UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

"DON JOSE LUIS BLASIO Y PRIETO . HISTORIA DE VIDA A TRAVES DE DOCUMENTOS PERSONALES

María del Carmen Cuevas Perez

Doctora Margarita Carbó Darnaculleta

1998

Doy gracias a Dios por haberme dado unos padres maravillosos que llenaron mi vida de amor y la abrieron a un mundo de oportunidades, ellos son la señora Angela Pérez Gómez y el general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado.

Es todo mi agradecimiento para Héctor Bolaños Véjar y para mis hijas Lilia Fernanda y Diana Estefanía Bolaños Cuevas, quienes son mi propia alma y mis más preciados tesoros.

Mi agradecimiento y amor a la doctora Margarita Carbó Darnaculleta, mi directora de tésis.

En memoria de mis abuelos, particularmente de Carmen Gómez Alandí de quien tanto aprendí en la vida.

Agradezco el amor y compañía que me han proporcionado mis hermanos.

Agradezco a Alberto Eduardo Mariño González.

A los españoles que se refugiaron fuera de su país por la Guerra Civil Española, en especial a los "Niños de Morelia" venidos a México, entre los cuales se encontraba mi madre.

"Recuerda hija mía, que la historia aún no está hecha"

Ernesto Cuevas Alvarado

INTRODUCCION

Cuando comencé a tener idea del significado de la muerte, deseé seriamente encontrar una fórmula secreta para impedirla, sobre todo cuando se trata del fallecimiento de familiares y amigos.

Mi padre, el general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado, tenía las antiguas fotografías de sus padres y hermanos fallecidos y yo me preguntaba porqué habrían muerto. También mi padre tenía unas cuantas fotografías de otros personajes y uno de ellos era don José Luis Blasio y Prieto.

Ya por terminar la preparatoria, tenía que decidir la carrera y Universidad en donde estudiar y encontré que en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, podía estudiar la Licenciatura en Historia, que me pareció ideal, pues era de algún modo haber encontrado la fórmula secreta que desde hacía años anhelaba.

Don José Luis Blasio fue un primo lejano de mi abuela paterna, Manuela Alvarado Camacho, esposa del general de división José Guadalupe Cuevas y Mota.

Mis abuelos sellaron su parentesco con don José Luis Blasio a través de una gran amistad y del compadrazgo, haciendo a este último padrino de bautismo de mi padre. Mi abuela falleció en 1944 y ella heredó a mi padre algunos documentos que tenía don José Luis Blasio, quien había vivido sus últimos años con mis abuelos, ya que ellos le daban hospedaje debido a su precaria situación económica, al igual que a Elisa Yglesias, cuñada de Blasio.

Esos documentos que mi padre heredó tienen una gran importancia histórica, aparte de la sentimental que tienen para mi familia. Aunados ambos intereses, para mí resultó importante catalogarlos.

En el catálogo encontré que el principal rubro de los documentos, consiste en cartas familiares que envió y recibió don José Luis Blasio, aunque también existe correspondencia entre éste y Manuel y Federico Gamboa, Luis de la Peza y otros; actas de nacimiento y defunción; periódicos y recortes de ellos, en fin, la gama de información que se puede obtener a partir de dicha documentación es muy interesante y además parece ser la única que existe en México, aparte de 12 documentos localizados en la Galería No. 5 del Archivo General de la Nación y los 5 ubicados en la Biblioteca Manuel Orozco y Berra. En el Archivo de Cancelados de la Dirección General de Archivo e Historia de la Secretaría de la Defensa Nacional, existe el expediente del padre de José Luis, don Luis Gonzaga Blasio quien fuera militar y otro de Vicente Blasio y en la bodega del Museo de Popotla, que depende de la misma secretaría hay una fotografía deteriorada de José Luis Blasio. En la Biblioteca del Museo Nacional de Historia, se encuentra una foto de José Luis Blasio y dos documentos que constituyen sendas donaciones que mi padre el general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado hizo a dicha institución en enero de 1963 y que consisten en un busto de yeso con pátina de Maximiliano de Habsburgo y un escritorio de madera que perteneció a su padrino. Se supone sin embargo, que en Austria podría existir alguna documentación más, enviada con la de Maximiliano a raíz de su fusilamiento.

Don José Luis Blasio nació y murió en la Ciudad de México (1842-1923). Su longevidad le permitió vivir cambios históricos y sociales importantes en México, que sin duda influyeron en su vida e incluso en ocasiones le hicieron cumplir su destino sin él poderlo decidir. Un claro ejemplo de ello es que debido a la muerte de Maximiliano de Habsburgo de quien fue su secretario particular y además su "Empleado de los sitios Imperiales", y durante los viajes del emperador, estuvo enteramente a su servicio, quedó prácticamente desamparado después de que los puestos que ocupó le habían permitido vivir intensamente y con grandes expectativas sobre sí mismo; ya que desempeñaba una labor importante, que muy probablemente aparte de interesante, fue bien remunerada desde el punto de vista económico, lo cual le permitía vivir en una jerarquía social especial.

Su obra Maximiliano Intimo, fue editada en español en París en 1905 por la Librería e Imprenta en México de la viuda de Charles Bouret, existe también la edición de la Colección Económica de Libros de Bolsillo en 1956; otra más fue realizada en los Estados Unidos por la New Haven Yale University Press en the Amasa Stone Mather Memorial Publication Fund y la última por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1996. Dicha obra logra transportarnos al Segundo Imperio, a través de un lenguaje sencillo, ameno y claro

Otros momentos importantes que vivió desde su infancia hasta su muerte son interesantes de mencionar pues fueron impactantes para México y seguramente formativos para él.

La segregación de Texas anexada en 1845 por los Estados Unidos fue motivo de una guerra contra México. En 1846-1847, los norteamericanos invadieron buena parte del territorio mexicano, entraron en la capital y lograron, por el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, anexarse varias zonas del norte del país. José Joaquín Herrera en el mismo año y Mariano Arista en 1851 hubieron de hacer frente a la anarquía que reinaba en la nación hasta que Santa Anna se hizo nombrar dictador vitalicio en 1853; el mismo Santa Anna había depuesto a Iturbide en 1822 y en diversas ocasiones había ocupado la presidencia.

En 1854 fue proclamado el Plan de Ayutla, que derrocó a Santa Anna y que condujo a la legislación de la Reforma. Un año después de iniciado el movimiento, Santa Anna fue vencido por Juan Alvarez e Ignacio Comonfort y tuvo que abandonar el poder.

Juan Alvarez ocupó la presidencia en un principio y a su renuncia lo hizo Comonfort quien convocó al Congreso Constituyente, que ratificó la ley de Juárez previamente expedida, por la que se abolieron los fueros militar y eclesiástico. La Ley Lerdo de desamortización de fincas rústicas y urbanas, civiles y eclesiásticas del 25 de junio de 1856, afectaba directamente a los bienes corporativos.

A finales de 1857 el general Zuloaga se pronunció en Tacubaya contra la Constitución y se hizo proclamar presidente, mientras que Benito Juárez se mantenía al frente del sector republicano. Así México se dividió en dos bandos, el conservador y el liberal, originándose la Guerra de Reforma.

Juárez contaba con el apoyo de Estados Unidos, cosa que le ayudó a vencer a los conservadores en Calpulalpan y entrar en la ciudad de México, el 1º de enero de 1861 restableciendo la unidad nacional. Ordenó entonces suspender el pago de la deuda pública hecho que motivó la intervención armada de Francia, Inglaterra y España, después de firmar en Londres un convenio el 31 de octubre de 1861. Los aliados desembarcaron en Veracruz y dieron un ultimátum al gobierno mexicano. Los representantes de Inglaterra y España se retiraron después de negociar con Manuel Doblado en el pueblo de La Soledad. Francia se quedó sola, resuelta a imponer una monarquía en México con el apoyo de un numeroso y disciplinado ejército expedicionario y los restos de las tropas del partido conservador. El ejército francés fue mandado sucesivamente por Carlos Fernando de la Trille, conde de Lorencez, Elias Federico Forey y Aquiles Bazaine. Los franceses sufrieron un revés frente a Puebla el 5 de mayo de 1862. El triunfo mexicano consiguió unificar a la gran mayoría del pueblo en contra de los invasores, sin embargo y a pesar de la derrota, estos lograron entrar a la capital el 7 de junio de 1863, esto provocó que Juárez, quien carecía de medios de defensa, abandonara la Ciudad de México, con plena autorización del Congreso. Salió por Cuautitlán rumbo a San Luis Potosí donde permaneció hasta el 22 de diciembre. Después estuvo en Saltillo (9 de enero al 3 de abril de 1864), en Monterrey (3 de abril al 15 de agosto). Desde el 12 de octubre de 1864 al 5 de agosto de 1865 hizo un recorrido pro Villa Coronado, Valle de Allende, Hidalgo del Parral, Ciudad Camargo, Rosales Chihuahua y llegó a El paso del Norte, Chihuahua, hoy Ciudad Juárez el 14 de agosto del mismo año.

En la capital se formo un gobierno provisional con una regencia y una junta de notables, de inspiración francesa, acordó constituir México en monarquía de acuerdo con Napoleón III y ofreció la corona del Imperio mexicano a Fernando Maximiliano de Habsburgo.

Maximiliano, en la certeza de ser recibido por el pueblo mexicano aceptó la corona condicionalmente previa la ratificación del voto de la Asamblea por el plebiscito popular.

Se comprometió con Napoleón III por los convenios de Miramar, en pagar los gastos de la intervención francesa por la crecida suma de 260 millones de francos y llegó a las playas mexicanas el 28 de mayo de 1864 y a la Ciudad de México el 12 de junio del mismo año. Maximiliano, archiduque de Austria, estaba casado con la princesa belga Carlota Amelia de Saxe-Coborug-Gotha. El era de índole romántica, gustaba de la naturaleza, creía en la bondad de los mexicanos y en las ideas liberales, por lo mismo desconcertó a los conservadores que lo trajeron. Hecho a la idea de que la gran mayoría de México era liberal y exigía el programa del progreso, repitió la obra de sus enemigos: exigió pase oficial para los documentos pontificios; decretó la tolerancia de cultos y la nacionalización de los bienes eclesiásticos; secularizó los cementerios; creó el registro civil y expidió leyes sobre salarios y condiciones de trabajo pensiones y montepíos y estableció el sistema decimal de pesas y medidas. Las leyes imperiales nunca entraron en vigor, ya que debido a la turbulenta situación en el país, no dió tiempo a que el Congreso las aprobara.

La guerra de secesión (1860-1865), estuvo a punto de romper la unión norteamericana, ya que entre los estados norteños y sureños había una manera diferente de enfrente la esclavitud de la raza negra. La conclusión de dicha guerra permitió a los Estados Unidos apoyar nuevamente a Juárez y obtener el triunfo con los unionistas.

En Europa la guerra franco-prusiana estalló en 1870. Desde 1867, el emperador francés Napoleón III, para poder preparar su defensa frente a una eventual agresión prusiana, se vio en la necesidad de retirar a las tropas sostenedoras del Imperio en México. Maximiliano, sin el ejército europeo, no pudo resistir el empuje de los ejércitos liberales de Mariano Escobedo, Ramón Corona, el general Nicolás Régules y Porfirio Díaz y se rindió circunstancias adversas en Querétaro el 15 de mayo de 1867. A pesar de las peticiones del gobierno austríaco, de Félix Salm Salm, de su esposa Inés y del mismo Maximiliano que prometía irse en paz, Juárez no dejó de considerarlo como un enemigo de la soberanía de nuestro país, así que el 19 de junio el emperador fue fusilado en el Cerro de las Campanas, junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, después de haber sido juzgados y sentenciados.

Desde el triunfo de la República, los liberales se habían dividido en tres grupos: juaristas, lerdistas y porfiristas. Juárez logró ser reelegido dos veces en 1867 y 1871, Lerdo de Tejada fue presidente de la Suprema Corte de Justicia y el general Porfirio Díaz se había retirado a su pequeña propiedad de la Noria, en Oaxaca. El 1º de octubre de 1871, aún cuando la mayoría de los diputados había votado por la reelección de Juárez, un grupo de jefes y oficiales porfiristas entre los cuales estaban Miguel Negrete, Toledo, Cosío Pontones, Chavarría y otros se apoderaron de la cárcel de Belén y la Ciudadela sin lograr el éxito deseado, pues contraatacaron favorablemente los generales Alejandro García, Sostenes Rocha y Donato Guerra.

El general Díaz proclamó el Plan de la Noria, oponiéndose a la reelección. Juárez, a pesar de ello, asumió nuevamente la presidencia el 1º de diciembre de 1871.

Díaz sin embargo, reapareció en Tepic y empezó a reunir nuevos elementos, para reanudar la campaña, pero el 18 de julio de 1872 murió Juárez poniéndose de esta manera fin al conflicto. Asumió entonces la presidencia de la República Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876).

En julio de 1876, Porfirio Díaz se levantó en armas para evitar la reelección de Lerdo de Tejada y logró vencerlo, sin embargo su gobierno no fue reconocido de inmediato por Estados Unidos. Internamente, los partidarios del Plan de Tuxtepec provocaron la desaparición de una generación de gobernantes experimentados.

Díaz pidió al Congreso una autorización para contratar nuevas vías férreas y lo logró un mes antes de dejar la presidencia en 1880. Esto le permitió a su sucesor, el general Manuel González llevar a efecto esa idea con la construcción de las líneas del Ferrocarril Central, sin embargo, en 1884 Porfirio Díaz recuperó la presidencia para pasar más de 30 años en el poder. En 1910 por primera vez se formaron varios partidos políticos para contender en las elecciones de diputados y senadores. Por lo que toca a las elecciones presidenciales, esos mismos partidos estuvieron dispuestos a reelegir una vez más a Porfirio Díaz si éste permitía que la elección de vicepresidente de la República fuera libre. Se desatendió esa justa petición, de modo que se impuso la fórmula reeleccionista Porfirio Díaz - Ramón Corral, justificándose la reelección por haber Díaz procurado el estímulo a la industria y a la aplicación de las Leyes de Reforma, aunque soslayando que se habían dejado desprotegidos a los obreros lo que le valió la oposición de gran parte del país. De igual manera esa oposición fue alimentada por la usurpación de tierras comunales y por la maniobra electoral que realizó en 1910 para ser reelegido.

Diversos grupos se lanzaron a la política, algunos de los cuales siguieron al general Bernardo Reyes que finalmente no aceptó encabezar la lucha democrática contra Porfirio Díaz; de mayor importancia fue la actividad de Francisco I. Madero, quien en 1908 publicó un libro titulado La Sucesión Presidencial en 1910.

Madero opinaba que debía organizar un partido democrático de tendencias antirreeleccionistas sobre las bases "libertad de sufragio y no reelección".

En marzo de 1909 Porfirio Díaz declaro ante el periodista Creelman en el Catillo de Chapultepec, en ella manifestó su idea de abandonar la presidencia y que creía que el pueblo mexicano por fin estaba preparado para escoger y cambiar sus gobernantes, además de declarar que estaba dispuesto a dar la "bienvenida" a un partido de oposición. Esto último fue una evidente mentira que culminó con el llamado a la lucha armada el 20 de noviembre de 1910, como fecha de inicio de la resistencia.

El 4 de octubre del mismo año, fue declarado nuevamente presidente Porfirio Díaz y vicepresidente Ramón Corral, Madero se encontraba preso en la ciudad de San Luis Potosí, logró escapar a los Estados Unidos y lanzó el llamado "Plan de San Luis", con fecha 5 de octubre en el que declaraba nulas las elecciones y adoptaba como lema Sufragio Efectivo y la No Reelección.

Madero regresa a México y la lucha se aviva, ocurriendo levantamientos en los estados del Noroeste (Chihuahua, Durango y Coahuila), Zacatecas, Guerrero, Michoacán, Hidalgo y Morelos, hecho que determinó que Díaz pactara con Madero, firmándose el Tratado de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911. Tres días más tarde renunció el general Díaz a la presidencia y de ésta se hizo cargo el licenciado León de la Barra de forma interina.

El 6 de noviembre de 1911 se inició una nueva etapa con la toma del poder por Madero después de unas elecciones federales. A los pocos días Emiliano Zapata, que había permanecido en armas contra León de la Barra, lanza el Plan de Ayala el 28 de noviembre del mismo año.

Los revolucionarios se siguen dividiendo y Pascual Orozco, jefe chihuahuense, se alza contra Madero el 3 de marzo de 1912. A pesar de que esta rebelión tuvo un gran incremento en Chihuahua, Coahuila y Sonora, el general Victoriano Huerta, mandando fuerzas del Gobierno, derrotó a Pascual Orozco en Bachimba el 3 de julio de 1912. A los pocos días Orozco vuelve a ser derrotado en Sonora.

Félix Díaz se levanta en armas en el Puerto de Veracruz, pero su sublevación es sofocada el 23 de julio.

Los grupos conservadores no toleraban dejarle el poder a Madero, por lo que el 9 de febrero se rebelan los generales Manuel Mondragón, Bernardo Reyes y Félix Díaz, dando inicio a la "Decena Trágica". El 11 de febrero es designado jefe de la plaza el general Victoriano Huerta. El 18 del mismo mes Huerta traiciona a Madero y se une a Félix Díaz y a Mondragón. El 22 de febrero son asesinados Madero y Pino Suárez y toma la presidencia Pedro Lascurain que renuncia y entonces Huerta sube a la presidencia. En marzo los Gobiernos de Sonora y Coahuila desconocen el gobierno de Huerta y el día 26 del mismo mes se lanza el Plan de Guadalupe por Venustiano Carranza, que toma el nombre de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y hace un llamado a la revolución restauradora del código de 1857.

Después de reducir las insurrecciones agrarias de Pancho Villa y Emiliano Zapata, que intentaron cambios que iban más allá del plano político, Carranza convocó al Congreso de Querétaro, que promulgó la Constitución de 1917, una de las más avanzadas de la época.

El 21 de mayo de 1920, Venustiano Carranza fue asesinado y para sustituirlo fue nombrado presidente de la República con carácter provisional Adolfo de la Huerta, gobernador de Sonora, quien inició lo que puede llamarse el período postrevolucionario.

El general Alvaro Obregón ocupó la presidencia de 1920 a 1924.

En 1923 cuando don José Luis Blasio había muerto sólo faltaba un año para que Plutarco Elías Calles llegara a la presidencia, quien la ocupó de 1924 a 1928.

Visionariamente el señor Bertrand R. Hallowey gerente general del Ferrocarril Mexicano, consignaba como el "hombre histórico" a don José Luis Blasio, porque su vida se desenvolvió a través de un largo periodo, sumamente rico en trascendentales acontecimientos.

Su trayectoria es interesante y contribuye, a su vez, a la comprensión de aquella turbulenta época que va del inicio de la Guerra de Reforma, al término de la Revolución Mexicana.

RELACIONES FAMILIARES


La información que a continuación presento ha sido obtenida prácticamente en su totalidad del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado, el cual contiene cartas familiares y algunas actas de defunción a partir de las cuales he podido dar a conocer fechas y datos desconocidos por falta de fuentes.

Las cartas entre los miembros de la familia Blasio denotan una estrecha relación de unos con otros y en las mismas prevalece el respeto, el cariño, la unión, incluso la ayuda entre sus integrantes.

Para mí en lo personal la familia Blasio ha sido un ejemplo de armonía y cordialidad, por lo que estoy contenta y satisfecha de tener la oportunidad de dar a conocer parte de la vida de José Luis Blasio y de sus familiares, aclarando que tengo serios limitantes por falta de archivos o documentación que amplíen la información.

El matrimonio compuesto por Luis Gonzaga Blasio y Genoveva Prieto y Navarro procreó cinco hijos: Luisa, José Luis, Manuel María Guadalupe, Francisco y Vicente en este orden mencionaré sus datos biográficos y un poco de sus sentimientos y vivencias.

El matrimonio compuesto por Luis Gonzaga Blasio y Genoveva Prieto y Navarro procreó cinco hijos: Luisa, José Luis, Manuel María Guadalupe, Francisco y Vicente en este orden mencionaré sus datos biográficos y un poco de sus sentimientos y vivencias.

En el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional hay un expediente [1]en el que pude obtener los siguientes datos:

Luis Gonzaga Blasio era militar, perteneciente a la caballería y el historial militar resumido en su expediente es el que a continuación menciono.

El 23 de julio de 1833 obtuvo el grado de teniente miliciano. El 1º de diciembre de 1834 logró el escalafón de subteniente ayudante.

El 14 de febrero de 1835 el Congreso de la Unión decretó regular las fuerzas armadas de los estados. El día 20 hubo un incendio en la fábrica de pólvora, lo que provocó bajas y pérdidas de polvora.

Hacia el 9 de abril el general Antonio López de Sana Anna se separo de la Presidencia con el fin de someter a los zacatecanos, el día 11 pasó por Tacubaya y el 29 entró a Aguascalientes; por lo cual el gobierno local ordenó al batallón de esa villa se acuartelaran en la capital, sin embargo los cívicos de Nieves se negaron y en Fresnillo los oficiales se pronunciaron a favor de Santa Anna; inesperadamente el 11 de mayo atacó la Ciudad de Zacatecas y derrotó a los defensores.

En ésta última fecha, precisamente en la acción de Zacatecas, participó Luis Gonzaga Blasio.

El 3 de octubre de 1841 fue nombrado capitán adicto, sin embargo en dicho expediente solicita sea respetada su antigüedad desde el 4 de septiembre de 1835, como capitán.

Luis Gonzaga Blasio, no siguió el Supremo Gobierno a Querétaro el 2 de septiembre de 1847 por lo que fue dado de baja en el Ejército, además de haber permanecido en país ocupado por el enemigo (al respecto no hay mayores datos). Sin embargo quedó plenamente justificado por certificado otorgado por el general José María Tornel y el inspector general del cuerpo médico militar Pedro Vander Linden en agosto del mismo año. Desde 1844 tenía ya problemas de salud a raíz de una caída de un caballo, por lo que tenía fiebre, inflamación de una ingle y otros más.

Esos datos que aportó el doctor Vander Linden fueron importantes padecimientos los cuales demostraron que Luis Gonzaga Blasio tenía un impedimento previo para seguir al Supremo Gobierno, por lo que se le restituye en su empleo el 12 de febrero de 1850, en la Ciudad de Puebla, como capitán.

Desde el 14 de marzo de 1853, empieza a pedir se le otorgue el grado de teniente coronel, el 28 de septiembre de 1853 lo solicita nuevamente, hasta que el 11 de febrero de 1854 le confieren el grado que solicitaba.

El 9 de junio de 1857 el Estado Mayor del Ejército, por medio del presidente se le otorga el diploma de la Cruz del Valle de México por los servicios que prestó contra la invasión americana en 1847 en clase de ayudante del general José María Tornel. [2]

Luisa Blasio viuda de Peza, como consta en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado y en el Archivo de Cancelados, solicita al Supremo Gobierno como hija del teniente coronel de Estado Mayor Luis Gonzaga Blasio, se le brinde una liquidación, ya que su padre murió el 28 de agosto de 1858 y sirvió en la carrera de las armas desde el grado de cadete.

En el Archivo Histórico ya antes mencionado hay un documento que dice que se le podía otorgar dicha liquidación, pero que tenía que comprobar ser heredera única.

Luis Gonzaga Blasio muere el día 27 de agosto de 1858, esto según dato que indica su hijo José Luis al escribir el poema que le dedica a su padre en ocasión de este penoso acontecimiento. En ¡¡Lágrimas!! plasma el terrible dolor que siente por la ausencia de su padre.

La diferencia entre los datos que aportan ambos hijos es de un día. Con relación a don Luis Gonzaga, en ningún archivo hay alguna carta o acta de nacimiento o de defunción suya, pero del poema mencionado se puede desprender que su hijo José Luis fue un hombre muy creyente y que amó profundamente a su padre; que su muerte le llenó de dolor y sufrimiento. José Luis se refiere a su deseo de ver de cerca el Trono de Dios. Lo antes dicho se puede resumir en los siguientes versos:

"¡Adiós! Padre mío, volaste hacia el cielo

Y sólo en la tierra desafanándome a mí, sin ti

sin ti yo no encuentro ni paz, ni consuelo,

Que deje mi alma éste hórrido suelo y vuele hacia ti!!.[3]

El poema fue escrito en noviembre de 1862. Su madre muere al parecer a la edad de 61 años, el 15 de mayo de 1878, a las 4 a. m., en la casa del Mirador de la Alameda. Esto nos hace deducir que posiblemente nació en 1817. Su muerte se debió a una neumonía doble. Fue hija de los fallecidos Vicente Prieto y Josefa Navarro, según certificado de defunción de las actas del Registro Civil del Distrito, en el libro 154, foja 24. [4]

En el Cementerio General de Dolores el 16 de mayo a las "5 2/4 de la tarde", fue sepultada Genoveva Prieto en la fosa 289 de la clase tercera temporal. El duelo fue presidido por Vicente Prieto. [5]

En el sobre de la esquela, José Luis Blasio hace una anotación el 20 de mayo de 1978 y dice: "Enferma Mamá de dolor de Costado y Pulmonía, se puso en cama el miércoles 8 de mayo de 1878, se confesó el sábado 11, recibió los Sacramentos el Domingo 12 y murió el miércoles 15 a las 4:40 de la tarde. Sus restos fueron llevados el jueves 16 a las 4 de la tarde, al cementerio de Dolores, donde reposan en la fosa No. 289". En el interior del sobre está la esquela fechada el 16 de mayo de 1878 que comienza diciendo "Ayer a las 4 y 40 minutos de la tarde ha fallecido la señora Genoveva Prieto de Blasio". [6]

Localicé una nota de un periódico de la Ciudad de México, del 17 de mayo de 1878 en el que dice: "Defunción.- Antes de ayer a las 4 falleció en ésta ciudad la estimable Sra. Da. Genoveva Prieto de Blasio. Reciba su familia nuestros más sinceros pésames"[7]. No hay más datos porque el recorte de periódico es pequeñísimo.

En el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado hay varias cartas escritas por la señora Genoveva; por su tipo de redacción puede decirse que era una mujer sencilla, de no gran escolaridad, pero siempre interesada en sus hijos, preocupada y pendiente de ellos, incluso de sus nueras y yernos, Magdalena Gama, Luz Ricardi, Adela Yglesias y Agustín de la Peza.

Las cartas de este catálogo perteneciente a Genoveva Prieto, son difíciles de puntualizar en cuanto a fechas, ya que ella no siempre las anotaba al escribir, las que sí están fechadas; van del 18 de diciembre de 1842 al 27 de febrero de 1889 y fueron escritas en Orizaba y México.

Luisa fue la primera hija del matrimonio Blasio y Prieto y quizá nació en 1833 en la ciudad de México, ya que en su acta de defunción se informa que murió en la misma ciudad y a los 61 años, el 20 de abril de 1894 a las 5:15 a. m. Su muerte se debió a una lesión orgánica del corazón. Al morir habitaba en la calle de la Magnolia #66 bajos. Su esposo fue Agustín de la Peza. Todo esto según certificado de defunción de las actas del Registro Civil del "Distrito" en el libro 424 fojas 174. [8]

Según un documento[9] , Agustín de la Peza y Luisa Blasio, sólo se casaron por la Iglesia pero no civilmente. Ese dato se deduce de otro documento[10] consistente en una notificación que se le envía a Luisa de fecha 25 de mayo de 1880; para poder ordenar la liquidación y pago de los descuentos de su esposo ya fallecido, tiene que justificar haber sido su esposa y ser su viuda, pero finalmente no fue suficiente su boda eclesiástica y ella no pudo recibir pensión alguna.

Parece ser que Agustín de la Peza y Luisa tuvieron un solo hijo, llamado Luis, de quien no hay mayores datos, sólo una foto y cartas en donde habla de la operación de su ojo.

La relación de Luisa con su hermano José Luis era estrecha, le escribía con constancia, con un lenguaje sencillo, siempre preocupada por él y su esposa, su salud, en fin, mantuvieron una grata relación y Luisa en varias ocasiones le avisa agradeciéndole el dinero que le envía.

José Luis, nació en la Ciudad de México el 13 de enero de 1842. Fue el segundo de los hijos del matrimonio Blasio.

Los estudios primarios los realizó en colegios particulares. Tiempo después, en 1855 estudió Ingeniería en el Colegio Nacional de Minería, posiblemente hasta 1859, pero no cumplió sus estudios debido al fallecimiento de su padre en agosto de 1858. Más tarde ingresa a la Escuela de Comercio.

El dominaba el francés, al grado de traducir al castellano una obra de Alejandro Dumas que menciono en otro capítulo, además de conocer el alemán y el italiano. El francés fue el idioma que de algún modo le abrió las puertas para llegar a ser secretario particular de Maximiliano. A la muerte del emperador sólo se sabe que trabajó en el Ferrocarril Mexicano, además de ocupar puestos en algunas empresas como tenedor de libros y ya jubilado editó Maximiliano Intimo

Falleció el 5 de septiembre de 1923 y para entonces sus hermanos y esposa habían fallecido. Murió en la calle Colegio Militar #11, Tacubaya, frente a la casa del doctor Hongai, en dicha dirección habitaba la familia Cuevas.

Su esposa fue Adela Yglesias Guerra, hermana de Elisa e hija del coronel de artillería a caballo Agustín Yglesias Ynzaurraga que fue hermano del señor licenciado José María Yglesias. Don Agustín logró el grado de coronel al obtener la capitulación de la artillería francesa en el punto denominado el Carmen en Puebla, Pue. La madre de Adela fue la señora Antonia Guerra, originaria de Mazatlán Sinaloa, a quien la familia Cuevas llamaba "Ma". Más adelante retomaré a la familia Yglesias (a veces escrito Iglesias).

La fecha probable de nacimiento de Adela es el 10 de septiembre, sin saber el año y posiblemente murió en 1893.

Adela y José Luis, seguramente contrajeron nupcias después de la muerte del emperador Maximiliano, ya que este le sugería a José Luis Blasio que se mantuviera soltero; además hay una serie de cartas entre José Luis y Adela fechadas en el año de 1866 en las que eran aún novios.

