Siglo XIX

“[...] es más importante cada día el que la mujer se instruya para no caer
en errores de la tradición, para rechazar algunas falsas ideas que reinan
en los tiempos presentes, y para conocer todo aquello
que debe contribuir a la tranquilidad del hogar,
a la buena marcha de la casa, a proporcionar alimentación adecuada y sana,
al mantenimiento de la salud y al desarrollo de la moral,
del gusto artístico y de cuanto contribuya al desenvolvimiento intelectual de la familia.”
Dr. Juan García Purón,
Economía e Higiene doméstica de Appleton 1888,1914.

Oresta López
El Colegio de San Luis, A. C.

Introducción:


 Para reconstruir las interacciones entre libros y lectoras durante el porfiriato, es necesario localizar fuentes que den cuenta de los libros que se escribían para mujeres o que se usaban en las escuelas de niñas. Asimismo tienen mucha importancia los registros de la población femenina que sabía leer y escribir y de las que asistían a las escuelas de primeras letras y más aún a las de educación secundaria y profesional. Un reconocimiento físico de los libros antiguos y la lectura de aquellos que fueron instrumentos educativos de las mujeres a finales del siglo XIX, proporcionan al investigador un lazo de empatía fundamental del cual partir.

  En los diferentes estados que comprende la República Mexicana, se fundaron las primeras bibliotecas públicas a partir de la segunda mitad del siglo XIX, sus primeros libros fueron los recuperados de seminarios y conventos a partir de la desamortización de bienes de la iglesia. En Morelia aún encontramos los fondos antiguos de libros existentes en la Biblioteca Pública Universitaria y en la del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolásnota90.
 Los datos sobre las lectoras los podemos identificar a partir de documentos sobre las asociaciones literarias femeninasnota91 , de los datos de la prensa periódica o bien de los colegios, normales o liceos de niñas de educación primaria superior o secundaria. Muy poco se sabe sobre la lectura en las llamadas escuelas amigas, porque eran establecimientos semi-informales.

Al identificar los libros de texto obligatorios para los cursos o los libros de la biblioteca o las listas de libros de premiación al final del año, estamos también ante la posibilidad de identificar a autores locales de cartillas o textos.
En Morelia es posible identificar lo que leían las estudiantes de la Academia de Niñas. Para ello se pueden revisar las listas de libros de cursos escolares, de recreación y los seleccionados para los rituales de premiación que se entregaban a las alumnas destacadas durante cada año escolar. También se puede hacer una aproximación a la prensa periódica local, secular y católica, ya que ciertos diarios eran leídos en las escuelas, por las familias y mujeres de la ciudad. La prensa y las revistas son del tipo de fuentes que nos dan la oportunidad de pensar en la lectura más allá de la escuela.
 Otra fuente poco trabajada es la literatura de la época de estudio, a través de cuentos, novelas, el teatro y la lírica en general, aparecen descripciones de las mujeres en situaciones cotidianas o excepcionales, abundando por fortuna, las escenas de las mujeres en su relación con la escuela, los libros o la costura.

  Este ensayo sería inconcebible sin tener como referencia a un grupo particular de lectoras de Morelia, en este caso he localizado a las mujeres de la Academia de Niñas de esta ciudad, institución que fue formadora de niñas, jovencitas y profesoras en servicio desde 1886 hasta 1915. Eran mujeres de clase media de Morelia y de otras poblaciones importantes de Michoacán, en menor medida de comunidades rurales o indígenas. En la Academia convivían mujeres de edades diversas, desde 10 hasta 35 años.  Considero este colectivo como una muestra de lo que era ser mujer alfabetizadanota92 en provincia.

 En términos de Chartier (1996) el investigador reconstruye una comunidad de interpretación, por ello me concentro en la población escolar de mujeres que ya habían cursado las primeras letras o la instrucción primaria y que o bien continuaron con la secundaria o exploraban las nuevas carreras que se abrían para ellas en la Academia de Niñas y que por ello tenían la posibilidad de convertirse en lectoras más o menos expertas o formadoras de nuevas lectoras.

Los límites de la lectura de las mujeres

Si bien la escuela no era el único sitio donde se aprendía a leer, ésta imponía una forma de lectura, relectura y memorización de ciertos libros. Los textos oficiales para niños eran escritos o traducidos por el personal o los cuerpos directivos de enseñanza. Los textos utilizados para la formación de los maestros, también pasaban por este proceso de selección. En la interrelación entre ambos tipos de libros (para alumnos y para los maestros) se pueden identificar los discursos y representaciones específicas que se expresan de la escuela y para la escuela: “[...] lo que esta reconoce del mundo en el que vive, lo que esta intenta hacer para adaptarlo a sus usos o lo que ella se impone apara adaptarse a los tiempos que cambian”nota93.

  La lectura escolar tuvo un gran impulso en el último tercio del siglo XIX, antes se enseñaba a leer para acercarse a la “ciencia de la salvación” mediante el catecismo. La Iglesia consideraba a la instrucción popular como un “viático” que convenía suministrar a cada niño mientras no era suficientemente grande para generar ingresos a la familia. Más que leer, se memorizaba, “cada escolar lee y relee en voz alta su texto hasta que una vez interrogado dé prueba de su capacidad de recitarlo todo de un tirón.”nota94

 Es a finales del siglo XIX, cuando se expresa la preocupación no sólo por las prácticas de lectura, sino principalmente por seleccionar los libros de texto que se leían en la escuela.
La lectura fue un eje importante de los proyectos del estado liberal por promover toda una aculturación y transformación de las mentalidades, para desfanatizar a las masas y favorecer la adopción de la ideología nacionalista del Estado. Se trataba de buscar los “buenos libros” que permitieran la regeneración moral y adoctrinamiento político de las masas. Ahora bien, la lectura, como materia, aparece en la primaria. En los colegios y liceos la lectura no se enuncia como una enseñanza particular, no aparece en los programas como la continuidad de un aprendizaje básico, quizá porque se consideraba que esta reafirmación y continuación de la lectura correspondía a las familias y porque la lectura ya se daba por aprendida. Más bien, los programas se concentraban en perfeccionar la escritura, -no tanto como composición o escritura autónoma- sino como imitación y traducción, como sucedería con la retórica latina, la memorización y práctica de normas gramaticales, o la forma en que se daba el acercamiento a otros idiomas.

