaba la banca, el pizarrón o una pizarra para aprender
la cuatro primeras reglas por enteros, quebrados y denominados y la regla
de tres y sus
operaciones
.
En las escuelas particulares, como la del Padre Velasco, en la segunda
calle del Puente de la Aduana Vieja, se enseñaba además
de la escritura, la lectura, la aritmética y la doctrina cristiana
de las escuelas lancasterianas, la gramática castellana de Herranz
y Quiroz, la aritmética y la urbanidad de Urcullo, algo de geografía
y de dibujo.
En el colegio de los hermanos Luis Napoleón y Casimiro Robert,
en la calle de la Joya, cada alumno tenía un pupitre donde podía
guardar sus libros de texto que en su mayoría fueron escritos por
autores extranjeros. En la clase de Geografía se llevaban los textos
de Almonte, Letrone y Balbi y en las escuelas francesas los de Meissas
y Michelot, que enseñaban poco a los alumnos no por deficiencias
de las obras sino porque jamás se extendía el conocimiento
más allá de las generalidades de Europa en detrimento de
la geografía nacional para la que no había ni una carta
mural 
Cuando comenzaron a circular otros libros de texto, uno de los más
usados fue el Libro Segundo para uso de las escuelas de José Rosas
Moreno. En 7 lecciones incluía varios temas, entre ellos, la sociedad,
la patria y la igualdad ante la ley y el trabajo. Después de cada
tema, el autor presentaba un cuestionario que los alumnos debían
contestar, copiar y memorizar, esperando que el maestro o el monitor les
tomara la lección. El éxito de este libro en la edición
número 25 en 1892- se debió a que podía ser usado
por niñas y niños porque incluía materias y temas
señalados en los planes de estudio, con excepción de la
aritmética y de la geometría. Su estructura permitió
que un solo ejemplar fuera usado por varios alumnos de manera alternada:
uno podía estar ensayando su lectura oral en las primeras lecciones
escritas en verso y otro más aventajado estudiar las lecciones
de cosmografía, geografía física o la biografía
de ciertos héroes
El discurso pedagógico moderno de la época porfirista marcó
el cambio en el uso del libro de texto pues recomendó hacer ejercicios
de descripción de láminas siguiendo un proceso inductivo:
el maestro mostraba un grabado, pedía a los alumnos que lo observaran
y posteriormente hacía preguntas sobre los detalles hasta reconstruir
la escena. Una vez descrita la imagen, el maestro leía el texto
en voz alta cuidando la correcta pronunciación para que los alumnos
siguieran su ejemplo. Con estas actividades se buscaba ya no la memorización
sino la comprensión del texto que podía complementarse con
un ejercicio de composición oral o escrita. Estas eran las sugerencias
que había propuesto en su Guía metodológica para
la enseñanza de la historia en las escuelas primarias elementales
y superiores de la República Mexicana, ENRIQUE C.REBSAMEN y que
JUSTO SIERRA llevó a la práctica en su Historia Patria .
Con la polémica que se mantuvo en los congresos pedagógicos,
en torno al problema del uso y abuso del libro de texto, JUSTO SIERRA
decidió incluir en su libro, una advertencia a los maestros: su
texto debía ser considerado ante todo como un libro de lectura.
Además les propuso una metodología: cuando el contenido
estuviera bien releído y explicado y sobre todo bien entendido,
entonces por medio del cuestionario había que dejar que el niño
se esforzara en dar la respuesta,
corregírsela y encaminarlo a elaborar una mejor redacción.
Con esta propuesta el maestro lograría que cada alumno se formara
su propio texto que "fijara para siempre en su espíritu las
enseñanzas de la Historia Nacional" .
A pesar de la información que hemos reunido en torno a este aspecto,
creemos que aún tenemos pocas pistas para conocer con detalle el
uso del libro de texto en el salón de clases, sobre todo en lo
que corresponde a la segunda mitad del siglo XIX. Aunque muchos trabajos
de investigación han tomado como fuente la información que
nos dan los inventarios de las escuelas, no ha sido suficiente pues sólo
sabemos el título de los textos poseía cada escuela. Mílada
Bazant (1999) ha tomado como fuente los informes de los inspectores y
subinspectores, encargados de supervisar el funcionamiento de las escuelas
para el caso del Estado de México, y ha encontrado que hicieron
poca alusión en sus informes al empleo de los libros porque su
preocupación estaba más orientada a delatar su escasez,
pero sobretodo a señalar la ineptitud de los profesores con el
uso de métodos anticuados o las sanciones a que se hacía
acreedores cuando por falta de recursos, vendían los libros de
texto que el gobierno distribuía gratuitamente
.
3.-
Elaboración de libros de texto
.Concursos
Para imprimir las cartillas, debía hacerse una solicitud de licencia
al Arzobispado de México como "Patrono de su Hospital General
de Indios o de los Naturales",. No hacerlo implicaba pagar una multa
de dos mil pesos y la pérdida de los moldes. Sólo se rentó
el privilegio en 1641 a Paula Benavides Vda. de Bernardo Calderón
de la ciudad de México y en 1783 a Don Pedro de la Rosa de la ciudad
de Puebla. Lo mismo sucedió con el Catecismo de Ripalda y el Catón
Censorino que se reimprimían con privilegio real
.
A raíz de la separación entre la Iglesia y el Estado se
establecieron los principios de la educación, laica, gratuita y
obligatoria. En 1861 se suprimió la enseñanza del catecismo
y a partir de entonces se fueron conformando cambios. Uno de ellos giró
en torno al libro de texto. Desde 1860, maestros mexicanos y otros académicos
comenzaron a escribir libros adaptados a la nueva realidad del país.
Un ejemplo fue el Catecismo Elemental de geografía universal de
José María Roa Bárcenas, donde la geografía
ocupó un espacio importante debido a la necesidad que existía
de cobrar conciencia de la nacionalidad.
En 1867, el gobierno liberal elaboró la Ley Orgánica de
Instrucción Pública que estableció una junta directiva
de instrucción primaria y secundaria en el Distrito Federal comprometida
con seleccionar los libros de texto que serían utilizados durante
el año escolar. Se tomaron en cuenta tres principios: dar prioridad
a los textos de autores mexicanos, a aquellos que tuvieran los métodos
más prácticos y accesibles y a que tendieran a uniformar
la enseñanza de las primeras letras en todas las escuelas.
De esta manera se otorgaron derechos de propiedad para ciertas obras como
el Compendio de gramática de la lengua española, según
se habla en verso, con explicaciones en prosa de Nicolás Pizarro
Suárez, y en 1870 se aprobaron textos como El azteca instruidor
y la Cartilla auxiliar de geografía universal del profesor Clemente
Antonio Neve, el Método racional de lectura de Antonio de P.Castilla.
