VALORACIÓN DE TRABAJAR DURO



CAPITULO QUINTO: LOS ESTADOUNIDENSES

APARTADO SIGUIENTE: INSATISFACCIÓN CON INGRESOS

El cuadro 5.1 muestra que las minorías de los tres países de este estudio inculcan el trabajo duro como una cualidad particularmente importante. Este cuadro muestra, también, que esa minoría es mayor en Estados Unidos que en Canadá y en México.

Cuadro 5.1

INCULCAMIENTO DE TRABAJAR DURO

POR PAÍS

PORCENTAJES

INCULCAMIENTO

DE TRABAJAR

DURO

ESTADOS

UNIDOS

CANADÁ MÉXICO
NO 73.7 79.8 81.5
SI 26.2 20.1 18.4
Totales 100 100 100

Fuente: Cuadro hecho por el autor, a partir de los datos de la Encuesta Mundial de Valores 1982-1983. Los datos corresponden a la variable 228. Los datos faltantes no son calculados. El nivel de probabilidad de este cuadro es 0.000. La V de Cramér es 0.0862.

El cuadro 5.2 muestra que, en el interior de Canadá, los angloparlantes inculcan más que los canadienses francoparlantes el trabajo duro como una cualidad particularmente importante. Obsérvese que la probabilidad de la hipótesis nula de este cuadro es menor que 0.05.

Cuadro 5.2

INCULCAMIENTO DE TRABAJAR DURO

CANADA

POR GRUPOS CULTURALES

PORCENTAJES

INCULCAMIENTO

DE TRABAJAR

DURO

CANADÁ

FRANCOPARLANTE

CANADÁ

ANGLOPARLANTE

NO 82.2 78.9
SI 17.7 21.0
Totales 100 100

Fuente: Cuadro hecho por el autor, a partir de los datos de la Encuesta Mundial de Valores 1982-1983. Los datos corresponden a la variable 228. Los datos faltantes no son calculados. El nivel de probabilidad de este cuadro es 0.192. La V de Cramér es 0.0368.

En resumen, los cuadros 5.1 y 5.2, junto con las regresiones logísticas resumidas en el subanexo 4.1, muestran lo siguiente:

En ninguno de los tres países de este estudio es mayoritario el inculcamiento del trabajo duro como una cualidad particularmente importante. Esta inferencia implica, entre otras cosas, que carece de fundamento empírico, por lo menos en los datos de Encuesta Mundial de Valores 1982-1983, la suposición de que en Estados Unidos el trabajo duro es, actualmente, una cualidad nacional generalizada y específica. Esta inferencia se explica, principalmente, por el debilitamiento en ese país de la ética calvinista. En las décadas de los treintas y de los cincuentas, los científicos sociales estadounidenses estaban seguros de que el país estaba sufriendo cambios estructurales mayores. En los treintas, estaban seguros de que estos cambios estaban haciendo que las divisiones debidas al status se hicieran más rígidas, que había un movimiento hacia atrás, del status adquirido al status atribuido, y que, en consecuencia, la ética igualitaria estaba amentada. Escritores típicos de los cincuentas como David Riesman y William H. Whyte afirman que la motivación por el logro y la ética protestante del trabajo duro están muriendo. Ellos piensan que la nueva sociedad prefiere seguridad, estabilidad emocional, y «llevarse bien con los demás». Riesman postula una transformación de la estructura del carácter estadounidense de "dirección interna" (es decir, respondiendo a un código interior fijo de moralidad) a "dirección externa" (es decir, respondiendo a las demandas de los demás en situaciones complejas)(1). Whyte cree que los valores mismos han cambiado. Argumenta que el viejo sistema de valor de la ética protestante, qué él define como «la búsqueda de la salvación individual a través del trabajo duro, el ahorro y la lucha competitivo» está siendo reemplazada por la "ética social" cuyos principios básicos son un «la creencia en el grupo como la fuente de creatividad; la creencia en 'la pertenencia' como la última necesidad del individuo; y la creencia en la aplicación de la ciencia para lograr la pertenencia. Investigadores más recientes, como Daniel Yankelovich, explican este cambio de valores como una consecuencia de la riqueza.