 El control de la lectura de las mujeres no sólo se hacía desde las bibliotecas escolares o familiares, que eran creadas bajo la elección personal de profesoras y padres de familia, sino que es necesario considerar otras circunstancias más estructurales, ya que en la producción de libros se establece una orientación hacia la creación de cierto tipo de corpus de obras y no hacia otras. Es decir se establecen cánones, en el sentido de mantener un determinado corpus de obras y de autores como modelo a seguir. Este tipo de controles, antes y ahora, tienden a nutrir a una industria editorial que incluso tendría que crear diversos atractivos para el lector, a la par que reproducir los valores ideológicos, políticos y culturales que forman parte del sistema de ideas de una época. Es decir los cánones pueden ser suficientemente amplios en algunos aspectos, como fijos en otrosnota95.
Los cánones seguidos para controlar la lectura femenina se advierten en sus coincidencias para plantear un modelo de mujer. Otros aspectos que aparecen en los libros para mujeres como un callado concierto entre autores es el tipo de formatos discursivos que se emplea en la escritura y diseño de los textos. Mismos que pueden cambiar por razones de orden social y las preferencias de los lectores.

 Así por ejemplo, hasta antes del siglo XIX se veía a la mujer lectora como protectora de las costumbres, las tradiciones y las maneras familiares. Biblias, catecismos, libros de santos y sermones religiosos parecían ser los textos favorecidos. El aprendizaje de la lectura se valoraba por ser un vehículo de salvación del alma. Posteriormente se perciben cambios en las preferencias de las lectoras: “Las nuevas lectoras del siglo XIX, sin embargo, daban pruebas de tener otros gustos, más seculares, y hubo que diseñar nuevas formas de literatura para su consumo. Entre los géneros destinados a este sector se encontraban los libros de cocina, las revistas y, sobre todo, la novela popular barata.”nota96 Las mujeres estaban leyendo menos literatura para su salvación y más textos para vivir la vida terrenal. En el lenguaje de la época las referencias a la novela, la ficción o lo novelesco tenían un sentido peyorativo.El género más favorecido para la lectura no escolar fueron las novelas y sin duda fue el más controlado en las bibliotecas de liceos y el más condenado en las cartas pastorales que hacían alusión a la lectura. Para los escritores y controladores de lecturas femeninas, estas preferencias coincidían con la idea estereotipada de que las mujeres eran fantasiosas, emocionales, frívolas, poco reflexivas y víctimas fáciles de los estímulos eróticos de las historias románticas.

Los libros autorizados para las niñas

La lectura en la Academia de niñas -como todas las actividades de la escuela-, estaba sometida a reglamento, se atendían los consejos de Bruño en sus lecciones de lengua castellana, para orientar la selección de libros y la forma de leer:

“Cuidarse de escoger y leer bien los libros [...]Nunca se deben leer libros que extravíen el entendimiento, que corrompan el corazón, que sean irreligiosos o inmorales.
Leer autores cuyo nombre es generalmente reconocido y respetado. [...] La lectura es como el alimento, aprovecha no lo que se come sino lo que se digiere. Sus principales cualidades: pausada, atenta,
reflexiva, [...]”
nota97


Las lecturas eran seleccionadas y autorizadas por la directora y por las autoridades educativas del Distrito de Morelia, para 1896 eran:

Album de la mujer
Madres de hombres célebres,
Galería histórica de mujeres célebres,
Un libro para las jóvenes,
La dama elegante,
Manual de la moda elegante,
De Madrid a Nápoles,
Eufemia o la mujer verdaderamente instruida,
Cartas sobre la educación del bello sexo, por una señora americana.
Manual de urbanidad y buenas maneras, de Carreño
Obras poéticas de Campoamor
Rimas de Gustavo Adolfo Becquer
Mosáico literario epistolar
La Mujer, por Don Severo Catalina.

  El Colegio se incorporó de inmediato a rituales similares a los de varones del Colegio de San Nicolás, uno de ellos, el más importante, era la entrega de premios de fin de año, incluso se imprimía un libro con los nombres de los premiados y los discursos de las autoridades. Los premios consistían en medallas de oro, diplomas, material para dibujo y sobre todo libros. Los libros entregados en las premiaciones de los años 1898 y 1899 fueron:

Libros que se obsequiaron en la Academia de niñas
1897-1898

TITULO
AUTOR
El Rey de las Montañas
E. About.
Mi abuelito
J. Gerardin
Geografia Universal
Estévanes
La Tierra
Gerardin
Dicc. Francés-Español
Gildo
Cuentos de Grimm
Raynal
Los Náufragos
 
Dicc. Inglés-español
 
La heredera de Vauclain
Mm. Colomb.
Atlás Geográfico Universal
E. Morieu
Economía doméstica
Appleton
La hija de Carilés
Mm. de Colomb
Los pescadores de ballenas
Salgari
Historia Patria
Guillermo Prieto
Apuntes Históricos
 
Viaje por las cinco partes del mundo Campano
Nuestras verdaderas conquistas Lévy
Artes y Ciencias
Bustamante
Historia de la Música
Lavoix
Teoría de la Música
Tanhauser
Album de Schuman
 
Walses de Wadteufel
 
Teoría de la música y método para harmonium
 
Composiciones para piano
Schubert
Elementos de perspectiva  
El ama de casa
Sra. Gutiérrez
Almacenes de Artes y Ciencias
 
Manual del florista artificial
 
Tratado de pintura
V. Poleró
Cocinero práctico
 
Recreaciones científicas Tissandie

Relación de títulos que se obsequiaron a las alumnas
de la Academia de niñas en 1898
TITULO
AUTOR
Atlás Geográfico Universal
Zerolo
Los pescadores de ballenas
Salgari
Almacén de las señoritas
 
Las tardes de la granja
 
Dicc. Francés-español español-frances
 
Pinturesque Mexico
Marie Robinson Wright
El ama de casa
Sra. Gutiérrez
Economía e higiene doméstica
 
Los náufragos
Raynal
Viajes a las cinco partes del mundo
Campano
La tierra
Gerardin
Apuntes históricos
 
Cuentos de Grimm
 
Nuestras verdaderas conquistas
Lévy
A la Aventura
Cordelia
Manual de armonía
Concone
Historia de la música
Lavoix
Teoría de la música
Danhaüser
Estudios y nocturnos para piano
Chopin
Manual del pintor
 
La mujer
Sra. Jimeno de Flaquer
Tratado de corte y confección de vestidos
 
El cocinero de las familias
 
Molienda y panificación
León Hendoux
Jabonería y perfumería
Alberto Larbaletier
Los animales de corral
Alberto Larbaletier
Manipulación de la leche
Alberto Larbaletier
El cerdo, salchichería Valesser