El Tratado de Aritmética de Vicente Alcaraz ganó el premio
al mejor texto de aritmética elemental que convocaba la Academia
de Ciencias y Literatura en 1873 y obtuvieron reconocimiento las Nociones
de ortología castellana y el Catecismo democrático constitucional
de José María Marroqui .
En el caso del Distrito Federal, el gobernador nombró responsable
en 1884 al ayuntamiento de la Ciudad de México para que abriera
un certamen para la selección de los libros de texto. Se premió
el Compendio de organización política de México y
deberes y derechos del ciudadano de Juan de la Torre; Gramática
por Aurelio M.Oviedo; Lectura por Luis E.Ruiz y el texto de aritmética
de Manuel M.Contreras
. Hacia 1888 se dispuso, a través de un decreto, que los libros
de texto utilizados en las escuelas nacionales y municipales del D.F.
y territorios serían escogidos por el Consejo de la Dirección
de la Escuela Normal que en muchas ocasiones se adoptaron en todo el resto
de la República Mexicana .
En el Estado de México se nombró a la Academia Pedagógica
de Toluca como la instancia oficial encargada de analizar y dictaminar
los libros de texto que serían usados en toda la entidad. Se aprobaron
las siguientes obras que también circularon por todo el país:
Historia General de México de Rafael Aguirre Cinta, Ecos de mi
lira de Luis G.Alvarez, Pequeños cuadros morales y Manual de urbanidad
de José Rosas Moreno, Lecciones de moral universal de Francisco
López, Historia Patria de JUSTO SIERRA, Compendio de Geografía
de México de Juan de la Torre, Nociones de Higiene de Esteban Echeverría,
Libros de Lectura de García Purón, Elementos de historia
natural del Dr. Jesús Sánchez y Ensayo de fábulas
de Mercedes Sanabria, única obra dictaminada favorablemente pero
rechazada por la comisión .
Un dato interesante en la entidad fue que los maestros locales, miembros
de la administración escolar y profesionales de otras disciplinas
elaboraron libros de texto. Por ejemplo, El Silabario de García
de San Vicente, quien fue maestro de Tulancingo. Nociones Generales de
Higiene (1898) y Compendio elemental de Geografía Universal (1892)
de Santiago Enríquez de Rivera, inspector de instrucción
pública y director del Boletín Pedagógico; Aritmética
para niños de primero a tercer año y Nociones de geometría
práctica (usado en las clases de dibujo de la Escuela de Artesanos
de Toluca y adaptado para las escuelas elementales) de Anselmo Camacho,
ingeniero egresado del Instituto Literario de Toluca, profesor del mismo
y autor inquieto que además de su interés por la flora y
la fauna del cauce del Río Lerma participó en el estudio
de la red de drenaje y en el proyecto arquitectónico de varios
jardines públicos de la ciudad de Toluca
.
En Veracruz , el gobierno estatal nombró una comisión de
la Escuela Normal para someter a estudio los libros o el material didáctico
propuestos, si cumplían con los requisistos pedagógicos
eran aprobados para su uso en las escuelas primarias de la entidad
.
Hacia 1908 se impuso como órgano consultivo a nivel nacional, a
la Dirección General de Instrucción Primaria, para dictaminar
las obras que se distribuyeron entre las escuelas elementales del país.
Para ello se convocó a todas las personas que con el carácter
de autores, editores o bajo cualquier otro concepto quisieran remitir
dos ejemplares para su estudio. De esta manera el circuito que se seguía
para aceptar un libro de texto era que un particular escribía un
libro sobre cierta materia, se enviaba a la subsecretaría de instrucción
pública solicitando que se admitiera como obra de texto en tal
o cual asignatura, la subsecretaría la trasladaba a la secretaría
del consejo y esta a su vez la traslada a la comisión respectiva
..Proceso
de producción de los libros de texto
El
objetivo de llegar a ser "una escuela modelo" repercutió
en el hecho de que la escuela primaria anexa a la Normal efectivamente
recibiera de manera regular cuantos útiles eran indispensables
para su funcionamiento, contaba con gabinetes de Física y química,
diversos ejemplares y múltiples láminas para la clase de
Lecciones de Cosas
. Sin embargo no fue el caso de todas las escuelas elementales del país
pues proveer de textos a cada escuela del país resultó una
tarea casi imposible de realizar. Gobernadores como Vicente Villada en
el Estado de México diseñaron diferentes estrategias para
dotar de material a las escuelas. Entre ellas encomendó a la junta
de profesores la elaboración de textos hechos expresamente para
los alumnos de la entidad con el fin de estimular la producción
y editarlos no sólo de manera local sino en el extranjero.
De esta manera, los primeros textos que circularon en el Estado de México
fueron editados de manera artesanal en los talleres de la Escuela de Artes
y Oficios y en el Instituto Literario de la ciudad de Toluca. Elaborados
con papel corriente, ilustraciones en blanco y negro, pastas blandas,
más del tipo de cuadernillos que de verdaderos textos escolares
contrastaron con aquellos que se mandaron editar o que fueron adquiridos
a compañías norteamericanas como la Spanish American Educational
Co. De San Luis Missouri, la Silver Burdett y Co., la Appleton Co. De
Nueva York.
4.-
Mercado de libros de texto
Al
empezar el siglo XIX, el mercado de lectores era amplio, lo formaban los
niños de las escuelas, los estudiantes de los colegios, de los
seminarios, de la universidad y el público en general. Para tener
acceso a los libros de texto, los alumnos de las escuelas elementales
debieron recorrer varios circuitos: el de las ferias, el de la escuela
y el de los editores, impresores y libreros que ofrecieron todo género
de libros, tanto europeos como nacionales. La oferta abarcaba desde pliegos
sueltos hasta libros empastados o encuadernados en pergamino, desde pequeños
formatos hasta los tamaños de a folio y desde obras pequeñas
hasta las formadas por varios tomos.
Los
primeros catecismos que circularon en nuestro país fueron adquiridos
por particulares a través de diferentes formas. Una de ellas que
resulta interesante señalar es la compra y venta de libros que
se llevó a cabo durante las ferias. En 1804, don José María
Berrueco, administrador de la librería de la calle de Escalerillas,
en la Ciudad de México, llevó a vender a la feria anual
de San Juan de los Lagos, 6 docenas del Catecismo del padre Ripalda (1802),
otras tantas del Catecismo breve de lo que precisamente ha de saber el
christiano del padre jesuíta Bartolomé Castaño(1803),
el Catecismo histórico que contiene en compendio la Historia sagrada,
La Doctrina Cristiana de Claude Fleury y las Fábulas en verso castellano
para el uso del real Seminario Bascongado de Félix María
de Samaniego, que vendió a 5 reales cada uno
.
