EL INDIVIDUALISMO ANGLOSAJÓN

APARTADO PRECEDENTE

CAPÍTULO SIGUIENTE

Individualismo es un tipo ideal, en el sentido que Max Weber dio a la expresión, es decir una construcción conceptual, que el investigador obtiene "mediante el realce unilateral de uno o de varios puntos de vista, y la reunión de una multitud de fenómenos singulares, difusos y discretos, que se presentan en mayor medida en unas partes que en otras o que aparecen de manera esporádica, fenómenos que encajan en aquellos puntos de vista, escogidos unilateralmente, en un cuadro conceptual en sí unitario..., que es inhallable empíricamente"(1).

Uso aquí la expresión "tipo ideal" en su sentido weberiano, no en el sentido de que represente algo digno de ser admirado o imitado.

La referencia primordial del individualista en sus relaciones sociales es él mismo o su círculo familiar, lo cual lo aísla de la sociedad.

Las características particulares básicas del individualismo son las siguientes:

1. Independencia como valor y cualidad personales.

2. Concepción de la economía como una actividad esencialmente privada.

3. Preferencia por la libertad sobre la justicia.

4. Escaso interés en los asuntos públicos.

El escaso interés en los asuntos públicos será analizado en el capítulo sexto. Las otras tres características señalan la frontera cultural entre anglosajones y latinos, de manera que los primeros son más individualistas que los segundos.

Según Tocqueville, que generalizó aunque no inventó el concepto, "el individualismo es un sentimiento reposado y tranquilo que dispone a cada ciudadano a aislarse de la masa de sus semejantes y a retirarse a distancia con su familia y con sus amigos, de tal manera que, después de haberse creado así una pequeña sociedad para su uso, abandona con gusto el resto de la sociedad a ella misma"(2). La característica fundamental del individualismo es "el aislamiento de los hombres unos de otros", ya que "los individualistas se habitúan a considerarse siempre aisladamente"(3).

Steven Lukes afirma que uno de los elementos del individualismo "puede ser la idea de la dirección de sí mismo, o autonomía, según la cual los individuos someten las normas a que se enfrentan a una evaluación crítica y llegan a decisiones prácticas como resultado de la reflexión racional e independiente"(4).

Según Ralph Waldo , uno de los más importantes defensores del individualismo, "un hombre debería aprender a detectar y a vigilar esta chispa que ilumina su mente desde el interior más que el brillo del firmamento de los poetas y de los sabios ... En cada trabajo de genio reconocemos nuestros propios pensamientos rechazados: ellos regresan a nosotros con una cierta majestad enajenada"(5).

Un poco más adelante, Emerson precisa que se trata de una independencia del entendimiento y de la vida:

"Lo que debo hacer es lo único que me importa y no lo que la gente piensa. Esta regla, igualmente ardua en la vida real y en la vida intelectual, puede servir para expresar toda la diferencia entre la grandeza y la maldad. Esto es lo más difícil, porque

ustedes siempre encontrarán personas que creen conocer el deber de ustedes mejor que ustedes mismos. Es fácil en el mundo vivir según la opinión del mundo; es fácil en la soledad vivir según nuestra propia opinión; pero el gran hombre es quien en medio de la multitud conserva con perfecta dulzura la independencia de la soledad"(6).

Si estas conclusiones son correctas, todas las teorías, hipótesis e ideologías, y los ataques y las propagandas basadas en ellas, que han hecho del individualismo una característica singular de los Estados Unidos han estado equivocadas. El defecto mayor de este tipo de pensamiento ha sido el de separar en el mundo anglosajón americano dos culturas similares: Estados Unidos y Canadá angloparlante.

Si Canadá angloparlante y Estados Unidos comparten la mayor parte de las características del individualismo, y si ambas culturas tienen un origen común, hay que concluir que este común origen es lo que explica su común individualismo. Si este origen común explica el actual individualismo de ambas culturas, su explicación no se encuentra en ningún hecho posterior a ese origen, como la independencia de Estados Unidos. Si todo este razonamiento es correcto, la independencia estadounidense no es el factor explicador fundamental del carácter nacional(7) de Estados Unidos, como lo han pretendido muchos historiadores, políticos y científicos sociales, los más conocidos de los cuales han sido Benjamin Franklin, Alexis de Tocqueville, Frederick Jackson Turner, Ralph Waldo Emerson, Herbert Hoover, y, entre los contemporáneos, David Riesman, Philip Slater, Henri Varenne, Herbert Gans, Seymour Martin Lipset y Robert Bellah. Algunos de estos autores - Franklin, Turner, Emerson, Hoover, Riesman, Gans y Lipset - elogian al individualismo estadounidense, porque lo consideran algo positivo. Otros - Tocqueville, Slater y Bellah - lo consideran como una amenaza para la democracia de Estados Unidos y para la entera vida social de ese país. Todos ellos concuerdan, sin embargo, en que el individualismo es una característica nacional de Estados Unidos.