Año de 1899
TITULO
AUTOR
Modelos de literatura castellana
 
La hija de Cariles
Mma. Colomb
Dicc. Francés-español
Gildo
Viajes por américa
Guerra
Los porqués de la señorita Susana
 
Dicc. De la lengua castellana
 
Dicc. Inglés-español
 
Viajes por europa
Guerra
Los Náufragos
Reynal
Almacén de las señoritas
 
Economía e higiene doméstica
Appleton
Ciencias físicas y naturales
 
Tratado de aritmética
Leyssene
Nuestras verdaderas conquistas
Levy
Tratado de análisis gramatical y Lógico
Aguilar
Atlás geográfico universal
Cortambert
Geografía comparada
Sánchez Casado
Historia patria
Guillermo Prieto
Leyendas de las calles de la Cd. de México
Juan de dios Peza
Dirección de las escuelas
Balduin
Guía del maestro
Zamora
Teneduría de libros
C.C. Marsh
Teoría de la Música
 
Rossette (legende hollandaise)
Burgmein
Le Roman de Pierrot et Pierretle
Burgmein
Le Livres des Histoires
Burgmein
Impresiones de route
Burgmein
La mujer
Sra. Flaquer
La mujer en la sociedad moderna Sra.Acosta de Samper
El cocinero práctico
 
Tratado práctico de corte y confección
de vestidos
Dessault
Economía e higiene doméstica
Appleton
Las tardes de la granja
 
Los pescadores de ballenas
Salgari
Evangelios de la mujer
 
Paisajes, tradiciones y leyendas
Eduardo Ruiz
Pinturesque Mexico Sra. Wright
   

fuente


 La Sra. Josefa V. de Alvírez, Directora de la Academia, consideraba necesario acompañar la entrega de libros con discursos especiales a los padres de las niñas, señalando que la función más importante de la Academia era:

“[...] conservar en su mayor pureza, la moralidad de las alumnas, inculcándoles el conocimiento del deber, encaminando su inteligencia a la Verdad eterna y su corazón al bien infinito; procurando que la instrucción sea amplia y concienzuda, pero adecuada a su caracter, a sus tendencias; en una palabra, adecuada a la naturaleza de su elevada misión.”nota98

 Les recordaba a los presentes que los padres y madres de familia son los representantes de Dios en la tierra y los convocaba a colaborar en la educación de las niñas a través del buen ejemplo:

“[...]ayudádnos con vuestros consejos y sobre todo con vuestro ejemplo, a hacer comprender a vuestras hijas que la mujer virtuosa es el mas bello ornato de la sociedad; que la ciencia sin virtud es acaso el mayor enemigo no sólo del que la posee, sino de todos los demás, con relación a su destino moral; y que el mérito del hombre más que en lo que sabe consiste en lo que practica.” nota99

Con ello, se reiteraba en los rituales de premiación que lo más importante para las muchachas era la virtud y que la ciencia sólo era para aderezar la obra de ornato social que deberían cumplir.

Los cánones de la lectura escolar para mujeres:

A partir de los libros de recreación autorizados y controlados por la Academia nota100, podemos inferir los cánones que ponía en práctica la escuela para la selección de títulos que se consideraban adecuados para las mujeres. En una primera clasificación podemos agruparlos por sus objetivos:
1.  Libros para formar las nuevas maneras de urbanidad y conocer las modas europeas y americanas modernas eran: La dama elegante; Manual de urbanidad y buenas maneras, de Carreñonota101. ; Un libro para las jóvenes y en género epistolar, las Cartas sobre la educación del bello sexo, por una señora americana.

2.  Libros de viajes y de geografía: Para saber de Europa se contaba con De Madrid a Nápoles. Libros de aventuras, de los hermanos Grimm y otros de viajes y ficción al estilo de Julio Verne y libros de geografía y atlas universales.

3.  Libros de recreación literaria; Obras poéticas de Campoamor; Rimas de Gustavo Adolfo Becquer y el Mosaico Literario epistolarnota102. Además leían las revistas literarias y partes de la prensa periódica que circulaban en Morelia, especialmente las dedicadas a las mujeres. Un claro ejemplo era El Prisma, publicación local dedicada al “bello sexo” que se conseguía en los portales a muy bajo costo y contenía escritos de los poetas de la ciudad y editoriales de personajes conocidos, incluso algunos eran catedráticos de la Academia.

4.  Los libros de vidas ejemplares de mujeres: El método de usar lecturas de vidas ejemplares de mujeres para educar a las niñas fue muy usado por la Iglesia, se leían historias ejemplares de vírgenes, monjas y beatas, para desarrollar en las niñas un modelo a seguir. Pero posteriormente se empieza a generar una nueva literatura que muestra la participación de mujeres en acciones patrióticas públicas, en la Academia se leían textos como Las mugeres célebres en Francia (1789-1795) y su influjo en la Revolución del abogado L. Lairtulliernota103. En ésta el autor se pregunta en el prólogo ¿cómo es que entre tantos biógrafos haya tan pocos que se hayan ocupado de mugeres? Para hacer justicia, ofrece en su obra las biografías de veinte mujeres que participaron en la Revolución Francesa. Esta es una lectura para reforzar el espíritu republicano.

  En Mugeres Célebres de España y Portugal de Juan de Dios de la Rada y Delgado, también se presentan biografías de mujeres célebres de la península ibérica, en dos elegantes tomos, con la intención de “ofrecer ejemplos que imitar a las mugeres de la presente edad...” incluye datos de mujeres patriotas, señoras de heróica virtud, sabias, poetisas y escritoras, artistas, mártires y santas. En el prólogo solicita la lectura de las mujeres y la comprensión de los hombres porque “De la muger creyente y de verdadera instrucción depende la suerte de las naciones. No lo olviden los hombres de ciencia y los corazones amantes del bien. Contribuyamos todos a engrandecer a esa hermosa mitad del género humano.”nota104 Una estrategia comercial de los editores era incluir largas listas de los nombres de los suscriptores a la obra. En este caso llama la atención que se tratase de muchos hombres y contadas mujeresnota105.

