Parece que el corazón de los mexicanos hubiera dejado de latir o que en su constante contraerse para volver a dilatarse, se hubiese paralizado en una sístole voluntaria. En el amplio aeropuerto central apenas hubo espacio para los centenares de personas que esperaban con un ansia casi morbosa el arribo de los despojos. Antier por la noche otros tantos centenares de personas se alinearon en larga espera silenciosa para observar de cerca los restos del actor. Algo de cada una de aquellas personas se llevó la muerte para siempre. Algo de ellas se enterró ayer. En Pedro Infante encontraron los mexicanos un espejo no de lo que eran, sino de lo que hubieran querido ser.

EL NACIONAL, JUEVES 18 DE ABRIL DE 1957

Sepelio de Pedro Infante

AGN, Archivo Fotográfico Hermanos Mayo, Cronológico, sobre 11,124.

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