Respecto a su noviazgo, en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado hay varias misivas y hay un lote de 24 cartas de Adela a José Luis Blasio que estaban fechadas entre el 1º de diciembre de 1865 y el 26 de diciembre del mismo año. Son cartas apasionadas en donde Adela le habla a José Luis del gran amor que le tiene y de que sueña en no separarse jamás de él.

Durante su noviazgo tuvieron la amistad de Lugardita y Virginia que aparentemente eran parientes de ella, sin que pueda conocer sus apellidos.

Sus cartas, a veces diarias, tenían igual respuesta de José Luis Blasio. En esa época por los comentarios que la misma Adela hacía en las mismas, él vivía en el Castillo de Chapultepec, sin embargo en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado no existen esas cartas de José Luis.

El padre de ella en un principio no aceptaba el noviazgo y hasta deseaba que ingresara al convento, pero por fin Adela, muy alegre, le cuenta a José Luis que su padre aceptó su relación en una carta del 22 de diciembre de 1865. Desde el noviazgo de Adela manifestó mucho respeto por su suegra doña Genoveva.

En esas cartas sólo a veces menciona al "Emperador", sin profundizar en el tema. Menciona varias veces la visita a la casa de "los Oviedo" y a "César", que posiblemente es la persona que les ayudaba en su relación epistolar.

Ellos se veían por el balcón de la casa de Adela, quien menciona unos versos que José Luis le enviaba. Ella se mostraba celosa en las cartas, pero muy enamorada de él y correspondida.

En dos cartas que le envía Blasio a Adela el 3 y 4 de septiembre de 1866 desde las Islas Azores, por donde pasaba de viaje en buque, le habla de su gran amor por ella y por su madre. Le dice que lleva atada su foto a la cintura, con la intención de que ella lo acompañe para siempre, si es que su destino es morir en el mar.

En otra carta que le envía desde Viena el 10 de enero de 1868 le cuenta "después de un mes" de no escribir, que estuvo 15 días en París por tercera vez: ahí ya le dice "esposita", por lo que es deducible que debieron casarse en 1867[11]. De París regresó a Viena, compara su situación de ese momento a cuando estaba con el emperador Maximiliano y remarca su fascinación por París. Platica sobre Strauss, la nieve y el Sena congelado y las fiestas, así como de los contrastes. En una fiesta a la que acude la emperatriz, se gastan muchos francos, pero durante la noche mueren seis o siete personas por el frío, menciona en la misma carta. Finalmente le habla de su amor.

Le cuenta a Adela que el hermano del emperador Maximiliano lo recibirá en audiencia y habla de los funerales de éste último el día 15 de enero de 1868, aunque no ahonda en el tema.

Adela y José Luis no tuvieron hijos y su situación económica no fue nunca la mejor, quizá por las cantidades que enviaba a Luisa y a Manuel, sus hermanos, quizá por que hacia préstamos a personas que abusaban de su generosidad y no siempre devolvían el dinero y él a su vez pedía préstamos o empeñaba cosas, por ejemplo le pide a Adela desempeñar el "anillo grande y el Relox", ese reloj Relox, probablemente es el que perteneció al emperador Maximiliano.[12]

El 20 de junio de 1913, José Luis Blasio ya viudo y sin más familiares cercanos que su cuñada Elisa Yglesias, le agradece a su amigo el licenciado Alfonso Septién hijo, por haberle ayudado, recomendándole al licenciado Merino Ortíz para realizar su testamento a favor de Elisa.

Manuel María Guadalupe, fue otro de los hijos de la pareja Blasio y Prieto fue bautizado el 4 de diciembre de 1844 en al parroquia de San José de Mejía en la ciudad de México, según certificado expedido el 18 de julio de 1866 por José M. Borja Nivanes.

Este miembro de la familia nació y murió en la Ciudad de México. Falleció de pleuresia, enfermedad orgánica del corazón, a las 10:15 a.m., del 20 de julio de 1905 en la casa 31 bajos de la 3ra calle de Moctezuma.

Su esposa para esos momentos ya finada, fue Magdalena Gama. Se dió boleta para 3ª clase en el Panteón de Dolores. Esto consta en el acta de defunción de las actas del Registro Civil del Distrito en el libro 591, foja 73. Muere de 59 años por lo que es posible que haya nacido en 1846.[13]

Manuel y Magdalena tuvieron un solo hijo, llamado Manuel y que falleció siendo un niño, en el segundo semestre de 1887.

La correspondencia entre Manuel y José Luis fue continua se escribían con gran frecuencia, pues aparte de ser hermanos muy unidos, ambos trabajaron en el Ferrocarril Mexicano y eso les hacía tener asuntos varios que comentar y seguramente identificarse aún más por tener amigos o conocidos en común, por ejemplo en varias ocasiones hablan de un señor Fischer (que al parecer no tiene nada que ver con el sacerdote del mismo apellido), del señor Landery y de otros más.

Respecto a lo familiar comentaban la enfermedad de su hermano Francisco, quien mantuvo una estrecha relación con Manuelito, el hijo de Manuel, mientras vivieron en Orizaba, ya que Manuel Blasio era empleado del Ferrocarril en esa población.

Era una familia muy unida en las buenas y en las malas y se consideraba como tal sin importar si sus lazos eran sanguíneos o político; una muestra de ello fue que Adela estuvo en Orizaba pendiente de Manuelito durante la grave enfermedad que lo llevó a la muerte, seguramente ella y Magdalena Gama, madre de Manuelito, se relevaban para cuidarlo.

Adela y José Luis se escribieron desde junio hasta agosto de 1887, para comunicarse siempre respecto a la gravedad de Manuelito. Nunca mencionaron el nombre de la enfermedad, sin embargo padecía fiebres, contracciones y convulsiones; los médicos le llegaban a suministrar morfina para calmar los dolores.

Ya en julio el niño había entrado en la "tercer etapa y última de la enfermedad". [14]

Desde México, José Luis Blasio envió a su esposa una carta fechada el 5 de agosto de 1887. La habla de la enfermedad de Manuelito, con una mezcla de esperanza y pesar y le dice que si el niño se alivia, será por sus cuidados extremos y si fallece como "mártir inocente", seguramente pedirá a Dios desde el cielo por ella. [15]

No hay datos que nos permitan saber la fecha en que Manuelito murió, sin embargo el licenciado Manuel Gamboa y su esposa Constanza habían enviado cartas lamentando la enfermedad del niño, hasta que en una del 7 de agosto de 1887 les da el pésame a los padres. Los Gamboa eran primos de los Blasio. [16]

Tenían tal confianza entre ellos que José Luis pide un préstamo a Manuel Gamboa y como éste no tiene dinero le ofrece algo para empeñar. [17]

La bondad de José Luis Blasio era muy grande; no sólo enviaba dinero a Luisa y estaba pendiente de su familia, sino que también llegó a ofrecerle a Manuel que viviera con él, ya que estaba en mala situación económica y como Manuel no aceptó le enviaba dinero. [18]

En una carta escrita en 1889, Manuel le sugiere a José Luis que ya no pida más préstamos y le habla del terrible dolor que le causó la muerte de Manuelito, mismo que será irreparable. Comenta también la enfermedad progresiva de Francisco su hermano.

Francisco fue el menor y último de los hijos de la familia Blasio y Prieto. Nació probablemente en 1845 y vivió en Orizaba. Era militar y estaba casado con Luz Ricardi. Son datos que constan en el libro 1, foja 266, del año de 1883 de las Actas del Estado Civil, del Estado de Veracruz. [19]

La enfermedad que llevó Francisco a la muerte debió ser muy larga y penosa, pues como he mencionado ya, en cartas entre hermanos hablaban con cierta frecuencia de él. Muy joven, de 38 años, murió en Veracruz a las 3 de la tarde del 9 de noviembre de 1883.

Luis Gonzaga y su esposa tuvieron otro hijo llamado Vicente, no tengo dato alguno sobre su fecha de nacimiento y defunción, sólo hay un par de cartas firmadas por "Tu hermano Vicente" y un poema que le dedica a José Luis el 19 de marzo de 1881. En esas dos cartas Vicente habla del trabajo de su hermano en el Ferrocarril y le desea que tenga un niño. [20]

También hay una carta firmada por Vicente "tu hermano", en donde le dice que desde su "destierro" piensa en él. Esa carta le fue enviada a José Luis desde Matamoros el 8 de marzo de 1873, sin embargo, no hay mayor información.

Dichas cartas y las de un expediente en el Archivo de Cancelados ya mencionado se dice que "Manuel Vicente" Blasio 3º de Artillería el 12 de junio de 1853 de meritorio con nombramiento de ordenanza. El 7 de septiembre de 1853 fue nombrado oficial 3º por el general Antonio López de Santa Ana.

En 1858 pretexta enfermedad para no ir a campaña y pide un mes para ir a México a descansar con su familia y reestablecerse, ya que contrajo enfermedad en Campaña de Salamanca y ese mismo año pide licencia absoluta.

En México el 9 de marzo de 1859 pide retornar ya totalmente reestablecido y logra hacerlo por orden superior el 20 de junio de 1861, aunque hay otro dato en el que dice que no volvió a servicio ya que fue desaprobado por la junta el 29 de noviembre de 1864.

El 14 de octubre de 1866 Maximiliano de Habsburgo lo recibe de nuevo como militar, ahora como Guarda de Artillería.[21] Esto me hace suponer que es éste el hermano de José Luis Blasio, que perdonó Maximiliano de ser pasado por armas, de quien el mismo Blasio habla en su Maximiliano Intimo,sin poderlo asegurar por falta de datos que corroboren mi suposición.

Elisa Yglesias fue recluida en el Asilo Público de Tacuba, a instancias de Catalina Alvarado Camacho según me platicó mi padre Ernesto Cuevas Alvarado por interés de quedarse con los pocos muebles que ella poseía y una pequeña pensión.

La señora Elisa murió en 1946 o 1947, pues mis padres se casaron el 25 de noviembre de 1945 y mi madre, la señora Angela Pérez de Cuevas, aún la visitó de recién casada para ayudarla a asearse. Elisa ya no sabía ni de quien recibía atención pues se encontraba un tanto afectada de sus facultades mentales.

Elisa fue enterrada en el panteón de Dolores, ella había sido la persona con la que vivió Blasio como único familiar cercano, en casa de la familia Cuevas Alvarado en sus últimos años.

Hay un recibo de don José María Blasio por $20.00, por un carruaje de lujo con 4 caballos para traslación de un cadáver. Es del 30 de septiembre de 1872 en la Ciudad de México, sin embargo no hay mayores datos que aporten información, para saber qué parentesco tenían entre sí, ni quien es el difunto. [22]

Existe una participación de bautizo de Ma. de la Luz. Nació el 5 de junio y se bautizó el 9 de agosto de 1882. Hija de Vicente Prieto, sus padrinos fueron José Luis Blasio y Adela Yglesias de Blasio. [23]

Por parte de la familia materna de José Luis Blasio había parientes apellidados Gamboa. Ya antes hablé un poco de ellos, pero es tiempo de retomarlos y también otros de apellido Guzmán.

Entre ellos puedo citar al licenciado José María Gamboa, nació en 1856 en la Ciudad de México. Era abogado e ingresó a la Secretaría de Relaciones, en la que llegó a ser subsecretario. Fue ministro en las Repúblicas Sudamericanas en el año de 1902. Escribió Leyes Constitucionales de México durante el S XIX. Estaba casado con Constanza ellos eran primos de José Luis Blasio y en las cartas que conozco mencionan constantemente a Virginia, a Chole y a Federico Gamboa, quien mantuvo mayor y profunda correspondencia con José Luis Blasio. También hay cartas en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado de Fernando Gamboa y Soledad Gamboa de Sagaseta, pianista que envía cartas a José Luis y a Adela desde Nueva York y Long Branch en 1881. [24]

Federico Gamboa, nació y murió en la Ciudad de México (1864 - 1939) desempeñó varias misiones diplomáticas. De 1908 a 1911 fue subsecretario de Relaciones Exteriores y ministro del ramo en 1913, con Victoriano Huerta, por lo que fue desterrado y regresa a México en 1923, antes de la muerte de José Luis Blasio.

Fue autor de las novelas Santa (1903) y La llaga (1910). Para el teatro escribió La última campana (1894), La venganza de la Gleba (1904) y Entre hermanos (1928).

Sus memorias publicadas con el título deMi diario (15 vols, 1907 - 1938), son documentos de interés para la historia del país y las letras mexicanas. Fue representante del realismo.

La relación entre José Luis y Federico Gamboa fue muy estrecha, eran más que familiares unos amigos muy cercanos. Su relación epistolar transcurrió entre el 15 de diciembre de 1888 y el 6 de septiembre de 1918 y sus cartas siempre las efectuaban para saludarse y comentarse algunas cuestiones de salud de la familia, aunque tocaban temas sobre política y otros.

De Guatemala le escribió Federico el 15 de diciembre de 1888, el 28 de febrero de 1890 y el 16 de marzo de 1900; le comenta que extraña México y que desea conocer su opinión sobre su obra Del Natural. [25]

Desde Washington le escribe el 19 de diciembre de 1904, el 12 de enero de 1905 y el 2 de febrero del mismo año y nuevamente el 22 de junio de 1905, dice en esas cartas que le perdona no haberle dado la noticia de la muerte de la "Chata", de quien desconozco el nombre y apellido.

Le felicita por haber realizado su obra sobre Maximiliano de Habsburgo y le dice cuanto lamenta no haber estado con él para prestarle sus servicios como escritor y que está muy contento por que habiéndole aconsejado tantas veces que escribiera un libro así, y se le haya concedido. Sobre el apéndice le comenta que aunque este muestra la alteza de sus sentimientos, tal vez pueda ocasionarle problemas.

Sobre el pago de su publicación piensa que fue poco y le expresa su deseo de que haga un segundo libro. Le sugiere que traduzca al inglés su obra y le recomienda también una persona idónea para hacerlo, pues considera tendría una buena acogida en Estados Unidos. [26]

Respecto a su obra le dice Federico Gamboa a Blasio: "Has hecho obra bella, interesante y de hombre honrado ¡bravo!" [27]

Otra vez desde Guatemala, escribe el 12 de enero y el 5 de abril de 1906, comentándole que en Nueva York no hay ningún tomo de su Maximiliano, prueba de que Raúl no ha remitido el libro para su venta en ese lugar. En Europa tampoco se halla todavía en las librerías, pero le augura cuando sea así, será todo un éxito. [28] 32-06 y 20-30

Desde México capital le envía una carta el 6 de diciembre de 1909, otra el 11 de agosto de 1910 y la última el 12 de octubre de 1911. Le dice que recibió carta del ministro de la Guerra y Marina y por si aún le es útil le remite un documento del cual no se aclara más; también le da su dirección en San Angel para que lo visite y le agradece por el pésame que le envió por la muerte de su hermano Pepe Gamboa. [29]

De Bruselas le envía tres cartas, el 28 de febrero de 1912 del mismo año, otra del 20 de abril y una más del 25 de junio. Le cuenta que en Brujas terminará su próxima novelaLa Llaga y que ya no piensa ir a Berlín. Le habla sobre Maximiliano y Carlota, pero los datos importantes de ésta carta los citaré en el capítulo que trata la etapa en que José Luis trabajó para el emperador.[30]

En Wendieyne, el 27 de agosto de 1912 la hace saber que se enteró de la muerte de Guillermo y que espera se traduzca Santa en Dinamarca.

Una vez más desde Bruselas le envía un pequeño recorte de periódico el 5 de noviembre de 1912, el 27 de diciembre del mismo año le pide "una carta clara e íntima". [31] 20-25 y 20-31

Desde Estocolmo hay una misiva sin firma, ni remitente, dirigida a Blasio, felicitándole por el nombramiento de ministro de Relaciones Exteriores de Federico Gamboa. [32]

Hay una carta que envía Federico Gamboa desde Gálveston, el 20 de enero de 1915, desde 2113 Avenue H. a Blasio. La carta no tiene firma, sin embargo Federico era la única persona que le decía Fatman a Blasio como sobrenombre cariñoso por lo que se puede deducir su autoría. [33]

La licenciada Patricia Galeana, directora del Archivo General de la Nación realiza el prólogo a la última edición deMaximiliano Intimo publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México y hace mención equivoca de ésta carta, que valdría la pena aclarar.

Decía antes que dicha carta enviada no tiene firma y sólo el conocimiento del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado puede permitir a un historiador o lector deducir que era una carta de Federico Gamboa, sin embargo la licenciada Galeana afirma en su prólogo que es una carta de José Luis Blasio a su amigo "Fatman" y esto hace pensar que Fatman era el nombre de otra persona y no su propio apodo que traducido al español puede ser "gordito" o "gordo", ya que Blasio desde su edad madura había perdido la esbeltez de su juventud.

Federico Gamboa explica a Blasio su situación económica mala a partir de su expatriación y la licenciada Galeana da a entender que Blasio era el expatriado[34] , cuando que éste jamás se encontró en esa condición.

También afirma que Blasio trataba de "remediar su situación económica escribiendo para la Revista Universal de Nueva York", por un pago de 20 dólares por dos artículos, cuando que el que escribía era Federico Gamboa.

Mientras en la carta Gamboa se preocupa por no poder conseguir trabajo y ver que su futuro no es "halagüeño" dice: "Y menos aún, si se toman en cuenta las noticias que la prensa en los EE UU a diario publica sobre nuestra situación política, y que son a cual más negra y desconsoladora... Fiemos en Dios, sin embargo, con la certidumbre que él y solo él pondrá término a las desventuras nacionales e individuales cuando lo considere oportuno y conveniente. ¿Qué sabemos nosotros de lo que se proponga y haya resuelto? " [35]

Sobre esto dice Patricia Galeana que: "Desde el extranjero, Blasio considera que la situación del país no es menos terrible que la suya, "cual más negra y desconsoladora". Sin precisar cuál podría ser la solución a los males nacionales, prefiere pensar que las cosas se arreglarán por mandato divino". [36]

Enseguida del comentario de Gamboa que transcribí, platica a Blasio:

""La confesión de un palacio" da sus primeros pasos muy lentamente; que aparte de que tal es la regla para cualquier obra literaria de aliento, cuando se la comienza, en esta ocasión tropiezo con la carencia de mis libros y notas, y con la falta de ecuanimidad indispensable en las empresas de ese linaje. El temor de verme desprovisto de recursos, me preocupa hondísimamente..." [37]

Al respecto la licenciada Galeana dice: "A pesar de sus penurias económicas, Blasio tenía el propósito de seguir escribiendo. Así le comenta a su amigo Fatman que se dedica a la escritura de una obra que pensaba titular la Confesión de un Palacio. Sin embargo el haber dejado en México su biblioteca significó un gran obstáculo para su trabajo". [38]

Esa obra reitero era de Gamboa, no de Blasio y respecto a la biblioteca mencionada, efectivamente la dejó Federico Gamboa en México. La biblioteca de Blasio tuvo un fin que explicaré en otro capítulo.

La licenciada Galeana dice que la Confesión de un Palacio no se publicó y sólo fue publicado Maximiliano Intimo, cosa cierta en cuanto a Blasio pues fue su única obra publicada.

Las cartas "inéditas" que menciona son parte del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado, donado en fotocopias por el general Ernesto Cuevas Alvarado a través de mi persona el de 14 de julio de 1995, al Archivo General de la Nación, firmado por la licenciada Patricia Galeana aunque ella no le da ningún crédito a mi padre, ni menciona su Fondo.

Otro error que encuentro digno de mención en cuanto a éste prólogo, es que la licenciada Galeana dice que Blasio, "movido por la indignación que le causó la discusión sobre las traiciones de Leonardo Márquez y Miguel López, decidió escribir el libro que ahora se reedita, para referir todos los hechos que a él constaron". [39]

Digo que es otro error, ya que el motivo para hablar de dichas traiciones lo plasmó Blasio en el Apéndice, la intención de escribir la obra fue dar a conocer lo sucedido en el Segundo Imperio, sobre todo dar a conocer su versión sobre Maximiliano de Habsburgo como se referirá en otro capítulo.

Hay una carta donde Federico Gamboa le manifiesta su cariño desde El Prado #101, "Richmond House" en La Habana, el 3 de noviembre de 1915 y otra similar también desde Cuba el 12 de enero de 1918. [40]

Blasio le escribe a su primo Federico desde México el 21 de diciembre de 1917 manifestándole la pena por la noticia de que su esposa María esté tan enferma y el 6 de septiembre de 1918 le felicita por la exposición de la película "Santa". [41]

Federico Gomboa y José Luis Blasio, mantuvieron una constante e interesante comunicación, intercambiaban experiencias y opiniones, como el comentario que hizo Federico de la posible publicación de Maximiliano Intimo en Estados Unidos, además de hacerle muchas recomendaciones al respecto. Se comunicaban sus experiencias literarias que disfrutaban mucho, además de siempre preocuparse por la familia.

De parte de la misma familia materna de José Luis, otro familiar fue Guillermo Prieto Pradillo (1818 - 1897). Fue poeta y político liberal, periodista y dramaturgo. Nació en la Ciudad de México y pasó su niñez en el Molino del Rey, a un lado del Bosque de Chapultepec, en donde el administrador del molino y la panadería era su padre José Ma. Prieto Gamboa. Su madre fue doña Josefa Pradillo Estañol, quien perdió el juicio a partir de la muerte de su esposo en 1831, así que quedó Guillermo Prieto desamparado, no obstante lo cual continuó sus estudios y llegó a colaborar en importantes periódicos como crítico teatral y periodista.

Fue diputado del partido liberal en varios periodos, incluyendo al Constituyente de 1857; con Mariano Arista fue senador y ministro de Hacienda con Juan Alvarez y Benito Juárez. Sostuvo el Plan de Ayutla.

Sostuvo el Plan de Ayutla. En 1890 el periódico La República lo nominó como el poeta más popular. Utilizó el seudónimo de Fidel. Su primera obra fue El Alférez, estrenada en teatro en 1840.

Perteneció a la Academia de Letrán de la que fue fundador y su estilo literario puede considerarse dentro de la escuela romántica.

Sus principales obras son: La musa callejera y El Romancero Nacional. En la última ensaya la poesía épica e Ignacio Manuel Altamirano le llama el "poeta nacional". Muere en la Villa de Tacubaya, D. F.

Fueron también parientes suyos la señora Manuela Alvarado Camacho, casada con el general de división Guadalupe Cuevas y Mota, mis abuelos, don José Luis Blasio y Manuela Alvarado eran primos lejanos. Ella fue hija del segundo matrimonio de su madre, sus hermanas fueron María de Jesús y Catalina, mayores que ella y Francisca y Rafaela menores. Esta última fue revolucionaria y vivió o casó con el general. zapatista, Genovevo de la O, pero fue precisamente ésta rama de la familia emparentada con los Estañol y a su vez con los Gamboa, Prieto y Pradillo. Catalina estuvo casada con Francisco Estañol.

Guillermo Prieto Pradillo, es familiar de José Luis Blasio por parte de la madre de éste, pariente del padre de Guillermo Prieto, José Ma. Prieto Gamboa y a su vez por parte de la madre de Guillermo, la señora. Josefa Pradillo y Estañol. Federico Gamboa a su vez descendía de la familia del padre de Guillermo Prieto. La familia Cuevas Alvarado además estaba emparentada con la familia Estañol.

El primer marido de Cipriana Camacho fue el señor Tenorio Estañol, de cuyo matrimonio nació el mencionado Francisco Estañol, que se casara con su propia sobrina Catalina.

En otro capítulo mencionaré como don José Luis Blasio y Elisa Yglesias vivieron en casa de la familia Cuevas. Ambos fueron padrinos de bautizo, el 5 de mayo de 1914, en la Parroquia de la Sta. Veracruz, de Ernesto y Alfonso Cuevas Alvarado, hijos de Guadalupe Cuevas y Manuela Alvarado.

José Ma. Iglesias fue el tío de Adela Yglesias la esposa de José Luis Blasio (1823-1891). Fue jurista y político y nació en la Ciudad de México. Desempeñó el cargo de ministro de Gobernación en el último gobierno de Santa Anna. Al triunfo del Plan de Ayutla, Guillermo Prieto le dió un cargo en la Secretaría de Hacienda.

En 1857 el Presidente Comonfort le nombró Ministro de Justicia, negocios eclesiásticos e instrucción pública. En la Guerra de Reforma se redujo a la vida privada, pero difundiendo la causa liberal en la prensa. En San Luis Potosí el presidente Juárez le nombró visitador de la Administración de Rentas de la capital del estado y después ocupó el Ministerio de Justicia.

En 1876 se iban a celebrar elecciones presidenciales y su cargo como presidente de la Corte de Justicia lo acreditaba como vicepresidente de la República Mexicana, sin embargo, Lerdo de Tejada se reeligió, Porfirio Diáz se levantó en armas y él se ocultó en Salamanca Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Jalisco y San Luis Potosí en donde le reconocieron como presidente, las fuerzas porfiristas le obligaron a irse a San Francisco, California y luego a Nueva Orleans. Estableciéndose en Nueva York, escribió La Cuestión Presidencial en 1876,en donde narró la historia de su efímero gobierno. Regresó a México en octubre de 1877 y separado de la política murió en la Villa de Tacubaya, D.F. Su esposa fue doña Juana Calderón de Iglesias y su hijo Fernando (1856 - 1942) fue un historiador nacido en la capital. Opositor al igual que su padre, del general Porfirio Díaz, de 1912 a 1913 fue senador por el D.F. y nuevamente lo fue de 1920 a 1924.

Ocupó altos puestos en el Servicio Exterior Mexicano. Publicó varias obras históricas, destacó como periodista llegando a acusar a Victoriano Huerta como usurpador y responsable de los asesinatos de Madero y Pino Suárez, lo que le llevó a prisión en San Juan de Ulúa.

Por cartas localizadas en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado, pude conocer que Angel Iglesias fue otro de sus familiares y tal vez también José Volante[42] , que le llama a José Luis Blasio "primo", lo mismo sucede con Francisca W. de Stein.[43] y Guadalupe Espinosa envía dos cartas a Adela y José Luis Blasio, mandándole saludos y despidiéndose como "su prima". [44]

Cipriano Espinosa, le dice a José Luis Blasio que desea hacerle llegar $80.00 al velador en Roma, Sebastián Olvera, por medio de Eusebio Gayosso. Quizá pueda también ser su primo. [45]

Soledad Guzmán también dice ser prima de José Luis Blasio y Adela en varias cartas y menciona con constancia a Concha Gamboa, que bien puede ser pariente de Federico Gamboa.

RELACIONES SOCIALES


Los datos que a continuación presento, son tomados únicamente de las cartas localizadas en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado y van desde correspondencia frecuente con amigos, hasta una simple receta médica del doctor Leal hijo, del 19 de octubre de 1896 y aunque es información dispersa entre uno y otro documento, son importantes de mencionar.

El 1º de enero de 1846 en papel membretado de la "Correspondencia Particular del Ministro de Estado y del Ministro del Despacho de Guerra y Marina", escribe al coronel Cayetano Montero que por los documentos oficiales que le remite, verá el establecimiento de la nueva Administración bajo los auspicios de la paz y esperando poner en pié al Ejército brillante para defender el honor y derecho de la República Mexicana contra los "yankis" es imposible que un veterano como el mencionado coronel deje de prestar servicios. De oficio le ordena obedezca al Actual Supremo Gobierno y se ofrece a su disposición en el Ministerio de Guerra y Marina, puesto conferido por el presidente interino don Mariano Paredes y Arnillaga. [46]

En México, el 21 de enero de 1855, el señor Pedro Ordáz, le informa a José Luis Blasio que "tiene un pagaré de $50.00, una libranza de Pagaza y una libranza de Carlos Campos, le pide no deje de recoger los documentos vencidos además de que si ve a don Nicolás le diga que le apena su enfermedad". [47]

Al día siguiente le envía otra carta dándole el pésame por la muerte de Nicolás Randón y habla sobre cuentas, vales y réditos. [48]

Estando en la Habana el señor Ramón Lavalle, "Cónsul General del Imperio Mexicano" en la ciudad mencionada, le dice a José Luis Blasio que mantiene en su poder la carta que su majestad el emperador le adjuntó (seguramente con otros documentos), para entregarla al general Usuya. Carta fechada el 25 de febrero de 1867. [49]

Se encuentra una carta del doctor Baschle, que escribe a Blasio desde Viena el 27 de abril de 1867 al señor D. N. Fernández, cónsul de Chile en México, por cuyo conducto compró una barra (de algún metal pues lo hizo en una mina) y le pide le envíe la copia del certificado de venta o si le es posible la venda un poco más de lo que la compró. [50]

Manda desde París, F. M. del Barrio, el 4 de febrero de 1868 una carta a José Luis Blasio, en donde comenta no le ha ido bien pues el gobierno le vendió una propiedad a su vecino Bermejillo "por nada" debido a que no había pagado las contribuciones en el tiempo del Imperio. [51]

Hay dos cartas escritas a Blasio por una persona llamada Carlo, pero la letra me hace pensar que son dos personas diferentes aunque homonimas, uno de ellos firma pero no es legible su apellido, pero probablemente sea "Wurn".

La primera esta escrita en Bressa none el 24 de junio de 1868. En ella le platica de su viaje de Viena a Trieste, que fue encantador. En Trieste lo esperaba su hermano y con el visitó San Marcos y el muelle. También visitaron "Piazza grande" y otros sitios.

En Verona el tren se detuvo cinco veces y en la tarde partieron para Bolzano luego a Bressanone. Detalla su estancia en un hotel llamado "Graben di Vienna". Menciona que ahí recibió una foto de "Carlo".