Posteriormente fue el municipio el encargado de proporcionar los libros
a cada niño, pero nunca fueron suficientes pues había 4
o 5 libros para todo un grupo por lo que debían conservarse en
el establecimiento. Las escuelas hacían una solicitud al gobernador
quien a su vez pedía a la Academia Pedagógica de la entidad,
una lista oficial de los textos que habían examinado y que cubrían
los requisitos para ser empleados en las aulas escolares. Una vez seleccionados
se le hacían llegar al jefe político que era el encargado
de la distribución
.
Durante
el siglo XIX, cuando las familias podían comprar los libros de
texto se dirigían a las imprentas, los depósitos y en las
librerías. Había imprentas como la de la calle del Aguila
especializada en textos para señoritas- o en la de Galván,
conocida por sus libros para niños y sus famosos calendarios. Los
Depósitos de Maillefert y Compañía, los de Rosa y
Bouret ofrecían un extenso surtido de libros franceses, mientras
que la Agencia Universal de libros distribuía las obras americanas.
Las librerías también se encargaban de procurar los libros
necesarios. Una de las primeras fue la Biblioteca Popular de Betlemitas,
adjunta a una escuela nocturna para adultos dependiente de la Compañía
Lancasteriana vendia libros de texto como los Carteles para Lectura de
José Joaquín Morales, la Cartilla Lancasteriana para aptrender
a leer y La Familia, obra que contenía los principios fundamentales
de educación
. Años después había veinte librerías distribuidas
en la zona de los Portales y las calles céntricas de la Ciudad
de México como La Antigua Librería de José María
Andrade, La Librería Mexicana de Agustín Masse que distribuía
gratuitamente el catálogo de la casa Rosa y Bouret de París
y contaba con representantes en varios puntos del país, La Librería
Española de Miguel Torner, La Librería de Blanquell, La
Librería de Murguía y en Veracruz la Librería de
Juan Carredano y en Puebla la de Narciso Bassols que eran de las más
conocidas
A mediados de siglo las librerías más famosas fueron la
del Impresor Ignacio Cumplido, la Librería del Siglo XIX y la Librería
Mexicana que publicaban catálogos con las novedades y los precios.
Vendían una gran variedad de textos importados y traducidos de
autores europeos
. Y a finales de siglo la Librería de la Viuda de Bouret fue la
más grande de México. Con sede en París publicaba
dos catálogos: uno de Novelas (12 000 títulos) y otro de
Obras de surtido (5 000 títulos) que estaba dividido temáticamente.
Los libros de enseñanza alcanzaban los 1820 títulos, los
de historia 360, los de literatura (moral, lógica, filosofía,
psicología, metafísica, ciencias sociales, poesía,
crítica, sociología) 2 520 y matemáticas 215
.
Otras librería especializada en estos temas fue la Herrero Hnos.
Sucs. cuyos precios fluctuaban entre 25 centavos y 6 pesos, aunque los
había hasta de 100 pesos, lo que resulta excesivo si consideramos
que una maestra ganaba de 30 a 100 pesos mensuales y un profesor de universidad
1200. Había otras como la de Aguilar e Hijos, la de Juan Buxó
y la librería de Cambeses . Los libros de segunda mano se podían
comprar regateando en los Portales y desde 1886 en el mercado de libros
en la Plazuela del Seminario 
Una manera más de hacer llegar libros a manos de los niños
fue a través de los rituales de premiación. Por ejemplo
en 1897, los niños michoacanos recibieron libros de cuentos infantiles
como los de los hermanos Grimm, de viajes y ficción como los de
Julio Verne; libros de geografía y atlas, diccionarios, manuales
de economía doméstica como el de Appleton, de historia como
el de Guillermo Prieto, de música para piano y solfeo, de dibujo
moderno, manuales de flores de lienzo, lana y libros de cocina . Un año
después se agregaron manuales de pintura, de corte y confección
de vestidos, de jabonería y perfumería, de trabajos agrícolas
y agroindustriales (manejo de la leche, del cerdo, etc). En 1899 se ofrecieron
además de los anteriores, guías y manuales de pedagogía
moderna y teneduría de libros. También comenzaron a circular
libros escritos por mujeres como el Picturesque Mexico de la Sra. Marie
Robinson Wright, editado en Filadelfia y dedicado a Porfirio Díaz

Las distancias eran grandes y los medios de comunicación aún
limitados en ciertas regiones, sin embargo, aquellos que estaban interesados
en conocer las novedades editoriales pudieron estar al día gracias
a las publicaciones periódicasy a las novedades que las casas editoriales
anunciaban en las contraportadas de los libros. En 1871 las secciones
de avisos de los periódicos ofrecían una amplia variedad
de los temas de las publicaciones: El Federalista anunciaba los libros
de texto de Rafael Roa Bárcena y los de señoritas como las
Cartas a Josefina, sobre las armonías y bellezas del universo .
En el Estado de México, la sección de gacetilla de los periódicos
oficiales La Ley (1867 a 1890) y La Gaceta de Gobierno (1890 a 1910),
comunicó a los profesores la existencia de periódicos infantiles
como La enseñanza objetiva y El correo de los niños, los
títulos de algunos libros de texto y la metodología empleada
por otros profesores del país .
También las revistas pedagógicas como La Enseñanza
Normal o México Intelectual informaron a los profesores de las
escuelas primarias sobre las novedades de las casas editoriales. En 1904,
la Librería Editorial de la Vda. de C.Bouret anunció la
aparición de la cuarta edición corregida e ilustrada de
las Lecciones de Historia General de México del profesor Rafael
Aguirre Cinta así como los materiales del departamento escolar
de Mosler Bowen & Cook Sucr. que expedía pedidos express o
paquetes postales a vuelta de correo en la calle de 5 de Mayo en la ciudad
de México.
Una de las estrategias comerciales de las casas editoriales fue dirigirse
directamente a los gobiernos de los estados. Al Estado de México
se le informó directamente de la existencia de cuadros para la
enseñanza, los cuadros murales de historia patria, las cartas de
geografía, los cuadros sintéticos de moral, los cuadros
de agricultura y las colecciones de mapas geográficos que apoyaban
la información contenida en los textos
. Otra estrategia fue anunciar sus novedades en las contraportadas de
los libros proponiendo su compra como paquete postal a vuelta de correo.