  Considero algunos de los libros de vidas de mujeres célebres, no eran de lectura generalizada, sino para “feministas” hombres o mujeres interesados en analizar con cierta profundidad la escasa historiografía de las mujeres, que tuvieran elementos parainterpretar lo que enseñaban vidas de mujeres geniales, talentosas y también polémicas. Libros de este género, se podían consultar en la biblioteca pública y como se trataba de libros ilustrados con elaboradas imágenes su costo era alto costo, los suscriptores particulares por lo general eran jefes de familia que apreciaban y podían comprar libros caros, de impresores ansiosos por ampliar su clientela lectora y por los colegios, en donde eran usados para la educación de las mujeres. Por su estilo narrativo se prestaban a la lectura en voz alta, por su formato, permitían la lectura selectiva de biografías individuales

  De esta naturaleza es la Historia Universal de las Mujeres, en dos volúmenes, ilustrado con bellas y coloridas estampas y que a diferencia de los anteriores se convierte en una cuidadosa selección de biografías de mujeres célebres, santas y republicanas, de las que ofrece además un resumido marco histórico. Otros textos prescriptivos para la formación de las mujeres a partir de vidas ejemplares eran: Album de la mujer; Madres de hombres célebres y Galería histórica de mujeres célebres, entre otros.

5. Los libros que trataban la cuestión femenina en el mundo de habla hispana: tuvo un gran éxito La Mujer, de Severo Catalina, que no faltaba en bibliotecas familiares y escolares, este es un ensayo original e ingenioso que se autodenomina apuntes para un libro porque “será libro de oro aquel en que se trate fundamentalmente de la mujer examinando todas sus condiciones físicas y morales y su alta influencia social y lo que es, en fin la mujer, [...] ¿Gran libro aquel en que leyese cada mitad del género humano lo que puede y debe ofrecer a la otra mitad!”
El texto es de lectura fácil y utiliza el buen humor y la ironía, se caracteriza por la moderación en sus prescripciones para las mujeres, quizá de ahí viene su éxito, por ejemplo respecto a las mujeres y el estudio, señala que de las ciencias, les va mejor las letras y sugiere:

“En nuestro actual sistema de educación, y aun de vida, es muy difícil que broten mujeres de vocación directa hacia los estudios serios; pero si brotan y se dan a conocer, serán por extremo cobardes los críticos que las desalienten, y por extremo egoistas los sabios que las menosprecien.” nota106

 Severo Catalina defiende la educación cristiana como la única que puede hacer feliz y plenas a las mujeres. El prólogo de Campoamor -escrito en tono humorístico pregunta y advierte a las mujeres “Este libro, ¿es una apología de la mujer, o un libelocontra el sexo femenino?[...] no leáis este libro, pobres hijas de Eva, si no queréis ser engañadas por la magia de su estilo [...]”, en la nota biográfica del prólogo se advierte que al parecer podía gustarle tanto a los hombres como a las mujeres. Eufemia o la mujer verdaderamente instruida

6. Los manuales de moda y de economía doméstica: Entre los manuales favoritos de la Academia de Niñas se encuentra el Manual de moda elegantenota107 realmente se convirtió en el libro de texto obligatorio para todas las clases de costura en los cursos iniciales y avanzados. El plan de estudios para esta clase seguía la secuencia del libro, empieza por costura, sigue por tapicería, bordados, hasta llegar a la elaboración de flores. El texto aconseja a sus lectoras “que no le consulten sin tener a la mano los materiales correspondientes a las labores que se propongan ejecutar; y de este modo, uniendo la teoría a la práctica, y observando atentamente los numerosos dibujos que aclaran el texto, podrán obtener un resultado satisfactorio... nota108”. El manual propone a las mujeres modernizarse y aprender a usar la máquina de coser, particularmente recomienda la máquina americana de coser, ribetear y hacer ojales, muestra una figura, y previene también de los peligros a la salud que le pueden ocasionar a las mujeres, pues es más saludable coser a mano.
En otro apartado enseña a elaborar el corsé, pero también ofrece unas breves consideraciones sobre la acción del corsé, el cual no debe servir para apretarse el talle, ya que esta práctica resulta en malestares como síncopes y otros más graves como “la gastralgia, la hepatitis, los ahogos, los vértigos y otros que sería prolijo enumerar”nota109 sugiere a sus lectoras abandonar esa moda ridícula.

Ilustración del Manual de Economía doméstica de Appleton
Este manual se armó de las entregas periódicas del diario madrileño La moda elegante ilustrada, se acompañaba de figurines, patrones, grabados y dibujos para tapicería.

  Los manuales con muchas láminas, instrucciones dibujadas y modelos eran según Chartier la oportunidad de que los no alfabetizados pudieran tener acceso parcial a la información de los libros, bajo otras formas de leer. El manual de moda elegante en su volumen anual ofrecía 3 300 grabados, 48 figurines grabados en acero e iluminados en colores, 24 grandes patrones en tamaño natural y más de 1000 modelos de trajes, túnicas, delantales y abrigos. Obsequiaba además a sus lectoras, piezas de música moderna escrita para canto y piano, de los más notables compositores de España y el extranjero, así como de ejercicios de ingenio como son “saltos de caballo” o “jeroglíficos”. Poseer el libro según los editores era tanto para el gusto de una aristocrática familia o de la menos acomodada señorita.

El manual de “Economía e higiene doméstica” de Appleton fue un libro para mujeres usado en cursos, consultado en bibliotecas y obsequiado en las premiaciones. Este libro fue editado en 1888 y tuvo éxito hasta las primeras décadas del siglo XX, es una obra “arreglada para uso de la familia en general y para texto en las escuelas y colegios de señoritas”nota110, contiene una cuidadosa selección de materiales de economía doméstica de diversas editoriales y países, con el objeto de ofrecer una obra actualizada y depurada de los conocimientos que competen al nuevo concepto de economía doméstica como la ciencia del hogar. Define a la economía doméstica como “el arte de manejar, dirigir o gobernar la casa y la familia, sin perder o malgastar tiempo, trabajo ni dinero”nota111 aconseja a las mujeres aprender matemáticas para llevar las cuentas de gastos de la casa, geometría para trazar y cortar su ropa, conocimientos de farmacia y medicina para atender emergencias y preparar algunos remedios caseros y productos de limpieza para ropa y el hogar, conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo para saber qué tipo de alimentación y régimen de vida es el conveniente para los miembros de la familia; conocimientos sobre la calidad del agua y del aire, para mantener aereada la casa y cuidar las fuentes de suministro de agua para tomar. Se trata de explicar las leyes físicas de la vida y las nuevas reglas del buen gusto para decorar una casa y elaborar vestidos para toda la familia, donde lo bonito debe quedar antepuesto a lo útil y a lo cómodo. Siguiendo los consejos de los higienistasnota112, se ilustra con dibujos los efectos dramáticos del uso de corsés muy ajustados en las jóvenes y dice: “Abrigamos la esperanza de que con el progreso de la civilización, el desarrollo de la educación en la mujer, y la propagación de los principios fundamentales de la higiene entre las madres de familia, llegará un día en que se destierren todas estas prácticas y costumbres perjudiciales a la salud, adoptándose modas y vestidos en armonía con los dictados de la sana razón y la experiencia. Si se pudiera establecer como moda para las niñas, aún para las ya crecidas, un vestido sin corsé ni cinturón apretado, sería ya un gran paso en el buen camino.” Es decir la belleza y la gracia de las muchachas dependía de su salud y comodidad. En el capítulo XII se refiere a la costura, reitera que las modernas máquinas de coser se han extendido por todos lados y recomienda a las mujeres no descuidar el arte de coser a mano, pues esto complementa la labor de la máquina y explica e ilustra las principales puntadas. En el siguiente capítulo dedicado a corte de prendas, les enseña a las mujeres a medir, a calcular proporciones y al ejercicio de la geometría plana: “Para poner al alcance de las lectoras de este libro nuestras explicaciones acerca del arte de cortar, ya que con frecuencia tendremos que hablar de líneas rectas, curvas, inclinadas, ángulos, etc., daremos aquí unas brevísismas nociones de geometría plana”nota113.