Le pide saludar a Ida, Laura, Carlo y Emma. [52]

La otra carta de Carlo está escrita para Blasio el 7 de noviembre de 1868 que al parecer se encontraba en París. Le dice que supo que salió de Bruselas a París y retornaria a Viena .[53]

Hay una carta redactada por Fedet Leindert a José Luis Blasio. Le dice que espera arregle su negocio para que regrese. En el paquete francés llegaron 11 condecoraciones de las personas que habían adquirido méritos en el gobierno de Maximiliano y piensa que el gobierno austríaco se equivocó, ya que a él no le condecoraron, siendo que prestó más servicios que los que prestaron juntos todos los condecorados. Carta fechada el 29 de abril de 1868. [54]

Pedro A. Gonzalez escribe desde París el 3 de septiembre de 1868 a José Luis Blasio, quien por medio del general Arellano le cuenta que fue a Trieste y a Miramar, pero no se atrevió a buscar a la familia de Maximiliano y por sentimental ya no se atrevía a ir a Viena. [55]

Desde Hofstall Strape el 15 de octubre de 1868, aclara Allanegal Ortega a Blasio, que las fotos que llevó a la señora Almonte no son de la tumba, sino de la corona que los archiduques dedicaron a su majestad. [56]

En 1867 escribe E. Posonyi a Mofloynbonnol en alemán. Hay otra del mismo autor escrita en francés en Viena el 21 de octubre de 1868. [57]

Carta escrita en México el 3 de agosto de 1869 al licenciado Posonyi por Blasio. Le dice que en México la Ley del Estado Civil sigue vigente. Le pregunta si sigue el "negocio contra Sánchez Navarro" y que tiene $50,000.00 que le pertenecieron a Maximiliano, por las acciones del camino de fierro de Chalco. Navarro le dió un recibo en México de $50,000.00 a Pedro C. Negrete, secretario de las Ceremonias de la Corte, recibo que está en Viena, fueron documentos remitidos a la Corte de Austria para el Almirante Tegettof, por lo que no hay que desistir del negocio. Sánchez Navarro afirma que Maximiliano no tenía nada a pesar de ese recibo y se pregunta por qué entonces reclama del barón de Magnus $10,000.00 que le remitió en México de la pérdida de Querétaro, cuando su majestad, ya era prisionero del enemigo. [58]

El señor Rafael Gonz Hoz, le escribe a Blasio el 8 de julio de 1874, le informa que puede ocupar la casa de los altos #35, no hay mayores datos. [59]

Roberto Limelette Vanderlynden fue un ingeniero y oficial belga que tenía una gran amistad con Blasio y se escribían con una gran frecuencia por ejemplo el 31 de diciembre de 1874 José Luis escribe a Limelette diciéndole que le envía el "diploma adjunto" y el dinero para que entregue 525 francos a cargo de Edmond Vanden Wyngaert situándolos en la casa de G. Koninky. Vanden Wyngaert le pagará luego. [60]

En una carta más le habla Limelette sobre un negocio que le encargó, le dice que guarde el despacho y le mande copia certificada y legalizada por el cónsul de Bélgica. Le pide no olvide que Maximiliano lo condecoró como comendador de la orden de Guadalupe y que era teniente coronel de Estado Mayor facultativo. Le habla de su trabajo allá. Escrita en Bruselas el 10 de enero de 1875.

Desde el mismo lugar, el 6 de febrero de 1875, Limelette le dice que el 8 le envía un paquete y el 1º de marzo otro más para remitirle el completo de la cantidad. Menciona al señor Koninky. [61]

Menciona Blasio en un escrito, que le consta que Limelette fue empleado del Imperio desde un principio en el Gabinete Civil y luego en el Militar, además de haber sido condecorado por el emperador. [62]

Habla de un certificado, sin mencionar de qué, que Limelette lo llevaría personalmente al Ministerio, pues hay intrigas como las del "miserable Eloin". [63]

En otra carta fechada en México, el 15 de noviembre de 1876, le envía Blasio a Limelette "100.00, que son 500 francos, de ésta suma recibió por medio del señor Vander Wyngaert la primera parte de 250 francos y la segunda de 100 francos que son 350 francos y el resto están a favor de Limelette y a la orden del señor M. G. Koninky Anveres. [64]

Le envía a José Luis Blasio una carta el señor José Antonio de Mendizábal, le dice que recibió por medio de Pedro de Havo su certificado de autenticidad del reloj que le vendió Feliciano Rodríguez (posiblemente sea el reloj que perteneció a Maximiliano y que en algún momento empeñó Blasio, aunque no tengo elementos para asegurarlo). Fechada el 20 de noviembre de 1876. [65]

Enriqueta y Ernestino (de quienes no conozco el apellido) le envían a José Luis Blasio un recado, diciéndole que puede pasar a su casa cuando guste. Fechado el 12 de octubre de 1883. [66]

Juan Ruiz Esparza, en México, en febrero de 1887 envía una tarjeta a Blasio para participar su nuevo domicilio en la casa #1 de la calle Chavarría en donde se pone a sus órdenes. [67]

Gonzalo A. Esteva (1843 - 1927), fue un allegado amigo de José Luis Blasio. Nació en Veracruz, fue diplomático y periodista. Seguramente por su amistad, se encargó de la tipografía en 1879 de los Estatutos de la Sociedad de Socorros Mutuos.

El mismo Esteva el 18 de mayo de 1887 le envía una carta a Blasio en donde le dice que está publicando en El Nacionalcuanta información le ha llegado sobre la infame traición de López al emperador Maximiliano, que no puede pasar por inocente y le pide le envíe cuantos datos tenga de quien entregó a Maximiliano "como Cristo por ese nuevo Judas".[68]Sobre dicha traición hablare en otro capitulo.

Contesta José Luis Blasio la carta de Esteva que le envió el 18 de mayo. Le responde el 23 de mayo del mismo 1887, que de conformidad con lo que hablaron el día anterior, le manifiesta que el día siguiente por la tarde pasará Blasio a dejarle a su casa algunos apuntes sobre los datos que desea. [69]Le pide que su nombre no aparezca para nada, pero que puede decir que son datos aportados por alguien que estuvo siempre cerca del emperador, que tuvo toda su confianza y fue testigo de cuanto pasó.

El doctor Agustín Reyes participa de su nueva dirección en los Bajos de San Agustín #7, donde se ofrece a sus ordenes. Fechada el 14 de febrero de 1889. [70]

Desde Veracruz, el 9 de abril de 1892 el doctor Blásquez le envía una carta a Blasio, pidiéndole un préstamo de $100.00, esperando se los devuelva en un mes.

Tuvo un amigo francés, el señor Edmond Cotteau que le enviaba cartas desde París, alrededor de 1886 y otro, no sé de que nacionalidad, pero que le escribía en francés desde Bruselas, el señor G. Koninky Anveres. Las cartas son prácticamente ilegibles.

Hay una carta de Juan Dios Peza con un membrete de la Secretaría Particular del Ministro de Comunicaciones y Obras Públicas, escrita en México el 8 de septiembre de 1897 donde le pide a Blasio la diga al señor Antonio Ma. Campos que lamenta no tener tiempo para hacer algo por él pues está muy ocupado. [71]

Blasio escribió al señor Vlademar Brumer administrador general del Ferrocarril Mexicano, en México el 3 de noviembre de 1902 refiriéndose a su labor en dicha institución. De ésta carta hablaré en otro capítulo.

Desde Hall Mass, sin datos del remitente, el 8 de noviembre de 1902, le envían una carta a José Luis Blasio, platicándole de sus serios problemas personales y con la línea de Durango Gutiérrez para volver como Ingeniero Jefe y la dificultad de conseguir trabajo y sus problemas laborales con Boss y Guzmán. [72]

Luis B. Casas Jr. (como Jr. firma él mismo), era hijo de Luis B. Casas, que tenía una imprenta llamada "El Libro Diario". Le envía una carta ya que debido a una cuenta a pagar en el banco, le pide se presente en su casa para hablar sobre el negocio del que habían hablado. Fechado el 21 de mayo de 1903. [73]

Escribe G. Manthiewiers a José Luis Blasio que está de acuerdo en contribuir con $30.00 para el réquiem de Maximiliano. Fechado en México el 3 de junio de 1910. [74]

El señor Federico Regentier, frecuentemente le escribía a Blasio con notoria confianza, pidiéndole refrendara su boleta de empeño. Las cartas las enviaba en 1909 desde Oaxaca. [75]

En carta fechada el 1º de agosto de 1906, le escribe a Blasio Luis García Pimentel que sobre la carta del señor Septién, comentarán lo correspondiente y para ello irá a su casa a las 4:30. [76]

Luis García Pimentel. (1855 - 1930). Fue amigo de José Luis Blasio. Le envía una carta desde París, el 5 de mayo de 1910. En ella le pide representarlo en las próximas honras del emperador, de Miramón, Mejía y Méndez y le pide se haga constar en las crónicas de "nuestros periódicos" ese hecho. El 19 de junio dispondrá se digan misas en París y en Viena. [77]

En carta, enviada desde Estocolmo el 18 de mayo, por Juan Hanel, le dice que pasó por Viena y le dejó la tarjeta de José Luis Blasio al señor Neumann quien se acordó de él y le platicó de los recuerdos que él le traía. Comenta que no pudo entregar la carta al ministro Francisco Gamboa en Bruselas, ya que no viajó a ese lugar y se la envió por correo. [78]

También desde Estocolmo, el 17 de julio de 1913 envía el mismo señor Juan Hanel a Blasio una carta pidiéndole le diga al señor Federico Gamboa de la Secretaría de Relaciones le ayude, que haga justicia mejorando su situación. Hanel fue cónsul de México y le ofrecían hacerlo cónsul general de 3ª clase, pero no se le cumplió y aún espera poder lograrlo. [79]

La señora Dominga Licea, le envía una lista relacionada con saldos, abonos y réditos que van desde 1916 a 1918. [80]

Blasio certifica el 15 de noviembre de 1917 que la sortija que tiene el señor Alfonso Lucas de Barrés es la auténtica que pertenecía a Maximiliano[81] , sin embargo en otra fechada en México a 4 de agosto de 1917, que es anterior había negado tal autenticidad. [82]02-03

Una carta de Alfonso Lucas de Barrés, en la que le escribe al señor Guillermo Lorenzo cónsul de Austria-Hungría, le dice que lo visitaba con José Luis Blasio, para ver si puede interceder por quien desempeñara tan delicado cargo con Maximiliano, esperando que la casa austro-húngara pudiese ayudar con una pensión a José Luis Blasio que pasa por una situación económica muy difícil. Fechada el 26 de julio de 1918. [83]

El señor Barrés, secretario del Casino Español México, le envía un memorándum en el que le otorga a Blasio la tarjeta de visita para cuando deseé concurrir al casino. Fechado en México el 9 de enero de 1920. [84]

Julio Pérez Barquín, le escribe desde Sevilla a José Luis Blasio el 17 de agosto de 1923, le dice que se enteró que él fue una de las personas a Europa con la emperatriz Carlota que, con ella venían dos damas de honor, Lucrecia y Teresa Perugo que fueron tías de Julio Pérez y le pide información al respecto.

G. Bernstein le escribe a Blasio para saber si la "Srita. Iglesias" ya le envió la cocinera que le pidió. La nota no tiene fecha alguna.

Otras personas que le enviaban cartas a Blasio era el señor Ramón Oluga y el señor Wennisch, lamentablemente son casi ilegibles.

También hay copias sin fecha de la diligencia preparatoria a juicio ejecutivo mercantil que lleva a cabo el licenciado Manuel Cervantes Noreña apoderado de Carlos Mayer contra Blasio y Francisco Cortés por la deuda de $400.00, más réditos, gastos, etc. [85]

Hay una tarjeta de presentación de Francisco Mullins alojado en el hotel Comonfort Cuarto 33. [86]

En resumen, la vida social de Blasio fue intensa y esto se refleja en las cartas del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. Tuvo grandes amigos y mantuvo relación constante con ellos, siempre de forma gentil y caballerosa.

TRABAJO


Son tres las etapas en la vida laboral de don José Luis Blasio. La primera es la relacionada con su colaboración al lado de Maximiliano de Habsburgo; la segunda en el Ferrocarril Mexicano y la tercera como tenedor de libros en empresas varias.

Podría decir que en su primera faceta es en donde el señor Blasio adquiere algún relieve dentro de la historia mexicana y digo alguna porque siendo un empleado tan cercano al emperador y siendo de cierto modo mencionado por autores diversos, no tuvo un desempeño personal decisivo que le llevara a ser un personaje histórico relevante por sí mismo, por su propia actividad.

Sea como fuere, su cercanía a Maximiliano le hacen ser lo suficientemente interesante para dedicarle un estudio y además de que su obra Maximiliano Intimo, está cargada de datos importantes que aparte de ilustrar la historia del Segundo Imperio, nos permite saber cómo fue la vida del mismo Blasio; ya que fuera del archivo particular del general Ernesto Cuevas Alvarado, son los recuerdos del propio Blasio los que nos permiten conocerle, ya que muy pocos autores hablan sobre él y si lo hacen es someramente casi en su totalidad, exceptuando al príncipe Salm Salm que por haber tenido contacto con él nos mostró en su obra algunos acontecimientos de interés; pero que de hecho son narraciones de hechos similares o las del mismo Blasio.

La única obra hasta hoy publicada a Blasio y más que Blasio es a su obra, es la de don Luis Pérez Verdía, Impresiones de un libro, que es en realidad una crítica total a la versión de los hechos que da don José Luis Blasio. Para Pérez Verdía el error elemental fue que Blasio en su publicación no aportara prácticamente nada nuevo. Quizá cualquier lector, sea o no historiador podría haber esperado que su obra hubiese sido más extensa o que hubiera dicho más de lo que hizo, pero para Blasio por sus propias palabras, tenía sólo la intención de contar lo que vivió, sin hacer polémica, sin ahondar más allá de lo que sus propios ojos vieron y de algún modo contar el por qué de su afecto y fidelidad al emperador.

La narración de su libro consta de 17 capítulos en su primera parte, Blasio realiza la segunda en 4 capítulos, de 10 la tercera y de un apéndice dedicado a la traición del coronel Miguel López y fue editado por la viuda de Charles Bouret en el año de 1905.

El 11 de junio de 1864 entraron a la Ciudad de México los emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota su esposa y fueron recibidos pomposamente por la alta sociedad mexicana, el alto clero, el cuerpo municipal, el ministro de Francia, M. de Montholon, el general Bazaine y el general Neigre.

El día 12 en las calles y en los templos se festejaba la llegada de sus majestades a todo repicar de las campanas. Al frente de la comitiva iba el regimiento de lanceros mexicanos, obedeciendo ordenes de su coronel López. Venían escoltando a sus majestades desde Veracruz y después fue llamado Regimiento de la Emperatriz. La seguía el regimiento de cazadores de Africa y los húsares franceses que precedían la carroza imperial.

Los soberanos se dirigieron a la Catedral y luego a Palacio. Fue entonces cuando José Luis Blasio vio por primera vez y tan sólo por unos instantes al emperador, quien lo deslumbró por su arrogancia, majestuosidad, su esbeltez, su mirada azul, bondadosa y profunda y su barba dividida en dos que le daba el aspecto total de majestad.

Las fiestas imperiales duraron 15 días y en unos cuantos más, la señora Genoveva Prieto recibió una carta en la que se le participaba que su hijo de 15 años (no menciona el nombre de su hermano el señor Blasio, pero Francisco y Vicente fueron militares y como no tengo datos precisos de sus fechas de nacimiento no puedo asegurar cuál de los dos podría ser el hermano del que habla, aunque ya en el capítulo anterior mencioné mi sospecha al respecto de que pudo ser Vicente) que había desaparecido meses antes del hogar, para lanzarse a la revolución, estaba prisionero en la Martinica (cárcel de la callejuela). Fue hecho preso por una fuerza francesa que perseguía a la guerrilla de Nicolás Romero y que probablemente sería pasado por las armas.

El padre de José Luis, el señor Luis Gonzaga Blasio había muerto repentinamente en Palacio siendo ayudante de campo del presidente don Félix Zuloaga y comenta Blasio en su obra que siempre sirvió en las filas del ejército conservador, en vida fue querido y estimado por sus jefes y a su muerte dejó gratos recuerdos entre los militares.

A los antiguos amigos de su padre, acudió su madre para ser aconsejada y protegida en aquel grave problema.

Varios de ellos firmaron una solicitud pidiéndole al emperador perdonara y libertara al joven, teniendo en cuenta que apenas se iniciaba su juventud.

Una mañana doña Genoveva, acompañada por José Luis, fueron a Chapultepec. Ahí aparecieron dos picadores vestidos de jockeys, que precedían el carruaje de los emperadores y que recibieron los pliegos petitorios. Poco tiempo después el muchacho estaba libre. Desde entonces es fácil deducir que iniciaría para José Luis una enorme gratitud por los emperadores.

Un amigo de familia que tenía buenas relaciones entre los oficiales franceses, le manifestó a José Luis, que un oficial belga, Roberto Limelette Vanderlynden empleado del gabinete del emperador le había preguntado si conocía a alguien que hablara francés para servir de intérprete al ingeniero Félix Eloin, que también era belga y gozaba de influencia ilimitada con el emperador, sin que nadie supiera por qué, pero era recomendado de Maximiliano por su suegro el rey de los Belgas.

Blasio fue admitido como intérprete a las personas que deseaban hablar con el señor Eloin, además de traducir cartas y sellar la correspondencia para los ministros de México en el extranjero.

Pocos días después se entrevistó con el emperador, estaba trabajando cuando llegó su majestad por una escalera de caracol que conducía a la pieza en que laboraba, en el primer piso del ala izquierda del Palacio. Por primera vez, muy de cerca, pudo Blasio contemplar al emperador y éste le preguntó si tenía mucho trabajo y si estaba a gusto con él.

Poco después Eloin fue enviado a Europa como pretexto para alejarlo de la corte y fue sustituido por el comandante Loysel y luego por el capitán Pieron.

Maximiliano había viajado a Orizaba y después fijó su residencia en la hacienda de Jalapilla a una legua de Orizaba y de allí pidió a Loysel unos documentos que en el gabinete existían y quería le fueran enviados no por correo, sino con un empleado, por temor de que se perdieran y para ello Loysel comisionó a Blasio con una buena escolta, tardó dos días en llegar y al hacerlo buscó al coronel Feliciano Rodríguez quien le proporcionó un carruaje para llegar a la hacienda, había un profundo silencio y vigilancia por parte de los centinelas de los húsares austríacos y soldados del regimiento de la emperatriz.

Blasio se dirigió a la hacienda, a la habitación del entonces secretario particular de Maximiliano, Nicolás de Poliakóvitz, austríaco, joven, políglota. Este le pidió los pliegos a Blasio y que regresara a dormir a Orizaba, además de presentarse al día siguiente a recibir órdenes del emperador. Así lo hizo y Maximiliano le invitó a quedarse ahí unos días para descansar.

Durante su estancia Maximiliano despertaba a las 4 a.m. y llamaba a Poliakovitz para el acuerdo hasta las 7 p.m. En esos días Maximiliano ocupó en extractar expedientes y copiar cartas a leerle documentos para anotar su acuerdo al margen.

En los primeros días de estancia en Jalapilla, llegaron llamados por el emperador, el ministro de la Guerra, Juan de Dios Peza y el conde de Thun que mandaba la legión austríaca, para tratar con Maximiliano la reorganización del ejército mexicano y el resultado fue que se escribiera una carta al mariscal Bazaine, a quien Napoleón III ascendió a tan alto grado para que Thun se dedicara a dicha reorganización, lo cual lastimó a Bazaine y aumentó el antagonismo entre austríacos y franceses.

Después de las conferencias, el ministro de la Guerra regresó a México y Thun para Perote, luego a Jalapa y luego a Huatusco.

El 19 de mayo salieron de Jalapilla a Jalapa y Blasio fue uno de los acompañantes de Maximiliano, hasta San Juan Coscomatepec y luego a Huatusco, hasta llegar a Jalapa, en donde su entrada fue triunfal, donde después de un gran recibimiento dedicó unos días el emperador a visitar escuelas y hospitales y luego volvieron a Coatepec.

En una de esas excursiones Poliakovitz montaba un brioso caballo, éste se espantó y derribó al secretario, causándole la fractura de un brazo. Enseguida fue conducido en una camilla a su habitación. El médico que lo atendió dijo que tardaría unas semanas en recuperarse, así que ese hecho hizo que ingresara Blasio a la secretaría particular de Maximiliano, ya que el emperador ordenó que el mismo Blasio recogiera los documentos, cartas, inclusive una cartera que contenía las claves de cifras para las comunicaciones reservadas con los ministros en el país y en el extranjero y con los gabinetes civil y militar. También recogió objetos personales de Poliakovitz.

A las 4 a.m. del día siguiente de su nombramiento como secretario particular de Maximiliano, éste le llamó para transmitirle sus órdenes y para firmar las cartas ya preparadas desde la víspera.

Al terminar el acuerdo, Blasio pasó a su habitación para poner las cartas en sobres y poner en valijas los documentos de los ministerios a partir de entonces.

A las 9 a.m. almorzaba con el emperador en su pieza en una mesa para dos personas, siendo Blasio desde ese día su acompañante, tanto en el palacio imperial en México como en Chapultepec. Sólo en Cuernavaca, como en Jalapilla no fue su acompañante único."Esta alta distinción no había sido concedida a los secretarios anteriores y no dejó de atraerme la mala voluntad de los cortesanos, especialmente de los extranjeros, que no podían tolerar que un humilde joven mexicano, gozara de semejante privilegio". [87]

El 2 de junio salieron Maximiliano y Blasio de Jalapa, se fueron en su coche de viaje, en donde el soberano incluso compartía con José Luis su "plaid", para taparse las piernas. Blasio se acostumbró a escribir en el coche porque tenía que ir anotando en los viajes el acuerdo del emperador.

Llegaron a Perote muy bien recibidos, en donde se encontraba al mando el general conde Thun. El 4 salieron de ahí, tomaron las cumbres de Acultzingo, luego llegaron a la hacienda Ojo de Agua y al día siguiente se fueron a Amozoc.

El 6 el emperador entró triunfalmente a Puebla. Ahí se le preparó una recámara muy fina para Maximiliano y Carlota, pero como siempre ordenó que en otra habitación instalaran el catre del emperador.

Mucho se ha dicho sobre la vida marital de la pareja imperial, que a mi parecer en mi tesis no son de interés, lo importante es que dicha pareja por los motivos personales que hayan tenido, no tuvieron hijos y Maximiliano de Habsburgo había aceptado por heredero al príncipe Agustín de Iturbide.

Al respecto es interesante la siguiente cita:

"Los intervencionistas mexicanos, como dice el sr. Iglesias Calderón, han dicho que buscaron en el Imperio un gobierno firme, un gobierno estable, un gobierno inconmovible, y ¡cruel ironía! para fundar esa estabilidad no encontraron nada mejor que la creación de una monarquía hereditaria con un príncipe sin herederos." [81]

La emperatriz tenía como dama de honor a la señora de Pacheco y acostumbraba con frecuencia hacerse acompañar del conde de Bombelles, jefe de la guardia palatina.

Los emperadores entraron por segunda vez a Puebla en donde el 7 de junio se anunciaba el segundo cumpleaños de Carlota, en donde casualmente había pasado el primero. Maximiliano a petición de Carlota liberó a 235 presos de guerra y a 15 más por delitos del orden común.

Pocos días después, desembarcó el nuevo ministro francés M. Dano, quien venía a sustituir a M. Montholon que había sido llamado por Napoleón.

Como Maximiliano preparaba su regreso a la capital, las solicitudes de audiencia aumentaban y el trabajo de Blasio había llegado a ser excesivo. Al ver Maximiliano el afán de Blasio por despachar los asuntos le dijo:

"Ud. no vuelve ya a su oficina, escriba Ud. a Loysel que queda Ud. nombrado con el título de empleado de los sitios imperiales y viajes del Emperador, enteramente a mi servicio; en este sentido haga Ud. extender su nombramiento para firmarlo cuando llegue a México.

Escriba Ud. también, agregó, a Don Martín Castillo, ministro de la casa imperial e intendente de la lista civil, diciéndole que cuando llegue a México el señor de Poliakovitz, sea nombrado secretario particular, presentándome a la firma el despacho respectivo." [89]

El 23 de junio salieron de Puebla, llegaron a la hacienda de Zoquiapan a pasar la noche, donde salieron el 24 para llegar a Palacio imperial, que es como llamaron en aquellos años al edificio donde los virreyes vivieron por muchos años. Maximiliano hizo que se transformara casi radicalmente en su interior. El ala derecha desde la puerta principal hasta el baluarte del sur, fue modificado en la época del Imperio.

El emperador dispuso que todos los salones que formaban la parte del frente de la fachada se convirtiera en un solo gran salón llamado de "Embajadores", pues se destinó para ellos.

En esa época del Imperio se tapizó suntuosamente de carmesí, sobre el cual se bordaban el escudo de armas del Imperio, con la divisa "Equidad en la Justicia".

De Venecia fueron traídas las arañas, de otras partes de Europa se trajeron candelabros de bronce que adornan las escaleras de honor, los jarrones de mármol blanco con el monograma imperial y las estatuas que se enviaron al alcázar de Chapultepec.

Ordenó Maximiliano barnizar y dorar las vigas de cedro del techo. Se descubrió la piedra labrada de las columnas y arcos del patio principal. De este patio se reformó el pavimento y se arregló el comedor, la capilla y varios salones del piso alto.

Los muebles del soberano fueron escogidos por él mismo, según su refinado gusto, por ejemplo para el comedor mandó traer una magnífica vajilla de Sevres, un juego de cristal de Bohemia, un centro de mesa ostentando el monograma imperial.

Gran parte del primer piso, eran habitaciones de "Sus Majestades". Para dormir él eligió una habitación que da a un patio interior debido a su sueño ligero, se encontraba su pieza entre una donde recibía y otra donde trabajaba Blasio.

El segundo piso se había destinado para las habitaciones del señor Günner, gobernador de Palacio, de Kuhachevich, el tesorero y su esposa, primera camarista de la emperatriz, del mayordomo Venish y su familia, de la esposa de Antonio Grill primer camarista del emperador y otros empleados de la corte y de los sitios imperiales. Los oficiales de los gabinetes civil y militar ocupaban el entresuelo en la parte sur. El piso bajo era para bodegas y dormitorios del cuerpo de guardia y de la guardia palatina.

Carlota ya conocía a Blasio por su nombre, pues en Puebla ya le había llamado para darle órdenes. Ella hablaba muy bien el español, decía Blasio que era bondadosa y tenía una espléndida cabellera negra.

Los altos dignatarios que Blasio conoció fueron: el general Juan N. Almonte que tuvo gran influencia en asuntos de la Intervención, de la Regencia y del Imperio. Se le nombró ministro plenipotenciario de México en París, pues se creía que tendría influencia cerca de Napoleón III y arreglaría las dificultades entre los franceses y el Imperio Mexicano.

Conoció también a don Martín Castillo, ministro de la casa imperial e intendente de la lista civil, estuvo a su cargo la cartera de Hacienda, mismo puesto que ocupó su padre en gobiernos anteriores.

El gran maestre de ceremonias y el canciller de las órdenes imperiales eran muy ilustrados y respetuosos, así lo refería el mismo Blasio, sin decir sus nombres.

Seguía a éstos caballeros en categoría el conde de Bombelles, amigo de infancia de Maximiliano, a quien sólo por afecto acompañaba desde Europa. Era la persona de mayor confianza de la emperatriz, coronel del Ejército y capitán de la guardia palatina y tenía a sus ordenes al teniente coronel Rodolfo Günner, el comandante Carlos Shaffer y al capitán Agustín Pradillo; como oficiales de la guardia palatina, siendo a la vez encargados del gobierno de palacio.

Otros oficiales de órdenes eran Joaquín Rodríguez y Pedro Ontiveros, Pedro Ormaechea, Antonio Esnaurrizar, Ciro Uraga y Miguel Mosso.

Al emperador le gustaba leer a los enciclopedistas del siglo XVIII y éstos le habían saturado de ideas "republicanas", riéndose de la gente que anhelaba ostentar títulos nobiliarios. Decía a Blasio que si tuviera un taller de títulos le circundaría mucho dinero. Además consideraba que los nobles y los plebeyos tenían la sangre roja y jamás azul. Decía el soberano "La hermosa divisa de la Francia republicana... (Libertad, Igualdad, Fraternidad), no es más que una utopía; a los verdaderos nobles, a los emigrados, cuando volvieron a su patria, se les unieron los advenedizos, los nobles de ayer, los duques, condes y marqueses nombrados por Bonaparte, que eran en su casi totalidad plebeyos como el último burgués". [90]

Se decía que desde que el emperador llegó "al país deseaba tener un joven, no viciado por la pereza proverbial de los oficinistas que suponía en México igual a los de Europa. Decía que por lo general los oficinistas son grandes señores que llegan a su trabajo lo más tarde posible, sus grandes ocupaciones son leer los periódicos, comentar los sucesos del día y ansiar que llegue la hora de la salida para volver al día siguiente a hacer lo mismo".[91] De los jóvenes que le recomendaban para secretarios particulares, nadie duraba ni dos meses y Maximiliano los enviaba a alguna legación o a algún ministerio; pero de todas maneras era evidente su disgusto por ellos. Eso jamás sucedió con Blasio, al contrario el emperador le colmaba de favores y le daba su entera confianza, esto le hacía merecedor de comentarios a favor y en contra. Sin duda la actitud del soberana le hacía a Blasio ligarse a él afectivamente y sólo podía demostrarlo siéndole fiel y útil.

Un día el señor Castillo le dijo a Blasio que Maximiliano estaba muy gusto con él, pues era lo que deseaba para su secretario particular, "... una persona enteramente adicta a él, sin más voluntad que la suya, discreta, reservada, laboriosa y honrada..." , [92]que de seguir igual no debían importarle las intrigas de sus envidiosos.

Como a José Luis Blasio le gustaba montar le pidió permiso al emperador de ocupar un caballo y tomó un árabe tordillo quemado; Shaffer lo supo y lo criticó diciendo que no sabía montar, pero Maximiliano, siempre lo defendía y en éste caso le indicó que escogiera otro, a partir de entonces Blasio tuvo dos caballos que montar y la envidia de Shaffer aumentó.

En ese tiempo se anunció el matrimonio del mariscal Bazaine, con la señorita Josefa Peña y Azcárate, los emperadores fueron sus padrinos.

Poco después Maximiliano dispuso ir a vivir al Alcazar de Chapultepec. Ese lugar servía de sede del Colegio Militar en el tiempo de la invasión estadounidense de 1847. Después, en 1848, se trasladó el Colegio Militar a Tacubaya.