La misma estrategia fue empleada por los propios autores quienes ofrecieron
además descuentos al mayoreo
.
A pesar del gran esfuerzo por hacer circular la información sobre
las novedades, algunos Estados no pudieron tener acceso a ellos. En Michoacán
se ignoraban las lecciones de cosas, la gimnasia y el canto coral. Además
se usaron libros tan deficientes como el de Juan de la Torre pues la gente
que estuvo al frente de la instrucción no fue la adecuada. En Jalisco,
sólo las escuelas primarias que dependieron del gobierno del Estado
tuvieron acceso a útiles, libros y a la suscripción de un
periódico escolar. Morelos, al contrario, fue el primer estado
que declaró obligatoria la enseñanza de la lógica,
en 1878 e hizo editar el libro de Pedro L.Llamas, inspirado en Balmes.
Colima tenía como norma que la instrucción era "la
vida y porvenir de los pueblos" por lo que desde 1894 sustituyó
el Silabario de San Miguel por el libro de lectura de Claudio Matte y
diez años después adoptó el método onomatopéyico
sintético de Torres Quintero. El resultado fue que a fines del
porfiriato desaparecieron los analfabetos entre los 12 y los 20 años
de edad
En el caso del Estado de México pudo constatarse que durante el
período del gobernador Vicente Villada (1889-1894) circularon muchos
libros de lectura aunque siguieron en uso los antiguos silabarios, y que
para las otras disciplinas como la Aritmética, la Geografía,
la Moral, la Higiene y las Lecciones de Cosas, casi no existieron libros
específicos
.Gracias a un inventario de 1894, sabemos que en la escuela primaria de
la Hacienda de la Labor del municipio de San Felipe del Progreso, circularon
4 Silabarios nuevos y 3 de "medio uso" de Oviedo, 2 libros de
lectura de Luis mantilla y un libro de moral de José Rosas
. Lo mismo sucedió con el caso de la escuela primaria de la Hacienda
de San Bartolomé Tepetates en donde los inventarios de 1897 y 1903
nos muestran que siguieron usándose 17 libros de texto de aritmética
de Urcullo, 2 Fleuris y 8 Ripalda .
2.-LOS
LIBROS DE TEXTO EN EL SIGLO XX.
Durante
el movimiento revolucionario de 1910 no hubo grandes cambios en los hábitos
de lectura dentro del salón de clases. Será hasta la presidencia
de Alvaro Obregón en 1921, que la tarea educativa se convirtió
en prioritaria con la
creación de la Secretaría de Educación Pública
bajo la dirección de José Vasconcelos al frente. Su plan
era mucho más amplio que una simple campaña de alfabetización,
pues según el censo de 1920 afectaba a 6 973 855 habitantes del
país mayores de 10 años, es decir, el 66.17%. Se trataba
de todo un proyecto de cultura popular en el que la enseñanza de
las primeras letras era sólo el paso inicial. La Gran Campaña
Alfabetizadora inició con muchas limitaciones: no había
locales ni material didáctico, los textos que continuaron circulando
fueron los de REBSAMEN, Torres Quintero y el Mantilla . 
Para llevar a cabo su propuesta, Vasconcelos propuso que la Secretaría
de Educación Pública se dividiera en tres departamentos:
el Escolar, el de Bellas Artes y el de Biblioteca y Archivo. En este último
se gestó un gran cambio, pues para Vasconcelos, la biblioteca complementaba
la escuela. Para ello dispuso que los Talleres Gráficos se destinaran
a ejecutar los trabajos de imprenta de los distintos Departamentos del
Gobierno, la edición de libros de texto de las escuelas oficiales
y a editar obras de cultura general como La Ilíada y la Odisea,
Las Tragedias de Esquilo y Sófocles, Platón, La Divina Comedia,
El Quijote y otros. Esta política de dar los clásicos al
pueblo fue duramente criticada. Se dieron casos de maestros rurales que
no abrieron ni siquiera los paquetes que les enviaba la Secretaría,
pues consideraban que esa lectura era inapropiada para sus alumnos y solicitaron
a cambio silabarios y textos de lectura .
Vasconcelos decretó que no habría más libro de lectura
que el de primer año con el que los niños aprendieran a
leer y escribir. Editó El libro nacional de lectura, con un tiraje
de 10 000 ejemplares. Posteriormente los niños tendrían
acceso a la literatura general con las Lécturas clásicas
para niños y las Lecturas para mujeres, compiladas por Gabriela
Mistral, las obras de Torres Quintero, Adelante de Daniel Delgadillo,
Rosas de la Infancia y Corazón. Entre los libros de texto que se
reeditaron se encontraban dos de JUSTO SIERRA: Historia Universal e Historia
Patria cuya edición llegó a los 30 000 ejemplares
.Una contribución importante fue El Libro y el Pueblo, publicación
periódica que informaba sobre la producción nacional y extranjera
. 
Durante el gobierno de Calles se consideró una imposición
la elección de un libro de texto oficial y se limitó la
producción de textos. De esta manera circularon además de
los métodos para alfabetizar, El libro del campesino, y Corazón
de Edmundo
D'Amicis. Dos años después comenzaron a editarse libros
destinados específicamente al medio rural. Libros como Vidas campesinas
o El Sembrador, expresaron las experiencias, intereses y necesidades de
los habitantes del campo, difundieron los beneficios de una vida sana
e higiénica y exaltaron valores como la cooperación, la
diligencia y la honestidad y denunciaron la explotación del campesino
y su miseria, como en Fermín. Con estos libros se incluyó
en la literatura oficial una cierta dosis de crítica social que
aumentó en los siguientes años.
El gobierno cardenista redobló el esfuerzo a favor de la lectura
popular. El plan sexenal estipuló que la nueva escuela socialista
debería estar al servicio del obrero y el campesino. Su objetivo
fue continuar con el combate al analfabetismo que afectaba aún
al 59.26 % de la población mayor de 10 años. La lucha estaba
dirigida principalmente a los trabajadores y a sus hijos. El gobierno
asumió la responsabilidad de editar millones de textos de lectura
para ofrecerlos al bajo precio de 7 centavos
. La Secretaría de Educación Pública (SEP) produjo
dos series de libros que no tuvieron carácter de obligatorios:
Simiente y la serie de la SEP.
La
primera serie subrayaba las virtudes de la vida y el trabajo rural, además
del estudio del clima, el suelo, los fenómenos meteorológicos,
la flora y la fauna. En 1935 circulaba sobre todo en las escuelas del
campo y su discurso favorecía al cooperativismo pues adoptándolo,
los campesinos podían comprar máquinas en común,
desaparecerían los intermediarios (comerciantes y acaparadores)
y se otorgarían préstamos a los miembros. 