Aunque Tocqueville no inventó término "individualismo", fue él quien lo generalizó y, sobre todo, fue el primero que lo usó para escribir y explicar la singularidad estadounidense. Los primeros ocho capítulos de la segunda parte del segundo volumen de La democracia en América muestran los precedentes, la característica esencial y los rasgos particulares del individualismo en los Estados Unidos del siglo XIX, así como la idea de que las asociaciones son un remedio contra sus expresiones patológicas(8). Muchas de las hipótesis de trabajo de este capítulo parten de observaciones, diagnósticos previsiones de Tocqueville.

Escribiendo casi al mismo tiempo, Ralph Waldo Emerson ofrecía una imagen parecida del individualismo estadounidense, pero considerándolo como algo positivo:

"Otra señal de nuestras tiempos, también marcada por un movimiento político análogo, es la nueva importancia dada a la persona sola. Todo lo que tiende a aislar al individuo -para rodearlo con barreras de respeto natural, para que cada hombre sienta que el mundo es suyo, y que el hombre trate al hombre como un estado soberano trata a un estado soberano- tiende a la verdadera unión, así como a la grandeza"(9).

Frederick Jackson Turner hizo del individualismo una característica de lo que en Estados Unidos se llama la "frontera" [frontier], así como algo que distinguía al colono del Oeste de los europeos:

"La frontera da lugar al individualismo... Genera antipatía hacia el control, y particularmente hacia todo control directo"(10).

Según Turner, el individualismo de la frontera, que promovió desde el principio la democracia, no toleraba ... el control administrativo. Empujaba la libertad individual más allá de sus propios límites. Este individualismo "tiene sus peligros y sus beneficios"(11). Turner observaba que la "frontera de la colonización avanzaba y llevaba con ella al individualismo, la democracia y el nacionalismo"(12). De Turner nos ha llegado la idea de que lo que forjó "el intelecto estadounidense" fue la colonización del Oeste, no la igualdad, como lo había escrito Tocqueville sesenta años antes. A este intelecto la frontera debía sus "características más impresionantes":

"Esa rudeza y fuerza aunada a la agudeza y curiosidad, este giro práctico e inventivo de la mente, rápido para encontrar soluciones a los problemas, este dominio magistral de las cosas materiales, despojado de características artísticas pero poderoso para lograr grandes objetivos; esta energía inquieta, nerviosa; este individualismo dominante, trabajando para el bien y para el mal, y con todo esto, el vigor y la exuberancia que vienen con la libertad: éstos son los rasgos de la frontera, o los rasgos presentes en cualquier otro lugar debido a la existencia de la frontera"(13).

Turner pensaba también que la expansión hacia el Oeste fue lo que convenció "a la gente de que la nación poderosa de la cual estaban ellos tan orgullosos era su propia creación, no una simple importación de Europa"(14). La frontera mostró a los estadounidenses "que las instituciones responsables de esta grandeza -democracia, individualismo, libertad- eran únicamente suyas"(15).

La idea de que el individualismo es una característica nacional exclusiva de los Estados Unidos ha sido expresada no sólo por escritores e investigadores, sino también por políticos. El entonces candidato presidencial republicano Herbert Hoover hizo de las diferencias entre Estados Unidos y Europa, el individualismo y el socialismo, los Republicanos y los Demócratas, y entre la libertad y la opresión, cuatro expresiones de una sola oposición: su propia candidatura y la del demócrata católico Alfred E. Smith:

"Nosotros enfrentábamos una opción en tiempo de paz entre el sistema americano de individualismo áspero y una filosofía europea de doctrinas diametralmente opuestas de paternalismo y socialismo de Estado. La aceptación de estas ideas habría significado la destrucción de la autonomía a través de la centralización del gobierno"(16).