Desde la parte superior, del mirador el maravilloso paisaje, opinaba el soberano que debía llamarse Miravalle, así como su castillo en Trieste se llamó Miramar.

Había un timbre eléctrico que comunicaba la habitación del emperador con la de Blasio, al escuchar la llamada así éste último se apresuraba a acudir al otro extremo de la residencia aunque tenía que atravesar jardines para hacerlo.

Maximiliano daba audiencia dos veces por semana y cuando recibía a algún ministro, Blasio podía aprovechar en visitar a su familia, pero siempre había que regresar a Palacio a las 2 p.m.

Carlota también iba diario a palacio, acompañada de su dama, pero a diferente hora que su esposo. Ella se dedicaba a los asuntos relacionados con la beneficencia, la fundación de asilos y el hospital de "Maternidad".

Dos veces al mes Maximiliano le dictaba largas cartas a Blasio para los ministros residentes en el extranjero. La comisión de copiar las cartas en cifra, también las mandaba Blasio, pues conocía la clave.

El 6 de julio de 1865 cumplía ya 33 años Maximiliano, sus padres aún vivían, el emperador de Austria, Francisco Carlos José que había renunciado la corona en su hijo primogénito Francisco José el 2 de diciembre de 1848 y la archiduquesa Sofía.

En su cumpleaños en México se hicieron grandes festejos en los que participó Carlota.

La vida social de ésta última era intensa, habían constantes fiestas y bailes, incluso se hicieron "los lunes de la Emperatriz" en su deseo de conocer a la sociedad mexicana.

Nos cuenta Blasio que: "Concurría con mucha asiduidad a los bailes la familia del comisario imperial de Mazatlán, quien tenía una sobrina que en aquel entonces era mi prometida y más tarde mi esposa. Encontrándome yo muy enamorado de ella, comuniqué al Emperador mi deseo de casarme y asombrado entre bromas y veras me dijo:

"¡Cómo! apenas tiene Ud. 20 años y ya quiere casarse¡ ¿Es Ud. todavía casi un niño ya quiere tener esposa? no tenía Ud. la culpa, sino como los conejos; para tener a los 30 años 10 hijos y entonces adiós juicio, adiós trabajo y adiós levantarse a las 4 de la mañana. Espere Ud. unos 8 o 10 años y ya encargaré de arreglarle su matrimonio". [93]

El 20 de julio llegó a México el señor Vizcondo de Soto Mayor, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del rey de Portugal en el Imperio Mexicano fue recibido en palacio con toda pompa.

Poco tiempo después Pradillo, quien era un oficial al servicio de Maximiliano y José Luis Blasio recibieron el nombramiento de caballeros de la orden portuguesa del Cristo y el ministro Arroyo, el de comendador de la misma orden.

Dice Pérez Verdía que el libro de Blasio no contiene nada novedoso y que no quiso tratar de política, sino publicar sus recuerdos personales, haciendo homenaje de gratitud al emperador, sin embargo acaba por reconocer el tono crítico de Blasio y su notable deseo de "... desprender el Imperio de la intervención, siguiendo en esto el espíritu de todo el partido conservador, que habiendo llamado a los franceses, después ha pretendido vanamente separar su causa de la de ellos; pero es también notable la honradez..." con la que Blasio afirma lo siguiente sobre la presencia francesa en México .[94]

"A pesar del triunfo de los franceses y a pesar de que los soldados de Napoleón III, por doquiera eran recibido con agasajos; al Mariscal Forey, que era un hombre muy perspicaz no podía escapársele, que ese entusiasmo con que eran recibidas sus tropas, era enteramente forzado, pues comprendía perfectamente que el pueblo mexicano, no toleraba la intervención y que al alejarse de cada ciudad, que abandonaba el Presidente Juárez, éste lo hacía en vista de las circunstancias y obligado por la fuerza; pero contando siempre con la simpatía de las poblaciones que se veía obligado a abandonar.." [95]

Respecto a Salvador el hijo menor de Iturbide, cuando tenía de 16 a 18 años de edad, fue enviado a Europa a estudiar y lo hizo aún después de muerto el soberano y a los 22 años casó en Venecia con una rica heredera de familia polaca.

Por aquel tiempo llegó Maximiliano a la capital y entre los conservadores reinó la inconformidad ya que el soberano prefería a los liberales por considerarlos hombres de mucho progreso y porvenir, fue haciendo a un lado a quienes lo trajeron y se rodeó de gente a quien suponía con ideas avanzadas y antimonárquicas, que no podían sino ser sus enemigos.

Maximiliano supuso que pronto podría dar fin a la guerra civil y rodearse de liberales a su servicio, pero en mi opinión, por simple lógica, sus sueños entrañaban grandes problemas pues eran los conservadores quienes le habían convertido en el emperador de México, así que sus ideas liberales traicionaban a quienes le apoyaban y por otro lado los liberales evidentemente no lo podían aceptar por haberse puesto al servicio de sus antagonistas.

Por otro lado, Maximiliano consideraba que el gobierno ideal era la monarquía hereditaria, pero en su caso otorgaría al hijo de Iturbide esa herencia sin ser su hijo carnal y tal vez otorgaría el grado de princesa mexicana a la única hija que existía de don Agustín de Iturbude, esto jamás sería una verdadera monarquía hereditaria, aunque permitiría al menos que fueran mexicanos quienes ocuparan en el futuro el rango de emperatriz y emperador de México.

No quiero estar del lado de ningún autor, ya que todo historiador debe ser imparcial, no puedo pensar en que Blasio tiene toda la razón cuando opina que Maximiliano era todo bondad y nobles ideas, pero tampoco acepto del todo a Pérez Verdía cuando asevera que Maximiliano era un hombre sin ideas propias y que no podía formular ninguna sin el apoyo de otras personas. En mi opinión todo su proceder parecía quedar desencajado de la realidad en las principales decisiones que tomaba; era imprudente suponer que todos los mexicanos lo esperaban felices como su emperador, siendo un extranjero que no conocía la realidad mexicana, ni el sentir y el pensar de una población que era determinantemente diferente a la austriaca o la francesa o incluso a la belga. Parece que debió ser fácil para él percatarse de que era un sector muy limitado de población el que lo había traído y que al preferir a los liberales estaba tentando a los conservadores y al mismo Napoleón III, quien paradójicamente era también liberal y era por quien había apoyo y sustento político y económico para llegar a ser el emperador de México. No creo que Maximiliano haya pensado en la extensión del territorio mexicano, de la lucha de ser México un país independiente y que esa lucha era bastante reciente por lograr ser los mexicanos y sólo los mexicanos quienes determinaran su destino. Desde éste punto de vista era tan simple entender que un extranjero por muy bueno que fuera en su persona, estaba de más.

La extensión del territorio europeo es muy grande, pero sus países no, es relativamente fácil pasar de uno a otro, en México la situación era diferente y desconocida para el emperador.

Al continuar el emperador con al idea de Napoleón III de formar una legión extranjera, organizó la legión belga y escribió a Trieste para formar una legión austríaca dedicada ésta a su servicio personal. Eso provocó envidia y rivalidades en el ejército.

Comenta Blasio en su obra que se creó un consejo de Estado con el sello de las ideas de Maximiliano, pues sus miembros se escogieron entre los dos partidos. El presidente del consejo era el "liberal" José María Lacunza, así como los consejeros Ortigosa, Manuel Siliceo y López Portillo.

Entre los consejeros reconocidos como netamente clericales estaban los señores Hilario Elguero, Teodosio Lares y Urbano Fonseca, también el general José López Uraga y el obispo Ramírez.

Dice Blasio que para el 15 de agosto de 1865, Maximiliano y Bazaine parecían aún tener una cordial relación.

Los generales Miramón y Márquez sobresalían entre los jefes del partido conservador. Los consejeros de Maximiliano trataron de alejarlos de él, incluso se temía una traición. Así el soberano envió a Márquez a Constantinopla como ministro del Imperio Mexicano ante la Sublime Puerta; con la disposición de que ahí pasara a Jerusalén y visitara toda Palestina. A Miramón lo envió a Berlín a estudiar táctica prusiana para luego implantarla en el ejército mexicano.

Maximiliano le pedía a Blasio le contara lo bueno y lo malo que oyera de él para hacer las mejoras pertinentes, por ello el mismo Blasio le comentaba que la gente se molestaba por el hecho de que él se rodeaba únicamente de "franceses" habiendo mexicanos prominentes.

A pesar de todo Maximiliano suponía que había bonanza y proyectaba viajes, confiando que de alguna manera Carlota ocuparía el espacio que dejaba. Así el 24 de agosto salió de viaje a Pachuca y hasta el 2 de septiembre decidió su regreso para instalarse en Chapultepec.

Estando en México visitó el emperador la Academia de San Carlos elogiando a Santiago Rebull, al escultor Noreña y al arquitecto Rodríguez. A Rebull le pidió que hiciera un retrato ecuestre y otro de pie llevando al hombre el manto imperial de general mexicano.

A Noreña le encargó que vaciara en barro, para luego hacerlo en yeso y más tarde en bronce dos bustos: uno a Maximiliano y otro a Carlota. El busto de yeso es el que lamentablemente mi padre, el general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado donó al museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, en la ingenua idea de que no terminarían en bodega por 34 años como ha sucedido.

Otra de las cosas que quiero comentar aquí es la reflexión de Blasio al referirse al festejo del aniversario del Grito de Dolores en ese mismo 1865. "Con el entusiasmo de todos los años, con la vehemencia de costumbre, el pueblo mexicano acudió esa noche a la plaza de Armas para gritar vivas a la Independencia de México, cuando oh ironía ¡México estaba gobernado por un monarca extranjero. A la madrugada del 16 las salvas de artillería, los repiques, las bandas militares los cohetes, que atronaban el aire, anunciaban al pueblo mexicano que éste celebraba su Independencia bajo el gobierno de un príncipe austríaco." [96]

A esto responde Pérez Verdía diciendo que de parte de Blasio, "...es un grito de sinceridad que condena sin recurso a un gobierno impuesto por la fuerza extranjera". [97]

Por esos días había sido preso el coronel Carlos García Cano, que sirvió tanto a los imperiales como a los liberales; fue preso por que se decía que estaba mezclado en un complot para asesinar a su majestad, así que fue juzgado y sentenciado a muerte, Cano estaba prácticamente recién casado con una joven mexicana y tenía un hijo pequeñito.

Su esposa insistió repetidamente en pedir el perdón para él, al grado de arrojarse en la calzada de la Verónica al paso del carruaje imperial para pedir una vez más que Maximiliano le concediera el indulto, pero este mandó que el coche tomara otro camino y finalmente fusilaron a Cano sin saber nunca más de su viuda.

A finales de septiembre de 1865, el Estado Mayor envió una nota al gabinete del emperador, haciéndole saber que Bazaine había recibido un telegrama del general Brincourt diciéndole que el presidente Juárez había abandonado México atravesando la frontera en Paso del Norte. Creyó entonces el emperador haber ganado la guerra. "En su alegría, efímera, el Emperador dirigió a la Nación un manifiesto que comenzaba así:

Mexicanos.

La causa sostenida con tanto valor y constancia por Don Benito Juárez, había ya sucumbido no solamente ante la voluntad nacional, sino ante la ley misma que este Jefe invocaba en apoyo de sus títulos. Hoy esta causa, degenerada en facción, ha quedado abandonada por el hecho de la salida de su Jefe del territorio de la patria." [98]

Posteriormente se publicó el decreto, en el que se sentenciaba a muerte a quienes fuesen armados o pertenecieran a una banda armada y se daría total amnistía antes del 15 de noviembre, fecha que fue prorrogada al 1º de diciembre.

"El soñador archiduque, creyó lealmente que aquel decreto sería el lazo de unión entre todos los mexicanos y el término de una guerra que tanta sangre costaba ya". [99]

Creía que su decreto atraería a Riva Palacio y a muchos otros jefes y que el partido liberal le ayudaría a gobernar.

"La gran ilusión del Emperador era poder hablar con Juárez, atraerlo a su causa, hacerlo su primer ministro, y ayudado por él, y ya libres de la intervención francesa, gobernar sabiamente el Imperio e inaugurar una era de paz, de progreso y de bienestar en todo el país". [100]

El decreto fue firmado por Fernando Ramírez, ministro de Relaciones; Luis Robles Pezuela, ministro de Fomento; José María Esteva, ministro de Gobierno; Juan de Dios Peza ministro de la Guerra; Pedro Escudero, ministro de Justicia; Manuel Silicio, ministro de Instrucción Pública y Francisco de P. César, subsecretario de Hacienda. Este decreto reavivó la lucha fratricida.

Los primeros jefes importantes víctimas del decreto fueron los generales liberales Arteaga y Salazar, hechos prisioneros el 13 de octubre por el imperialista Ramón Méndez en Santa Ana Amatlán. También apresó a 300 hombres que envió al norte y los dos jefes citados a Uruapan, donde los fusiló. Esto causó gran revuelo pues no se esperaron al plazo ofrecido por la amnistía. Entonces Maximiliano ordenó que en lo sucesivo en ejecuciones de jefes importantes se le consultara antes.

El 13 de junio de 1867 se promulgó la muerte de Maximiliano, sentencia que se llevó de acuerdo con lo decretado el 3 de octubre de 1865, casi dos años antes. El proceso tuvo lugar en el teatro Iturbide de Querétaro; del 13 al 15 del mes mencionado. Ante el tribunal sólo comparecieron Miramón y Mejía, por la mala salud de Maximiliano, se le dispensó de asistir. En la noche del 15 se le sentenció a muerte y se le ejecutaría el 16. Sin embargo debido a la insistencia de sus amigos, como la princesa de Salm Salm, se le prorrogó tres días la sentencia.

El señor conde de Kératry, dice en su obra, que la minuta de ese decreto fue escrita de puño y letra por el mismo Maximiliano y sometida a la aprobación del Consejo. Blasio refuta a Kératry diciendo que la minuta la escribió un empleado del ministro de Guerra.

Kératry dice además que Bazaine no participó en la redacción de dicho decreto, pero Blasio asegura que Bazaine incluso solicitó que se le agregara la pena contra los hacendados que se hicieron cómplices de los liberales y ese fue el artículo 10 del nefasto documento.

Sobre Kératry, nos dice Martín Quirarte que "... se publicó L' élevation el la Chute de Maximilien del conde Emile Kératry. Antes de proceder al análisis de los juicios del escritor francés, no hay que olvidar dos hechos esenciales: fue el autor, enemigo de Napoleón III y se propuso entre otras cosas hacer la defensa y justificación del mariscal Bazaine, al cual estuvo subordinado en México." [101]

Blasio dice que "Maximiliano era demasiado bondadoso, pues Juárez cuando promulgó su famosa ley de 25 de enero de 1862 no demostró tanta bondad. Esa ley, el pueblo la bautizó con el lúgubre título de Ley Mortuoria. Y como se sabe, ocasionó el fusilamiento de Don Manuel Robles Pezuela, efectuado en Chalchicomula en marzo de ese año". [102]

Pérez Verdía dice no comprender cómo puede decir Blasio que el soberano era bondadoso ya que "Fusilar a los que defendía a su Patria, contra los que, según su misma confesión la arruinaban y robaban, y reservarse el indultar a algún caudillo popular o respetable, para aparentar generosidad, sería todo lo que se quiera, menos muestra de bondad." [103]

La situación se complicaba y Maximiliano proyectaba un viaje a Yucatán, que no efectuó, pero Carlota sí fue a Mérida a principios de noviembre, donde estuvo durante 14 días. Viajó con instrucciones secretas de Maximiliano de construir Yucatan en el centro de gravitación de los demás estados de América Central. El emperador deseaba al imperio mexicano como potencia central de América, dejando el dominio a Estados Unidos en el norte y el del sur al imperio de Brasil.

El general Riva Palacio tenía 187 prisioneros belgas, cogidos en el combate de Tacámbaro e hizo canje con 400 hombres para evitar una carnicería, por temer represalias por el decreto del 3 de octubre.

Maximiliano decidió trasladarse a Cuernavaca, ya que el clima frío de México, no le era agradable, además de que consideraba que Orizaba estaba muy lejos de México.

Como anécdota, le gustaba a Maximiliano jugar en su billar particular una o dos partidas de carambola con uno de los ayudantes de campo, los dos oficiales de órdenes de servicio, Blasio y un hermano suyo del cual no menciona el nombre y que dice José Luis era empleado del gabinete para que le auxiliara en el trabajo.

"En sus ratos de broma, el Emperador me llamaba a mí, <<el niño>> y a mi hermano <<el capuchino>> por su carácter taciturno."[104]

Decía Maximiliano que el que perdiera en el billar de penitencia pasaría por debajo de la mesa y una noche que él perdió dijo; "<<Nada, hay que cumplir la penitencia pero creo que el capuchino será bastante amable para cumplirla por mí>>."[105]El sin chistar cumplió y el emperador se rió mucho.

Pocos días después salieron "Sus Majestades" a Cuernavaca. La emperatriz pensaba fijar allá su residencia imperial y así fue, vivieron en la casa del jardín de la Borda, que tuvieron que arreglar por que estaba muy abandonada.

A los pocos días de haber llegado a vivir ahí, llegó un correo extraordinario anunciado la muerte de Leopoldo I rey de los belgas, padre de Carlota. Murió en su castillo de Laeken, cerca de Bruselas, el 10 de diciembre de 1865.

A partir de esa noticia, Carlota sufrió mucho, al grado de encerrarse varios días y no querer hablar con nadie. El emperador hizo llamar al secretario de ceremonias para que dispusiera el luto de la corte y regresar a México.

Se enarboló a media asta el pabellón imperial en palacio y varios días Maximiliano estuvo recibiendo pésames.

"El 15 de enero dio su majestad las gracias en una alocución, cuya minuta conservo en mi poder y que me fue dictada por la Emperatriz en francés." [106]

En esa alocución Maximiliano mencionó la paz y tranquilidad que Leopoldo brindó a su pueblo por 35 años y prometió seguir su ejemplo, concluyendo:

"Fuete con el apoyo de mi conciencia y con la rectitud de mis intenciones, contemplo con tranquilidad el porvenir; México ha colocado su honor en mis manos, sepa bien que en mis manos, su honor no correrá peligro alguno" >>. [107]

A mediados de enero ya reparada la casa de la Borda, se fueron "Sus Majestades" a habitarla. Después de pasar ahí unos 20 días, regresaron a la Ciudad de México. Faltaba dinero y el gobierno, francés se rehusaba a dar más. Se sabía que Bazaine había recibido órdenes de retirar las tropas y el país en vez de pacificarse, empeoraba.

El general Almonte se encontraba en París con misión especial del Imperio y con cargo de ministro extraordinario plenipotenciario del gobierno imperial cerca de Napoleón III. También había ido el consejero Eloin y el comandante Loysel para explicar al emperador de los franceses la difícil situación del país. El gabinete imperial se redujo a cinco ministros, los señores Escudero y Echánove de Justicia, Instrucción Pública y Cueto, el general García de G., Salazar Ibarregui de Gobernación, Francisco Somera de Fomento y Martín Castillo de Hacienda y Marina.

El nuevo rey de los belgas quiso dar a los soberanos de México una prueba de aprecio. Esta misión la componían el general Forey, su ayudante de campo el señor Marschal, el Barón de Huart, oficial de órdenes del conde de Flandes y dos agregados de legación.

Llegaron el 14 de febrero a Veracruz y fueron atacados, murió el Barón de Huart y hubo tres heridos que fallecieron al poco tiempo. A partir de entonces la salud del emperador empeoró.

Por esos días también empeoró la salud de la madre de Blasio y el soberano le permitía a José Luis, pasar noches con su madre en su casa, mientras los gastos corrían por parte de Maximiliano. Doña Genoveva se salvó de la muerte, pudiendo superar la pulmonía que la había afectado gravemente.

Pocos días después tuvieron que salir a Cuernavaca y durante un tiempo Maximiliano pasaba ahí 15 días, pero los siguientes 15 los pasaba en Chapultepec.

En los primeros días de mayo, regresaron a México pues la presencia de Maximiliano se hacía necesaria, dado que sus relaciones con el mariscal Bazaine se hacían cada vez más tirantes.

Maximilano suponía que el ejército francés estaría cinco años más por palabra de Napoleón III y suponía también que volvería el ejército a Francia en tres secciones: la primera a fines de octubre de 1866, la segunda e la primavera de 1867 y la tercera en octubre del mismo año, con un total de 30,000 hombres, sin embargo a principios de julio de 1866 las tropas ya se concentraban para salir de México y los sitios que dejaban atrás los ocupaban inmediatamente los juaristas.

Maximiliano tenía esperanza en la misión del general Almonte de ir a París y hacerle ver a Napoleón de lo necesario de que las tropas permanecieran en México, haciendo una revisión al Tratado de Miramar, pero no obtuvo buenos resultados.

Esto hizo que los simpatizantes de Maximiliano prefirieran que abdicara y otros que demostrara no necesitar a Francia, eso mismo hubiese deseado el emperador e incluso hubiese deseado realmente tener el apoyo de todos los mexicanos para encontrase como emperador de México.

La emperatriz manifestó que en México, no debían tratarse asuntos imperiales con Bazaine y que en París no debían confiarse de los plenipotenciarios y decidió que iría a hablar personalmente con Napoleón y Maximiliano la apoyó. Esto sucedió poco antes del 6 de julio en que Maximiliano cumplía años.

El 9 de julio anunció el Diario Oficial que la emperatriz partiría a Europa. Ella salió el 9 a las 4 a.m. acompañada del señor Martín Castillo, ministro de Relaciones. Conde del Valle, gran chambelán, Chambelán Felipe N. del Barrio. La dama de Palacio, Manuela González de Estrada del Barrio, el conde Bombelles, el señor Kuhachevich, camarera mayor y otros empleados más.

Maximiliano acompañó a Carlota hasta Ayotla cerca de México. La emperatriz a partir de ese día empezó a dar indicios de su extravío mental.

A las 6 p.m. del 13 de julio el buque francés Emperatriz Eugenia llevaba a bordo a Carlota. Entre tanto Maximiliano pasaba la mayor parte de tiempo en el Alcázar a donde acudían los ministros mientras la situación con Bazaine empeoraba.

Poco después el soberano decidió que Blasio fuera a Europa con el nombramiento de correo extraordinario y portando pliegos importantes para Carlota. Después de eso tendría una licencia de 6 meses para visitar Europa, así que Blasio instruyó a dos empleados del gabinete para substituirle. Uno fue Francisco Ibarrondo, joven inteligente que hablaba francés e inglés y a su hermano al que Maximiliano le decía "Capuchino" y de cual jamás menciona su nombre.

El 7 de agosto por la tarde Blasio se despidió de Maximiliano, recibiendo las últimas instrucciones y las cartas que llevaría, algunas escritas en cifra, para el general Almonte, para transmitírselas a la emperatriz y le dijo que al regreso de Europa retornaría a su puesto.

El 8 de agosto a las 4 a.m. salió de México en diligencia escoltado por un piquete de soldados que lo condujo a Paso del Macho a donde llegó el 12 agosto. De ahí salieron a las 9 p.m. a Veracruz en donde recibió el señor Esteva y desde donde viajó Blasio en el barco "La France", haciendo escala en la Habana y en San Thomas, arribaron a Francia el 8 de septiembre. Al llegar a San Nazario, se dirigió a la oficina telegráfica para enviar el mensaje cifrado para Almonte y éste se lo debió enviar Carlota.

Al día siguiente salió a París y al llegar se fue a la legación de México, ahí Almonte le refirió lo sucedido entre Napoleón y Carlota y como ella se había dirigido por Turín y Milán a Venecia y de ahí a Miramar, debía irse Blasio al mismo Miramar, pues Carlota esperaba noticias de México. A Trieste llegó el 14 de septiembre.

Cuando Carlota vestida de luto lo recibió, le dijo molesta que había tardado mucho en llegar y debía comprender que ella sentía ansiedad. José Luis Blasio le aseguró a ella que los documentos que portaba nunca se separaron de él. Ella temía a su enemigo mortal Napoleón III, aunque decía no desconfiar de Blasio. El señor Kuhachevich tradujo el mensaje cifrado y la emperatriz se calmó un poco.

En su locura, la emperatriz desconfiaba de todo el mundo. Ella comía sola en sus habitaciones y sólo de pronto invitaba a la señora del Barrio a que la acompañara. Le servía su camarera Matilde Doblinger vienesa, que venía con ella desde México.

En el castillo, el doctor Bouslaveck le presentó a José Luis Blasio al señor Radonitz, prefecto de la residencia imperial y al señor Stephaneck, cónsul de México en Trieste.

El 17 salieron Blasio y Kuhachevich rumbo a Villach hasta Malburg, para preparar las postas y el alojamiento para Carlota y su comitiva.

El 19 de septiembre continuó su viaje por el Tirol. Ahí descansaron en Brunneck y siguieron a Brixen y luego a Verona, pasando por Botzen, por Trento y Roveredo, hasta entrar en el Lombardo Veneto y de ahí partir para Mantua.

Al día siguiente partieron para Reggio Emilia, donde debían esperar a la emperatriz y su séquito, pero el señor Kuhachevich informó que Carlota había decidido partir a Miramar.

Ellos regresaron a Mantua y la emperatriz decidió ir a Roma a visitar al Santo Padre. Ya unidos todos en camino, en Ancona esperaban a Carlota, de ahí hasta Roma viajaron en ferrocarril. En una de las estaciones Carlota mandó llamar a Blasio a su vagón, donde se encontraba con el ministro Velázquez de León, quien le hizo preguntas similares a las que la emperatriz le había hecho sobre la correspondencia que había traído desde México.

Al llegar a Roma la emperatriz fue recibida por una comisión de cardenales que había enviado el Santo Padre. Se alojaron en el edifico Albergo di Roma, en el Corso, frente a la iglesia de San Carlos.

Al día siguiente de llegar recibió la emperatriz al cardenal Antonelli que iba en nombre del Papa para darle la bienvenida. José Luis Blasio tenía curiosidad de conocerle y estuvo pendiente de él. La entrevista duró casi una hora y nunca nadie supo de qué se habló.

En los días que continuaron visitaron a Carlota casi todos los ministros extranjeros residentes en Roma. Carlota otorgó permiso a Blasio para visitar los lugares famosos de esa ciudad.

Una mañana se anunció oficialmente que el 27 de septiembre a las 11 a.m. Su Santidad Pío IX, recibiría a la soberana y a su comitiva.

Cuenta Blasio que su cortejo atravesó la plaza de San Pedro y se detuvo en la puerta del Vaticano. Todos bajaron del carruaje y precedidos por Carlota a quien acompañaba el gran chambelán conde del Valle, llegaron a donde los esperaba el alto dignatario. Carlota al acercarse a Pío IX se agachó para besarle la sandalia, pero el Papa se lo impidió y sólo le dejó besar el anillo de pastor. Pío IX dio la bendición a todos.

En el trayecto del Vaticano al Albergo de Roma después de la entrevista con el Papa, todos esperaban conocer el resultado, pero ella al verlos sombría y taciturna les pidió se retiraran. Esto provocó consternación entre el séquito imperial. A partir de ese día pidió al conde del Valle se suspendieran música y honores. Ese mismo día también se entrevistó con el ministro Velázquez de León.

El día 29 el Papa visitó a Carlota, ella lo recibió en el salón del hotel. Luego de partir él, se encerró en su habitación. A las 6 p.m. pidió que la condujeran al Vaticano. Al llegar solicitó que no la recogieran. Carlota pidió protección al Papa de los asesinos enviados por Napoleón para matarla. El Sumo Pontífice, al anochecer habló con los señores del Valle, Castillo y del Barrio, quienes acudieron presurosos a su llamado. Consultaron a su médico y éste aconsejó al Papa que el dejara dormir en palacio y ahí lo hizo con la señora del Barrio y su camarista vienesa Matilde Doblinger. Al día siguiente toda Roma decía que la emperatriz había perdido la razón.

Pío IX, fue avisado de que Carlota estaba más tranquila, ya que le habían dicho a la misma Carlota que las personas que podían agredirla ya habían salido de Roma. El Papa sugirió decirle a Maximiliano que Carlota se encontraba enferma, también se decidió avisar al rey Leopoldo.

La emperatriz volvió al hotel con la señora del Barrio y Matilde Doblinguer y luego salió en busca de una fuente para tomar agua en una jarra y mientras Matilde tenía listos frente a ella en el hotel dos gallinas y huevos para darle de comer, sólo lo que ella veía preparar. En las noches no se dejaba desnudar para irse a la cama.

A Maximliano le enviaron un cablegrama que decía:

"Su Majestad la Emperatriz Carlota ha sido atacada el día 4 de octubre en Roma de una congestión cerebral de bastante gravedad. La augusta princesa ha sido conducida a Miramar." [108]

Avisado Leopoldo II envió al hermano de Carlota, el conde de Flandes para conducirla a Miramar y recibir atención médica. El conde debía llegar el 7 de octubre, fecha en que Carlota mandó a llamar a Blasio para que escribiera la destitución de Juan Suárez Peredo conde del Valle de Orizaba, su gran chambelán; Felipe Neri del Barrio, marqués del apartado del cargo de chambelán; al doctor Bouslaveck, del cargo de médico de cámara; al señor J de Kuhachevich del de tesorero de la casa imperial; la señora Kuhachevich de camarera mayor y al señor Martín del Castillo de intendente de la lista civil y ministro de la casa imperial. Blasio escribió sin refutar para no afectar más a Carlota con su enfermedad.

Blasio se daba cuenta que Carlota a veces dejaba intacta la recámara y ella se veía ojerosa. También a él mismo le tocó frente a la fuente de Trevi llenar su jarra de cristal.

Un día la soberana le dijo que tenía permiso para pasearse por Europa seis meses que podía irse y le agradecía haberla acompañado a Roma. Al despedirse Blasio le besó la mano a Carlota con gran tristeza.

Cuando llegó el hermano de Carlota se le avisó de inmediato, eso fue el 7 de octubre como se esperaba, platicó largamente con ella y el 8 salieron para Ancona para embarcarse hacia Trieste.

