Las
profesiones liberales surgieron durante la larga transición del feudalismo
al capitalismo y se distinguieron del resto de las actividades laborales,
por el hecho de que había que pasar un tiempo dilatado de formación
en un centro de enseñanza superior en el que se dispensaban conocimientos
abstractos y técnicas concretas. Este rasgo fundamental se liga con
un ideal de libertad o autonomía en el desenvolvimiento de la actividad
profesional. Esta autonomía en su relación con el cliente
entraña una ética de responsabilidad personal y valores que
anteponen determinados principios, como la salud y la justicia, por ejemplo,
a la propia retribución económica personal.
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Término elaborado por Guadalupe García Alcaraz, Op. cit. |