Algunos autores han distinguido en Estados Unidos dos formas de individualismo: uno extremo y otro moderado. Estas dos formas, según Arthur Schlesinger Jr., no dominan al mismo tiempo ni son excluyentes. Están, más bien, equilibradas en un proceso cíclico:

"Con sus antenas maravillosas, Tocqueville percibió que la democracia estadounidense incluía tanto a los ciudadanos públicos y fogosos de su primer volumen como a los apáticos y egoístas del segundo. Si hubiera reflexionado más sobre su propia observación, hecha de paso, de que los estadounidenses "alternadamente despliegan" esas cualidades contradictorias, hubiera percibido mejor que interés público e interés privado se suceden uno a otro en secuencias cíclicas. Tenía quizás una visión demasiado lineal del proceso democrático en Estados Unidos. La virtud y el interés propio no estaban, como a veces parecía pensar, en una condición de firme o inestable equilibrio. Estaban más bien en un equilibrio dinámico, prevaleciendo primero uno, luego el otro, a medida que los excesos de cada fase regularmente producen frustración, desencanto, fastidio, y el deseo por el cambio"(17).

En su libro La muchedumbre solitaria, David Riesman defendió "el individualismo (de cierto tipo) y [criticó] la conformidad (de otro tipo)"(18). Lo que deseo destacar ahora no es el contenido mismo del libro sino el hecho de que fue escrito para denunciar la disminución del individualismo en Estados Unidos, suponiendo, por lo tanto, su preponderancia precedente. El tipo de carácter personal que Riesman llama "orientado hacia los otros" estaría desplazando al tipo de carácter "orientado por normas propias", o individualista, en la sociedad estadounidense de la década de los cincuenta"(19).

Philip Slater, en un libro publicado por primera vez hace más de un cuarto de siglo, escribió que "tres deseos humanos" habían sido "profunda y únicamente frustrados por la "cultura estadounidense":

"(1) El deseo de comunidad. El deseo de vivir en confianza, cooperación y amistad con quienes rodean a uno.

(2) El deseo de compromiso. El deseo de abordar directamente los problemas del medio ambiente social y físico que rodean a uno.

(3) El deseo de dependencia. El deseo de compartir responsabilidades sobre el control de los impulsos y de la dirección de la vida de cada quien"(20).

Incluso S. M. Lipset ha reconocido que el individualismo es un componente esencial de los valores estadounidense, junto con lo que él llama igualitarismo"(21):

"Muchas incongruencias indican una contradicción profunda entre dos valores que están en el centro del credo estadounidense -individualismo y igualitarismo. Los estadounidenses creen fuertemente en ambos valores, y, como la discusión en este libro [La primera nueva nación] sugiere, la historia del cambio social estadounidense refleja un continuo ir y venir entre estos valores fundamentales, a medida que un periodo de preocupación por la igualdad y la reforma social es seguido típicamente por un periodo que da énfasis al logro individual y a la movilidad ascendente".(22)

En el mismo libro, Lipset da una versión ligeramente diferente de los valores fundamentales en Estados Unidos:



"Los valores fundamentales de Estados Unidos -igualdad y logro personal- provienen de nuestros orígenes revolucionarios"(23).

Henri Varenne, a partir de una investigación de campo participativa en un pueblo del Medio Oeste supuestamente llamado "Appleton", observa que:

" ... es un individuo, yo, quien se ha unido con amigos y vecinos. Pero no con todos ellos, sino sólo ´con estos amigos y vecinos´ -- aquéllos, podemos suponer, que también pertenece a la organización [de granjeros]. De hecho, el grupo comunitario cuya actividad observé comprende a las personas del pueblo, y a ningún vecino real. Ni teórica ni empíricamente se trata de una comunidad territorialmente basada; es una cuestión de decisión por parte del ´yo´(24).

Herbert J. Gans publicó en 1988 un libro apologético del individualismo en Estados Unidos. El autor reconoce, sin embargo, que:

"Los partidarios de la comunidad que insisten en que los individualistas se privan de muchos de los beneficios de la acción colectiva tienen evidentemente razón... la acción colectiva requiere una buena dosis de confianza mutua y una comunidad de intereses y de prioridades, así como la capacidad de pagar los costos correspondientes en tiempo, energía, y paciencia para el duro trabajo que la acción colectiva requiere ... Las dificultades de la acción colectiva son suficientemente grandes par despertar un pequeño entusiasmo, excepto cuando el éxito es claramente predecible" (25) .

La investigación que Robert N. Bellah y otros realizaron recientemente sobre la vida social en Estados Unidos se inspiró explícitamente en el clásico análisis de Tocqueville.

"Los autores de Hábitos del Corazón estábamos convencidos", explica Bellah, "de que la discusión sobre el individualismo en La Democracia en América de Tocqueville ilumina la vida social contemporánea estadounidense. Nuestra investigación fue de muchas maneras una conversación continua con Tocqueville, así como con nuestros conciudadanos"(26).