  El libro esta escrito de manera clara, amena y ofrece una gran cantidad de ilustraciones. Lo moral tampoco queda olvidado, pues a lo largo del texto se dan consejos y prescripciones de la conducta de las mujeres y el resto de los miembros de la familia, sugiere que los muchachos también deben hacer el trabajo doméstico y en el apartado de buenas maneras es mucho más preciso sobre como tratar a invitados, reprender a los hijos y a los criados. Se refiere a un modelo de mujer inteligente que puede obrar con racionalidad y ternura en cada asunto familiar, y para que la mujer pueda mantener su belleza, salud y tranquilidad, recomienda hacer ejercicio diario y “la fe en la Providencia”. La educación de los hijos será orientada por lecturas de Heriberto (sic.) Spencer y las 16 proposiciones de la Academia de Medicina de Paris, que incluyen entre otros temas, el amamantamiento con leche materna, el proceso de alimentación de un bebé, la aplicación de vacunas, etc. El texto reitera que una madre instruida debe enseñar a sus hijos a leer y escribir, matemáticas, biografía de hombres célebres, el uso adecuado del lenguaje, el respeto, la disciplina y el dominio de la voluntad propia, entre otras cosas.
La mujer es responsable también de las diversiones familiares y deberes sociales, en la familia había que divertirse un poco al oscurecer el día, ya terminados los deberes y para ello hay que buscar los buenos libros, y es aquí –desde la economía doméstica- donde también se establecen los nuevos controles sobre la lectura:

“Debe cultivarse el gusto por la lectura, y alimentar el amor a la literatura. Esta abre una fuente inagotable de consuelo y bienestar, y con frecuencia da valor y presta alivio a más de una mujer cansada y mortificada por los quehaceres domésticos.[...] todo hogar puede tener ciertos libros útiles y necesarios al principio, y después pueden irse adquiriendo otros más... [...] Es un excelente sistema regalar a los niños buenos libros en vez de dulces, juguetes y otros artículos que no sean de un valor duradero. Al comprarse libros, debe siempre tenerse gran cuidado de procurar que sean obras de buena moral, variados, y de valor permanente. La literatura extravagante y los libros de una moral dudosa, deben siempre excluirse de una biblioteca de familia. Leer sin orden ni método, pasar de una materia a otra sin fijarse en ninguna, son defectos que deben evitarse cuidadosamente. Es conveniente a toda mujer que tenga la oportunidad de hacerse familiar con distintos ramos de la buena literatura, que aproveche bien la ocasión. Biografías, historia, viajes, poesía, novelas bien escogidas, ensayos, crítica literaria, obras sobre la naturaleza y sus maravillas, obras científicas, todo esto puede ser muy útil a las mujeres, y estos libros deben encontrar un puesto en la biblioteca del hogar.”nota114

Además da consejos sobre como elegir los libros por su aspecto material:

“En la adquisición de libros se debe procurar aquellos que en su parte material sean buenos, bien impresos, bien encuadernados y de tipo claro. Además de ser duraderos, y por lo tanto más económicos, son también un adorno en la casa y sirven para cultivar el gusto por lo bueno, lo bello y lo artístico. Lo contrario sucede con esas ediciones de mal gusto, pobres y capaces de hacer un mal irreparable a la vista y al sentimiento estético.”nota115

 
Si bien sabemos que el manual de Appleton se utilizaba en las escuelas de niñas de Morelia, también encontramos otros manuales similares en folletos adaptados e impresos en otras ciudades, por ejemplo en Colima el Inspector general de Instrucción Pública, don Manuel R. de la Vega publicó en 1888 su “Exposición sobre la importancia de la educación doméstica dedicada al bello sexo colimense”nota116, En éste, el autor destacó con sus propias ideas, la importancia de la formación moral basada en los principios de la religión católica, porque “sin la religión no existe el sentimiento de la dignidad personal, ni el deber, ni las altas virtudes morales [...] reina el egoísmo y la sensualidad [...].”nota117 Para él, la educación doméstica debería contener como ramo importante, la enseñanza de las maneras cultas o dominio de las reglas de urbanidad y etiqueta socialnota118. Las mujeres tendrían que aprender el origen, naturaleza, propiedades y preparación de las sustancias alimenticias como el agua, los granos de cereales y legumbres; las diferentes carnes y las principales bebidas. Conocer las principales funciones del cuerpo según la Fisiología, para comprender las condiciones esenciales de la salud. Saber cuáles son los principales accidentes y como prevenirlos, aprender acerca de la inoculación de la rabia y del veneno por mordeduras de animales, así como a preparar remedios contra los contagios, las hemorragias, fracturas y quemaduras. De la Vega incorpora a la educación doméstica los conocimientos de correspondencia epistolar y los de la recreación y ejercicio: “Las recreaciones deben ser inocentes, dando expansión al espíritu, ejercicio a la memoria, descanso al cuerpo y un agradable bienestar a nuestro ser”nota119 . Los ejercicios para las mujeres deben ser de preferencia calisténicos por ser menos violentos que los gimnásticos, pues “todo esfuerzo violento será una violación de los requerimientos de la naturaleza”nota120.