"El énfasis en los valores expresivos asociados con el efecto de la afluencia también repercute en el mundo del trabajo y ayuda a formar una nueva ética del trabajo. En la vieja ética del trabajo, se esperaba que las personas pospusieran la satisfacción: no se suponía que ellas encontrarían su trabajo interesante o agradable. Realmente lo contrario. Se suponía que el trabajo significaría trabajo pesado, fatiga y sacrificio.

"La nueva ética del trabajo gira alrededor de la idea de que las personas tienen derecho obtener satisfacción personal de su trabajo, que éste debe ser agradable, desafiante, y satisfactorio"(2).

Los estadounidenses valoran más el trabajo duro que los canadienses y que los mexicanos. La fuerza motivadora de la ética calvinista ha disminuido -como acabamos de ver- pero no ha desaparecido. Esta es la razón principal que explica que en Estados Unidos se valora más el trabajo duro que en los otros dos países de este estudio.

La importancia de la edad. Esta variable interactúa con el hecho global de habitar en uno u otro de estos dos países en la explicación de las diferencias entre Estados Unidos y cada uno de los otros tres grupos culturales. Los jóvenes, en estas tres comparaciones, valoran menos el trabajo duro que los adultos. Los jóvenes valoran menos el trabajo duro que los adultos, como una consecuencia del cambio de valores que tuvo lugar en muchos países a partir del fin de la década de los cincuentas. David Riesman y William H. Whyte han dicho, como acabamos de ver, que la fuerza motivadora de la ética calvinista, en particular la valoración prioritaria del trabajo duro, empezó a disminuir entre las décadas de los treintas y de la de los cincuentas. En estos años nació la generación que se conoce los "baby-boomers", que nació inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando regresaron a sus casas los soldados que lucharon en esa guerra. Estas personas tenían, cuando se aplicaron los cuestionarios de la Encuesta Mundial de Valores 1982-1983, por lo menos 35 años, que es, precisamente, el límite de juventud entre jóvenes y adultos en la variable de edad que utilicé en las regresiones logísticas del subanexo 4.1.

El ingreso no afecta prácticamente nada la diferencia significativa, entre los ocho pares de países analizados, sobre el inculcamiento del trabajo duro. Ya se sabía, por lo menos desde 1972, que, contra lo que pudiera indicar el sentido común, la variable que Duncan llama "Orientación hacia el trabajo" no sólo no influye positivamente en el ingreso sino influye negativamente, aunque muy poco (-0.05)(3). Es decir, la valoración alta del trabajo no da lugar a ingresos elevados. Las inferencias de las regresiones logísticas del subanexo 4.1 indican que tampoco hay causalidad en el sentido contrario al analizado por Duncan, es decir el ingreso no influye en la valoración del trabajo. El trabajo duro no influye en el ingreso ni éste influye en aquél. Estos dos sentidos de la doble causalidad entre trabajo e ingreso se confirman con la baja correlación que Duncan encontró, para el caso de los Estados Unidos, entre esas dos variables. Esa correlación fue de 0.059, mucho menor que la del ingreso con el ingreso al contraer matrimonio (0.475), la ocupación al hacerlo (0.128), la educación (0.125) o la ocupación actual (0.093)(4).

1. Citado por Lipset: The First New Nation, pp. 102-104; David Riesman, The Lonely Crowd, Yale University Press, New Haven, Conn., 1950.

2. Henry J. Aaron, Thomas E. Mann, Timothy Taylor, (eds.) Values and Public Policy, The Brookings Institution, Washington, D. C., 1994, p. 40.

3. Otis Dudley Duncan, David L. Featherman y Beverly Duncan. Socioeconomic Background and Achievement, Seminar Press, New York - San Francisco - London, 1972, 284 p.; p. 146.

4. Ibid., p. 141.

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