La
otra serie ponía énfasis en el valor del trabajo obrero
y la necesidad de elevar la producción de la industria. El objetivo
de ambas seguía siendo el la búsqueda de la unidad nacional
y para ello se reforzaban los conceptos de familia, comunidad y nación.
Su vigencia se restringió al período presidencial. De las
prensas de la Comisión Editora popular creadas en 1936 salieron
5 000 ejemplares del Método para aprender a leer y escribir; 1
750 000 ejemplares de los 6 tomos de la serie SEP y 3 420 000 de Simiente.
Otros
títulos fueron Libérate, Serie Vida, Madre Tierra y Simiente.
Su publicación causó una airada respuesta entre los obispos
que no aprobaban la educación socialista. Jorge Mora Forero ha
mostrado que además de este tipo de protestas casi no hubo otras
y fueron casi excepciones las de los padres de familia, como fue el caso
del Frente Único Nacional de Padres de Familia de Tamaulipas, quienes
consideraban indignante ponerlos entre las manos infantiles cuando despertaban
un odio contra los llamados explotadores cuando todo aquello significaba
únicamente una superioridad moral o económica. Esta situación
hace suponer que los maestros usaron muy poco los libros de texto en el
aula o que se emplearon en zonas que no eran polémicas
.
A finales del sexenio, la SEP continuó publicando listas de libros
autorizados para la educación primaria, pero como medida de control
para evitar que los textos siguieran siendo fuente de lucro, se fundó
la Comisión Revisora de Libros de Texto y Consulta (1940) encargada
de examinar el contenido, las ilustraciones y su relación con los
programas de estudio. A pesar del esfuerzo gubernamental, los libros de
texto siguieron siendo inaccesibles y diferentes para la mayor parte de
los niños mexicanos
.
Entre los libros autorizados para la clase de historia se encontraban
dos que aparecieron durante el porfiriato: La Patria Mexicana. Elementos
de Historia Nacional, de Gregorio Torres Quintero (1915) y Elementos de
Historia General y de Historia Patria, de Longines Cadena(13º Edición
en 1937). Otros como la Historia Patria de Luis Chávez Orozco e
Historia Patria de Jorge Castro Cancio aparecieron en este período.
Como observamos en los títulos, la constante del término
Patria, parece indicar la vigencia de la idea gestada durante el siglo
XIX, la importancia de la historia nacional como elemento de identidad
de la época Lo mismo se nota en las portadas donde se ilustran
con elementos prehispánicos.
El libro de Luis Chávez Orozco estaba dedicado al tercer grado
y tenía como propósito dar a los niños una explicación
de los fenómenos sociales desde la óptica económica
con el uso de términos como "propiedad de la tierra",
"instrumentos de producción", "capitalistas y asalariados".
El mismo lenguaje lo encontramos en el libro de texto de Jorge Castro
Cancio: "explotadores y explotados" al hablar de los mineros,
Morelos representaba a los "oprimidos y explotados" y los hacendados
son "señores feudales"
. Un lenguaje crítico que se transformó en los años
siguientes.
Durante
los años cincuenta, el crecimiento económico, la concentración
del ingreso, la federalización de la educación y el nacionalismo
manifiesto, sirvieron de marco para explicar el desarrollo educativo y
la creación de los libros de texto gratuitos. La reforma educativa
llevada a cabo por Adolfo López Mateos (1958-1964) con el Plan
Nacional para el Desarrollo y el Mejoramiento de la enseñanza primaria
(Plan de once años), buscaba garantizar a todos los niños
del país la educación primaria obligatoria y gratuita. Para
lograrlo se contempló la elaboración y entrega gratuita
de los libros de texto .
Estos libros mantuvieron como objetivo principal, el servir de instrumento
para hacer del hombre común un ciudadano. Como en el siglo XIX,
en sus páginas se presentaban las virtudes y los valores que debía
cultivar todo buen mexicano. Con el uso de un mismo leguaje y la transmisión
de una misma realidad se buscaba la consolidación de la nación
mexicana.
Estos libros de texto se reeditaron sin cambios desde 1961 hasta 1971.
La primera reforma a estos libros de texto gratuitos, así como
a los planes y los programas de la enseñanza primaria en los que
se apoyaba, se realizó bajo el gobierno del presidente Echeverría
(1970-1976) a través de la Comisión Coordinadora de la Reforma
Educativa
. La tarea le fue confiada a un grupo de investigadores de dos centros
de educación superior, el Centro de Investigaciones y de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y a El Colegio de
México. La nueva propuesta fue reagrupar las materias de lengua
nacional, aritmética, geometría, historia, geografía
e instrucción cívica, en cuatro campos de conocimiento:
Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Lenguaje y Matemáticas.
El objetivo principal de los nuevos libros fue terminar con la enseñanza
"verbalista, informativa y memorística, para enseñar
a los niños a pensar, a utilizar los medios de información
a su alcance y analizar(los) para resolver prácticamente los problemas"
. Se trataba de hacer un libro ligado a la vida cotidiana y único
para una infinidad de medios sociales. Una de las innovaciones más
importantes que se introdujo, a partir del tercer año, fue el "libro
de consulta", una pequeña enciclopedia destinada a reemplazar
la biblioteca escolar e iniciar al niño en la búsqueda de
documentos. 54 libros de texto fueron publicados: 30 para los alumnos
y 24 para los profesores, más dos libros de Ciencias Sociales,
uno para tercero y cuarto y otro para quinto y sexto
. Durante el período echeverrista, la reforma adaptó las
nuevas generaciones a la cultura científica y tecnológica
así como al conocimiento de la realidad social. Sobre el plan de
los valores ciertas cualidades fueron exaltadas: "respeto, libertad,
responsabilidad, solidaridad, participación y sentido crítico".
La lectura fue motivada con una mejor difusión de libros. Se introdujo
la educación sexual en los textos y programas a pesar de la oposición
de la Iglesia y de ciertos grupos de presión
.

En 1980 se efectúo una segunda reforma educativa. Los conocimientos
en los primeros años se reunieron en un solo programa publicado
en dos volúmenes con cuatro unidades de conocimiento y un libro
recortable. Cambió el contenido, las ilustraciones y la portada
hasta 1987 con diversas manifestaciones de la plástica mexican:
Rafael Coronel, Leonora Carrington, José Chávez Morado y
otros.
