El lobo mexicano...su futuro incierto.
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN

De acuerdo a Young and Goldman (1944, en McBride, 1980 y Nunley, 1977) la distribución histórica del lobo mexicano era la Sierra Madre Occidental y los Valles altos adyacentes del noroeste de México, extendiéndose desde el sur de Arizona (Fort Bowie), sur de Nuevo México (Hatch) y el Oeste de Texas (Fort Davis).  Leopold en su libro "Fauna Silvestre de México", hace referencia que dicha distribución histórica era mas amplia que la descrita por los citados autores.  Esta incluía los estados fronterizos de México desde Tamaulipas a Sonora y se extendía al sur hasta los estados de Michoacán y Oeste de Veracruz.

   Brown (1983) describe que eran dos subespecies de lobo las que habitaron en México, C.l. baileyi en el oeste y el C.l. mostrabilis en el oriente, éste último considerado extinto desde 1940 (McBride, 1980).  Las características generales de la subespecie baileyi descrita por Goldman (en McBride, 1980) son:  es la variedad más pequeña del lobo de Norteamérica, pesa de 22.5 a 41. kgs. (con vísceras), mide 1.38 a 1.68 de punta de nariz a punta de cola; tiene una altura a la cruz de 0.65 a 0.80m, su pelaje es variado, siendo el color mas grisáceo en la espalda y flancos en los especímenes de Chihuahua y mas cafés o amarillentos los de Durango (McBride, 1980), posee una melena de pelos largos en el cuello y parte superior de los hombros que se erizan cuando se enoja.

   Los lobos fueron comunes en toda el área de su distribución histórica hasta fines de 1800.  La disminución de las poblaciones de sus presas naturales como venados y berrendos y el incremento de animales domésticos ocasionó un cambio favorable en la dieta de los lobos.  Se incrementó el número de presas y se disminuyó el esfuerzo necesario para atraparlas.  Mientras los primeros colonizadores tuvieron suficientes animales silvestres y domésticos para alimentarse, no les preocupó que los lobos tomaran algunos.  Sin embargo, al incrementarse la demanda de producción de carne y lana alrededor de 1914 (Gish), se iniciaron las campañas para erradicarlo en Estados Unidos.  Los primeros esfuerzos de control se realizaron con trampas, caza, destrucción de madrigueras y posteriormente con el uso de un pesticida químico llamado 1080 (monofluoracetato de sodio).  Recientemente, se utilizan otros como la estrignina y las pistolas de cianuro.

   Estas campañas de control fueron tan intensas, que para 1950 (35 años del inicio), ya se consideraban libres de lobos los estados de Arizona, Nuevo México y Texas (Nunley, 1977; Scudday).  Sin embargo, en México aún no se había realizado un control masivo.  En un esfuerzo conjunto, ganaderos de Chihuahua, el Gobierno de México y la Oficina Panamericana de Salud de Estados Unidos, iniciaron campañas de control utilizando el veneno 1080.  La finalidad era de reducir brotes de rabia en animales silvestres y disminuir pérdidas de ganado ocasionadas por lobos.  (Villa, 1960).  Otras seis campañas fueron realizadas en Chihuahua y cuando menos otras dos en Sonora.

   Las campañas de control realizadas en Durango y Zacatecas fueron posteriores a estas.  Todo hace parecer que Zacatecas ya no tiene lobos a la fecha.

   El uso de venenos, trampas u otros medios de control está sancionado por las leyes mexicanas.  El lobo hoy en día, está protegido y se le considera como una especie en peligro de extinción.  A la fecha, en Chihuahua aún se conocen reportes de animales aislados que van de paso por los corredores históricos.  Hemos detectado huellas y hemos  observado becerros mordidos por lobos en parajes de la Sierra del Nido.  Sin embargo, creemos que cuando los daños que ocasionan son considerables, los ganaderos continúan controlándolos y no los reportan a las autoridades por temor a ser sancionados.  (Treviño, 1981).  A raíz de los esfuerzos cooperativos entre México y Estados Unidos, se formó un Comité Internacional para la Recuperación del Lobo Mexicano.  Este equipo formuló un plan de conservación, manejo y protección de la especie, concentrándose en salvar algunos especímenes en cautiverio.  El programa se inició en 1977 con 5 ejemplares capturados (4 machos y 1 hembra) y a la fecha se han producido un total de 139 individuos.  De ellos aun viven 74 en 15 zoológicos entre México y Estados Unidos, (U.S.F.W.S. 1993 a y b).

 

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