Después de su partida el conde del Valle se dirigió a Sevilla, de donde nunca volvió a México, El señor y la señora Kuhachevich fueron a Viena con los criados austriacos e italianos. El marqués del Barrio y su esposa a París. El señor del Castillo le pidió a Blasio el acompañara a París, quien no aceptó ir a esa ciudad y regresó a México. Si el soberano regresaba a Europa, Blasio lo haría también.

Al pasar por París, durante su viaje de regreso a México, Blasio recibió un telegrama de Miramar diciendo que la correspondencia para el emperador debía dirigirse al cónsul de México en Southampton, así, al llegar la recogió.

Pérez Verdía dice que Blasio "... nada dice de las entrevistas que tuvo la infeliz princesa con el soberano francés a pesar de ser la parte más interesante de ese doloroso episodio de su vida..." [109]

Sobre tal punto referiré textualmente algunas partes de lo que el mismo Pérez Verdía comenta:

"Al ser recibida en el Castillo de Saint Cloud por el Emperador, la Emperatriz y su Corte, según asegura Pierre Lano, La Emperatriz manifestó en la conversación tener sed, por lo cual Napoleón se apresuró a presentarle personalmente un vaso de agua con jarabe, a la vista del cual y en actitud de rechazar espectros imaginarios exclamó con un acento de terror: <<¡Quieren envenenarme... quieren envenenarme!>>... pocos días más tarde, cuando a pesar de su resistencia, el César la recibió para oírla, en aquella conferencia tristemente célebre, brotaron los últimos destellos de aquella razón clara... No hay que dudarlo: la nieta de Luis Felipe en los momentos en que se apagaba para siempre su razón, tuvo la intuición del porvenir; fue una vidente.

Desechadas sus súplicas ante la fría razón del Estado y una vez declarado que la voluntad imperial sería impotente para renovar sus compromisos por que las Cámaras y el pueblo rechazarían su deseo, por lo cual no podría ya ayudar al Imperio Mexicano ni con un soldado, ni con un franco, la infeliz princesa con señales de mortal agonía exclama: "Sire, el Emperador Maximiliano tiene allá enemigos que no perdonan. Sólo contra ellos será débil y sucumbirá. Yo he venido hacia vos para salvarlo, por lo cual espera mi regreso con una afectuosa impaciencia, en la ansiedad del condenado a muerte que cuenta las horas que le restan de vida. Sire, vos amáis y es imposible que el recuerdo de vuestra dicha os deje indiferente ante las afecciones de los otros. Yo os pido gracia para él y para mí. Os pido que no permitáis que él se sacrifique al orgullo de un pueblo rebelado, y de la misma mano que tantas veces condene la ida de un hombre honrado, la vida del Emperador Maximiliano".

Y ante aquella previsión de la mujer que ama, su interlocutor, sin comprenderla, se limita a contestarles: <<Parecería, señora, por vuestras palabras que vuestro esposo correría algún peligro.>>. Pero cuando perdió aquella mujer el último rayo de esperanza, entonces, cual una profetiza que anuncia las venganzas del cielo, se yergue y amenazadora el dice: <<Sire, se dice que sois bueno y es mentira ¡Sire, se dice que sois un soberano magnánimo, y es mentira! Sire, se dice que sois glorioso y también es mentira! Sois Sire un hombre malvado. Sois un amo sin autoridad, Sois un jefe sin ideales, Sois la Fatalidad y nosotros somos vuestras víctimas. Vos creáis el mal y permitís que el mal se realice; pero el mal se volverá hacia su origen, os herirá a vuestro turno y no iréis más adelante. Vos os desplomareis con vuestro trono bajo el golpe certero de un destino que no conocéis.

Después extendió sus brazos con ademán de mando y exclamó: atrás! añadiendo enseguida: Sire, soy ahora yo quien os dice que no espero ya nada de vos. <<L'Empereur>>.[110]

Creo yo que Blasio no intentó hablar sobre éstos hechos por dos motivos, uno quizá por que eran hechos que no el constaron y el otro, por que a él el unía un lazo afectivo hacia los emperadores Maximiliano y Carlota y tal vez pensó en que era ofensivo tratar un punto que a Carlota el afectó demasiado como es evidente.

Así pues Blasio después de tantas esperanzas frustradas, regresó a México el 2 de noviembre a las 3 p.m. Al desembarcar en Veracruz, la primera persona a quien encontró en el muelle fue al señor de Poliakovitz que despedido del servicio se dirigía a Nueva York.

Blasio suponía que Maximiliano podía salir de México, puesto que en Veracruz ya estaban las dos fragatas austriacas ancladas frente a la Isla de Sacrificios, pero al saber Blasio que el emperador seguía en México y no podía viajar a Europa aún, se fue a buscarlo, pero se encontraba dormido, por lo que entregó José Luis Blasio la correspondencia al padre Fischer.

Al día siguiente de su llegada Maximiliano lo recibió. El padre Fischer le pidió no le hablara sobre Carlota, pues estaba muy afectado.

Fischer era alemán y estaba en México desde 1845. El vino a sustituir a Hertzfeld como consejero. Apoyado por Fischer el partido conservador se había recuperado, cosa que decidió en las sesiones de Orizaba la suerte de Maximiliano.

El 25 de noviembre se abrieron las sesiones. En la primera dijo el soberano que no tomaría una decisión sin que antes deliberaran sus consejeros independientemente del influjo francés y ellos opinaron que Maximiliano se quedara en México y que regresara a la capital.

El consejo se formaba de 18 consejeros, 8 votaron por la abdicación y 10 por el sostenimiento del Imperio, de los 10, 4 eran ministros, así que podían votar doble.

Así los generales Miramón y Márquez formaron un buen ejército para sostener la causa imperialista.

Otra cosa que hizo que Maximiliano se quedara, es que esos días recibió carta de su madre la archiduquesa Sofía y le decía que "el honor de los Habsburgo no permitía que Maximiliano se retirase del país, al retirarse el ejército francés; y que debía permanecer en México, a esperar el resultado de la causa imperialista por dudoso que fuera". [111]

Desde que José Luis Blasio regreso a Orizaba, ocupó su puesto, volvió a almorzar con el emperador. El 12 de diciembre salieron de Orizaba a Puebla, alojándose en la Xonaca.

Como los franceses deseaban que su majestad abdicara el general Castelnau ayudante de campo de Napoleón se entrevistó con Maximiliano en la Quinta Xonaca a instancias del padre Fischer.

Después de ésta última entrevista el ministerio y el general regresaron a México, saliendo de puebla el 3 de enero de 1867.

Habiendo parado en Mexicaltzingo sin terminar aún la comida, se presentó un oficial de gendarmería montada, solicitando ver al coronel Lamadrid a quien dio un telegrama "urgentísimo", venía de Cuernavaca y anunciaba que apenas las tropas austríacas habían salido, había sido asaltada por una fuerza liberal y Lamadrid partió de inmediato logrando que los juaristas huyeran; pero estos le prepararon una emboscada y lo asesinaron.

Más tarde, hubo dos acontecimientos que rompieron las ya deterioradas relaciones entre Bazaine y el Imperio: la detención de don Pedro Garay, exministro de Juárez y la publicación de un artículo violento contra los franceses en el periódico La Patria.

Bazaine deseaba se castigara al autor del artículo y en eso atacó en un informe al presidente del Consejo y Maximiliano por medio del Padre Fischer le contestó que no admitía hablara de sus ministros en esos términos y que si no daba una explicación de ello no quería tener relación con Bazaine.

Por medio de Blasio, Maximiliano se enteraba de cosas que le platicaba el capitán Pierron a quien visitaba en el hotel Iturbide, tal como que existía desacuerdo entre Casleltnau y Dano y también probablemente entre Bazaine y Douay.

A fines de enero dejaron la hacienda de la Teja para irse a la capital. El 5 de febrero de 1867 las calles de la Ciudad de México se llenaban de gente que veía como las tropas francesas partían, encabezadas por Bazaine y Castelnau.

Bazaine permaneció en Puebla el 11 y 12 y el 13 siguió a Orizaba, se enteró ahí de la derrota que sufrió Miramón y envió a Dano un correo extraordinario diciéndole que aún era tiempo de salvar al soberano, que lo esperaría en Orizaba y de ahí partiría a Europa, pero éste se cruzó con otro enviado por Dano y hacía saber a Bazaine que el 13 el emperador encabezaba al ejército para continuar con la guerra en el interior del país.

Las ultimas oportunidades de vida de su majestad se iban fugando como si su destino no se hubiera podido ya cambiar jamás.

El ejército francés llegó a Veracruz el 27 de febrero y zarparon a bordo del soberano el 7 de marzo, que fue el último barco que salió de México.

Miramón abrió la última campaña contra los juaristas en el norte y con un brillante triunfo tomó la plaza de Zacatecas de donde casi por milagro se habían escapado Benito Juárez y sus ministros, pero días después en San Jacinto, Miramón era derrotado por los liberales Escobedo y Treviño.

Márquez comandante militar de la plaza de México había comenzado a fortificar dicha plaza. El 10 de febrero llamó Maximiliano a José Luis Blasio para decirle que como él no era militar lo dejaba libre para retirarse, pero Blasio no aceptó y le respondió que lo tuvo cerca en días afortunados y que le seguiría siempre, Maximiliano aceptó y le dijo que iría como secretario de viaje y su cajero "llevando los gastos de la casa y así pues la expedición salió el 13 de febrero de 1867.

Como podemos ver su permanencia con el soberano era un asunto sentimental y de correspondencia absoluta. Enseguida hablaré sobre el Sitio de Querétaro.

A las 6 a.m. del 13 de febrero de 1867 salía Maximiliano de Palacio Imperial de México con el general Márquez, el ministro de justicia don Manuel García Aguirre, los oficiales de órdenes, Pradillo y Ormaechea, el doctor Basch, Blasio y su servidumbre.

Fue hasta el día 17 cuando llegaron a San Juan del Río, el 18 a Colorado y el 19 a Querétaro. Los generales Miramón y Mejía salieron a su encuentro y tuvieron una triunfal entrada.

Márquez pronunció un brindis lleno de sarcasmo contra Miramón y esa rivalidad entre los jefes principales del Imperio produjo fatales resultados.

Los primeros días en Querétaro fueron muy tranquilos. El ministro de Hacienda, Campos no volvió a ocuparse del emperador, ni de su ejército por lo que éste nombró nuevo secretario a Vidaurri. Había que organizar la defensa de la plaza de Querétaro.

Escobedo se dirigía a Querétaro por el camino de San Luis Potosí y Corona por el de Acámbaro. Miramón insistió a Maximiliano en atacar a Escobedo, pero Márquez se opuso y el emperador aceptó, así que fueron Escobedo y Corona los que comenzaron a cercar la ciudad el 6 de marzo. El consejo de guerra decidió no atacar al enemigo, esperar la ofensiva y presentarle la batalla.

El 6 salió Maximiliano de la ciudad. Miramón insistió en atacar a los liberales y Márquez se negó, pero Blasio supone según su testimonio que los imperialistas hubieran ganado de haber atacado.

En la noche las tropas regresaron a la ciudad fijándose el cuartel general en las alturas del cerro de las Campanas, ahí quedó el cuartel desde el 12 de marzo, pero al ver que el enemigo no atacaba, el 13 de marzo se movió al convento de la Cruz, edificio colonial que daba aspecto de fortaleza.

Dice Blasio que el soberano le había ordenado que llevara un diario de todos los sucesos que ocurrieran durante el sitio y "aún cuando mis apuntes se perdieron al ocupar los liberales el convento de La Cruz, quedáronme algunos, muy incorrectos y hechos con lápiz; pero ayudado por mis recuerdos, he podido reconstruir éste diario que me sirve en la actualidad". [112]

Es evidente que José Luis Blasio tenía un diario, por que creo muy difícil que una persona pudiera tan sólo de memoria recrear tantos y tantos datos como los que aporta en su obra, sobre todo específicos como horas, fechas, etc.

El 13 de marzo a las 5:30 a.m., el enemigo rompió el fuego de su artillería, que continuó hasta las 9 p.m. El emperador permaneció en la plaza entre granadas y ahí recibió a los oficiales del Estado Mayor, los generales Castillo y Mejía. Luego visitó con el general Márquez las líneas. Los imperialistas lograron rechazar al enemigo pero muchos murieron en esa acción.

El 15 Maximiliano decidió enviar a México al general Miramón en busca de hombres y dinero, pero Márquez se opuso y se ofreció a ir él mismo como lugarteniente del emperador, llevaba órdenes verbales, una carta para el presidente del consejo don Teodosio Lares, otras en alemán escritas por el doctor Basch para el teniente coronel Shaffer y otras para el padre Fischer, por lo tanto Basch y Blasio estaban en el secreto de todos además de Miramón, Mejía y Castillo.

Para hacer fácil la salida de Márquez, Miramón atacó el día 22 los puntos de San Jacinto y el Jacal, pasando por la garita de Celaya. Márquez y Vidaurri, con sus oficiales de Estado Mayor salieron escoltados de Querétaro.

En esas tardes Maximiliano se paseaba y le dictaba a Blasio las normas del ceremonial, cosa que al mismo José Luis Blasio le parecía un tanto ridícula.

El 24 desde las 4 a.m., comenzó el ataque liberal sobre la línea que defendía Miramón. El éxito de la división de Miramón fue instantáneo, pero la de Mejía vaciló un poco. La tarde del 30 Maximiliano hizo una fiesta militar en la Plaza de la Cruz. No hubo mayores incidentes, pero la situación empeoraba.

Hasta el 11 del mes siguiente Miramón salió para tratar de apoderarse de la garita de México, pero sufrió pérdidas enormes.

No se tenía noticia de Márquez y los temores aumentaban. Los correos que enviaban aparecían al día siguiente colgados en la trinchera enemiga con el letrero de "CORREO DEL EMPERADOR". Como era muy difícil encontrar a la persona idónea para ser el correo del emperador, se pensó enviar a Mejía, también al príncipe de Salm Salm acompañado del mayor Malbourg, pero fue imposible.

El 24 se rompe fuego contra las trincheras republicanas y el enemigo contesta con un fuego más nutrido "El Emperador sube en lo más encarnizado del combate a la torre del convento acompañado del príncipe de Salm Salm, del coronel López, del general Miramón y del mayor Malbourg, y en los momentos que se encontraban en lo alto de la torre, revienta una granada..." [113]

El 26 se mandan repicar las campanas, propagando la falsa noticia de que Márquez atacaría al enemigo por la retaguardia.

El 27 el general Méndez se dirige a la garita, mandando la vanguardia el general Pantaleón Moret. Miramón dirige el combate por el lado del Cimatario, caen más de 500 prisioneros en manos de Miramón. Los liberales huyen y entonces el emperador emocionado por el éxito sale a caballo al campo de batalla y la gente con eso olvida salir de la ciudad y se pierde esa brillante oportunidad de salvación.

El general Miramón intenta un nuevo asalto pero los liberales responden con tal fuerza que los imperialistas retroceden.

El día 1º de mayo las tropas del Imperio intentaron una salida por la línea del sur, así como intentos de ataque fallidos.

Luego se dio la falsa noticia de que Guadalupe Victoria había llegado a Querétaro con comunicaciones oficiales de Márquez diciendo que se llevaban muchos cuerpos a la plaza sitiada, entonces se echaron a vuelo las campanas, pero pocos en Querétaro creían que la noticia fuera verdadera.

Días después del 5 de mayo se decidió romper el sitio. El general Mejía clamó a las armas al pueblo de Querétaro.

El 14 de mayo los generales dieron una proclama a Maximiliano donde hacían fuertes cargos a Márquez, en dicha proclama se proponía atacar al enemigo y en caso de ser rechazados evacuar la plaza, el problema es que salir a la capital era imposible y el único camino probable, era la sierra en donde había nacido Mejía.

En la noche del 13 de mayo al 14 en consejo de guerra, se decidió que saldrían el 15 a las 3 a.m.

Maximiliano había ordenado a Blasio que reuniera el oro disponible para repartirlo entre el doctor Basch, Salm Salm, el oficial de órdenes Pradillo y el mismo José Luis Blasio. A los sirvientes se les debían dar algunas monedas de plata.

En la noche entró López al cuarto de Blasio por dinero y éste sólo tenía algo de plata, al ver que no le habían reservado oro, salió furioso. A esa misma hora había consejo de guerra en la recámara de Maximiliano y se aplazó un día la salida del soberano.

A las 4 a.m. del 15 Blasio escuchó pasos precipitados por los corredores y el segundo de López el teniente coronel Yablonski, abrió la puerta y le decía fuera a despertar al emperador pues el enemigo ocupaba La Cruz. Luego Blasio corrió a las habitaciones del general Castillo y a las de su ayudante el coronel Guzmán, mientras Severo que era un criado de Maximiliano, avisaba a Salm Salm y a Pradillo.

Yablonski avisó a Basch y éste bajó a buscar sus armas y fue allí hecho prisionero. Comenta Pérez Verdía que Blasio al ser avisado por Yablonski, corrió al cuarto del príncipe para despertarlo y dudando aún se visitó lentamente, Ya que se había reunido todos bajaron las escaleras y sin ser reconocidos lograron salir a la calle, a pesar de que un centinela les abrió el paso, eso porque el señor Rincón Gallardo les permitió pasar, no obstante que todos vestían sus uniformes militares.

Cita Pérez Verdía al señor Iglesias Calderón, quien en La Traición de Maximiliano (en la p. 108), dice le parece increíble que el soberano no reprochara a López su traición o cuando menos no hiciera silencio frente a él.

También cita a Salm Salm, que en sus Memorias dice que al encontrar al emperador ya estaba vestido y sumamente tranquilo y entonces él dijo que ya los habían traicionado y le pidió bajara para que los húsares salieran. Planeó ir al cerro y allanar allá lo que sucedía. [114]

El doctor Basch dice que el emperador ya estaba vestido esto según lasMemorias del médico de Maximiliano ( en la p. 242). Cuenta que el emperador dijo con sangre fría que no era nada, que el enemigo estaría apenas en la huerta, pidiéndole tomara sus pistolas y el siguiera a la plaza.

Los demás oficiales, criados, Salm Salm, el general Castillo y José Luis Blasio rodearon al emperador, bajaron las escaleras y fueron confundidos, lograron salir gracias también al coronel Rincón Gallardo, tal vez quiso salvarlos o que no cayera responsabilidad alguna sobre él. Como no todos tenían caballos siguieron a pie, en el camino se les unió López a caballo y dijo a Maximiliano que tenía donde esconderlo y el respondió que jamás, que seguiría al Cerro de las Campanas para ver si aún habían tropas.

Opina Blasio que fue muy extraño que López en vez de seguir con ellos se fuera de nuevo a la Cruz. También en la opinión del mismo José Luis Blasio, para Maximiliano lo primero fue el honor y el respetar la unión con quienes había pasado tanto tiempo y le habían demostrado su total fidelidad.

Poco después apareció la legión de la emperatriz con el teniente coronel Pedro A. González a su cabeza. Luego el conde Pachta y el general Mejía. Miramón había sido herido al salir de su casa. El ejército imperial constaba ya sólo de 300 elementos.

Maximiliano le dió a Blasio su cartera con sus papeles más reservados y le pidió los quemara junto con sus apuntes y así lo hizo.

El soberano quiso montar a caballo y salir a encontrar la libertad o la muerte, pero no se lo permitieron los generales y los oficiales republicanos quienes pidieron montara a caballo para volver a la falda del cerro, le salió al encuentro el general Escobedo a quien Maximiliano le entrega su espada y pide ser llevado a La Cruz. El emperador montaba su manso caballo llamado el "anteburro" y cuenta Blasio que un liberal lo mató.

En esas circunstancias, comenta Blasio:

"Al salir de la Cruz, el Emperador me dió sus magníficos anteojos de campaña, que traía al costado. La caja de cuero de Rusia tenía encima la cifra imperial en oro y pendía de una cinta de charol" [115], pero hubo de entregarlos a un oficial "yanqui" que se las pidió en forma amenazadora con pistola.

Al entrar a la plaza de La Cruz, el general Echegaray con algunos jefes empezó a recibir a los más de 600 prisioneros, los desarmaban y conducían a la iglesia.

El general Mejía, Castillo y Salm Salm, fueron llevados a oro lado. Severo, Grill y Tudos fueron libertados por órdenes de Escobedo. Uno de ellos distraído tiró la colilla en una cartuchera y se produjo una explosión.

Escobedo visita a Maximiliano en su prisión y pide designe que personas desea estén cerca de él y designa a Pradillo, Ormaechea, el doctor Basch, Salm Salm, al coronel Guzmán y a Blasio.

El sitio de Querétaro había terminado después de resistir 72 días, 7 mil imperialistas a 40 mil sitiadores. Con la toma de Querétaro se había dado el golpe de muerte al Imperio.

El 15 de mayo muchos oficiales republicanos como el general Vega, el coronel Smith y los hermanos Pedro y José Rincón Gallardo quisieron visitar a Maximiliano. Estos visitantes fueron guiados por López a la prisión en la Cruz. En la celda de al lado había algunos generales presos. El general Miramón se curaba en casa del doctor Licea que le servía de prisión.

En la noche Mejía visitó a Maximiliano a ambos se dijeron estar dispuestos a todo y sin miedo a morir.

El emperador había estado enfermo, por lo tanto pudieron quedarse a dormir el doctor Samuel Basch, los criados Grill y Severo.

El 16 de mayo hubo un decreto de que todo oficial y jefe imperial que no se presentara en 24 horas sería pasado por las armas, así que los prisioneros aumentaron en La Cruz.

Por la misma enfermedad del soberano, fue trasladado el 17 al convento de Teresitas, acompañándolo, el general Echegaray, un ayudante y el doctor Basch, escoltado por caballería.

Dice Blasio que al atravesar la plaza de la Cruz, frente a casa de López, salió de ella un hombre que llevaba el kepí bordado del emperador que había dejado en su recámara el 15. ¿Qué había ido a hacer López a la habitación de Maximiliano?

En una habitación se instala Maximiliano, el doctor Basch y dos camaristas, en la otra el ministro Aguirre, el general Castillo, Guzmán, su ayudante, el príncipe Salm, Pradillo, Ormaechea y Blasio. Al apresar a Basch le quitaron el cinturón con las monedas de oro, pero a los demás no.

El señor Carlos Rubio, rico comerciante de Querétaro y propietario de la fábrica Hércules, se encargó de que no le faltara nada al emperador. Las familias Carmona y Trejo se encargaron de ayudar a Blasio.

El 18 de mayo a las 8 p.m. llaman a Salm para sacarlo de prisión y al devolverlo dice que fue para preguntarle su nacionalidad.

El 20 llegó a Querétaro la princesa de Salm. Ella nació en Nueva York de padres franceses, apellidada Leclerc, en Estados Unidos se había casado con el príncipe Salm Salm. Viajaba constantemente de Querétaro a San Luis Potosí, donde hablaba con Juárez deseando libertar a Maximiliano. Al llegar a Querétaro se presentó con su majestad.

En esos días se presenta en prisión el coronel Palacios, ayudante de Escobedo, con la orden de llevar a Maximiliano ante el general en jefe y va éste acompañado de los príncipes Salm, de los coroneles Villanueva y Palacios, a las 3 horas regresa y dice que Maximiliano ha propuesto que dará a los liberales las plazas de Veracruz y México y que se irá por Veracruz, prometiendo no volver a mezclarse en los asuntos de México, pidiendo además la vida de todos los imperialistas.

El 22 se les envía a los presos de Teresitas al de Capuchinas, primero al emperador y a Salm, luego a los generales y por último a Pradillo, Ormaechea, el doctor Bash y a Blasio.

Se imaginaba Maximiliano que el gobierno liberal lo dejaría salir para Europa, creía que Blasio lo acompañaría primero a Londres un año, que ahí llevarían el archivo de Miramar y escribirían la historia de su reinado. Luego irían a Nápoles con una pequeña comitiva, harían pequeños viajes por las islas del archipiélago griego, a Atenas, Turquía y que Maximiliano pasaría el resto de su vida frente al mar Adriático, en su isla de Lacrona. Si entonces quería Blasio regresar, le daría dinero, sino le daría un buen puesto en alguna legación. Poco después le comunicaron a Maximiliano que comenzaba su proceso y quedaba incomunicado. Los generales y oficiales fueron llevados al Casino y los demás a Teresitas.

Del 13 al 16 de junio Blasio no volvió a ver a Maximiliano. El oro se le entregó a la princesa Salm para tratar de salvarlo, ya que se trató de sobornar con el oro a dos coroneles que podrían irse a Europa realizada la fuga, el ministro de Prusia el barón de Magnus no quiso comprometerse a firmar las letras y la fuga no se logró. Se debía haber fugado el 3, luego el 5 y finalmente nunca se pudo. El día 7 se ordena a todos los extranjeros que se vayan de la ciudad.

El día 8 se libera a los subalternos, los demás presos, capitanes y coroneles se van a otras prisiones. El 10 salen de Querétaro los oficiales presos.

El 12 queda el emperador sólo en su celda. Los generales Miramón y Mejía son llevados al tribunal acompañados de cuatro abogados.

A las 11 del 13 de junio de 1867, comenzó el fiscal don Manuel Aspiróz, la lectura de los capítulos de acusación, anticipándola con el certificado de los médicos que aseguraban que el preso no podía salir de su celda. Maximiliano se quedó sólo por la tarde del 13 y Aspiróz se presentó al convento a notificarle que estaba sentenciado a muerte.

El 16 de junio de 1867 Blasio estaba en Teresitas con los generales presos. En Capuchinas estaban sólo el emperador, Miramón y Mejía.

Una escolta de 8 hombres llevó a Blasio a Capuchinas por petición hecha por Maximiliano a Escobedo, para escribir unas cartas de despedida la princesa de Iturbide, a cuatro ministros y a don Carlos Rubio para pedir que su cadáver fuera embalsamado y llevado a Europa. Ahí estaba Grill y Blasio y no pudieron contener los sollozos por lo que Maximiliano les dijo que todos somos mortales y que en ese "... momento supremo necesito de todo mi valor y ustedes con su llanto pueden quitármelo..." [116]

Maximiliano pensaba que Carlota había muerto. Su majestad dijo a Blasio que si podía salir vivo de ahí fuera a Viena a presentarse con su familia y que en su codicilo le dejaba un pequeño recuerdo.

Entraron entonces el coronel Palacios y el teniente coronel Margain, a éste le dió 5 onzas de oro para los soldados que habían de fusilarlo. Salieron y le pidieron a Blasio hiciera lo mismo. "Entonces el Emperador me dio unas hojas escritas, escribió la fecha con lápiz y yo la tomé de entre sus manos con la veneración que se reciben las cosas que los moribundos entregan como recuerdo a los seres queridos que han de sobrevivirles". .[117]

Se abrazaron y Blasio salió. Dos horas después un oficial el avisó a Blasio que la pena de muerte se había aplazado para el 19 de junio. Maximiliano no creyó salvarse y ocupó esos dos días en escribir a las personas que estimaba. Luego se confesó.

El emperador vestía de negro y salía en el primer carruaje con un sacerdote, le seguían Grill y Tudos, el doctor Basch no quiso acompañarlo por el dolor. Toda la gente salía por las ventanas, quizá por cariño, quizá por curiosidad, pero se asomaban al despedirlo. Al bajar del carruaje Maximiliano dijo "En un día tan hermoso como éste quería morir!". .[118]

Se secó el sudor de la frente con un pañuelo y se lo dió a Tudos con el sombrero blanco y el dijo en húngaro:

"Lleva esto a mi madre y dile que para ella fueron mis últimos pensamientos". [119]

Blasio menciona que quedaron luego en el cadalso Maximiliano en el centro, Miramón a su derecha y Mejía a la izquierda, a pesar de que la mayoría de los autores dicen que Maximiliano cedió el lugar central a Miramón. Continúa Blasio diciendo que Maximiliano y Miramón hablaron haciendo votos por la felicidad de México. Luego se escuchó ¡Fuego! y una detonación.

Blasio no volvió a ver a su majestad. El 19 a las 7 a.m, el batallón de Supremos Poderes, que hacía guardia en Teresitas fue relevado por un piquete de caballería, para formar el cuadro al cerro de las Campanas. A las 9 se escucharon los redobles de tambores y alegres clarines del batallón... lo habían fusilado. Grill y Tudos fueron los únicos que presenciaron la ejecución.

Dice Blasio que el cadáver fue llevado al convento de Capuchinas para embalsamarlo y colocarlo en el ataúd que se puso en el entresuelo de la casa del señor Muñoz Ledo, designada para Palacio del Gobierno.

Ese mismo día el ministro de Austria pidió el cuerpo pero le fue negado. Diez días después lo pidió Magnus y Basch pero se les negó. El 25 de agosto llegó a Veracruz el vicealmirante Teghettoff mandando la fragata Novara, pero se le negó le dijeron que sólo se lo darían por petición expresa del gobierno austríaco o de la familia de Maximiliano de Habsburgo.

Así el 26 de septiembre, el señor Beust, ministro de la casa imperial dirigió una nota al ministro de México para pedir a Juárez el cuerpo, quien hasta entonces presidente ordenó le dieran el cadáver.

A las 5 a.m. del 12 de noviembre de 1867, dos carruajes escoltados por 300 hombres se detuvieron en la puerta del hospital de San Andrés de México de donde salió el ataúd. Luego siguieron a Veracruz llevando al vicealmirante Teghettoff, a su hermano el conde Teghettoff, a los ayudantes de campo del vicealmirante, de Gaal y Tenebeg y al doctor Basch.

Teghettoff logró la libertad de todos los prisioneros austríacos y belgas que se embarcaron en la fragata Novara.

El 25 de noviembre el vicealmirante recibió oficialmente al cadáver. El 26 se llevó el féretro al buque. El mismo barco en que llegara tres años y medio antes una pareja llena de vida regresaba con un cuerpo inerte.