Los autores de este libro no sólo piensan que el individualismo es una característica mayor de la sociedad estadounidense, sino que se agrava día con día y que, de hecho, ya es una amenaza para la libertad:

"El problema central de nuestro libro se refiere al individualismo estadounidense que Tocqueville describió con una mezcla de admiración y de ansiedad. Nos parece que es el individualismo, y no la igualdad, como Tocqueville lo pensaba, lo que ha avanzado inexorablemente por nuestra historia. Nos preocupa que este individualismo se esté convirtiendo en canceroso, en que puede estar destruyendo las coberturas sociales que Tocqueville vio como moderadoras de sus potencialidades más destructivas, que puede estar amenazando la supervivencia de la libertad misma. Queremos saber a qué se parece y cómo se siente el individualismo en Estados Unidos, y cómo el mundo aparece a su luz"(27).

Estos autores se refieren, en particular, al "individualismo utilitario", que se expresa típicamente en la figura de Benjamin Franklin. Junto con la religión bíblica y el republicanismo, el individualismo utilitario ha estado, según ellos, uno de los elementos fundamentales de la tradición estadounidense, desde los tiempo de Franklin(28).

1. Max Weber, Ensayos sobre metodología sociológica, pp. 79-80, 93

2. Alexis de Tocqueville. De la démocratie en Amérique, Souvenirs, L'Ancien Régime et la Révolution, Introducción y notas de Jean-Claude Lamberti et de Françoise Mélonio, Robert Laffont, Bouquins, París, 1986, p. 496.

3. Ibid.

4. Lukes, "Individualism", p. 598.

5. , Ralph Waldo. The Collected Works of Ralph Waldo , v. II, Essays: First Series, Intr. and Notes Joseph Slater, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Mass., and London, 1979, p. 27.

6. Emerson, Ralph Waldo. The Collected Works of Ralph Waldo Emerson, v. II, Essays: First Series, Intr. and Notes Joseph Slater, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Mass., and London, 1979, p. 27.

7. Por "carácter nacional", entiendo "la característica durable de personalidad y de estilos de vida únicos, encontrados en las poblaciones de los Estados nacionales particulares". Véase: George A. DeVos, "National Character", in International Encyclopedia of the Social Sciences, edited by David L. Sills, v. 11, The Macmillan Company and The Free Press, 1968, p. 14.

8. Tocqueville, Démocratie..., pp. 493 - 514.

9. Ralph Waldo Emerson, "The American Scholar", in: Daniel Boorstin, ed., An American Primer, Penguin Books USA, 1985, p. 317.

10. Frederick Jackson Turner. 1893. "The Significance of the Frontier in American History", in Daniel J. Boorstin (ed.), An American Primer, Meridian Classic:1985, p. 362.

11. Ibid., p. 563.

12. Ibid., p. 565.

13. Ibid., p. 566.

14. Ibid., p. 569.

15. Ibid., p. 569.

16.

0. H. Hoover, op. cit., pp. 831-832.

17. Arthur Schlesinger, Jr. "Individualism and Apathy in Tocqueville's Democracy", in: Reconsidering Tocqueville's Democracy in America, edited by Abraham S. Eisenstadt, Rutgers University Press, New Brunswick and London, 1988, p. 38.

18. David Riesman, Selected Essays from Individualism Reconsidered, Doubleday & Company, Garden City, N.Y., 1954, 302 p., p. ix.

19. David Riesma, with Nathan Glazer and Reuel Denney, The Lonely Crowd, abridged edition, 1989, Yale University Press, New Haven-London, pp. 17-24.

20. Philip Slater, The Pursuit of Loneliness. American Culture at the Breaking Point, Beacon Press, Boston, p. 7. El subrayado es mío.

21. Lipset se refiere casi siempre solamente a la actitud igualitaria entre los Blancos y los Negros. Entre otros textos, véase: The First New Nation, pp. xxxiii y xxxiv.

22. Ibid., p. xxxiii.

23. Ibid., p. 2.

24. Henri Varenne. Americans Together, Teachers College Press, New York and London, 1977, p. 34.

25. Herbert Gans. Middle American Individualism, The Free Press, New York and London, 1988. p 111.

26. Robert N. Bellah, "The Quest for the Self: Individualism, Morality, Politics", p. 12 in: Interpreting Tocqueville's Democracy in America, edited by Ken Masugi, Savage, Maryland: Rowman & Littlefield Publishers, 1991, 526p.

27. Bellah y otros, Habitudes..., p. vii.

28. Ibid., p. 33.

Aviso de Privacidad