En 1989 hubo una nueva reforma conocida como Modernización Educativa
(1988-1994) cuyo fin era reducir la deserción escolar, reafirmar
la enseñanza de la lectura y escritura y elevar la calidad de la
educación
Actualmente
México sigue siendo uno de los pocos países que proporciona
a sus estudiantes del nivel primaria, libros de texto gratuitos durante
todo el ciclo escolar. Este hecho ha permitido que todo alumno, independientemente
de su condición socioeconómica pueda acceder a los materiales
necesarios para el desarrollo de su proceso de aprendizaje. Hasta ahora
los libros de texto gratuitos se han mantenido como el medio de comunicación
utilizado por el profesor para guiar sus actividades en el salón
de clases. Durante dos siglos los contenidos de los libros de texto se
han abocado a transmitir los saberes que el Estado ha considerado como
socialmente adecuados para cumplir con los objetivos educativos.
El libro de texto gratuito ha logrado mantenerse vigente hasta la fecha
a pesar de las grandes protestas en las que se ha visto envuelto desde
su aparición. En 1959, la Barra Nacional de Abogados declaró
que la creación de la Comisión Nacional de Textos Gratuitos
era "anticonstitucional, ilegal y contradictoria con las prácticas
culturales vigentes en
México"
. Los sectores conservadores de la sociedad mexicana también los
han criticado, no por los contenidos de los libros, sino por su carácter
laico y sobre todo obligatorio. También las imágenes y los
contenidos han sido duramente cuestionados a causa de su fuerte peso genérico.
Es de llamar la atención el porcentaje de imágenes donde
las mujeres tienen
un papel activo(16.6%), cuando lo hace es en roles tradicionales como
el de madre, enfermera o maestra. En los libros de matemáticas,
por ejemplo, siempre hay un niño frente al pizarrón y en
los de ciencias naturales la niña se representa siempre como observadora
o ayudante en el desarrollo de experimentos. Los calificativos usados
para referirse a las niñas o mujeres refuerza las ideas de la belleza,
la debilidad, la abnegación en contraste con los de audacia, virilidad,
virilidad e inteligencia del sexo masculino 
.
En pleno siglo XXI, el contenido de los libros de texto de historia han
vuelto a causar polémica pues los historiadores han reclamado la
inclusión de temas que han revolucionado al país como el
movimiento estudiantil del 68, el cambio del 2 de julio, el levantamiento
zapatista y otros, que los escolares sólo conocer a través
de la televisión, dado que el contenido de los libros se detiene
en los años cuarenta. Por otra parte, la Cámara de la Industria
Editorial también se ha manifestado en contra de la política
de exclusividad del Estado mexicano, aunque no resulta claro el costo
que esto representaría a las familias ya que cada ejemplar tiene
actualmente un precio de 9 pesos debido al gran volumen de producción,
a saber, 3 millones de ejemplares por cada título .
1.-EL NACIMIENTO DE LOS LIBROS DE TEXTO GRATUITOS.
Con
la creación del libro de texto gratuito y obligatorio, el Estado
mexicano buscó satisfacer un doble objetivo: responder a la creciente
demanda de educación de la población, de ahí su carácter
gratuito, que buscaba facilitar el acceso sobre todo de las clases populares
a la escuela primaria y ejercer a través de ellos, la dirección
cultural, moral y política de la sociedad. Aunque como los señala
Lorenza Villar (1994), es innegable la enorme utilidad que los libros
de texto han tenido para millones de familias mexicanas sobre todo para
aquellas en las que esta publicación continúa siendo la
única fuente de cultura escrita .
Adolfo López Mateos veía en este hecho el cumplimiento de
su labor, "...al recibir gratuitamente sus textos no como una
gracia sino por mandato de la ley- se acentuará en los educandos
el sentimiento de sus deberes hacia la patria, de la que algún
día serán ciudadanos". El libro de texto había
evolucionado desde el siglo XIX. Sin embargo las ideas de Carlos A.Carrillo
se ponían nuevamente a discusión cuando se hablaba del espíritu
que debían tener los nuevos libros de texto gratuitos :
"los libros como los maestros no han de decir todo al alumno, sino
más bien provocar los pensamientos y reflexiones de éste...antiguamente
el maestro explicaba y exponía por sí mismo las doctrinas;
hoy con mejor acuerdo, sostiene casi siempre un diálogo con sus
alumnos...otro tanto ha de hacer el libro, y si no llena tal requisito,
deja mucho que desear"
.
Bien impreso y con la intención de satisfacer las necesidades de
los niños mexicanos, Mi libro de Primer Año buscó
atraer el interés del niño a través de sus dibujos
y de sus colores, la nitidez y el tipo de la letra para aquellos que comenzaban
al conocimiento del alfabeto. Se combinaba del método natural y
el método onomaytopéyico para que el alumno pudiera captar
la letra impresa y los dibujos correspondientes, o bien las sílabas
y letras unidas también a los dibujos para que el maestro hiciera
la enseñanza del idioma
. Las primeras ediciones, para el 1º año escolar, tuvoieron un
tiraje de 1 105 000 ejemplares. Mi libro de Primer Año constaba
de 192 páginas de 18 por 25 cm de tamaño. Solo las carátulas
ocuparon 62 mil hojas de cartulina y 500 toneladas de papel de Tuxtepec
fueron empleadas en la edición. El cuaderno tenía 216 páginas
de 22 por 27 cm y se necesitaron 552 toneladas de papel, en esta ocasión
importado de Finlandia. Fueron repartidos con la colaboración de
las unidades móviles del Ejército Mexicano y de todos los
medios de locomoción para hacer llegar hasta las escuelas más
apartadas de la República.
Una innovación interesante fue que cada uno de esos libros de texto
estaba ligado a un cuaderno de trabajo, concebido éste para hacer
activa y práctica la lectura del libro. Los cuadernos de trabajo
desempeñan la delicada tarea de establecer un puente entre el libro,
el programa de enseñanza y la obra personal de alumnos y maestros
Cada año los estudiante recibieron una dotación de materiales
y al término del ciclo escolar los podía conservar en su
domicilio. En 1960 se distribuyeron 17 354 000 ejemplares con un costo
de 2.09 para atender a los 4.5 millones de alumnos de primaria. La serie,
libros de texto y cuadernos de trabajo para los 6 grados, y los manuales
para los maestros, uno por grado, con 37 títulos se entregó
hasta 1969. 
Con
la Reforma Educativa de 1972 se abandonó el concepto del cuaderno
de trabajo y apareció el libro recortable para el texto de Español
de primer grado. Un libro integrado para primero y segundo año
con los temas adicionales de matemáticas y español
.Las primeras ediciones lucieron portadas con imágenes de distintos
héroes nacionales que fueron elaboradas por pintores de la talla
de David Alfaro Siquieros, Roberto Montenegro, Alfredo Salce, Fernando
Leal y Raúl Anguiano. En 1962 se decidió uniformar las portadas
a fin de ahorrar recursos y dar una imagen que identificara los textos.
