El
establecimiento de la secundaria obedeció principalmente a la inquietud
de los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana por extender
la educación escolar y darle un carácter popular. Sin embargo,
y aun cuando la escuela secundaria se fraguó durante años,
en su creación influyeron también factores poco académicos
y vio la luz en medio de conflictos estudiantiles y políticos que
condicionaron su orientación inicial. A finales del Porfiriato
la educación primaria estaba dividida en elemental, de tres o cuatro
años según la entidad, y superior de dos años. Las
autoridades empleaban el término instrucción "secundaria"
para referirse a cualquier estudio posprimario ya fuera educación
técnica, normal, profesional o la enseñanza impartida en
la Escuela Nacional Preparatoria (ENP). A principios de 1916, Carranza
logró desligar la Preparatoria de la Universidad, con la idea de
que las universidades deberían contar sólo con escuelas
universitarias. En 1925, El nuevo ciclo debería ampliar y perfeccionar
la enseñanza primaria superior, encauzar la vocación de
los estudiantes, formarles un carácter ético y prepararlos
para cumplir sus deberes de ciudadanos y participar en la producción
y la distribución de la riqueza (1).
También
incluía entre sus metas capacitar a los alumnos para el descanso
y la recreación espirituales y físicas "tan necesarias
para cultivar personalidades independientes y libres". Hasta entonces
las escuelas secundarias habían funcionado mediante disposiciones
que el departamento daba según el caso, por lo que las autoridades
emitieron un reglamento que entraría en vigor el 1° de enero
de 1933. Según éste, la enseñanza secundaria se desarrollaría
en tres cursos anuales y la población escolar estaría dividida
en grupos que no excediera los 50 alumnos, (aunque fue frecuente que contaran
con 60 y 70). Una de las innovaciones del cardenismo fue la creación
de escuelas secundarias nocturnas para adultos. Sus lineamientos eran
diferentes de las secundarias para adolescentes ya que antes que nada
deberían tomar en cuenta la edad y condiciones de los alumnos adultos
y en seguida las características o necesidades del medio. Por lo
tanto deberían desaparecer en ellas los rasgos que tenían
su razón de ser por estar dirigidos a adolescentes.(Por ejemplo
su carácter vocacional). Los planes de estudio deberían
simplificarse para dar una cultura general que capacitara mejor al alumno
para la vida cotidiana. Los programas de cada asignatura consideraban
la experiencia y madurez de los adultos.
Aunque fue un proyecto que se gestó lentamente, la escuela secundaria
vio la luz en medio de conflictos políticos y estudiantiles que
condicionaron su funcionamiento inicial y le imprimieron un carácter
represivo. Asimismo, a pesar de que su creación obedeció
a la necesidad de ofrecer una opción democrática y popular,
quizá en parte porque no se les destinaron fondos suficientes,
las secundarias estuvieron al servicio de las élites citadinas,
fundamentalmente en la capital de la República. Durante el gobierno
de Lázaro Cárdenas se intentó convertir la enseñanza
secundaria en una opción verdaderamente popular. Este régimen
la desligó totalmente de los estudios profesionales y le asignó
como objetivo constituir al alumno en factor de producción. Más
que disciplinar a los jóvenes como había sido el papel inicial
de la escuela secundaria, se buscaba hacer de ellos partícipes
de una cultura "capaz de preparar su liberación económica".
Asimismo, en concordancia con un proyecto de nación mas igualitaria,
se crearon escuelas secundarias nocturnas para garantizar a los trabajadores
la preparación técnica que les permitiera "asumir la
dirección de los medios de producción".
Sin embargo, las secundarias dejaron fuera a una población importante
tanto de las ciudades como del campo. Para finales del cardenismo funcionaban
en el país 14,384 primarias federales de las cuales 779 eran urbanas
y semiurbanas. Ni aún para los egresados de estas pocas escuelas
había cabida en las escuelas secundarias (2).
No
obstante en estas décadas la escuela secundaria dio un giro completo.
En sus inicios su propósito era dividir a los estudiantes en dos
grupos : los futuros preparatorianos y los que no podían realizar
estudios posteriores. Paulatinamente se convirtió en una institución
de carácter popular que intentaba crear un puente entre la enseñanza
primaria y la educación técnica superior para responder
así a los reclamos de una sociedad en lucha por reestructurarse
de una manera más justa (3).
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(1) SEP El esfuerzo
educativo en México. La obra del Gobierno Federal en el Ramo de
Educación Pública, durante la administración del
presidente Plutarco Elías Calles, Vol. I. México, SEP (1928),
p.376.
(2) SEP, La
educación pública en México., t.1, México,
SEP, 1940, p,54 (3)Ibid.,
T.II, pp.145-149
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