Precursora
de la educación socialista, tiene sus orígenes en Yucatán,
donde el profesor José de la Luz Mena la estableció en 1917,
aun cuando desde 1915 se conocía ya en el estado. Está sustentada
fundamentalmente en el pensamiento anarquista y en el racionalismo pedagógico
de Ferrer Guardia, anarquista catalán y fundador de la Escuela Moderna.
Para Ferrer Guardia las instituciones enemigas de la sociedad eran la propiedad
privada, la religión, la fuerza militar, el poder judicial y la noción
de patria: En México tuvo su mayor influencia como complemento educativo
de las políticas radicales que implementaron Salvador Alvarado y
Felipe Carrillo Puerto en Yucatán (1915-1924) y Tomás Garrido
Canabal en Tabasco (1925-1926). Su adaptación en nuestro país
puso el acento en la religión como enemigo fundamental. La escuela
racionalista se planteó como antagónica a la tradicional:
opuso al intelectualismo y la repetición el desarrollo de todas las
actividades del individuo; al verbalismo la observación directa de
la realidad, la acción y el trabajo espontáneo y útil
socialmente; la autoeducación y el gobierno de sí mismo frente
al autoritarismo; al individualismo opuso la solidaridad, la vida en común,
la socialización del esfuerzo infantil, la cooperación; fomentó
la coeducación y frente al laicismo opuso la extirpación de
los prejuicios teológicos. El maestro debía excitar las energías
infantiles. Según su propio autor: "La misión de la escuela
consiste en hacer que los niños y niñas ...lleguen a ser unas
personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio,
se sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las
ciencias naturales...siguiendo este camino, ...la inteligencia de los alumnos
continuará como enemiga de los prejuicios, serán inteligencias
sustantivas, capaces de formarse convicciones razonables, propias, suyas,
respecto a todo lo que sea objeto del pensamiento. ...no se educa integralmente
al hombre disciplinando su inteligencia y haciendo caso omiso del corazón
y de la voluntad. Hemos de proponernos, como término de nuestra misión
pedagógica, que no se den en un solo individuo dualidad de personas:
la una que ve lo verdadero y lo bueno, y lo aprueba y la otra que sigue
lo malo y lo impone. |
Javier
Blanco G, "Anarquismo y educación en México:"La
escuela racionalista" y Mario Aguirre Beltrán "El desarrollo
de la educación en Tabasco", en Lucía Martínez
(coord.), Indios, peones, hacendados y maestros: viejos actores para un
México nuevo (1821-1943), T.II, México, UPN, 1994, p.5-28;
Alberto Bremauntz, Op. cit., p.148 y 149; Guadalupe Monroy, Op. cit. |