Se eligió la Alegoría a la patria, que representaba la agricultura,
la industria y la cultura de Jorge González Camarena.
Los
libros de texto abordaron temas relacionados con los juegos, el medio
ambiente, los hábitos de higiene, la exaltación del trabajo
y de los vínculos familiares. Así como los grandes valores
en torno del territorio, la independencia y la patria con el conocimiento
de las biografías de Hidalgo, Juárez, Madero y los Niños
Héroes, con el fin de crear
una conciencia cívica.
La
convocatoria señaló que para presentar a concurso alguna
propuesta era necesario que el autor fuera mexicano por nacimiento. La
obra debía ser original aunque se podía incluir hasta un
20% de textos ajenos. Por cada obra aceptada, el autor recibió
75 000 pesos por el pago de sus derechos en el primer año lectivo
y 37 500 pesos por los años lectivos en que la obra estuviera en
vigor
. En el primer equipo que armó Mi libro y cuaderno de Primer Año
colaboraron las profesoras Carmen Domínguez Aguirre y Enriqueta
León González, la cubierta fue hecha por David Alfaro Siqueiros.
Ilustraciones y dibujos de Oswaldo Barra, Alberto Beltrán, Jorge
Best, Angel Bracho, Antonio Cardoso, Enrique Carreón, Andrea Gómez,
Rafael jarama, Juan Madrid,Manuel Salinas, Rosendo Soto, Raúl Velázquez
y Mariana Yampolsky. Se imprimieron en los Talleres de Novaro Editores
e Impresores S.A. al cuidado de la Comisión Nacional de Libros
de Texto gratuitos, dependiente de la SEP.
.Los libros de lectura
El
contenido de los libros llamados de Lengua Nacional de la época
de López Mateos de cuarto, quinto y sexto año, manejaban
una serie de temas como la patria, la familia, la escuela y el trabajo,
que resultan interesantes de analizar. La representación que se
hacía de la patria era la de una mujer, una madre generosa, dulce
y protectora, que exigía a cambio, el cumplimiento del deber, el
sacrificio y el trabajo. La familia se representaba como el cimiento de
la sociedad desde el punto de vista afectivo y legislativo; los deberes
y los derechos pautaban la conducta, pero el amor mantenía la unidad.
El afecto y la legalidad se manifestaban en la aceptación y la
sumisión de los hijos a los valores y enseñanzas de los
padres. Los roles que jugaban eran tradicionales: el hombre, el papel
dominante, activo, la norma y la autoridad, la mujer el secundario, el
pasivo, el afecto y la protección. Los conflictos sociales no tienen
lugar, pues las relaciones sociales forman parte de la naturaleza humana,
de la familia y de la sociedad. La escuela era considerada la prolongación
del hogar: un lugar rodeado de afecto, donde los maestros reemplazaban
a los padres y se encargaban de inculcar normas. Gracias a la acción
democratizadora y de movilidad social que posee la escuela, todos los
individuos se encontraban en posibilidad de mejorar su nivel de vida,
de acuerdo al grado de esfuerzo personal. La representación del
trabajo se hallaba ligada al esfuerzo personal donde existía una
igualdad de oportunidades
De esta manera los libros de lectura de esta época ofrecieron una
representación funcionalista de la sociedad, en la que cada individuo
tenía una tarea que cumplir. La suma de éstas era lo que
hacía funcionar el sistema social. Desde esta perspectiva, la representación
de la sociedad no contradecía el proyecto sociopolítico
del grupo en el poder. Tampoco alteraba los valores que defendían
la Iglesia, el PAN y los padres de familia .
Los textos de español de la época echeverrista (1970-1976)
cambiaron radicalmente su forma de materializarse: su iconografía
moderna, los símbolos, los ejemplos y el tipo de lenguaje resultaban
novedosos y acordes con las corrientes literarias y linguisticas en boga.
Además los textos sufren profundas transformaciones pedagógicas
pues no siguieron los temas tradicionales, la temática se abrió
para dar paso a una poesía y a una prosa cuya finalidad es sobre
todo estética, lo importante era estimular el gusto por la lectura
y facilitar el dominio de su técnica, se abandonó la representación
del nacionalismo y a diferencia de los libros anteriores no tenían
un hilo conductor entre las lecciones aunque se respetaron dos unidades
temáticas: la naturaleza y el trabajo, un espacio donde se exalta
la belleza del medio ambiente a través de la poesía y la
división de funciones sin conflictos, es decir, la armonía
y el equilibrio
.
Como se ve en el cuadro no.1 hasta 1998 se han entregado cerca de 160
millones de libros de texto gratuitos y para el año escolar de
1998-1999 un total de 147, 3 millones de ejemplares lo que representa
un gran esfuerzo estatal.
CUADRO 1
ANEXO
1 (liga
de regreso)
Cuadro 1.- Libros de texto seleccionados para cada disciplina (1905-1907)
Primer
Año
|
Lectura |
Método
REBSAMEN de Escritura y Lectura (para el D.F.)
|
|
|
1907
|
|
Enseñanza
simultánea de la lectura y la escritura por Claudio Matte
(para escuelas de territorios en 1907)
|
|
|
|
1907 |
Segundo
Año
|
Lectura
|
Brena
Luis de la,"El niño Mexicano"
Rodríguez C.Delfina, "El Angel del Hogar"
|
Para
niños
Para
niñas
|
1905
1905
|
|
|
|
Torres Quintero Gregorio, "Lector infantil mexicano",
para niños, 1907
|
Para
niños |
|
1907 |
|
|
Rosales
María M., "Rafaelita" |
Para
niñas |
|
1907 |
Tercer
Año
|
Lectura
|
Oscoy
Andrés, "El Lector Mexicano". 2º libros
Brena Luis de la, El Niño Mexicano
Rodríguez
C.Delfina"El Angel del Hogar"
|
Para
niños
Para
niños
Para
niñas
|
1905 |
1907
1907
|
|
Geografía |
Barrosos José Juan, "El Distrito Federal de la República
Mexicana" |
|
1905
|
1907 |
|
Historia
Patria |
Sierra Justo, Primer Año de Historia Patria |
Para
niños y niñas |
1905
|
1907 |
Cuarto
Año
|
Lectura |
Nervo
Amado, "Lecturas Mexicanas" no.1
Pineda C, "El Niño Fuerte"
Correa Zapata, Dolores, "La mujer en el hogar" 1er. libro
Torres Quintero Gregorio, "Lector Enciclopédico Mexicano"
no.3
Rodríguez C.Delfina, "La Perla de la Casa"
|
Para
niños y niñas
Para
niños
Para niñas
Para
niños
Para
niñas
|
1905
1905
1905
1907
1907
|
1907
1907
|
|
Geografía |
Chávez Esequiel, "Geografía Elemental. Simples
lecturas" |
Para niños y niñas |
1905
|
1907 |
|
Historia
Patria |
Sierra Justo, "Segundo Año de Historia patria" |
Para
niños y niñas |
1905
|
1907 |
|
Aritmética |
Hernández Julio, "El cuarto año de Aritmética |
"
Para niños y niñas |
1905 |
|
|
Instrucción
Cívica
|
Chávez
Ezequiel, "Nociones de instrucción Cívica"
Correa
Zapata Dolores, "Nociones de Instrucción Cívica"
Pineda
Celso, "El Niño Ciudadano"
|
Para
niños
Para niñas
Para niños
|
1905
1905-1907
|
1907 |
Fuente:
Boletín de Instrucción Pública. Órgano
de la Secretaría del Ramo. México: Tipografía
Económica. 1907. |
ANEXO
.LIBROS DEL SIGLO XIX
LECTURA
García Puron, El lector moderno.Libro no.1. Nueva York: Apleton
y Co. 1918. Estado de México
Mantilla L. Libro de Lectura no.1. París: Librería de Bouret.