Lilia Díaz, en su capítulo "El liberalismo triunfante" en laHistoria General de México , dice que los amigos del emperador no perdonaron esfuerzos para salvarlo. Los ministros extranjeros intercedieron igualmente a favor del monarca, pero nada se logró "La princesa Inés de Salm Salm, expulsada de Querétaro, al igual que los diplomáticos de Bélgica, Italia, Austria y Francia, por tramar la evasión del emperador, fue a San Luis, se arrodilló ante Juárez y derramando lágrimas le pidió el perdón del príncipe. Juárez conmovido, le dijo que si todos los soberanos de Europa estuviesen a sus pies, le sería imposible preservar su vida: "no soy yo el que la toma, es el pueblo, y es la ley, y si yo no cumpliese su voluntad, la tomaría el pueblo y además la mía". [120]

El 18 de junio se intentó que indultaran a los generales Miramón y Mejía, un telegrama al gobierno de San Luis. Lerdo de Tejada contestó negativamente.

Antes de morir, Maximiliano dijo "...voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México!".

Considera Pérez Verdía que el fusilamiento de Maximiliano y sus generales era una necesidad para el partido liberal y quizá para el país el exterminio de un partido por el otro como decía don Teodosio Lares, el jefe de los ultra conservadores.

El 1º de julio de 1867, condujeron a Blasio entre soldados pero las calles principales de Querétaro, de Teresitas a casa del general Escobedo. Los demás prisioneros habían sido enviados a otros sitios, en Teresitas sólo quedaban el ministro Aguirre, un empleado de la intendencia llamado Manuel Castillo y además de Blasio.

Cuenta el padre Mariano Cuevas en su Historia de la Nación Mexicana que ya desde la prisión habían desaparecido las pertenencias de Maximiliano, excepto su catre de campaña, una mesa y una silla, si esto sucedía en vida, era de suponerse la falta de respeto que podría venir a su muerte.

Salm Salm dice en sus memorias, que fueron las monjas del convento de Santa Teresita, las que se encargaban de llevarle pan a su majestad, quien le propinaba un trocito al doctor Basch, Pradillo, Blasio y el mismo príncipe Salm.

Sobre la muerte del emperador citaré un comentario de Martín Quirarte:

"Tenaz en sus propósitos, Azpíroz volvió a formular sus famosos trece cargos. Cada uno de ellos trató de fundamentarlo. Es claro que sus conclusiones concordaban con sus premisas. Vino finalmente la sentencia: todos los miembros del tribunal pidieron la pena de muerte para el acusado, sólo había una esperanza para el reo: el indulto. Se solicitó ante el gobierno de Juárez, pero éste permaneció inconmovible.

Reflexionando sobre los acontecimientos, bien podemos decir, que más que el espíritu de venganza de los republicanos, lo que llevó al patíbulo a Maximiliano fueron sus propias incongruencias. Pagó muy cara su falta de percepción política pero la actitud con la que se enfrentó a la muerte, le valieron la admiración hasta de muchos de los que lo habían combatido." [121]

Citaré también cuales fueron esos 13 puntos mencionados:

  1. Fue instrumento de la intervención francesa la cual intentó destruir las instituciones republicanas de México,
  2. Atentó contra la Constitución del 57 y apoyándose en unos cuantos votos, trató de justificar su llamado Imperio Mexicano.
  3. Usurpó la soberanía nacional.
  4. Dispuso por medio de la violencia de vidas e intereses de los mexicanos.
  5. Auxiliado por Bazaine había llevado a cabo una guerra implacable contra los republicanos. Muchos hombres habían sido sacrificados en su nombre por las cortes marciales.
  6. Hizo una guerra de filibusteros trayendo incluso a belgas y austríacos, ciudadanos de países que no estaban en guerra con la República.
  7. Haber dado el manifiesto del 2 de octubre, preámbulo del decreto del día siguiente, tratando de justificar su conducta con el falso argumento de que Juárez había abandonado el territorio de México y la defensa de la causa nacional.
  8. Había dado el terrible decreto del 3 de octubre.
  9. Después de retirado el ejército francés, cuando la República entera se levantaba contra él, persistió en seguir dominando con su falso título de emperador.
  10. Abdicaba a su falso título de Emperador sólo en el caso de ser tomado prisionero.
  11. Que no se le podía considerar como soberano vencido en guerra, ya que legalmente no lo había sido nunca.
  12. Negar la competencia del Consejo de Guerra.
  13. Cargo de contumacia y rebeldía por negarse a contestar a las preguntas formuladas por el fiscal". Quirarte. Historiografía sobre el Imperio Mexicano. p. 61 y 62

Esas palabras de Martín Quirarte en que dice que el fusilamiento de Maximiliano le valió la admiración de muchos que incluso le habían combatido, pueden extenderse quizá con una carta que el escritor Federico Gamboa envió a su primo José Luis Blasio en la que dice desde Bruselas, el 25 de junio de 1912:

"Nada extraordinario se hizo aquí para conmemorar la muerte de Maximiliano, los reyes estaban en Ostende, y acuérdate de que la ingratitud humana es ilimitada. La princesa Carlota, que acaba de cumplir 75 años, sigue gorda y sana paseando su locura trágica en el castillo de Bouchout, en el que la visitaban la corte y sus empleados con alguna frecuencia. Dicen que está inmensamente rica.

Y por si nunca te lo dije, te diré a propósito de este drama que viste tú tan de cerca, lo que aquí he dicho a varios, consiguiendo que me den la razón: quítale a Maximiliano su fusilamiento, que lo volvió mártir, no obstante que fue una medida de salud nacional, y ¿qué habría hecho? ¿dónde hubiera tenido decorosa cabida? Su esposa, loca; sin derechos dinásticos en su propio país; con escasos recursos tal vez, errante, destronado, sin patria... En cambio después de ajusticiado, es una figura interesante y nobílisima que se respeta en el mundo entero. ¡Convéncete, fatman, de que Dios sabe lo que hace y lo que consiente!" .[123]

Estas palabras son irrefutables creo yo; sin embargo de no haber sido fusilado, aunque fracasado hubiese estado vivo y tal vez la situación de Carlota pudo ser otra, ya que tal vez nunca hubiera perdido la razón.

Ya habiendo sido fusilado el archiduque de Austria, Escobedo preguntó a Blasio a donde quería ir, Blasio respondió que a la capital y le otorgó un pasaporte diciéndole que a su llegada debía presentarse al ministro Lerdo de Tejada. Ya en libertad se dirigió la casa de la familia Trejo, donde se quedó dos días y luego viajó a la Capital, con Grill y Tudos.

La familia Blasio se sorprendió al verlo llegar a casa pues no tenían noticia de él. Vidal Castañeda y Nájera, su fiel amigo el había dado el dinero que el encargó para su familia. Al respecto Blasio no hace mayores comentarios.

Después de cuatro meses salió Blasio a Veracruz, donde se embarcó en el vapor francés Panamá, el 15 de noviembre de 1867, llevando a bordo austriacos y belgas y personas al servicio de Maximiliano, como Eloin, incluso Salm Salm.

Llegó a Viena el 8 de enero de 1868, ahí a los pocos días solicitó audiencia con el emperador Francisco José. Al recibirlo este el "... preguntó si había estado en el sitio de Querétaro, si había visto morir a su hermano, como había yo salido de México y, por último, si quería permanecer en Viena y radicarme allí" [124]

Blasio le respondió que su intención era regresar a México después de vivir dos años en Europa. Francisco José le pidió hablara con el archiduque Carlos Luis, quien al estar con Blasio le preguntó sobre el sitio de Querétaro y la muerte de Maximiliano. El comentó que en el testamento de su hermano decía que a la venta de sus pertenencias en México, se diera el producto de la misma en partes iguales entre Shaffer, Gunner, el doctor Basch, Pradillo y Blasio, pero que todo había sido confiscado por el gobierno republicano, aunque quedaba aún para ellos el yate Ondina, anclado en el puerto de Trieste.

Su tercera visita en la corte austríaca fue para la archiduquesa Sofía, madre del emperador. Ella vivía en el castillo de La Burg, ahí le atendió su secretario particular y en la tarde recibió Blasio una esquela por medio de la cual su Alteza la archiduquesa Sofía, el manifestaba que lo recibiría al día siguiente a la 1 p.m.

Ella le habló en francés "... es probablemente el joven mexicano a quien mencionaba mi hijo Maximiliano en sus cartas; en ellas me decía que Ud. lo acompañaba por todas partes, que tenía usted la particularidad de escribir cuando viajaban, en el mismo coche, y a usted era a quien hacía trabajar desde las 4 de la mañana. Mi hijo me hacía grandes elogios de Ud. en sus cartas". [125]

Blasio comentó a la archiduquesa Sofía que tuvo la fortuna de trabajar con su hijo Maximiliano y ser distinguido por él y fue muy feliz con servirlo durante los tres años que duró su reinado.

Pudo acompañar a Carlota a Roma y seguir a Maximiliano hasta que fueron aprendidos en Querétaro, él contó detalles hasta que el momento en el que se despidió de Maximiliano para siempre. La archiduquesa lloró varias veces y tal vez recordó la responsabilidad que tenía en la muerte de su hijo, ya que por medio de la carta que Maximiliano recibió en Orizaba le obligaba casi a sostener el Imperio a pesar de la retirada de los franceses.

Esa visita duró más de una hora, al despedirse le dijo que volviera a verla y que aunque sufrió con su relato, también disfrutó al oir hablar de su hijo. Algunos días después recibió otra esquela en que Sofía lo invitaba a almorzar.

Por esos días llegó a Trieste la fragata Novara, llevando a bordo los restos mortales de Maximiliano. El 16 de enero de 1868, fue el fúnebre desembarque. El ataúd se depositó en la entrada del palacio imperial, donde estaban Sofía y sus dos hijos. Ella se arrojó al féretro y lo contempó entonces a través del cristal. En la cripta de las Capuchinas de Viena se depositaría el cadáver.

El 20 de enero de 1868 fue trasladado el cadáver del palacio imperial a la iglesia de las Capuchinas, en donde en la puerta, el emperador de Austria y su familia recibieron el ataúd de Fernando Maximiliano de Habsburgo.

Ahí se encontraba el conde de Bombelles, el marqués de Corio, el mayor Günner, el conde de Kevenhüller, el consejero Eloin, el barón Malbourg, el doctor Basch, el comandante Pittni, y otros más, algunos de ellos prisioneros en el sitio de Querétaro.

Nadie del partido imperialista estuvo en las honras fúnebres, de los mexicanos estuvieron Blasio y el señor don Gregorio Barandiarán ministro de México en Viena y su secretario don Angel Nuñez.

Días después de las exequias del emperador, Blasio recibió una carta por medio del secretario de la legación de Bélgica, pidiéndole pasara a esa legación, en donde recibió un retrato que representaba a Maximiliano en traje de marinero, de pie en la proa de un bote, abrazado a una bandera en medio de un mar agítadisimo. Sobre la cubierta que encerraba el retrato se leía con letra de Carlota "A Don José Luis Blasio" y más abajo con otra letra "Ancien Secrétaire de l' Empereur Maximiliano Vienne". [126]Al reverso del retrato decía: "Rogad por el descanso del alma de su majestad Fernando Maximiliano José Emperador de México. Nació en Schönbrunn el 6 de julio de 1832, muerto en Querétaro el 19 de junio de 1867". [127]Esto hace pensar que Carlota sabía que su esposo había muerto. En latín el seguían dos versículos de la Biblia. Por ello Blasio en su obra dice que fue a Bélgica a buscarla, pero los médicos no el permitieron verla aunque conoció al menos el castillo de Lacken que era su residencia en donde pudo ver a la emperatriz sin que ella se diera cuenta; el quiso acercarse y decirle que él era su fiel servidor, pero se tuvo que contener, cuenta el mismo Blasio.

De regreso en Viena le tocó asistir a un baile en palacio, en los salones del Reducto, ahí lucía Francisco José el uniforme azul y llevaba del brazo a la hermosa emperatriz Isabel. También el tocó otro baile en los salones de Flora, dedicado a los mencionados archiduques.

Entretanto se vendió el yate Ondina a un rico otomano, el señor Jacob Muzani y Possonyi llamó a Blasio para entregarle su parte.

Llegó el momento de regresar a México, pero antes Blasio fue a visitar la cripta de las Capuchinas.

Benito Juárez había visitado el cadáver de Maximiliano en el Hospital de San Andrés en México, dijo que Maximiliano "era alto, pero no tenía buen cuerpo, tenía las piernas demasiado largas y sin proporción. Era un hombre falto de talento, de frente espaciosa pero sólo por la calvicie". .[128]

El mismo Pérez Verdía que en todo momento criticó todo lo dicho por Blasio, y todo lo hecho por Maximiliano de Habsburgo, comenta que:

"No estuvo el Sr. Juárez a la altura de las circunstancias al hacer tales observaciones; porque aquel sangriento despojo debió haber inspirado consideraciones más elevadas: la grandeza de un infortunio, la inflexible necesidad de la justicia, el triunfo de una causa nacional a despecho de la nobleza y buenas intenciones de aquel infortunado, algo en fin que no fuera vulgar impresión sobre la conformación del cuerpo; y que fuese digno del jefe triunfante que observaba aquel cadáver, y del jefe vencido que había sido orillado a aquel estado!"

Por lo que se refiere a Blasio de que si hizo bien o mal al escribir su obra, estoy segura que logró su objetivo, ya que él mismo dijo: "Al escribir estas páginas lo he hecho sin pretensiones de historiador, ni de literato, únicamente con el deseo de que sea más conocida esa personalidad histórica, que tantos han tratado de denigrar. He escrito mis recuerdos sin parcialidad alguna, sin pasión y sin rencores.

En mi narración he querido también obtener que el público pueda sentir alguna simpatía por aquel personaje, que si como gobernante pudo cometer grandes errores, como hombre, poseía el más noble, leal y gran corazón que pudiera existir". México, junio - octubre 1904." [129]

Después de escribir su obra dedicó un apéndice sobre "La traición" tema que consideró escabroso, pero deseó transmitir su opinión sobre los traidores, sobre los jefes Leonardo Márquez y Miguel López.

Dice que Márquez supo ocultarse a tiempo, para salvar su vida y apareció viviendo tranquilamente en La Habana, mientras el emperador había muerto valientemente, "...pagando con su sangre, sus errores al lado de otros dos hombres tan leales; tan nobles y tan valientes como él, sus generales Miramón y Mejía". [130]

La cuestión es que Márquez salió el 23 de marzo de 1867 de Querétaro por el cerro del Cimatario, después el 29 a México por recursos para auxiliar a Maximiliano en Querétaro, pero al no se dirigirse de vuelta a esa ciudad fue derrotado en San Lorenzo, entrando a México fugitivo, esto según Frías y Soto.

Márquez le aconsejó a su majestad dejar a Escobedo y a Corona a unir sus tropas en lugar de batirlas separadamente como pedía Miramón. Maximiliano confió ciegamente en Márquez, cita que comenta Blasio de Paul Gaulot, en su obra Fin d' Empire. Decía Márquez que las órdenes verbales dadas por Maximiliano eran de conservar la capital y no ir a Querétaro.

La expedición de Márquez a Puebla fue desastrosa, López traicionó al igual que Márquez. Puebla se perdió, también Querétaro y México. Es más difícil probar la traición de López ya que en 1887 estando a punto de morir el general Escobedo, en su hacienda de Chamacuero, fue entrevistado por don Angel Pola, platica que dio por resultado:

  1. Un duelo entre los generales Rocha y Gayón, resultando el último herido;
  2. Una riña callejera entre Pola y el señor Agüeros;
  3. La publicación de una supuesta carta de Maximiliano a López en El Nacional, ahora por primera vez en un libro" (carta sobre la que hablaré un poco después).

"Me había propuesto, como antes dije, no hacer de éste libro un libro de polémica, ni resucitar pasiones; pero creo que mi deber de hombre agradecido me obliga a dar a conocer cuanto esté a mi alcance para impedir que se mancille la memoria del soberano."

"El periódico pasa, el libro queda vivo para la posteridad". [131]p. 437 y 438

También Paul Gaulot en su libro Fin d'Empire menciona una carta del capitán Schmidt en que decía que viendo Maximiliano que todo estaba perdido le preguntó a Mejía si podían abrirse paso para ganar la sierra y éste dijo que no, que era imposible, pero que si lo ordenaba marcharían y que estaba listo a morir.

Al ser conducidos a la Iglesia de la Cruz se enteraron que el coronel López vino a darle orden de retirada de dicha trinchera a una pieza de artillería que envío el subteniente Hans, de la trinchera haciéndole apuntar en dirección de la Cruz y entonces entró el batallón de Supremos Poderes, con el general Vélez haciendo prisioneros a todos los oficiales posibles.

Ya preso supo por los oficiales liberales que López tenía 15 días en correspondencia con el general en jefe Mariano Escobedo, que éste último había recibido la orden varias veces, del presidente de la República, de abandonar Querétaro, pero que no lo había hecho por estar en tratos con López para la compra de la plaza.

Mientras ejecutaban a Maximiliano, López no huía, sino que iba tranquilamente a Puebla provisto de un salvoconducto dado por Escobedo.

Si la misión de López fue por orden del emperador, por qué éste al ser avisado por el enemigo está en la Cruz, se viste rápido, hace despertar a los oficiales y sale del cuartel imperial yendo al cerro de las Campanas, se pregunta Blasio.

En el camino de la Cruz a las Campanas, les alcanza el coronel López que llega a caballo y pregunta por Maximiliano diciéndole:

"<<Sr. tod esta perdido, vía vuestra Majestad la tropa enemiga que viene cerca, pero tengo un lugar donde esconder a vuestra Majestad>>" a lo que el Emperador contesta con enojo: <<Yo no me escondo, sigamos a las Campanas>>". [132]

Continuaron el camino en el supuesto de que López les seguiría, pero no fue así, ya que este se alejó con dirección a la Cruz. Al enterarse de lo que López hizo, el emperador entró en la primer sospecha de traición. Es entonces cuando el teniente coronel Juan Ramírez, se adelanta a caballo para avisar al coronel Gayón lo que pasa y que precede a Maximiliano que va rumbo al cerro.

Ya preso el emperador, comentó "al barón de Lago, ministro plenipotenciario del Emperador Francisco José, que <<Márquez era el mayor traidor, que a López tal vez podría perdonarle, pero a Márquez jamás>>[133]Esto se debía a que si Márquez hubiera acudido a tiempo a Querétaro, no habría dado lugar la traición de López. Al esperar al primero con refuerzos había la posibilidad de triunfo; cuando el segundo entregó la plaza esa posibilidad se acabó. Esa es la razón por la que Maximiliano consideraba de gran importancia la traición de Márquez, más aún que la de López.

Maximiliano después de condenado a muerte, pidió por medio de un telegrama a Benito Juárez, el indulto a los generales Miramón y Mejía, pero no lo logró.

Retornando a la vindicación de López, intentada en 1887, Blasio reproduce los autógrafos que publicó El Nacional, como la carta apócrifa que López dio a conocer para librarse de ser llamado el Judas del Imperio Mexicano. [134]

Es una carta fechada en La Teja, enero 16 de 1867, dirigida al señor Fischer, supuestamente rubricada por Maximiliano en la que decía que no entregaría al país en manos francesas, ni impedirá su pacificación así tuviera que alejarse de México, así que se debería reunir un Congreso en la primavera siguiente en donde la mayoría actuara con libertad. Si el Congreso deseara la continuación del gobierno del emperador lo haría y si no es así el mismo emperador respetaría otra forma de gobierno. Luego menciona Blasio las actas de los peritos calígrafos en donde se rechaza que sea de puño y letra de Maximiliano.

Dice Blasio "La grosera falsificación de la supuesta carta a López tiene fecha 18 de mayo, es así que la plaza de Querétaro fue entregada en la madrugada del 15". [135]¿Por qué escribirla tres días después?

Si López necesitaba una credencial, no era necesario hacer una carta en donde el mismo Maximiliano hacía dudar de su propio honor. Esto opinaba Blasio.

López anhelaba ser general, pero el general Méndez en primer término se había opuesto a que lo ascendiera el emperador, por lo que López sentiría un lógico odio hacia quienes se oponían a su carrera militar y se iniciaría en él una sed de venganza.

Cuenta Blasio que muchas veces fue López a su cuarto para ver si había guardado el despacho de general, pero siempre contestó que no, sin embargo López dudaba de la respuesta de Blasio, ya que el día en que fueron hechos prisioneros en el cerro de las Campanas, al volver a la Cruz, siendo las celdas ya prisión, Blasio encontró en el suelo todos los papeles que estaban en su escritorio, hechos pedazos, probablemente en busca del documento que López ansiaba. Esto Blasio lo fundamenta sólo en sospechas, "... pues quedó comprobado que López había entrado a saco, no sólo en mi cuarto, sino en el de Maximiliano, por que los criados del Emperador vieron en la casa de López situada en la plaza de la Cruz y que tenía ventanas bajas, la palangana y la jarra de plata que el soberano tenía en su celda." [136]

A todos los prisioneros les constaba que el coronel del regimiento de la emperatriz se paseaba con descaro luciendo el uniforme con el kepí mencionado, por Querétaro, también les constaba que López no tenía absolutamente bienes ningunos de fortuna y en México recibió una regular suma de dinero, poco después de la caída del imperio.

Dice Blasio que en 1887, cuando se enfermó Escobedo al borde de la muerte y López publicó el apócrifo ya mencionado, Gonzalo Esteva, entonces director del El Nacional, ministro de México en Italia, me dijo que: "<<Por conducto de un sacerdote que aún vive, y cuyo nombre no quiero mencionar, López le había mandado ofrecer dos mil pesos para que diera por terminada la polémica o tomara su defensa>>"[137]

Don Gonzalo respondió al sacerdote que sólo por serlo no lo mandaba arrojar por sus criados pero que no volviera a poner un pie en su casa, ni en la redacción del periódico. Ya preso Maximiliano, López nunca lo visitó.

Muchos años después, el 19 de junio de 1921 en el Diario de Federico Gamboa (1892 - 1939), p. 241, se consigna un comentario del famoso escritor mexicano que resume el desinterés humano, la falta del recuerdo de la historia, de las personas...

"19 de junio - No hay periódico que siquiera aluda al aniversario de hoy, en que se cumplen 54 años del fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía, en el Cerro de las Campanas. ¡El odio es una ponzoña que todos llevamos dentro, salvo muy raras excepciones en nosotros los hombres!".

Después de la muerte de Maximiliano, ya de regreso a México José Luis Blasio ingresó a trabajar en el Ferrocarril Mexicano, en donde comienza una nueva etapa laboral y sin duda personal.

El primer ferrocarril de servicio al público en el mundo, fue construido en Inglaterra y empezó a funcionar en 1825. En México, esta clase de servicio comenzó 25 años después en 1850, entre el Puerto de Veracruz y el Molino.

La primera línea importante tuvo una longitud de 423 kms. y 47 kms. en el ramal de México. Los trabajos duraron tres lustros y fue inaugurado en su totalidad el 1º de enero de 1873.

Benito Juárez expidió decretos favorables al ferrocarril mexicano e inauguró el tramo que va de Apizaco a Puebla, el 16 de septiembre de 1869. En 1873 Sebastián Lerdo de Tejada inauguró la línea troncal.

Los ramales que fueron abiertos al tráfico o adquiridos posteriormente a la línea troncal fueron:

El de Pachuca (2 diciembre 1908); el de Zacatlán (1º marzo 1909); el de Huatusco (4 noviembre 1909); el de Tlaxcala (30 abril 1910); el de Huajuapan (20 agosto 1913); el de Pachuca a Tampico (20 febrero 1922).

Casi la totalidad de la red ferroviaria del México actual fue realizada durante el período de 1869 - 1911. Al iniciarse la Revolución de 1910, había 19,100 kms.

El Ferrocarril Mexicano fue el primer ferrocarril de vapor que sustituyó el sistema de tracción por el de electricidad en 1922 y que comenzaría a funcionar a fines de 1923. Como es notorio, el avance ferroviario no se detuvo a pesar de cambios de gobierno, ni de la misma Revolución Mexicana.

El gerente general de la empresa, fue el señor Bertrand Halloway, quien era amigo de José Luis Blasio y que como dije en la introducción le llamaba "el hombre histórico".

En una carta que se conserva incompleta y que don José Luis Blasio envía desde México el 28 de junio de 1910 al señor W. Morcem le dice que trabajó como tenedor de libros de la oficina de contabilidad desde septiembre de 1869 y que nunca estuvo fuera de servicio.[138] Su hermano Manuel trabajó también en Ferrocarril Mexicano, inicialmente en la Ciudad de México y después hasta su muerte en Orizaba. No hay datos de su fecha de ingreso.

Parte de la participación de José Luis Blasio fue de vital importancia al ser colaborador de la Sociedad de Socorros Mutuos de Empleados en el Ferrocarril Mexicano, que fue aprobada en sesión efectuada el 12 de octubre de 1879.

Se formó por la comisión de reformas reglamentarias representada por los señores Francisco P. de Castillo, José J. Pagazo y Manuel Couto Couto.

El 12 de noviembre de 1869 en la Ciudad de México las personas mencionadas y Eduardo W. Jackson G., P. Castillo, José Luis Blasio, José W. de Landa y Escandón. Licenciado Emilio Pardo, Jorge Foot, H. Earle, S. Ramírez, Joaquín María Garay y Pedro Castillo habían comparecido ante notario, fungieron como testigos y dijeron componer la junta directiva de la asociación mencionada.

Dicha sociedad tuvo como objetivo, crear un fondo que sirviera de auxilio a los empleados, adicionalmente a los que impartía el mismo Ferrocarril Mexicano, siempre y cuando el socio se encontrara gravemente enfermo, por pérdida de empleo y por la muerte del socio.

Se reglamentó cómo se formaría la Junta Directiva y ésta se compuso de un vice-presidente, un secretario, un prosecretario, un tesorero y siete vocales.

La distribución de auxilios se haría en cuanto el socio tuviese gastos extraordinarios, como los de una enfermedad grave, otorgándose hasta por dos semanas y sólo se podrían volver a dar hasta doce meses después de la primera percepción del socio afectado.

En caso de pérdida de empleo que no sea ocasionado por motivos "infamantes" (falta de propiedad y embriaguez), la sociedad establecia sus auxilios hasta por dos meses. En caso de muerte, se otorgaría una cantidad única dependiendo del grado de sociedad al pariente más cercano.

Los socios se dividían en 5 clases:

  1. Sueldo de $400 en adelante;
  2. Sueldo de $200 a $399;
  3. Sueldo de $100 a $199;
  4. Sueldo de $30 a $99 y
  5. Sueldo de $29 hacia abajo.

Cada socio pagaría cada una de las clases de $4, $3, $1.50, $0.75 o $0.25 según su sueldo o podía pagar más para pertenecer a otra clase y la fecha de pago debía efectuarse cada primer quincena de mes. Los socios recibían auxilio sólo después de seis meses de labor.

El cobro de cuotas lo verificaba la tesorería por medio de cajeros, pagadores, juntas locales jefes de estación.

Los requisitos para obtener auxilios, era presentar la solicitud ante a la junta o directiva o local, en cuanto se encuentre enfermo, debe estar acompañada por el certificado médico. Al separarse del empleo, igualmente entregaría una solicitud a la junta para obtener los beneficios de la sociedad.

En caso de muerte, sería la persona a quien asista el derecho para recibir lo que correspondía por la defunción del socio, quien debía dirigirse después de nueve días de luto, no antes, una solicitud igualmente dirigida a la junta directiva o local, acompañada del certificado de defunción del Registro Civil.

Cualquier empleado del Ferrocarril Mexicano podía ser socio, comprometiéndose a pagar puntualmente las mensualidades; protegerse unos a otros; desempeñar las comisiones conferidas por la junta; asistir a las juntas, tener voz y voto por sí y por sus representados; avisar cualquier cambio de residencia.

Los socios perderían sus derechos, por no pagar sus cuotas dos meses consecutivos, por mala conducta; o por no cumplir las obligaciones que como socio se tenían.

Las juntas generales se verificaban cada año; la junta directiva se reunía cada mes, las juntas generales se llevaría, a cabo con cualquier número de socios previamente citados.

Respecto a las juntas locales se establecieron cuatro:

  1. En Puebla con el Ramal
  2. En Apizaco, hasta Boca del Monte.
  3. En Orizaba, desde Maltrata a Córdova.
  4. En Veracruz, hasta Atoyac y línea.

La misma sociedad tenía el derecho de iniciar proyectos y propuestas para mejorarse a sí misma.

Edward W. Jackson firmó los Estatutos como Presidente, F. del Castillo como vicepresidente y José Luis Blasio como secretario.

Manuel Blasio escribió a su hermano José Luis una carta desde Orizaba el 18 de agosto de 1890, le pide le mandara los Reglamentos de los Estatutos de la Sociedad de Socorros Mutuos para ver si los empleados de Orizaba se deseaban suscribir. [139]

El señor Charles H. Gille de la Compañía de Ferrocarril Mexicano le pide a José Luis Blasio pase un "papel de abono" al señor Argüelles para que se prepare la cuenta para poderlo cobrar, el 22 de agosto de 1902. [140]

En el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado hay una carta escrita en México el 3 de noviembre de 1902 al señor Valdemar Brummer administrador general del Ferrocarril Mexicano, escrita por Blasio en donde dice que el 31 de agosto el contador general en presencia del oficial mayor señor O'Connor que no necesitando de sus servicios debía entregar los libros al señor Contreras y se trataría de obtenerle una pensión. El 31 de octubre cumplió 33 años y un mes, puesto al que había ingresado como meritorio el 31 de septiembre de 1869 y 3 años más tarde recibió del señor Salomón Simonfeld los libros por su renuncia, libros que había tenido a su cargo treinta años sin problemas a pesar de que en 1901 hubo "un cambio de sistema violento" y que ya había manifestado al señor auditor Kerse que eran situaciones que se iban subsanando. En dos ocasiones tuvo a su cargo la oficina de contabilidad. [141]

Cuenta el mismo José Luis Blasio, que a su trabajo sólo faltó uno que otro día en 1902 debido a sus ataques de gota, terminó su trabajo hasta los últimos días de octubre de ese año, como ya dije antes, y su sueldo durante los últimos diez años fue de $250. [142]

Fuera de ese tiempo de trabajo, recibe carta de J. M. Merino, fechada el 13 de septiembre de 1904, en que le pide poner al corriente lo antes posible, el libro de caja y que por ello le recompensará. [143]

En el libro "1873 - 1923" Ferrocarril Mexicano. Conmemoración del 50º Aniversario de la inauguración del tráfico directo entre México y Veracruz, existen dos fotografías impresas de José Luis Blasio, una en la página 123, en donde señalan a "los supervivientes (jubilados) de la época de la inauguración de la línea". En esa fotografía hay un pie de la misma en la que podemos leer: "José Luis Blasio". Ex - Secretario particular del Emperador Maximiliano.- Tenedor de libros (1869 - 1902)". La otra se encuentra en la página 131, es el hombre del extremo inferior derecho y entre los demás personajes retratados está el señor Vincent W. Yoke, presidente de la junta directiva y el señor Bertrand E. Halloway gerente general.

