P R Ó L O G O
 
 
 
COMBATE DE COYOTES Y LOBOS EN EL NORTE DE MEXICO 
1952 -1960

Por un periodo de más de ocho años, la Oficina Sanitaria Panamericana, Zona II, con sede en la Ciudad de México, D. F. llevó al cabo una campaña contra coyotes y lobos en las áreas ganaderas de los estados de Chihuahua y de Sonora.

   Se adujeron, para organizar esta campaña las siguientes razones:

           1.- Prevalencia de la rabia silvestre
           2.- Daños graves a la ganadería

   En cuanto al primero, con efecto, la gran población de coyotes y lobos, facilitaba la prevalencia de la enfermedad transmitiéndola a otros componentes del complejo faunístico local, llegando a las zonas urbanas, ocasionando frecuentes epizootias entre los perros domésticos, lo que dio origen a un movimiento social que obligó a las autoridades a tomar las medidas adecuadas.

   Por lo que se refiere al segundo, por más de cien años y quizá desde que se introdujo el ganado por los españoles, cazadores y científicos, con permiso de las autoridades, no escatimaron esfuerzos para exterminar a los lobos grises, Canis lupus.

   El animal era considerado como cazados peligroso de reses y hombre y era el enemigo número uno de los criaderos de ganado. En los Estados Unidos de Norteamérica esta lucha era notable en las grandes planicies centrales, pero más notable aún en el parque natural Yellowstone, el más antiguo y para muchos el más hermoso de Norteamérica.

   En México, el gran problema se situaba en las zonas ganaderas de Chihuahua y Sonora.  La ganadería, se reiteraba, sufría daños cuantiosos, sobre todo en la temporada de nacimientos en que las crías eran víctimas en un cincuenta por ciento, descontando otros factores de desaparición.  Los lobos devoraban becerros y terneras de menos de año y medio y contra los ovinos sus incursiones eran constantes en todo tiempo.

   Los ganaderos, por tanto, buscaron en todas las instancias posibles, nacionales e internacionales la protección de sus intereses.

   La intervención de la Oficina Sanitaria Panamericana se debió, sin embargo, a la necesidad de atacar en sus causas la amenaza de la rabia, como una tarea de salud pública, como resultado de acuerdos y convenios entre las autoridades sanitarias del país y de los Estados Unidos, particularmente de los acuerdos de acción conjunta de la Convención de Nogales, celebrada el 26 de abril de 1949 por la Asociación Sanitaria Fronteriza México-Norteamericana.  El problema de la zoonosis llegó a tener prioridad internacional.

   En las fases preliminares de la campaña contra la rabia, los funcionarios de la Oficina Sanitaria Panamericana, encontraron la más amplia cooperación de las asociaciones ganaderas de Nacozari de García, Sonora y de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua y en Baja California que, especialmente los primeros, en esta forma, recibían la protección a los intereses de sus agremiados y que habían buscado con insistencia.

   La Oficina Sanitaria Panamericana logró, también, la cooperación del Servicio de Fauna Silvestre del Departamento del Interior del gobierno estadounidense y sus técnicos pudieron corroborar la existencia de una sobrepoblación de lobos y coyotes que estimaron exceder las mayores concentraciones conocidas en territorio de la Unión Americana.

   Los trabajos se organizaron sobre la base de pequeñas demostraciones de los métodos de combate empleados por el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de los Estados Unidos.  La primera fue en Sonora, en Nacozari de García y después en Nuevo Casas Grandes y en Baja California.  En el noroeste de Chihuahua por primera vez fue en marzo de 1950, seguida por otra en Sonora en noviembre del mismo año.

   En Chihuahua y, en cierta forma en Sonora, las asociaciones ganaderas locales tomaron parte efectiva durante los intervalos entre las demostraciones.

   Se mantuvo la idea de conservar en absoluto secreto el nombre del tóxico que se estaba usando.  Era ya ineficiente el uso de la estricnina que los ganaderos empleaban en forma masiva.

   Anteriormente, los métodos de combate fueron los agujeros-trampa, otros venenos, trampas de acero y cartuchos de cianuro.

   En 1957 visitamos un rancho ganadero en las montañas del sur de Durango, donde los lobos grises estaban siendo exterminados sistemáticamente.  Según el administrador del rancho, los lobos habían matado 75 vacas en los 12 meses precedentes.  Según él, los lobos preferían a las vacas Hereford y Angus.  Aseveró que los híbridos se defendían mejor.  Emplearon trabajadores dedicados a trampear.  En 13 meses (entre 1956 y 1957) dos tramperos capturaron 3 tlacuaches, 2 mapaches, 25 zorrillos de dos especies y 9 lobos grises.

   En cuanto a las campañas en Nacozari de García, Sonora, el área tratada durante el invierno de 1955 (enero-abril) cubrió 167,000 hectáreas de terreno, colocando 480  kilogramos de carne tratada con 16 gramos de fluoroacetato de sodio.

   En la región de Nuevo Casas Grandes se usaron 1455 kilogramos de carne, con 32 gramos de 1080 en 393,000 hectáreas, haciendo un total general de 560,000 hectáreas en los dos estados.

   Los resultados de esta campaña, calculados sobre la base de la carne envenenada comida por los carnívoros, incluyendo perros y gatos domésticos, se estimaron en la forma siguiente:  para el área de Nacozari de García, Sonora, 4,600 coyotes y lobos envenenados; para Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 7,800 coyotes y lobos.

   Las crías pueden ser inexactas, el daño fue real.  Los lobos sufrieron las consecuencias que ahora lamentamos.

   En los Estados Unidos el proceso de reorientación de las ideas aparece, según se afirma, desde la exhibición de la película de Kevin Costner "Danza con Lobos".  En épocas anteriores, el odio y temor a los lobos llevó a la situación de abatir entre 1870 y 1877, 55,000 lobos.

   Los estadounidenses ven ahora con simpatía a este carnívoro.  Sólo los ganaderos permanecen reacios.

 
 
 
 
 
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