La difusión de estos conocimientos a través de los manuales o complementadas con textos como las “Lecciones de cosas”, adoptaban en las escuelas, formas memorísticas, sometiendo a las estudiantes a rigurosos exámenes orales de preguntas preestablecidas en los libros. Así, la enseñanza doméstica o “la ciencia de la vida” como le llamaban, bien se podía convertir en “librezca”.
También tenían éxito los manuales de artes, agroindustrias y pedagogía: Tales como manuales de música para piano y otros de solfeo; libros de dibujo moderno; manuales de flores de lienzo y lana; libros de cocina y solo dos textos que tratan temas científicos en forma recreativa. En 1898 además de continuar con los temas referidos, se agregaron los manuales de pintura, de corte y confección de vestidos; manuales de jabonería y perfumería; para trabajos agrícolas y agroindustriales (manejo de la leche; el cerdo, etc.). En 1899 se agregan a los anteriores, los libros para la educación (guías y manuales de pedagogía moderna) y teneduría de libros.

 Los mensajes convocan a las mujeres a educarse, ilustrarse y manejar conocimientos modernos y científicos, para mejorar la calidad de vida en el seno familiar. Esta asignación social dada a las mujeres las convierte en destinatarias de los más variados textos, desde los que prescriben acerca de la estructura de la casa, hasta los que se refieren a la formación de ciudadanos útiles a la sociedad. En México, las lecturas de este género dedicadas a la educación de la mujer presentan una continuidad a través del tiempo, los cambios más apreciables radican en la disminución progresiva de contenidos religiosos, pero el núcleo de orientaciones domésticas tipo Appleton, se mantiene con pocas variaciones hasta los años treinta del siglo XX.

  Una característica afin de estos textos es la ambigüedad en sus propuestas: así como dan las instrucciones precisas para hacer diferentes tipos de corsé, también señalan que es peligroso y hasta ridículo su uso. Invitan a las mujeres a leer e ilustrarse pero sin exagerar el gusto por las actividades intelectuales, porque se pueden “masculinizar”; les invitan a usar la moderna máquina americana de coser, ribetear y hacer ojales, pero también les previene de los peligros a la salud que pueden ocasionar y les indica que es más saludable coser a mano.

8. La lectura de textos escritos por mujeres
En las premiaciones de 1899, empiezan a llegar también más textos escritos por mujeres como: Picturesque Mexico de la Sra. Wright editado en Philadelphia y dedicado a Porfirio Díaz; así como los de la Sra. Flaquer, Sra. Gutiérrez y la Sra. Acosta de Samper entre otras. El texto de Marie Robinson Wrigth dedicaba el capítulo XXXVII a Michoacán y al igual que el conjunto del texto está elaborado con materiales de buena calidad, fotografías de Díaz y de todos los gobernadores, señalando lo pintoresco de sus gentes, lugares y artesanías. Las niñas que leían inglés estaban ante un claro ejemplo de visión positivista de la historia, que mostraba a su país en la ruta del
progresonota121. Los otros libros escritos por mujeres se refieren a dar consejos prácticos para mejorar la vida doméstica. Incluso se introducía un novedoso formato para este tipo de manuales, llevaban láminas de aparatos domésticos y utilizaban un lenguaje técnico-científico para explicar la necesidad práctica y racional de realizar las tareas de la casa con eficacia y economía.


El desarrollo de las técnicas de edición y los discursos sobre la lectura

 Para comprender mejor las clasificaciones o cánones que existían en las escuelas para dirigir la lectura de las mujeres, es importante considerar los discursos del Estado y de la iglesia sobre la lectura, así como el desarrollo que tuvo la industria editorial en esta época.

  A finales del XIX, con el desarrollo de las nuevas técnicas de impresión se logró incrementar la cantidad de ejemplares publicados y abaratar sus costosnota122. La diversificación de temas y títulos era enorme y se orientaba a la conquista de nuevos sujetos lectores: las mujeres, los trabajadores y los niños. La tendencia de las publicaciones seculares para los nuevos lectores coincide en justificar los temas de conocimientos útiles y prácticos que mejoraran la vida social y familiar. No obstante las estrategias de comercialización de los editores seguían una dinámica de incrementar sus ventas mezclando géneros y formatos editoriales. Así, en la lista de publicaciones de una casa editorial aparecían tanto los libros de texto para las escuelas, como novelas románticas, libros de poesía, recetarios, manuales de urbanidad, y muchos libros para dominar algún conocimiento en particular.

 Las mujeres fueron consideradas como las destinatarias más receptivas de las novelas románticas, de ahí surgieron un conjunto de renovadas prohibiciones hacia estas nuevas lectoras que podían ser afectadas por los mensajes eróticos y fantasiosos de las novelas.
Los discursos controladores de la lectura en general y en particular de la femenina, provienen tanto de la Iglesia como de los hombres de Estado y de letras, que anunciaban la perdición de las costumbres familiares y el descuido de las tareas domésticas como efecto de las lecturas ociosasnota123. Como medida alternativa se sugería la lectura de libros útiles que posibilitaran una modernización de las costumbres, una mayor racionalización del trabajo de la casa y la aplicación de las nuevas prescripciones de higiene doméstica que beneficiarían no sólo a la familia sino a la sociedad en general.

 Los discursos de la Iglesia sobre la lectura fueron modificándose a partir de 1880, así cambió la postura de que las mujeres deberían ser lectoras sólo de asuntos religiosos, vidas de santos y sermones vigilantes de la virtud y se incorporaban mensajes de higiene, consejos prácticos y hasta algunas recetas para la belleza y la moda femeninasnota124.
No obstante, estos cambios fueron más profundos en Europa y Estados Unidos, y esto se debía en gran parte en el crecimiento del número de mujeres alfabetizadas. En México los datos sobre las mujeres lectoras son muy escasos, si rastreamos los datos de alfabetización encontramos que los censos comparados con los de Europa presentan diferencias abismales, mientras en Francia en vísperas de la Revolución ya leía el 80% de mujeres, en México para 1895 el 82.1 % de su población total eran analfabetasnota125. Las lectoras eran pocas y por ello partimos de buscar lectoras en la escuela -como referencia- y ampliamos las fuentes hacia la prensa periódica, pues para el caso mexicano sabemos que se leían y poseían pocos libros, pues eran escasos y caros. Hombres y mujeres podían tener mayor facilidad de leer la prensa que llegaba a las bibliotecas, colegios y suscriptores particulares.