En un recorte de periódico existe la noticia de que debido a haber vuelto al dominio de los "F. constitucionalistas", la línea del Mexicano, el gerente interino de dicho ferrocarril el señor Paulino Fontes, da una lista designando nuevos funcionarios según la circular del 4 de abril de 1917 en México. [144]

En México, el 7 de junio de 1921, le escribe a José Luis Blasio y le pide pase a verlo entre 4 y 5 p.m. para saludarlo, pues sabe que lo ha estado buscando, pero que comisionado por el señor Merino para arreglar lo relativo a la muerte de su amigo mutuo don Angel Ansorena, no ha podido recibirlo. [145]

Como una distinción "La Empresa dona una medalla de honor a las siguientes personas: Eligio Aguilar, Francisco Groth, W.R. Barclay, Luis Enciso, José Luis Blasio, Feliciano Hernández, Manuel Reyes, Francisco Reyes, Juan B. Meneses, Jesús Pérez, Isauro Roque y Justo Pantoja, por sus servicios durante media centuría". Esa medalla fue entregada a los supervivientes del 50 aniversario del Ferrocarril Mexicano en 1923. [146]

Manuel Blasio en sus cartas a José Luis menciona a varias personas conocidas en común: señor Fischer, a quien intentaba siempre de pedir sueldo y condiciones favorables para su hermano; también al señor D. J. Santos; señor Oswall; Sánchez; Eduardo Jackson y Pagaza, que ya mencioné formaron parte de la sociedad de Socorros Mutuos; Hinojosa Campillo, Enrique Vargas y otros.

Por último en el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado, hay una fotografía en donde Blasio está sentado frente a su escritorio en su oficina del Ferrocarril Mexicano en 1923, ya era un hombre viudo, solitario, sin hijos y olvidado de los parientes que tenía, que ya no eran muy cercanos y con no más compañía que la familia Cuevas quien le dió protección y cariño.

Este periodo de la vida de Blasio no es de relevancia histórica como cuando trabajó para Maximiliano de Habsburgo; tampoco tiene quizá tanta importancia como su desempeño en Ferrocarril Mexicano que fue de tantos años, pero ya lo dije unas líneas antes, ocupó puestos como tenedor de libros por sus conocimientos sin importar la edad.

En el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado localicé documentación de enero y junio de 1896 de la Compañía Minera Anónima "La Delfina y Anexas", del estado de Guerrero en donde menciona que ahí Blasio laboraba como tenedor de libros, no precisa en que lapso lo hizo, pero si dice que sus oficinas estaban en la Ciudad de México a donde asistía Blasio para llevar a cabo la contabilidad de dicha empresa. [147]

No puedo asegurar la fecha, pero también trabajó eventualmente para la Compañía Minera Roma, S. A. en la tesorería. [148]

Hay una carta de Ramón de Olrego a Eugenio Maliano para recomendar a José Luis Blasio, exsecretario de Maximiliano para trabajar con él. Esta fechada en México 4 de noviembre de 1867. [149]

En México 21 de diciembre de 1917, el escribe Blasio a Federico Gamboa y le cuenta que trabaja como tenedor de libros en la Compañía Industrial Manufacturera "La Victoria". [150]

El presidente Rogelio [Suticio] y el secretario Juan R. Flores del consejo de administración de la compañía mexicana exploradora y explotadora de petróleo, "Riberas del Panuco, S. A.", en sesión que fue celebrada el 15 de diciembre de 1915, nombraron como tenedor de libros de la empresa mencionada, con un sueldo de $75 mensuales que el serán pagados en la tesorería de la propia corporación al señor Blasio. [151]Así pues, le solicitan en el escrito y tomó posesión del empleo que se le asignó.

Igual que en la empresa antes mencionada y en la que a continuación mencionaré, no hay datos del tiempo en que trabajó en los puestos asignados.

En la Compañía Petrolera Cuauhtémoc S. A., situada en Av. San Francisco No. 2. México, D. F. (Jardín Guardiola), laboró en 1916, es muy probable que haya sido recomendado por su primo Federico Gamboa que era vocal consejero o el abogado consultor licenciado Manuel Septién, quien fue su amigo, para trabajar como tenedor de libros. También tenían oficinas en Av. 5 de mayo No. 6. México, D. F.

De esta oficina hay una carta de renuncia que le presenta María de las Mercedes Carbajal, el 17 de junio de 1916, ya que su sueldo de $60 mensuales es muy bajo. A pesar de no trabajar más ahí, le reitera su amistad.

Desafortunadamente no se tienen datos que se puedan aportar de esta época de su vida. A pesar de que Blasio fuera un hombre precavido y haya pensado en el futuro económico de su matrimonio, no alcanzó tal tranquilidad, pues las aseguradoras no cumplieron el contrato, ignoro el motivo y tuvo que seguir trabajando.

Una de sus aseguradoras fue "La Mexicana. Compañía Nacional de Seguros sobre la vida", por $2,000.00. Este seguro lo adquirió en la Ciudad de México el 1º de septiembre de 1892. [152]

Otro que fue adquirido con anterioridad en la misma Ciudad de México, el 8 de octubre de 1885, fue la empresa "New York Life Insurance Company". [153]

Una más de que tengo conocimiento es la Latinoamericana Compañía de Seguros sobre la Vida S. A., dicha empresa le avisa que le envían un calendario artístico. [154]

Otra compañía fue Préstamos y Depósitos de América, seguro en que prometieron darle en 120 meses a José Luis Blasio, $500. Firmado por la aseguradora en México, el 1º de julio de 1898. [155]

Un seguro más adquirido para Adela Yglesias y José Luis Blasio fue contratado en New York el 8 de junio de 1893 con The Mutual Life Insurance Company of New York [156]y por último mencionaré los Seguros Liverpool and London and Globe que aseguraron a Blasio en México el 5 de mayo de 1898.

Fue un hombre previsor y muy trabajador, sin embargo murió sin ningún seguro y sin dinero, pero siempre demostró haber tenido honor y dignidad para luchar hasta el fin.

ULTIMOS AÑOS Y RELACION DE OBJETOS.


Para un ser humano que demostró tener una gran sensibilidad y un corazón bondadoso, debe haber sido muy difícil esta última etapa de su vida, ya viudo, sin hijos, con toda su familia más cercana ya fallecida, aún con el apoyo que pudo encontrar en otros familiares y amigos.

Desde 1902 en que dejó de trabajar para el Ferrocarril Mexicano es muy poca su actividad profesional. En 1904 recibió una carta de J. M. Merino, fechada el 13 de septiembre de dicho año y le pide que lo ponga al día respecto al libro de caja y de aceptar le recompensará.[157] Es tan sólo una suposición mía, que aceptó debido a su caballerosidad y honestidad.

En la época en la que vivió con la familia Cuevas, desde 1893, hasta su muerte en 1923, mantenía correspondencia con destinos nacionales e internacionales, de lo cual hablaré en otro capítulo y llevaba una intensa vida social, sin embargo, de manera relevante, es sólo hasta 1923 que en un acto realizado por el 50º. aniversario de la inauguración del tráfico directo entre México y Veracruz, se le otorgó una medalla de honor por ser una de las personas superviviente exempleadas, medalla que se ignora en donde está.

Del largo lapso de 1902 a 1923 no hay gran información. En 1893 murió su esposa Adela y él se mudó a vivir junto con su cuñáda Elisa Yglesias Guerra, a la casa de la familia Cuevas, la cual a pesar del lejano parentesco les brindaron hospitalidad.

José Luis Blasio terminó de escribir su obra Maximiliano Intimo rodeado de dicha familia, ya que seguramente tenía el tiempo disponible y la calma necesaria para poder relatarnos con tanto detalle aquella parte de la historia de la cual fue testigo.

Su situación quizá no era la óptima económicamente, no tengo alguna información que me de la certeza de que recibía alguna pensión del Ferrocarril Mexicano, a pesar de que se tramitó y aunque la viuda de Charles Bouret que fue la editora de su obra le daba algún dinero correspondiente a las regalías de la venta de los libros; que seguramente no sería una gran cantidad, por otra parte la familia Cuevas tampoco vivía con una gran solvencia, ya que el general José Guadalupe Cuevas y Mota había perdido durante la Revolución Mexicana su hacienda y terrenos en Chapingo, Estado de México, y en 1915, al morir asesinado, el Ejército Mexicano, no le otorgó ninguna pensión a su esposa, la señora Manuela Alvarado, quien a su vez perdió grandes extensiones de tierra en Tacubaya, D. F. por la misma razón que mi abuelo. Evidentemente ella, ya viuda y con muchos hijos y México viviendo momentos difíciles económicos y sociales, se las veía duras para vivir, sin embargo, magnánima, propinó atenciones a Blasio y a su cuñada.

Después de la muerte de don José Luis Blasio, se preservaron algunos objetos y documentos que le pertenecieron, la mayor parte gracias al general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado.

En la Galería #5 del Archivo General de la Nación entre los expedientes que corresponden al Segundo Imperio, existen 12 documentos de José Luis Blasio; en la Biblioteca Manuel Orozco y Berra hay 5 documentos; en la Biblioteca del Museo Nacional de Historia hay una fotografía de él en su etapa de juventud y la constancia de la donación de dos objetos a éste museo, por el entonces coronel y licenciado Ernesto Cuevas Alvarado en enero de 1963 y en el Archivo de Cancelados de la Dirección General de Archivo e Historia de la Secretaría de la Defensa Nacional hay un expediente de Luis Gonzaga Blasio y uno de Vicente Blasio.

Lamentablemente, al parecer fue mi padre Ernesto Cuevas Alvarado el único que procuró conservar lo que de José Luis Blasio heredó, que fue un busto de Maximiliano de Habsburgo en yeso con patina de 72 cm. de alto, cuyo número de inventario es el 10-137023 y un escritorio de madera tallada, con la parte superior calada, de patas torneadas y 9 cajones que corresponde al número de inventario 10-137016. Ambas donaciones las efectuó mi padre en la creencia de que serían expuestos al público; sin embargo, llevan 34 años ya guardados en bodega y al parecer sólo en una exposición especial el escritorio fue mostrado al público durante una semana.

En casa del general Cuevas existe una litrografía en tonos olivo y negro, en cuya parte superior se observa un tren sobre vías; también hay una especie de telón en cuyo centro se forma un escudo con las iniciales "J. L. B." Y como adornos hay algunas ramas y hojas, flechas y un par de alas. La litografía lleva escrito: "LA MESA DIRECTIVA DE EMPLEADOS EN LOS F.C. DE LA R. MEXICANA A SU DIGNO PRESIDENTE SR. JOSE LUIS BLASIO. 1891. SOUVENIR. MARZO 19". Firma M. Espinosa.

El general Ernesto Cuevas conservó parte del archivo de José Luis Blasio o al menos el único del que se tiene conocimiento y algunos libros que fueron de su propiedad y fue mi propio padre quien me proporcionó la siguiente información.

Aún a la muerte de mis abuelos, la familia conservaba un comedor y una cómoda que tenía la superficie de mármol de carrara, así como una gran cantidad de cristalería, unas jarras de barro rojo hechas en Austria, vajillas, cubiertos y servilleteras personales de plata.

Por desgracia, durante los viajes que mi padre realizó como militar durante 16 años, su tía Catalina, hermana de su madre, se llevó todos éstos objetos. La señora Manuela Alvarado falleció en 1944. Al término de todos éstos acontecimientos el general Cuevas no volvió a saber del destino final de aquella herencia.

Otra de las cosas que mi padre recuerda que se llevó su tía, fue una flautita que se desarmaba en dos partes y tenía un estuche, así como una chistera y dos pipas artísticas que pertenecieron a Maximiliano. El reloj marca Relox, que también perteneció al archiduque no se sabe en donde está.

María del Pilar Cuevas Peña, casada con el señor Villalbazo y sobrina de mi padre, se quedó con documentos valiosos para reconstruir parte de la historia del Segundo Imperio y del mismo José Luis Blasio, pero tampoco se conoce su destino final.

Emilio y Fernando Cuevas Alvarado, hermanos de Ernesto y actualmente finados, se quedaron con documentos de Blasio, que se ignora donde están. Fernando tuvo un hijo, Fernando Cuevas Fuentes, que heredó parte de los documentos, entre ellos el original de la obra Maximiliano Intimo. A su vez tuvo un hijo, el licenciado José Luis Cuevas, que falleció en abril de 1998, pero este negó en vida la consulta de dicha documentación.

La licenciada Patricia Galeana hace una cita en donde menciona el borrador de Maximiliano Intimo, sin aportar mayores datos, sin embargo el general Ernesto Cuevas Alvarado dice que ese borrador lo poseía su hermano Fernando sin saber su paradero actual.

En el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado hay también varias fotografías de las que hablaré en otro capítulo y de varios libros de los que mencionaré las fichas bibliográficas de cada uno.

  1. Noir Luis. El Corta Cabezas. México, Delanoe Hnos. Editores, 1869, 220 p.
  2. Sepulveda Enrique. La vida en Madrid en 1888. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Ricardo Fé, 1889, 577 p.
  3. Jiménez de la Cuesta, Eduardo. Tratado de Teneduría de Libros en Partida Doble. México, Imprenta de Gonzalo A. Esteva. 1886, 394 p
  4. De Montepin Javier. Su Majestad el Dinero. México, Imp. de "La Libertad", 1882. 246 p.
  5. Deplanque Luis. Teneduría de Libros, París, Imprenta de Ad. Blondeau, 1857, 613 p.
  6. Prosper Mérimee. Colomba. París, Magen et Comon, Libraires Editeues des O Euures de George Sand, 1841, 456 p.
  7. Castillo Fco. y Edmundo. Conmemoración del 50º Aniversario de la Inauguración del Tráfico Directo entre México y Veracruz. México, Talleres Gráficos, 1922, 149 p.
  8. Dumas Alejandro (Padre) La Venganza de una madre o el Castigo de Dios, Delanoe Hnos. Editores, 1890, 415 p.
  9. Les Milel et une nuits. Contes Arabes, Paris, Imp. Schneder, 300 p.
  10. Fefillet Octavio. Honor de artista. México, El Nacional, 1980, 284 p.
  11. Achermann, Catecismo de geografía. Londres, Impreso por Carlos Wood, 100 p
  12. Duplessis Paul. Los Bucaniers. México , Imprenta de Juan R. Navarro, 1857, 384 p.
  13. Nuestro Santísmo Padre León XIII. Archicofradía de la guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, México, Antigua Imprenta de Murguía, 1889.
  14. Los Misterios de Palacio Real.
  15. Sacerdotes de la Congregación de la Misión. Mujeres Católicas. México. Imp. y Lit. "Europea", 1896, 85 p.
  16. Pitre Chevalier. Musée Des Famille's. París, oficina de la Admon, 1850, 51. Tomos 2º. y 3º.
  17. Feval Pablo. Los Compañeros del Silencio. México, Sandoval y Cía Editores, 1859, Tomos I y II.
  18. Feval Pablo. La Sra. de Gil Blas. México, Imprenta de Manuel Castor, 1858, Tomos I, II y III.
  19. La Guerra Ruso Japonesa. Pons y Ca Ed., Barcelona, 1904, 468 p. Tomos I, II y III.
  20. V. Tissot Vienne et la vie Viennoise. París, E. Dentu, Editour, 1885, 476 p.
  21. Flammarion. Dieu Dans la Nature. París, Libraire Acadé mique, 1875, 552 p.
  22. Dumas Alejandro. Un Gil Blas en Californias. Novela escrita en francés, traducida al castellano por José Luis Blasio. Imp. de Manuel Castro, 1864, 148 p.
  23. Alfaro Anselmo, Leona. Leyenda. México., Imprenta de "La Colonia Española", de A. Llanos, 1876, 90 p.
  24. P. de Castillo Francisco, et. al. Estatutos de la Sociedad de Socorros Mutuos de Empleados en el Ferrocarril Mexicano. México, Comisión de Reformas Reglamentarias, 1879, 19 p.

RELACIÓN DE DOCUMENTOS

A pesar de que don José Luis Blasio, dedicaba gran parte de su tiempo como secretario particular del emperador Maximiliano de Habsburgo escribiendo lo que el mismo soberano le dictaba en sus acuerdos, cartas para los ministros, etc, contradictoriamente la información que de él existe en archivos y bibliotecas es mínima, excepto la colección particular del general Ernesto Cuevas Alvarado que es la más extensa.

Es probable que en Austria pueda localizarse alguna documentación, sin embargo debido a la lejanía de ese país, no puedo corroborarlo; aquí en México, acudí a la Embajada de Austria en Sierra Tarahumara #420 en Lomas de Chapultepec y el señor Rainer, dijo que al menos aquí ellos no poseían biblioteca y aún menos un archivo que pudiese ayudarme.

En cuanto a la bibliografía que consulté para apoyar mi tema de tesis fue limitada, ya que si bien hay una extensa cantidad de libros editados sobre Maximiliano y Carlota y el Segundo Imperio en general, sin embargo precisando a José Luis Blasio, no había nada más que una sola obra, que ya he mencionado de Luis Pérez Verdía Impresiones de un libro, en la Biblioteca Central de nuestra máxima casa de estudios, Universidad Nacional Autónoma de México.

En la bibliografía menciono los libros que he utilizado en mi investigación, aunque mencionaré las bibliotecas y archivos en donde indagué si había algo que extendiera mis conocimientos sobre Blasio, todos aquí en la Ciudad de México.

  1. Biblioteca Particular del general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado ahí hay libros sobre la época y el de Blasio, Maximiliano Intimo y su archivo particular.
  2. Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México. Solamente poseé libros sobre la época.
  3. Fondo Reservado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Igual que en la Biblioteca Central, sólo hay libros de la época.
  4. Biblioteca Samuel Ramos, de la Facultad de Filosofía y Letras. Se encuentra en el mismo caso de las dos anteriores.
  5. Biblioteca del Museo Nacional de Historia. Sólo existe una fotografía en blanco y negro, de autor desconocido, del señor José Luis Blasio, cuyo No. inventario es el 10-444768 135/187. Además la constancia de la donación del general Cuevas de un busto de yeso con patina de Maximiliano de Habsburgo, realizada dicha donación en enero de 1963, su No. de inventario es el 10-137023 y el busto es de 72 cm. de alto y la constancia de la donación del escritorio de madera que perteneciera a Blasio, del cual el No. de inventario es el 10-137016.
  6. Archivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores. No cuentan con ninguna documentación al respecto.
  7. Biblioteca del Museo de las Intervenciones, Ex Convento de Churubusco. No existe documentación relativa al tema.
  8. Biblioteca Manuel Orozco y Berra. Aparte de algunos libros sobre la época, existen 4 documentos sobre Blasio, que mencionaré en el inciso "b".
  9. Archivo y Biblioteca del Museo Nacional de Antropología. No hay ninguna documentación y en particular, sólo poseén un facsímil con una nota de Valentín López G. de Maximiliano en Cuernavaca, es un facsímil de la obra de Blasio Maximiliano Intimo.
  10. Archivo General de la Nación. Son trece los documentos que en nuestro principal archivo mexicano existen, de los cuales también haré mención después de éste listado. Ya actualmente más del 50% del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado está fotocopiado por donación de mi propio padre a través mía.
  11. En la Biblioteca del Colegio de México. Sólo hay libros sobre el Segundo Imperio.
  12. Centro Cultural Universitario. Biblioteca Nacional de México. Universidad Nacional Autónoma de México. Ahí hay una extensa variedad de libros sobre la época, pero no documentación de Blasio.
  13. Biblioteca de Condumex. Sólo poseé libros del Segundo Imperio.
  14. Biblioteca de la Universidad Iberoamericana. Se encuentra en igualdad de circunstancias que las tres últimas.
  15. Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. Cuentan con un expediente de Luis Gonzaga Blasio y uno de Vicente Blasio.

Esto nos debe de hacer ver lo importante del Archivo Particular del general Ernesto Cuevas Alvarado que posee 700 documentos y que será prácticamente la principal fuente de información para la realización de esta tesis

a) Relación de Documentos en Archivo.

Documentos localizados en el Archivo General de la Nación.

Son sólo 13 documentos localizados en nuestro principal archivo mexicano, pertenecientes a don José Luis Blasio y a continuación mencionaré su contenido, debido a que no han sido catalogados sólo les asignaré un número, ya que no tienen signatura.

  1. En [México], el 2 de junio de 1866, José Luis Blasio el pide al señor Lambley dé boleto de audiencia para el día siguiente a Luis Domínguez por la reclamación del Portal Agustinos y a Juan Medina sobre destitución injusta y el aclara que Ormachea no asistió por enfermedad.
  2. El 20 de julio de 1866 Blasio le escribe al señor Lambley proponga qué hacer con el niño Zelaeta.
  3. El portador "Jr." Mesandro Cengia quiere hablar con Blasio sobre la cera que envió a Cuernavaca, pero este el dice que está ocupado con la salida del correo del emperador a Europa, que lo atenderá al día siguiente.
  4. En el Palacio de México, el 25 de septiembre de 1865 "El Secretario" el dice a José Luis Blasio que dé instrucciones que el día de ayer dio su Majestad y lista de que las cumplió.
  5. Macsimo O y Fuentes, el escribe a José Luis Blasio sobre su enfermedad y de la gratitud que el tiene por su ayuda, quien pide interceda con su majestad para que le ayude a comprar una máquina electromagnética para darse los baños necesarios para su salud, esto con fecha 1º de marzo de 1866 en la Ciudad de México.
  6. En Cuernavaca el 22 de marzo de 1866, Blasio envía una nota con la aclaración del acuerdo de su majestad.
  7. Blasio desde Palacio de Chapultepec el 30 de junio de 1865, escribe a Angel Durán y le dice que la señorara Manuela Richi viuda de Rosales pide que le nivele el pago de su pensión y se le dé en Toluca, pues cambiará su residencia.
  8. José Luis Blasio por orden de su majestad dispone que a don Pedro Carbajal. portero de Palacio y Guardia Palatino, se el den $200 que pidió para casarse. Escrito efectuado en Cuernavaca el 18 de marzo de 1866.
  9. El piden al "sr. srio", sin rubricar citar a los ministros Escudero Robles y al señor Espinosa y a la señora Espada de Bonilla, al coronel Paulino Lamadrid y al licenciado Estrada.
  10. Sin datos de autor y destinatario, se pide den $100 a una persona de quien tampoco se indica nombre que como artista solicita al conservatorio.
  11. J.P. César escribe a José Luis Blasio pues desea saber si puede ir ocupar su puesto a Veracruz. Fechado en México el 14 de febrero de 1866.
  12. Dario Luna en México el 25 de enero de 1867 cuenta a José Luis Blasio su situación actual en el Colegio de San Felipe Rey en donde estudia, si el emperador no continúa ayudándole económicamente no podrá estudiar más ahí.
  13. Blasio escribe a Devincetiis para que se el envíe el nombramiento del señor Bilimeck como conservador del Museo, pide el envíe las minutas rubricadas del mes y cite al señor Claüsen, señora Vander Linden, Comandante Billot, señor Villanueva y Comisión del Ayuntamiento a su majestad. Fechada el 1º de mayo de 1866.

En el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, como ya mencioné, hay un documento sobre don Luis Gonzaga Blasio de donde se puede obtener parte de su historial militar y una fotografía de Blasio en la bodega del Museo Militar de Popotla de la citada dirección. Dicha fotografía se encuentra bastante deteriorada y muestra a Blasio en plena juventud.

b) Relación de Documentos en Biblioteca.

En la hermosa Biblioteca Manuel Orozco y Berra, al pie del Castillo de Chapultepec hay 4 documentos sobre don José Luis Blasio. A continuación los mencionaré y daré su número de signatura correspondiente a la misma Biblioteca.

  1. En una breve carta, escribe Blasio a Faustino Chimalpopoca Galicia, en la que el pide hable con los portadores de la presente, informando luego a su majestad. No hay mayores datos. Esta fechada el 7 de julio de 1866. Biblioteca Manuel Orozco y Berra 1939 - 24 - 1873, nov. 20
  2. En una carta más, fechada el 20 de septiembre de 1876, en México, escribe Blasio a don Feliciano Rodríguez en la que dice constarle que el Relox que ahora le pertenece fue de su Majestad Maximiliano. Op. Cit. 1839 - abr. 24 - 1873, nov. 20
  3. Una breve carta escrita en México el 15 de noviembre de 1876, por Blasio y José de Minalovits. Certifican a don Feliciano Rodríguez la autenticidad del reloj mencionado. Ibídem, 1839, abr. 24, 1873, nov. 20
  4. En la carta más larga de éstas únicas cuatro, efectuada en México, el 16 de noviembre de 1876, ratifica Blasio la autenticidad de dicho reloj y detalla el por qué asegura tal cosa, ya que su apariencia y grabados corresponden al Relox de Maximiliano. Ibid. 1839, abr. 24 - 1873, nov. 20

c) Relación de Documentos en Archivo Particular (Fondo Ernesto Cuevas Alvarado).

Como ya mencioné antes éste es un archivo extenso que cuenta con 700 documentos, pertenecientes a don José Luis Blasio y algunos documentos del general Cuevas relativos a su donación al Museo Nacional de Historia. Por su propia extensión sólo haré un extracto del contenido de cada documento.

La catalogación de éste archivo la realicé yo misma en función a los principios archivisticos que pude aprender en el Diplomado en Archivística que realicé de 1991 a 1992 en la Universidad Iberoamericana, en donde la doctora Guadalupe Pérez San Vicente me asesoró para catalogar dicho archivo.

Son 34 legajos los que componen éste archivo, su contenido es muy variado, sin embargo gran parte de él lo componen cartas familiares, la mayoría dirigidas a José Luis Blasio, aunque también existen participaciones de nacimiento; de matrimonio; esquelas por defunción; un mapa informal hecho a mano; facturas; propaganda de tiendas; algunos periódicos que van desde fragmentos, hasta algunos completos; cartas de amigos en México y en Europa; el índice de una obra de Blasio, que no puedo saber si se habrá quedado esa obra en proyecto o no; telegramas; programas de conciertos; escritos de Ferrocarril Mexicano; escritos en los que mencionaba a Maximiliano y Carlota; hay muchas cartas de amor entre él y Adela, durante su noviazgo y aún ya casados cuando José Luis Blasio viajaba. Las cartas familiares que predominan son las de Manuel y Luisa Blasio.

A continuación presentaré un resumen de todos los documentos que dieron origen a ésta tesis y de los cuales puede desprenderse una gran información sobre José Luis Blasio.

La signatura que aparecerá del lado izquierdo de los recuadros que vienen a continuación, se compone de tres partes: las primeras iniciales del fondo al que pertenece la documentación: ECA (Ernesto Cuevas Alvarado); la segunda es el número de legajos y el tercero el número de expediente.

Respeté el orden de los legajos tal cual los encontré, mi padre metió introdujo los papeles en folders más o menos en el orden en que los tenía el mismo José Luis Blasio. Los guardó así para preservarlos, pues en su vida de militar cambió de ciudad muchas veces y se le podían deteriorar los papeles. Ese orden que respeto fue debido a que es un principio de la archivistica no alterar la documentación en su orden originial y ya por medio de un catálogo se puede hacer índice onomástico, cronológico, etc., aunque es repito, el orden original que mi padre por algún motivo le dió, ignoró el orden original que le dió Blasio.





































































































































































RELACION DE DOCUMENTOS GRAFICOS

Las fotografías y postales de este archivo no son muy numerosas, pero sí muy interesantes, porque son el reflejo gráfico de una época, fotografías en blanco y negro, alguna con retoque en color y alguna postal a color.

A pesar de no identificar a todos los personajes retratados, podemos aprender de estas fotografías el modo de peinarse, de vestir, el precepto estético de la época al posar para el fotógrafo, la importancia de poder reflejar el rostro o un paisaje en una impresión gráfica es muy grande, ya que es una forma de preservar, de trascender en el tiempo y en el espacio y como dije en la introducción, es una manera de no morir, es una manera de existir aun habiendo muerto, es una manera de detener los sitios fotografiados, como si ya nunca más se modificaran.

Son 47 los documentos gráficos que están incluidos en el archivo y uno más que por su dimensión se encuentra fuera del espacio del archivo, ya que está enmarcado y forma parte por decirlo así de la decoración y de la historia de la casa del general Ernesto Cuevas Alvarado.