1892. Estado de México
(1840) Libro Segundo de los niños para uso de las escuelas por
la Real Academia de Primera Educación. Megico, Librería
de galván, Portal de Agustinos.
Mantilla F.Luis (1892) Libro de Lectura 1. México: Librería
de la Vda. de Bouret. (Estado de México)
Rosas Moreno José (1878) Fábulas. México: Imprenta
de la Vda. e Hijos de Murguía. 4ª.edición. (Guadalajara,
León y la Ciudad de México)
_____(1864) Hojas de rosas. México. (Guadalajara, León y
la Ciudad de México)
_____(1877) La ciencia de la dicha. Lecciones de moral en verso. México:
Imprenta de la Vda. e Hijos de Murguía. 3ª.edición. (Guadalajara,
León y la Ciudad de México)
_____(1872) Libro de la infancia. Pensamiento, cuentecillos, anécdotas,
máximas, sentencias y consejos morales. México: Ed.Francisco
Mendoza. Biblioteca de los niños. (Guadalajara, León y la
Ciudad de México)
_____(1874) Libro de oro de las niñas.Nuevas lecciones de moral
en verso. México:Imprenta y librería de los niños.
(Guadalajara, León y la Ciudad de México)
_____(1877) Nuevo amigo de los niños. México: Antigua Imprenta
de Murguía. 6ª.edición. (Guadalajara, León y la Ciudad
de México)
_____( ? ) Nuevo devocionario poético de los niños. México:
Antigua Imprenta de Murguía. 2ª.edición. (Guadalajara, León
y la Ciudad de México)
_____( ? ) Nuevo manual de urbanidad y buenas maneras. Escrito en verso
para la infancia. México:Antigua Imprenta de Murguía. (Guadalajara,
León y la Ciudad de México)
_____(1873) Recreaciones infantiles. Escenas, cuentecillos y apólogos.
México: Antigua Imprenta de Murguía. (Guadalajara, León
y la Ciudad de México)
_____(1881) Un viajero de diez años. Relación curiosa e
instructiva de una excursión infantil por diversos puntos de la
República Mexicana. México:Imprenta de Aguilar e Hijos.
(Guadalajara, León y la Ciudad de México)
_____(1889) Un libro para mis hijos : últimos pensamientos, máximas,
consejos, fábulas y poesías. La moral verdadera al alcance
de los niños. México: Librería de Murguía.
3ª.edición. (Guadalajara, León y la Ciudad de México)
Lecciones de Cosas
Trigo J. (1896) El niño ilustrado. Libro Cuarto de lectura o preparación
para el estudio de las ciencias. San Luis Missouri: Spanish American Educational
Co. : Libreros Editores. (Estado de México)
Aritmética
Camacho Anselmo.(1893) Aritmética para niños (3ª.parte).
Toluca: Imprenta de la Escuela de Artes y Oficios.( Estado de México)
Camacho Anselmo(1887) Nociones de Geometría práctica. Toluca:
Imprenta de la Escuela de Artes y Oficios.(Estado de México)
Urcullu José.(1887) Catecismo de Aritmética. México:Antigua
Imprenta de Murguía. Estado de México
Geografía
Aviles Gildardo F. Nuestra Patria. Geografía Elemental de la República
Mexicana. México: Librería de la Vda. de Bouret.
Aviles Gildardo F.Curso Elemental de Geografía. México:
Librería de la Vda. de Bouret.
Aviles Gildardo F. Mi primer libro de Geografía .México:
Librería de la Vda. de Bouret.
Chavez Ezequiel. La República Mexicana. México: Librería
de la Vda. de Bouret.
De Rivera Enrique S.(1892) Compendio elemental de geografía universal
y de México. Toluca: Imprenta de la Escuela de Artes y Oficios.
2ª.edición.(Estado de México)
De la Torre Juan (1896) Geografía de México. México:Imprenta
de "El Siglo XIX". 8ª.edición (Estado de México)
García Cubas Antonio. Curso elemental de Geografía Universal.
México: Antigua Imprenta de Murguía. 1890. 5ª.edición
Roa Bárcena J.M. Catecismo Elemental de Geografía Universal.
México: Imprenta de Andrade y Escalante.1861.
Trigo J.Geografía Política. San Luis Missouri: Spanish American
Educational Co. 1897 . Estado de México
Trigo J. Geografía Física Universal.San Luis Missouri: Spanish
American Educational Co. 1897. Estado de México
Historia
Lainé Ramón (1890) Catecismo de Historia General de Méjico
escrito para las escuelas elementales de la República Mejicana.
Méjico:Tipografía "La Providencia" 9ª edición.
(Estado de México)
Rivera Cambas (1893) Cartilla de Historia de México para uso de
las escuelas de la República y dividida en tres cuadernos. México:
Antigua Imprenta de Murguía. (Estado de México)
Sierra Justo (1912) Historia Patria. México: Vda. de Bouret (Estado
de México)
Educación Femenina
Atjinson Florencia, García Purón Juan, Sellén Francisco
y Molina Eduardo. Economía e higiene doméstica de Appleton.
Nueva York: D.Appleton y Compañía. 1915. (Michoacan)
Wright Robinson Marie, Picturesque Mexico. Philadelphia. 1897 (Michoacan)
|