La prensa periódica

 La prensa periódica provinciana y nacional reproducía íntegros o modificados, diferentes artículos que se habían publicado en España, Francia, Londres o New York. La difusión de impresos dirigidos a mujeres en libros o prensa periódica nos muestran que las ideas modernas, la renovación de las costumbres urbanas y las modas europeas, llegaron a diversos sectores de mujeres mexicanas; que algunas familias acomodadas y sociedades literarias, compraban libros, colecciones y suscripciones a diarios europeos y estadounidenses dirigidos a mujeres y a la familianota126.
Las modernas ideas de higiene y economía doméstica fueron ganando espacios en las ediciones para mujeres. En México, se convirtió en materia escolar en los liceos para señoritas y en algunos Estados se tomó como ideal para ampliar la formación de las niñas desde la primaria, más allá de la enseñanza obligatoria de la costura.

La apropiación local de los textos:


Los impresores locales jugaron un importante papel como mediadores entre los textos extranjeros y nacionales y lo que les llegaba a los lectores a través de la prensa provinciana. Su labor de selección, plagio y traducción, permitió que se socializaran un conjunto de ideas y lecturas que anteriormente sólo podían leerse en francés o inglés. Un claro ejemplo de esta actividad lo encontramos en la publicación mensual La Mujer Mexicana127 de Mariano de Jesús Torres, impresor moreliano, quien si bien incluye algunos textos copiados de diferentes publicaciones, realizó una obra propia, con un cuidadoso trabajo de indagación de biografías de mujeres mexicanas y michoacanas; una gran cantidad de secretos, métodos, contabilidad y recetas para la vida doméstica procurando que sean acordes a las posibilidades y gustos de las mujeres provincianas; un apartado de explicaciones sobre floricultura; composiciones en verso de autores y escritoras mexicanas; una docena de recetas para preparar platillos y postres con ingredientes de la región. Y algunos cuadros de costumbres de mujeres trabajadoras de gran valor etnográfico. Las lectoras podían aprender desde como matar las pulgas y chinches con polvos insecticidas de crisantemo; cómo cuidar los geranios y clavellinas; cómo curar a los canarios; una receta para eliminar las pecas; el secreto americano para hacer cerveza, hasta ponerse al día sobre el debate acerca de la “guerra al corsé” que se libraba en Francia y Alemania, o sobre los logros artísticos, intelectuales y deportivos de las mujeres en diferentes partes del mundo.


La prensa católica a la defensiva


Desde 1846 había circulado en el occidente de México la Carta Pastoral del Obispo de Guadalajara Don Diego Aranda sobre: Lectura de libros y escritos prohibidos, en que destaca el escandalosísimo abuso de que se ha hecho de la imprenta. Señala que el siglo XIX ha continuado al XVIII tan impío e irreligioso en un conjunto de vicios:
"[…] el ateísmo en los principios, el sensualismo, o más bien, el materialismo, en las costumbres: y bajo este último aspecto, aún puede decirse que el siglo actual [XIX] aventaja en perversidad a su padre [el siglo XVIII]."nota128
Esos nuevos y audaces escritores del Romanticismo, -afirmaba el obispo- están escribiendo otra moral difente a la del decálogo del evangelio. Denuncia la falta de autoridad y decencia de estos escritores y literatos para proponer nuevas pautas morales a los lectores.

"[…] Multitud de romances y de dramas llegan todos los días hasta nosotros del estrangero, y estos monstruosos abortos de una literatura sin religión y sin moral, obtienen tal fortuna, que sobre agotarse en un instante las remesas del estrangero, se reimprimen aquí en los folletines de los periódicos, y se ponen al alcance de todas las clases aún las más sencillas y menos acomodadas, y si a esto se agregan los innumerables artículos impíos e inmorales con que plumas mexicanas desnaturalizadas manchan a cada paso las publicaciones periódicas de la República, tendréis ya con solo esto, y sin recurrir a otra clase de libros detestables que de más atrás se venden, retienen y leen con el más escandaloso desprecio de la autoridad de la Iglesia que prohibe bajo las más severas penas su lectura; tendréis, decimos, un inmenso repertorio de todos los errores, de todos los crímenes y de todas las locuras, azote de la Religión y de la moral, y por consiguiente de la humanidad." nota129

Para el último tercio del XIX, la Iglesia continuaba su ofensiva contra las lecturas modernas, pero pasó a la acción, entrando al mundo de la publicidad moderna para ganar lectores de sus ideas, a través de sus propias revistas y prensa periódica. La iniciativa de sacerdotes y feligreses propagandistas de las ideas religiosas, se encuentra en casi todo el país. Algunas revistas católicas de principios de siglo XX, por ejemplo en “La espiga de Oro”not130 de Puebla, muestran su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. Incluyen en su publicación una sección para las damas en la que presentan grabados de la última moda de París y descripciones de los trajes por Dolores Hernández. Esta sección era el señuelo para llevar a la lectora a un apartado donde aparecían regularmente críticas directas, caricaturas o humorísticas a la vanidad de las mujeres, como en los siguientes “consejos” de Fr. Clarín:

“No entiende la incauta ni.....ña
cuánto a si misma se enga....ña
con el artificio y ma....ña
de que usa cuando se ali....ña
que aunque más se rice y ti....ña
si la modestia desde...ña
eso que hermosura sue....ña
le será en el cuerpo ro...ña
en el corazón ponzo...ña
y en el purgatorio le...ña” nota131

La Iglesia mexicana, no se quedó a la saga en la lucha por salvaguardar a sus seguidores de los peligros de la modernidad y los avances de la secularización, para ello utilizaba a través de la prensa armas de ingenio y hasta algunas trampas publicistas para lectoras ingenuas, amantes de las recetas, por ejemplo en la sección de anuncios incorpora:

“¡REMEDIOS INFALIBLES Y BARATOS!
DESMANCHADOR
Para quitar las manchas... del pecado, el remedio más sencillo y eficaz es el de una buena confesión, con arrepentimiento y propósito de enmienda. Es infalible.
¿QUIERE USTED COMER CON BUEN APETITO Y DORMIR A PIERNA SUELTA?
Pues trabaje, sobre todo en trabajos corporales, y cuide de tener la conciencia tranquila; que es cosa probada que la ociosidad hace perder el apetito, y los temores y remordimientos de conciencia, ó quitan el sueño ó no permiten dormir con tranquilidad.” nota132

En cierto sentido la crítica de la Iglesia se orientaba a recuperar la atención de las mujeres hacia sus deberes religiosos, pues la proliferación de semanarios, almanaques, revistas de modas, recetarios y manuales de economía doméstica, les ofrecían una multitud de nuevas ocupaciones y cambios en las costumbres.

  En Morelia, la prensa católica no utilizó el lenguaje de humorismo, ironía y grabados para atrapar a las lectoras, pero si las previene de esas flores venenosas, que son los malos libros, especialmente las novelas.