Una de las fotografías es de Eduardo y está dedicada a Julia, es de un hombre barbado, tomada de tres cuartos de perfil y usando lentes, aparece con una camisa blanca y un saco obscuro. En algunas cartas de la familia Blasio se mencionan ambos nombres, probablemente son parientes, pero no puedo comprobar nada y si lo fueron en que grado. Fue tomada en 1893 en México en la Fotografía "Yallete". [162]

Otra foto, pertenece a Luis de la Peza, tomada de tres cuartos de perfil, tiene un bigote y el pelo de raya de lado peinado con algún tipo de brillantina. Tiene la camisa blanca y una chaqueta con pequeñisimos cuadros, está dedicada a sus tíos Manuel y Malena y a su primo Manuelito el 18 de junio de 1886 [163]

Una fotografía de una vista de Savoy, Suiza, es un hermoso lugar de casas pintadas de blanco y techos de varias aguas, con un lago y una iglesia. [164]

Del elegante Maximiliano de Habsburgo siendo emperador de México hay una fotografía en la que se encuentra de pie, tomado de una silla aterciopelada de respaldo alto. El lleva un uniforme, que probablemente sea el azul que describe Blasio en su obra y lleva algunas condecoraciones. [165]

De la emperatriz Carlota hay una foto que con letra de Blasio dice que fue tomada en el primer baile de Palacio por Aubert y Compañía en México, lleva caireles en el cabello, un tocado sobre el mismo, perlas en el cuello, pulseras y un vestido largo suntuoso que se nota lleva varias telas y encajes y al frente un adorno que se asemeja al del tocado. Ella esta sentada de tres cuartos de perfil, en un sobrio sillón. [166]

Fernando Flores posa en una fotografía que dedica a Antonita, puede ser tal vez Antonia Guerra, el 22 de diciembre de 1872. Le dice: "siempre lo considero un amigo". El esta de pie con un bastón en una mano y en la otra se apoya de una silla, es un hombre maduro, de cabello entrecano y bigote y usa un terno obscuro. [167]

De cuerpo completo hay una fotografía tomada en México, en la calle de Vergara número 7 a la señorita Andrea. Esta mujer le dedica la fotografía a la señora Antonia Guerra. Andrea es una mujer joven que usa un vestido largo y ampón, con una especie de chalina a los hombros, lleva bucles en el cabello, un collar y aretes. El vestido obscuro se adorna con sobriedad con algunos encajes. [168]

Una fotografía de Adela Blasio ya viuda de Peza, tomada en Puebla el 21 de junio de 1891 y dedicada a Adela Yglesias aparece una referencia a José Luis Blasio "como mediador de los sentimientos y sufrimientos que abrigan nuestros corazones, por dar crédito a chismes...".

Ella en el retrato ya se ve bien vestida, sobriamente, con un vestido obscuro y una sombrilla en la mano. Su cabello está recogido. [169]

A continuación tenemos una postal de las "Tres Gracias" en el Palacio de Versalles, tomada por David, photography. [170]

Fotografía de la señora Zires en México, en la Pintura de Carlos M. Bosque y la foto se la dedicó ésta a Antonia Guerra el 9 de octubre de 1870. La señora Zires aparece tomando una silla barroca con elaborado trabajo y vestida de largo, con un vestido obscuro de terciopelo y peinada de chongo. Es una mujer de unos cuarenta años. [171]

Es una foto más a la misma usanza una joven mujer de vestido largo obscuro se toma de una silla de respaldo elaborado en madera . Fotografía tomada por Hodapp y Zuber. [172]

Fotografía tomada en San José por W. W. Wrights de unas niñas que parecen ser gemelas o bien apenas se llevan un año de edad. Visten ambas un traje de dos piezas, obscuro, hasta el tobillo y llevan botines también obscuros, en su cabello llevan caireles. [173]

De una de las niñas hay otra foto tomada en Nueva York. Usa un vestido claro, con botines obscuros. [174]

Francisca Stein desde South Orange, el 23 de mayo de 1906, envía una postal de Yellowstone National Park en la que dice que ya no ha sabido nada de él; que no le llegaron ni los periódicos. Le pide salude a Elisa y Toña. Esta postal es casi el único documento gráfico a colores de esta colección. [175]

Una fotografía un poco retocada de color de rosa para darle tonalidad a la piel de la cara, es la de la una señora con una bebita, ambas tienen un broche y la otra una medalla retocadas de amarillo naranja. La niña descalza quizá tiene un año y usa un vestido blanco y la mujer lleva un vestido obscuro y en su cabello caireles. Fue tomada en Mazatlán en la fotografía de Guillermo del Zuber. [176]

Una postal más de esta colección es del Viaducto en Madrid, es un puente inmenso y atrás hay un edificio enorme. Tomada por Fototipia J. Roig. [177]

Postal a colores de la Plaza de Maximiliano en Viena. Hay unos trenes de dos vagones que la circundan y una hermosa catedral gótica al fondo. [178]

Una foto retocada sólo en las mejillas, de una mujer madura, vestida de obscuro adornado su cabello de caireles y tomada en Nueva York Gallery. No hay datos de quien es, pero se puede identificar como Soledad Guzmán la persona que con frecuencia escribía desde esa ciudad a Blasio. [179]

Dos postales de París de "Les Inondations de Paris, Janvier, 1910", en ellas no podemos observar algún paisaje muy especial. [180]

Desde Bruselas envía Soledad una postal saludando a Blasio. Es una enorme plaza con una triple arcada al fondo y un pequeño tren que la circunda. [181]

De un joven de perfil hay una foto que tiene una dedicatoria ya ilegible, pues la tinta casi se borró. Es de una fotografía del Palazzo Caffarelli de Roma.. [182]

Dos fotos iguales de una mujer con una niña. La mujer lleva unos moños que le detienen el cabello y un vestido a cuadros. La niña y ella están abrazadas. [183]

Una foto retocada grotescamente es la tomada en Roma a una mujer que se ve en un sitio abierto y esta tomada de una silla. [184]

Fotografía de una niña parada en una silla y detenida en una columna, quien lleva un vestido claro y unos botines obscuros. [185]

Una foto con una nota de Blasio que dice Arcada de Schönbrunn. Es de un parque majestuoso con arcos al fondo e innumerables estatuas a los lados. [186]

De "Ottico e Fotograto Carlo Porti" hay una fotografía de "Los Caballos de San Marcos" quizá en Venecia. [187]

Otra foto fue tomada por O de la Mora y Cía. Guadalajara, a dos hombres vestidos de tono obscuro, uno tiene tomada a una niña y el otro a un niño. [188]

Una foto de una pareja madura, esta viste un largo vestido obscuro y el un temo. [189]

Una mujer madura que posa de tres cuartos de perfil, con un chongo y ropa obscura, sentada en una silla barroca. [190]

Una fotografía de M. Gómez tomada a tres hombres, uno de pie, los tres usan barba y bigote y uno de ellos trae puestos lentes. [191]

En Mazatlán le tomaron un retrato a una muchachita tal vez de Primera Comunión, lleva un vestido blanco, se ve de unos 10 a 12 años. [192]

Una estampa de una virgen que lleva una gran aura, un corazón en el pecho y un velo en el cabello. [193]

Postal de un parque en Madrid y la Estatua y Plaza de Colón en que se nota la paz y limpieza del lugar. [194]

Una foto de mujer de edad madura con una niña pequeña. Ella tiene un mentón similar a los españoles de manila. [195]

Varias fotografías de don José Luis Blasio, la que existe de él en que aparece en su juventud, es una que se tomó en Roma el 6 de octubre de 1860 por el fotógrafo Toni. Tiene una dedicatoria a Adela Yglesias, tachada con otra tinta en que le habla de la ausencia cruel por la que pasan. El lleva el cabello un tanto suelto, con bigote y piocha, usa terno y se nota que lleva una cadena a la cintura como para un reloj o llavero. [196]

Otra en edad ya madura o quizá en el inicio de su vejez es la tomada a José Luis Blasio de pie, con un terno, tiene tomada de la mano una silla, del pecho a la cintura lleva una cadena con una medalla. Tiene bigote y su cabello es casi canoso. [197]

Dos copias tomadas quizá en la misma etapa, en la que lleva un terno y posa en tres cuartos de perfil. Blasio que era un joven delgado se volvió un hombre un tanto pasado de peso, aunque en su vejez volvió a ser hombre muy delgado. Está al frente de su escritorio, en su oficina cuando trabajaba en Ferrocarril Mexicano. Viste una especie de chaqueta larga, un chaleco y usa lentes. En un calendario se ve que es día 20 y sobre un mueble hay una caja fuerte, a su vez encima de esta hay varios libros o libretas grandes. También hay otro escritorio, una de las copias está cortada en dos partes. [198]

Otra foto del mismo Blasio es una en donde está sentado junto a E.G. Wuerpel, esta foto es un fragmento replica de una que también sentado con muchas otras personas y que aparece en la p. 131 del libro Conmemoración del 50o. Aniversario de la Inauguración del Tráfico Directo en Tren México y Veracruz. (1873-1923). En esta foto es ya pensionado y es de la última etapa de su vida. Lleva un terno, su cara y su cuerpo lucen delgados y tienen un sombrero y un bastón entre sus manos. [199]

Dos fotos ovaladas iguales de Blasio, sumamente acabado, muy delgado con poco cabello y que seguramente fueron tomadas días antes de su muerte. [200]

Fotografía en blanco y negro de Antonia Guerra con una nota brevísima escrita a puño y letra por me padre el general Cuevas, que dice: "Mi Má 1921". La señora Guerra aparece sentada, con una falda larga y es notoria su avanzada edad. [201]

Una fotografía más en blanco y negro, es de José Luis Blasio, ya anciano rodeado de un grupo de señores, de los cuales desconozco su identidad. La mayoría de ellos visten elegantes ternos .[202]

Ya he comentado que en el Museo Nacional de História hay una fotografía de José Luis Blasio cuando era muy joven, que no incluyo en éstas 47 fotos.

La última foto que he dejado por mencionar es la que dije antes que está enmarcada, esta muy deteriorada aunque se llega a ver a Blasio en edad madura, con un terno y un pañuelo en la bolsa del saco.

Esta es toda la información que he podido encontrar respecto al material gráfico, pero de alguna manera ilustra la vida que circundó a Blasio.

TESTIMONIOS ORALES

VERSIÓN DEL GENERAL Y DOCTOR ERNESTO CUEVAS ALVARADO


Ernesto Cuevas Alvarado nació en la Ciudad de México el 17 de octubre de 1913, aunque su madre lo registró, dando datos del 20 de octubre de ese mismo año. Acostumbró a utilizar ese nombre, pero en el acta de nacimiento aparece como Pedro Ernesto Cuevas y Alvarado.

Sus padres fueron la señora Manuela Alvarado Camacho de Tacuba de Morelos y el general de división José Guadalupe Cuevas y Mota, originario de Chapingo, Texcoco, Estado de México. Sus abuelos paternos fueron Vicente Cuevas y María Mota; los maternos fueron Pablo Alvarado y Cipriana Camacho.

A pesar de que sus padres fueron poseedores de tierras en Toluca, Chapingo y Juchitepec, por la Revolución Mexicana se quedaron sin terrenos y sin dinero, sin embargo lograron salir adelante e incluso dar apoyo a otros que lo necesitaban.

En una libreta que posée don Ernesto Cuevas, hay anotaciones de José Guadalupe Cuevas y Mota en las que narra que él trabajaba en el Castillo de Chapultepec al ocurrir la entrevista Díaz-Creelman; cuando ésta había terminado, ellos los dos protagonistas bajaron y por el camino habia caballerizas y guajolotes. Fuera del Castillo, había un número de personas que gritaban ¡muera Díaz! y los guajolotes graznaron, luego otros gritaban ¡viva Díaz! y los guajolotes volvieron a emitir sus graznidos y entonces Porfirio Díaz le dijo a Creelman , vea usted, ese es México, aún no sabe lo que quiere.

Tiempo después, durante la presidencia de Francisco I. Madero, José Guadalupe Cuevas, fue ascendido a general de división y en esa misma libreta mencionada, contaba que ellos dos eran íntimos amigos y que Madero lo esperaba con cuanta noticia le pudiera dar diciéndole ¿ahora que me puede contar don Lupe? además tenían estrecha relación pues ambos eran masones.

En 1915, dos años después de la Decena Trágica, el general Guadalupe Cuevas, fue asesinado en la Ciudadela, no sabe su hijo el general Ernesto Cuevas los motivos exactos. La señora Manuela Alvarado murió en 1944.

A pesar de que el Ernesto Cuevas Alvarado tenía 10 años cuando José Luis Blasio falleció, tuvo un contacto muy estrecho con él, Blasio le llevaba dulces al entonces niño Ernesto y le hacía una señal con la mano para que supiera que se los llevaba.

Recuerda el general Cuevas, que le acompañaba por horas durante el día y le aleccionaba diciéndole que sólo debía hablar cuando él se lo permitiera e incluso con cierta constancia le solicitaba fuera al correo a enviar cartas que tenían destinos nacionales y algunas internacionales como a Bruselas, a París, a Roma y a Viena. Seguramente mantenía relaciones con personas que conoció en Roma cuando fue comisionado por Maximiliano para acompañar a la emperatriz Carlota a entrevistarse en algunos otros países y ciudades, por que las que a lo largo de su vida lo hicieron viajar por variadas circunstancias.

A pesar de que su situación económica el vivir en la familia Cuevas no era lo que José Luis Blasio hubiese deseado, de cualquier modo era de vida social intensa, al grado de que lo visitaban de la librería de Charles Bouret, para darle las regalías de su libro y otros personajes le enviaban carruajes de cuatro y seis caballos para recogerlo y dejarlo en su casa.

Era afable, de gran tacto político y social. No obstante su versatilidad reconocida, jamás entraba en lugar alguno, aunque encontrara la puerta abierta, pues era demasiado reservado, educado y sobre todo noble y ajeno a los rencores y vanidades.

Fue un hombre impecablemente bien vestido, no salía a la calle sin su chistera, bastón, frac o levita si lo requería o bien con riguroso traje.

Decía que a la muerte de Adela se fue a vivir con Elisa Yglesias a la casa de la familia Cuevas y la dirección era 3ra calle de Mina No. 31 donde nació mi padre, después en Ramón Corona No. 75 en El Chorrito, barrio de Tacubaya y finalmente en Colegio Militar No. 11, propiedad del señor Francisco Arenas, ahora José Morán, donde falleció.

En estos domicilios le visitaba el escritor Federico Gamboa, de quien también conserva cartas, quien era su primo y quien le daba una pequeña cantidad para ayudarle, también un señor Soto, que ignora el general Cuevas quien era y algunos de los miembros de la Junta de Notables que solicitaron a Maximiliano como emperador de México.

Ahí mismo llegaban de vez en cuando cobradores, pues en casas comerciales e incluso en joyerías tenia crédito y aunque a discreción, José Luis Blasio trataba de mantener un cierto nivel de vida.

Para ayudarse daba clases de matemáticas, que conocía por sus estudios de ingeniería y también clases de francés.

En la visión del doctor Ernesto Cuevas, José Luis Blasio fue un historiógrafo para quien no existieron secretos en todo lo referente a estudios bibliográficos y críticos de cuanto escrito histórico llegó a sus manos y lo que es más admirable, estudio y conocimiento de sus respectivas fuentes; fue sin duda preciosista, y nítido, hombre de ciencia consagrado al cultivo de la historia.

José Luis Blasio le decía al niño Ernesto Cuevas, que deseaba inmensamente prepararlo para que destacara y fuese un hombre brillante y sin duda sembró una semilla generosa en él, ya que aquel aprendió de Blasio su tenacidad y el interés por el estudio, pues Ernesto Cuevas Alvarado llegó a ser hijo destacado del Colegio Militar, (hoy Heroico Colegio Militar), doctor en Derecho, doctor en Filología, (materia en la que era un experto don José Luis Blasio), Juez y Magistrado del H. Supremo Tribunal de Justicia Militar, general de brigada del Ejercito Mexicano y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Católica de Bélgica, de la Universidad de Málaga, España, y otras más, a él doy gracias por su colaboración en mi tesis, por sus comentarios y por haber conservado el archivo de José Luis Blasio.

El general y doctor Ernesto Cuevas Alvarado murió el 31 de marzo de 1988, en el Hospital Militar de Chihuahua, Chih. Y ésta tesis es en realidad tuya, para tí y por tí, mi amado padre.


[1] Archivo Histórico de la Secretaria de la Defensa Nacional. D/111/5/855.
[2] Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. D/111/5/855.
[3] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. Ensayos de José Luis Blasio.
[4] Op. Cit.10 - 02.
[5] Ibidem. 11 - 17.
[6] Ibid. 11-18
[7] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado.11 - 06
[8] Op. Cit. 10 - 01
[9] Ibídem 02 - 06
[10] Ibíd 10 - 03
[11] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 14 - 10
[12] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 02 - 09
[13] Op. Cit. 15 - 17
[14] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 01 - 14 y 01 - 15
[15] Op. Cit. 04-13
[16] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 01 - 21
[17] Op. Cit.12-10
[18] Ibidem. 01-38
[19] Ibid. 03-04
[20] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 27-01
[21] Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. XI-111/7/117
[22] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 11-09
[23] Op. Cit. 14-17
[24] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 03-32
[25] Op. Cit. 18-10
[26] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 18-11
[27] Op. Cit. 20-27
[28] Ibídem
[29] Ibid. 32-05
[30] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 20-25
[31] Op. Cit.
[32] Ibídem. 28-10
[33] Ibid. 06-0106-01
[34] Blasio, Maximiliano Intimo. U.N.A.M. p. 27
[35] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 06 - 01
[36] Blasio. Op. Cit p. 16
[37] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 06-01
[38] Blasio, José Luis. Maximiliano Intimo. U.N.A.M. p. 16U.N.A.M. p. 16
[39] Op. cit p. 4
[40] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 29-02
[41] Op. Cit. 28-09
[42] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 04-07 Y 02-21
[43] Op. Cit. 03-12
[44] Ibídem. 05-13 Y 06-02
[45] Ibid 14-11
[46] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 15-01
[47] Op. Cit. 06-17
[48] Ibidem. 06-07
[49] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 14-27
[50] Op. Cit. 14-28
[51] Ibidem. 15-14
[52] Ibid. 21-09
[53] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 26-09
[54] Op. Cit. 15-24
[55] Ibidem. 14-26
[56] Ibid. 14-14
[57] Id. 05-02 Y 15-19
[58] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado.15-23
[59] Ibidem. 13-09
[60] Ibid. 06-16
[61] Id. 04-09
[62] Id. 28-04
[63] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 21-10
[64] Op. Cit. 01-39
[65] Ibidem. 12-03
[66] Ibid. 29-16
[67] Id. 05-15
[68] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 09-03
[69] Ibidem. 02-14
[70] Ibid. 05-17
[71] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 39-38
[72] Op. Cit. 14-05
[73] Ibidem. 02-16
[74] Ibid. 14-15
[75] Id. 18-09
[76] Id. 15-22
[77] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 02-07
[78] Op. Cit. 11-05
[79] Ibidem. 26-38
[80] Ibid. 05-06
[81] Id. 12-01
[82] Id.
[83] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 15-15
[84] Op. Cit. 10-14
[85] Ibidem. 10-14
[86] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 13-10
[87] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 34
[81] Iglesias Calderón. Iglesias Calderón. La Traición de Maximiliano. p. 137
[89] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 56
[90] Blasio, Maximiliano Intimo. p. 70
[91] Op. cit. p. 72
[92] Ibídem. p. 72
[93] Blasio, Maximiliano Intimo. p. 106
[94] Pérez Verdía Luis. Impresiones de un Libro. p. 19
[95] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 111.
[96] Blasio Maximiliano Intimo. p. 155
[97] Pérez Verdía. Impresiones de un Libro. p. 22
[98] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 160
[99] Op. cit. p. 161
[100] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 161
[101] Quirarte Martín. Historiografía sobre el Imperio de Maximiliano p. 94
[102] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 163
[103] Pérez Verdía. Impresiones de un Libro. p. 26
[104] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 173 p. 173
[105] Op. Cit. p. 173
[106] Blasio. Maximiliano Intimo. 179
[107] Blasio. Op. Cit. p. 179
[108] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 273-274
[109] Pérez Verdía. Impresiones de un libro. p. 36
[110] Pérez Verdía. Impresiones de un libro. p. 38-39
[111] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 293
[112] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 340
[113] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 351
[114] Pérez Verdía. Impresiones de un Libro. p. 169
[115] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 375
[116] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 398
[117] Op. Cit. 398-399
[118] Ibidem. p. 403
[119] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 403
[120] Historia General de México. T.2 p. 894
[121] Quirarte. Historiografía sobre el Imperio de Maximiliano. p. 71
[122] Quirarte. Historiografía sobre el Imperio Mexicano. p. 61 y 62
[123] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 32-04
[124] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 410
[125] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 415
[126] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 422
[127] Op. Cit. p. 423
[128] Pérez Verdía. Impresiones de un Libro. Cita al doctor Rivera, Anales. p. 285
[129] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 428
[130] Op. Cit. p. 436
[131] Blasio. Op. Cit.
[132] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 444
[133] Op. Cit. p. 445
[134] Blasio. Maximiliano Intimo. p. 447 a 452
[135] Op. Cit. p. 464
[136] Blasio. Maximiliano Intimo p. 467
[137] Op. Cit. p. 468
[138] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado 11-11
[139] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado 01- 09
[140] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 12 - 02
[141] Op. Cit. 06-10
[142] Ibidem.11 - 11
[143] Ibid. 01 - 13
[144] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 15 - 07
[145] Op. Cit. 02 - 18
[146] P. Castillo. Ferrocarril Mexicano Conmemoración p. 127
[147] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado 25 - 08, 25 - 20 y 25 - 21
[148] Op. Cit. 08 - 01 y 30 - 04
[149] Ibidem. 20 - 07
[150] Ibid. 28 - 09
[151] Id. 30 - 02
[152] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 06 - 04
[153] Op. Cit. 25-13
[154] Ibidem. 26 - 28
[155] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 01 - 03
[156] Op. Cit. 29 - 01
[157] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado 01- 13
[158] Biblioteca Manuel Orozco y Berra 1939 - 24 - 1873, nov. 20
[159] Op. Cit. 1839 - abr. 24 - 1873, nov. 20
[160] Ibídem, 1839, abr. 24, 1873, nov. 20
[161] Ibid. 1839, abr. 24 - 1873, nov. 20
[162] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 16-01.
[163] Op. Cit. 16-02.
[164] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado.16-03
[165] Op. Cit. 16-05
[166] Ibídem. 16-18
[167] Ibid. 16-06
[168] Id. 16-07
[169] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado.16-08.
[170] Op. Cit. 16-09.
[171] Ibídem. 16-10.
[172] Ibid. 16-11.
[173] Id. 10-12.
[174] Id. 16-26.
[175] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado.16-15
[176] Op. Cit. 16-16.
[177] Ibidem. 16-17.
[178] Ibid. 16-19.
[179] Id. 10-21.
[180] Id. 16-22 y 16-30
[181] Id.16-23
[182] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 16-24
[183] Op. Cit. 16-27 y 16-41
[184] Ibidem. 16-29
[185] Ibid. 16-30
[186] Id. 16-31
[187] Id. 16-32
[188] Id. 16-33
[189] Id. 16-34
[190] Id. 16-35
[191] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 16-36
[192] Op. Cit. 16-37
[193] Ibidem. 16-38
[194] Ibid. 16-40
[195] Id. 16-41
[196] Id.16-28
[197] Id. 16-14
[198] Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. 16-43
[199] Op. Cit. 16-04
[200] Ibidem. 16-20 y 16-25
[201] Ibid 16-45.
[202] Id. 16-46.
[] ·¡¡¡Adiós!!!

Curiosamente cuando nos sumergimos en el estudio de la vida de un personaje histórico, nos olvidamos de que en el transcurrir del tiempo, no sólo debemos enfocar el quehacer político, social, laboral, etc., sino también el mundo interior, el de los sentimientos más íntimos e individuales de dicha persona.

Esos sentimientos afortunadamente llegan a ser plasmados en papel y algunas veces de bella manera, como sucedió con José Luis Blasio, al escribir varios poemas, que nos muestran no sólo su sentir y sus inquietudes, sino también algunos datos y fechas de sumo interés.

El oficio de escritor de Blasio, está identificado con el romanticismo en tono y espíritu. Se encuentra dentro de un panorama cultural característico del siglo XIX, señalado por luchas ideológicas y por la urgencia de llegar a la afirmación nacional y al triunfo de la libertad y dejar atrás la tutela española, por ello vemos que algunos de los temas que toca son: México, América, la patria, el Atoyac.

Este afán de independencia respecto del sistema heredado de la Colonia y que tenía tan profundas raíces en la vida de los países de América, contaba sin embargo con circunstancias favorables para su realización: posibilidad de dar forma a valores propios, que tenían nuevas fuentes de inspiración y que exageraron el valor de lo individual. Así el autor en sus poemas, o lo que él llama "Ensayos literarios" y epístolas, quizá ensayos como consigna Arturo Souto en su libro El Ensayo, refleja la visión particular del escritor, un ángulo específico desde el cual enfoca un problema, cualquiera que éste sea. Su debilidad y su fuerza consisten precisamente en que represente una actitud, una forma de conciencia individual que pone las cartas en la mesa desde el comienzo y reconoce sus límites. (Arturo Souto México, ANUIES, 1973, p. 13 - 14). Intento de ensayar, más aún, en el escrito corto que aborda un tema, por lo que habla en él principal y particularmente de sus experiencias amorosas, desde las más sencillas e inocentes, hasta recuerdos voluptuosos, siempre dedicados a jóvenes de la sociedad de entonces a las cuales menciona: Aurora G. Manuela Olarte, Guadalupe Carranza, Adela Yglesias, Ana, sus primas Soledad Prieto Lupe, Concha y Chole, Angelina C. de C., siempre con la delicadeza, el entusiasmo, el recato y entrega que imponía el gusto de la época, predominando el sentimiento sobre la razón, la soledad, la frustración del amor que no se realiza, del que termina, etc.

Su insatisfacción lo llevó a evadirse en el tiempo y en el espacio, aunque no lo hace totalmente y a ello se une siempre una tristeza, expresada de manera especial a la muerte de su padre.

Prefiere también lo nocturno, lo sepulcral y el paisaje, que describe como una simbiosis del hombre con la naturaleza, con el amor, y que no es sino un reflejo o proyección de sus sentimientos exacerbados; por ejemplo, describe particularmente una tormenta.

Trata temas menos graves como los relativos a bailes y en ocasiones se ocupa de asuntos religiosos como la virgen María.

La base métrica que utiliza es el cuarteto de 16 sílabas con la siguiente rima que predomina también en los quintetos y octetos: abba, cddc, effe, ghhg.

Su poesía tiene influencia francesa, que se confirma cuando en la introducción de su poema "Adiós", utiliza una cita de Lamartine. También tiene breves citas propias, escritas en francés.

Usa frecuentemente el acróstico, que es una forma muy utilizada por los enamorados de aquella época.

Títulos de sus poemas:

  • El aire y el agua.
  • Recuerdos de un baile
  • Ensayos literarios de José Ma. Blasio.
  • México.
  • Esperanzas.
  • Amor.
  • ·¡¡¡Adiós!!!
  • Amistad.
  • Un recuerdo de amor.
  • Durante la tempestad.
  • Serenata.
  • Una historia y una flor.
  • Recuerdos y Esperanzas.
  • Lágrimas.
  • Un Ensueño de Amor.
  • Ultima Noche de Amor
  • Suspiros de Corazón
  • Imitación.
  • Mi único amor.
  • Flor de mi Esperanza.

Algunos poemas están fechados y de esas fechas se pueden obtener datos importantes como aquella en que murió su padre, en agosto de 1858.

Su discurso narrativo es muy intenso, muy cargado de sentimientos personales, son metáforas que intentan retener el pasado. Hace una rememoración de la historia personal que simbólicamente representa lo verdadero, a la manera del historiador que paralelamente narra una historia ajena.

La conciencia del protagonista termina siendo no sólo la verdad que señala la historia de un ser humano, sino que entreteje su vida personal con el momento histórico, ya que él mismo es un personaje importante de la historia del momento, habla de un mundo íntimo para narrar su vida personal, pero también narra la historia pública.

Su propia historia es un monólogo dramático que está integrado en otra obra mayor en la que aquella se inserta.

Su narración describe la comunicación con un personaje en ausencia y presencia y habla de él y con él, como un recurso estilístico. Desde el punto de vista lineal quiere reconstruir su propia historia, con antecedentes y consecuentes y esto le sirve como un modelo simbólico para describir mitos personales, poniendo al descubierto un mundo desconocido pero a veces inconcluso.

Su historia es para hacer notar que está vivo y que tiene una voz que debe ser escuchada y por ello provoca el discurso.

Con sus hechos personales intenta rescatar su propia trayectoria, la que vivió intensamente: evocaciones del pasado, libres asociaciones desde su propio yo que necesita contar su aprendizaje de la propia realidad o necesidad de desahogo, pero definitivamente es el producto de su imaginación. Narrativamente se convierte en alguien que busca en su propia conciencia la psique del mismo personaje, hablando siempre de sí mismo, cosa que plantea el autor a lo largo de su escritura.

Ha sido para mí una fortuna contar con el material inédito del Fondo Ernesto Cuevas Alvarado. Esa documentación tiene para mí una historia curiosa que contaré a continuación.

Cuando era niña, mi padre Ernesto Cuevas Alvarado, siempre me platicaba sobre un hombre llamado José Luis Blasio, que había sido su padrino de bautizo y años antes había fungido como el secretario particular de Maximiliano de Habsburgo, casi todo el tiempo en que fue emperador de México. Esto a mi corta edad parecía un cuento y al cabo de unos años me era incomprensible, pues no ubicaba la epoca de cada personaje en relación a mi padre.

No fue sino hasta en la preparatoria cuando me preocupé por eliminar mi duda, sin embargo hasta que empecé a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México y aún más cuando estudié Archivística en la Universidad Iberoamericana, fue que en realidad entendí la importancia de ese acervo que tan celosamente había procurado mi padre, y entonces decidí que podía hacer mi tesis a partir de esa documentación que solamente mi padre, después del mismo Blasio, había leído y que ahora comenzaría por leer yo.

Comencé por hacer un trabajo de catalogación, que quizá de algún modo era el punto crucial para después poder realizar una investigación histórica que me parecía casi imposible de efectuar ya que como mencioné en algún capítulo de mi trabajo, no había casi ninguna otra fuente alterna al mismo archivo de mi padre.

Mi tarea como historiadora se encontraría completa si a raíz de mi tesis surgieran nuevas investigaciones, ya que ésta puede ser un punto de partida por dar a conocer datos que sin el Fondo Ernesto Cuevas Alvarado quizá no se hubieran podido rescatar.

La vida del don José Luis Blasio ha sido un tema prácticamente desconocido, por lo cual me considero dichosa de haber contado con el fondo mencionado que me permitió realizar mi tesis y en ella poder aportar datos novedosos sobre un personaje tan interesante.


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