CASA DEL PUEBLO: ESCUELA PARA LA COMUNIDAD
Obra original de la pedagogía mexicana. Las bases sobre las cuales se constituyó la Casa del Pueblo fueron: 1ª. Sociales: Constituir la escuela para la comunidad y la comunidad para la escuela. Debe ser el resultado de la incorporación de todos los vecinos del lugar: niños, niñas y hombres o mujeres adultos. Es el centro donde se imparten enseñanzas pero además congrega a todos los individuos sin distinción, establece vínculos de solidaridad y fraternidad, sus actividades tendrán siempre presente los intereses de la colectividad. 2ª. Económicas: acrecienta con menor esfuerzo la producción, cultiva hábitos de asociación y cooperación y promueve el bienestar de los asociados. 3ª. Morales: forma hombres libres, de iniciativa, prácticos con una mirada de futuro y con un sentimiento de responsabilidad para obtener el dominio de sí mismos, se afirmará el amor a la patria y sus instituciones. 4ª. Intelectuales proporciona los conocimientos generales de acuerdo con los grados de enseñanza, la cual prepara a los niños para la vida, de manera integral y armónica, dejando una huella perdurable en los educandos. 5ª. Físicas y estéticas. Desarrolla hábitos de higiene para formar hombres fuertes y vigorosos físicamente.
Las prácticas que se desarrollaron estuvieron en consonancia con la región donde estaba ubicada la escuela: 1ª. Agrícolas. Realizándose en el jardín público, el campo de cultivo, el huerto o el jardín de la Casa del Pueblo; 2ª. Pequeñas industrias agrícolas; 3ª. Industrias y oficios locales; 4ª. Actividades domésticas (para niñas). Existían tres categorías de Casa del Pueblo: 1ª. La rudimentaria, cuyo programa se desarrollaría en dos años; 2ª. La elemental, comprendía la anterior y dos años más de educación, 3ª. La consolidada de seis grados. La primera fue la que más se difundió pues se trataba de llegar al mayo número de poblados de la manera más económica. Al finalizar 1924 existían 1,089 establecimientos con 65,000 alumnos atendidos por 1,146 maestros e impulsados por 102 misioneros.
La Casa del Pueblo conjuntó los esfuerzos de la comunidad y del gobierno: aquélla ponía su entusiasmo, buena voluntad, el terreno, los materiales para construir la Casa; a veces, un animal, un estante, los alumnos llevaban sus propios bancos; el gobierno ponía en ocasiones el material escolar y el salario del profesor. Tenían apiario, gallinero, hortaliza o talleres, eran más o menos ricas según participaba el vecindario; desarrollaban prácticas de agricultura -selección de semillas, abonos o exterminación de plagas-; pequeñas industrias -objetos de barro, ixtle o mimbre-; de oficios -carpintería, curtiduría-; para las amas de casa economía doméstica. "Por las noches la casa era escenario de conferencias didácticas sobre temas misceláneos, Al menos una vez al mes, el maestro comía con los padres de familia y les leía textos instructivos o patrióticos. Los sábados en la mañana se ponía a disposición de los vecinos para consultas o ayuda personales o grupales y encabezaba días de campo comunitarios. También se esperaba de él la función de liderazgo de las brigadas de trabajo voluntario para obras de beneficio material, así como la organización de los festivales cívicos. Estos recuperaron la tradición de rendir homenaje a los héroes de la Independencia y la Reforma pero ahora se exaltaba además al mexicano ordinario: al campesino, al obrero que había peleado en la revolución, se revivían canciones y danzas vernáculas y otras muestras de arte popular" (De la Peña: 55)
En 1926 John Dewey escribió, después de conocer la escuela rural mexicana: "...no hay en el mundo movimiento educativo que presente mayor espíritu de unión íntima entre las actividades escolares y la comunidad que el que se encuentra en la nueva escuela rural mexicana" .
Cfr. Enrique Corona M, Al servicio de la escuela popular. México, IFCM, 1963, p.44; SEP, Estudio acerca de la educación fundamental en México. México, 1947, T.I; Engracia Loyo, "Educación de la comunidad, tarea prioritaria, 1920-1934", en Historia de la alfabetización y de la educación de adultos, T.2, México, SEP, El Colegio de México, 1994; Guillermo de la Peña, "Educación y cultura en el México del siglo XX", en Un siglo de educación en México, V.I, México, FCE/CONACULTA/FEIRZ, 1998.