Referencia iconográfica
1847

A ciento cincuenta años de la guerra con Estados Unidos, todavía no contamos con una narración realmente comprensible. La complejidad de la situación mexicana en la década de 1840 requiere de una historia que supere las repeticiones partidistas que la han distorsionado. Los relatos contemporáneos muestran la honda división de los mexicanos que llevó a los líderes políticos a provocar rebeliones para dirimir sus diferencias en plena guerra o bien a darle prioridad a sus intereses por encima de los problemas nacionales. La población consideró lejana la guerra y, sumida en la desilusión de un cuarto de siglo de desventuras y malos gobiernos, no reaccionó con la decisión que generalmente despiertan las invasiones extranjeras. Así, gran parte de los mexicanos sólo respondió a la defensa cuando la guerra ya estaba a sus puertas. Para comprenderlo hay que tomar en cuenta la frágil situación de muchos habitantes ante el apremio de problemas más inmediatos, como la defensa de sus familias y propiedades de las invasiones de los indios de las praderías.

Referencia iconográfica
Guerrilleros mexicanos

En realidad, la guerra agudizó la crisis que arrastraba la Nación desde la lucha independentista -y seguramente desde el final del siglo XVIII-. La fragmentación social provocada por las reformas borbónicas y la lucha insurgente había debilitado las relaciones desarrolladas por más de dos siglos, sin haber logrado fortalecer unas nuevas. Así, el cambio político en plena guerra obstaculizó la colaboración entre los tres niveles de gobierno: nacional, estatal y municipal. El gobierno nacional quedó en una situación apurada para defender el enorme territorio sin recursos, tanto de capitales como de los hombres requeridos para sostener al Ejército. Al juzgar el deficiente desempeño del Ejército en la guerra, tiene que tomarse en cuenta esta circunstancia, así como el número de sus efectivos, que nunca rebasaron los 30,000 hombres, cantidad a todas luces insuficiente para defender un territorio tan grande. La reducción drástica de la milicia cívica en 1835 impidió que hubiera ciudadanos entrenados militarmente, y el eterno temor de armar al pueblo, que se restaurara como Guardia Nacional, hasta que la invasión estaba en proceso, el 11 de septiembre de 1846.

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