  En general, la prensa católica también se preocupaba por combatir las ideas políticas, el anarquismo y aquellos libelos que combatían al régimen de Díaz.

  Desde finales del siglo XIX las mujeres fueron identificadas como intermediarias del Estado para socializar las propuestas modernas de higiene y economía doméstica, en la casa y en las escuelas. Las lecturas fueron un vehículo fundamental para extender los nuevos saberes. La diversidad de textos difusores de la nueva ciencia de la vida, contenían no sólo prescripciones de salud y de renovación de la vida familiar, también construyen los nuevos estereotipos de las mujeres modernas.

  No podemos dejar de advertir que la exaltación de las virtudes domésticas de las mujeres siempre va acompañada de un componente ideológico que simultáneamente desvaloriza socialmente estas actividades y construye un nudo de roles y de división del trabajo, que favorece la reproducción de la desigualdad genérica.

Los cambios

En 1881, Gabino Barreda sugería a los profesores que impartían estudios preparatorios que escribieran sus propios libros paraevitar los altos costos de comprarlos en el extranjero y para desarrollar la formación de autores nacionales. Ante este llamado, varios profesores en Morelia respondieron con entusiasmo. El uso de libros como texto para los cursos era elegido con sumo cuidado por los profesores y las autoridades escolares. Y sólo algunos maestros con mayor experiencia docente y reconocimiento social podían llegar a ser autorizados para incorporar a sus cátedras materiales elaborados por ellos mismos, como “lecciones orales” o cuadernos de reconocimiento.nota133
Los reglamentos de bibliotecas de los liceos de niñas, tanto en Guadalajara como en la Academia de Morelia, señalaban que los libros no se podían sacar del establecimiento, además no se permitía introducir libros, ni escritos o impresos que no correspondieran a la enseñanza. El control y vigilancia sobre los libros se confirmaba bajo el hecho de que la subdirectora era la encargada de la biblioteca de la Academia.
Los cambios que hubo en el tipo de control sobre las lecturas y los libros, fueron impulsados en gran parte bajo el influjo de la Revolución Mexicana de 1910, no obstante esta es una de las cuestiones que aún tenemos que confirmar en la investigación. Adelantamos aquí una imagen testimonio de un ilustrado viajero que nos ofrece algunas imágenes sobre los cambios que observaba en las mujeres y en la lectura.

  A principios de siglo, un viajero ilustrado que recorría Celaya y Morelia, Daniel Cosio Villegas, se sorprendía de los cambios que se podían encontrar en las oficinas:

“Nada ha cambiado tanto, sin embargo, como la teoría mecanográfica. ¿Cómo eran las mecanógrafas de antes? Pues en primer lugar casi no eran. Luego, vestían de negro, usaban espejuelos. Hoy, todas son jóvenes, alegres, escandalosas en el reír y en el vestir. Y todo lo nuevo, lo último, lo caprichoso, lo usan ellas, las sostenedoras de instituciones sociales y económicas tan útiles: el baile, las ventas a crédito el cinematógrafo, los teléfonos públicos. [Se trata de] una invasión de muchachas, casi niñas, todas con cejas perfectas, piel blanca, mejilla sonrosada, labios de coral y negros y profundos ojos. [...] Hoy todo ha cambiado. El verde, el rojo, el azul, se ven por todas partes. Las novelas existen en todos los cajones de todos los escritorios, mesas o, es más, se dejan encima, sin ninguna inquietud.” nota134


No sólo leían las muchachas de oficina, sino otro tipo de empleadas, el viajero Cosio Villegas nos menciona su encantamiento por la empleada de la nevería “Las cumbres” ubicada en el jardín de los mártires en Morelia


“Manuela, la chica que vende la nieve, es simpática. Sus ojos, pequeños, negros, recorren con avidez las páginas de libros gruesos y medio desencuadernados, cada vez que no hay clientes que atender. Después, al primero que llega, le da a conocer su juicio crítico sobre la última obra leída. A mi me tocó escuchar el de Las Mil y Una noches.
-Me gusta muchísimo –me dijo apasionadamente – sólo que... yo no creo en los encantamientos – terminó con decepción. Desde entonces he ido [...] todos los días. Cada vez siento más placer en ocupar mi sitial de académico afecto a la nieve.” nota135

La revolución no aminoró el gusto por la lectura, por el contrario ya no era sólo un asunto urbano sino que llegaba a todos los lugares incluso los más apartados, como una opción de cultura y recreación. Daniel Cosío relata que incluso un amigo de él, siendo médico, se decidió a irse a vivir al medio rural y señalaba con alivio que al fin tendrían mucho tiempo para leer: “El sembrará y montará a caballo; su mujer se dedicará a la cría de gallinas y palomas. Todos sanos, contentos, sin preocupaciones. En la noche leerán libros, muchos libros. -Nos comeremos los libros, dice mi amigo.”nota136


Palabras finales:


 El acceso que tuvieron las mujeres a la lectura desde la escuela se sometía a una serie de controles modernos, en donde los textos que se les ofrecían eran una serie de manuales de comportamiento y libros para hacer cosas, con conocimientos útiles para la familia y el trabajo doméstico. También tenían éxito los libros para aprender de las vidas de mujeres ejemplares, la lectura de cuentos infantiles y los libros de artes (música, pintura y dibujo).
Es importante considerar que la circulación de libros para mujeres adquiere un impulso particular en el último tercio del siglo XIX y que una primera mirada a los contenidos de algunos de estos textos nos muestran que existía una rigurosa selección del tipo de conocimiento moderno que se podían hacer llegar a las mujeres. Los controles sobre lo que debían leer éstas, estaba prescrito desde los reglamentos escolares y de las bibliotecas, pero también en los libros mismos. Un manual de economía doméstica de la época, nos muestra tanto el conjunto de saberes científicos, técnicos y útiles que debía saber la mujer moderna, como las virtudes morales femeninas que debían acompañar la realización de estas actividades. En estos libros y controles encontramos las contradicciones y deseos de una sociedad que maneja un discurso que reivindica la participación social de las mujeres y que al mismo tiempo las confina bajo formas modernas al ámbito doméstico. De lo que ya no hay duda es de que la lectura durante el porfiriato ya había dejado de ser sólo un vehículo para la salvación del alma, para acercarse a una vida espiritual más profunda. Las mujeres también buscaban en la lectura conocimientos prácticos para la vida cotidiana, para su salud, su confort y sus fantasías, es decir para vivir en el mundo.

 


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