El primer dinosaurio descrito fue el Megalosaurus o reptil grande,
en 1824.
Una de las atracciones principales de estas criaturas es, sin duda,
sus nombres. Los criterios que se utilizan para asignarles un nombre
son, principalmente, cinco:
1.
Ponerles el nombre del lugar, área o región donde fueron
encontrados.
Por ejemplo
Edmontosaurus significa reptil de Edmonton, una región
de Canadá.
2. Destacar
alguna característica de su comportamiento. Por ejemplo Tyrannosaurus,
que significa reptil tirano.
3. Tomar
en cuenta alguna peculiaridad de su anatomía. Por ejemplo Troodon
significa diente para morder.
4. Dedicárselo
a una persona por alguna razón. Por ejemplo Lambeosaurus
significa reptil de Lambe. (Lawrence M. Lambe fue un paleontólogo
canadiense que, a principios del siglo XX, colectó gran cantidad
de dinosaurios, navegando en las márgenes del río Red
Deer en un bote sobre el cual construyó una casita de madera.
De esta forma consiguió optimizar su tiempo en las temporadas
de campo y además, era la mejor forma de acercarse a las localidades.)
5. Dar
el nombre con base en un evento o situación importante. Por ejemplo
Eoraptor significa ladrón del amanecer.
Este nombre, propuesto en 1993, se refiere al que hasta 1997 se consideró
el dinosaurio más antiguo conocido. Fue descubierto en Argentina
y tiene una edad aproximada de 235 millones de años, lo que lo
ubica en el Periodo Triásico tardío.